lunes, 18 de enero de 2010

EDICION ENTERAMENTE DEDICADA A HAITI

Haití pone a prueba el
espíritu de cooperación
Allí estaban cientos de médicos cubanos y un buen número de jóvenes haitianos, convertidos en bien entrenados profesionales de la salud, una tarea en la que hemos cooperado durante muchos años.
Fidel Castro Ruz | Para Kaos en la Red | Hoy a las 17:49 |

Las noticias que llegan de Haití configuran el gran caos que era de esperar en la situación excepcional creada por la catástrofe.

Sorpresa, asombro, conmoción en los primeros instantes, deseos de prestar ayuda inmediata en los más apartados rincones de la Tierra. ¿Qué enviar y cómo hacerlo hacia un rincón del Caribe, desde China, India, Vietnam y otros puntos ubicados a decenas de miles de kilómetros? La magnitud del terremoto y la pobreza del país generan en los primeros instantes ideas de necesidades imaginarias, que dan lugar a todo tipo de promesas posibles que después se tratan de hacer llegar por cualquier vía.

Los cubanos comprendimos que lo más importante en ese instante era salvar vidas, para lo cual estábamos entrenados no sólo frente a catástrofes como esa, sino también contra otras catástrofes naturales relacionadas con la salud.

Allí estaban cientos de médicos cubanos y, adicionalmente, un buen número de jóvenes haitianos de humilde origen, convertidos en bien entrenados profesionales de la salud, una tarea en la que hemos cooperado durante muchos años con ese hermano y vecino país. Una parte de nuestros compatriotas estaban de vacaciones y otros de origen haitiano se entrenaban o estudiaban en Cuba.

El terremoto superó cualquier cálculo; las casas humildes de adobe y barro ­­─de una ciudad con casi dos millones de habitantes­─ no podían resistir. Instalaciones gubernamentales sólidas se derrumbaron, manzanas completas de viviendas se desplomaron sobre los moradores, que a esa hora, al iniciarse la noche, estaban en sus hogares y quedaron sepultados bajo las ruinas, vivos o muertos. Las calles repletas de personas heridas clamaban por auxilio. La MINUSTAH, fuerza de Naciones Unidas, el Gobierno y la Policía quedaron sin jefatura ni puesto de mando. En los primeros instantes, la tarea de esas instituciones con miles de personas fue saber quiénes quedaban con vida y dónde.

La decisión inmediata de nuestros abnegados médicos que laboraban en Haití, así como de los jóvenes especialistas de la salud graduados en Cuba, fue comunicarse entre sí, conocer de su suerte y saber con qué se contaba para asistir al pueblo haitiano en aquella tragedia.

Los que estaban de vacaciones en Cuba se dispusieron de inmediato a partir, así como los médicos haitianos que se especializaban en nuestra Patria. Otros expertos cubanos en cirugía que han cumplido difíciles misiones se ofrecieron para partir con ellos. Basta decir que antes de 24 horas ya nuestros médicos habían atendido a cientos de pacientes. Hoy 16 de enero, a sólo tres días y medio de la tragedia, se elevaba a varios miles el número de personas afectadas que habían sido ya asistidas por ellos.

En horas del mediodía de hoy sábado, la jefatura de nuestra brigada informó entre otros datos los siguientes:

“…realmente es encomiable lo que están haciendo los compañeros. Es opinión unánime que Pakistán ha quedado pequeño -allí hubo otro gran terremoto donde algunos laboraron-; en aquel país muchas veces recibían fracturas incluso mal consolidadas, algunos aplastamientos, pero aquí ha sobrepasado todo lo imaginable: amputaciones abundantes, las operaciones prácticamente hay que hacerlas en público; es la imagen que habían imaginado de una guerra.”

“…el hospital Delmas 33 ya está funcionando; el mismo tiene tres salones quirúrgicos, con plantas eléctricas, áreas de consulta, etcétera, pero está absolutamente repleto.”

“…12 médicos chilenos se han incorporado, uno de ellos anestesiólogo; también ocho médicos venezolanos; nueve monjitas españolas; se espera la incorporación, de un momento a otro, de 18 españoles a los cuales la ONU y Salud Pública haitiana les había entregado el hospital, pero les faltaban recursos de urgencia que no habían podido arribar, por lo que decidieron sumarse a nosotros y comenzar de inmediato a trabajar.”

“…fueron enviados 32 médicos residentes haitianos, seis de ellos iban a ir directo a Carrefour, un sitio totalmente devastado. También viajaron los tres equipos quirúrgicos cubanos que llegaron ayer.”

“…estamos operando las siguientes instalaciones médicas en Puerto Príncipe:

Hospital La Renaissance.

Hospital del Seguro Social.

Hospital de la Paz.”

“…funcionan ya cuatro CDI (Centros de Diagnóstico Integral).”

En esta información se transmite sólo una idea de lo que están haciendo en Haití el personal médico cubano y de otros países que laboran con ellos, entre los primeros que llegaron a esa nación. Nuestro personal está en disposición de cooperar y unir sus fuerzas con todos los especialistas de la salud que han sido enviados para salvar vidas en ese pueblo hermano. Haití podría convertirse en un ejemplo de lo que la humanidad puede hacer por sí misma. La posibilidad y los medios existen, pero la voluntad falta.

Cuanto más tiempo se dilate el entierro o la incineración de los fallecidos, la distribución de alimentos y otros productos vitales, los riesgos de epidemias y violencias sociales se elevan.

En Haití se pondrá a prueba cuánto puede durar el espíritu de cooperación, antes de que el egoísmo, el chovinismo, los intereses mezquinos y el desprecio por otras naciones prevalezcan.

Un cambio climático amenaza a toda la humanidad. El terremoto de Puerto Príncipe, apenas tres semanas después, nos está recordando a todos cuán egoístas y autosuficientes nos comportamos en Copenhague.

Los países observan de cerca todo lo que ocurre en Haití. La opinión mundial y los pueblos serán cada vez más severos e implacables en sus críticas.

Fidel Castro Ruz en Kaos en la Red

Los pecados de Haití

Eduardo Galeano

La democracia haitiana nació hace un ratito. En su breve tiempo de vida, esta criatura hambrienta y enferma no ha recibido más que bofetadas. Estaba recién nacida, en los días de fiesta de 1991, cuando fue asesinada por el cuartelazo del general Raoul Cedras. Tres años más tarde, resucitó. Después de haber puesto y sacado a tantos dictadores militares, Estados Unidos sacó y puso al presidente Jean-Bertrand Aristide, que había sido el primer gobernante electo por voto popular en toda la historia de Haití y que había tenido la loca ocurrencia de querer un país menos injusto.

El voto y el veto

Para borrar las huellas de la participación estadounidense en la dictadura carnicera del general Cedras, los infantes de marina se llevaron 160 mil páginas de los archivos secretos. Aristide regresó encadenado. Le dieron permiso para recuperar el gobierno, pero le prohibieron el poder. Su sucesor, René Préval, obtuvo casi el 90 por ciento de los votos, pero más poder que Préval tiene cualquier mandón de cuarta categoría del Fondo Monetario o del Banco Mundial, aunque el pueblo haitiano no lo haya elegido ni con un voto siquiera.

Más que el voto, puede el veto. Veto a las reformas: cada vez que Préval, o alguno de sus ministros, pide créditos internacionales para dar pan a los hambrientos, letras a los analfabetos o tierra a los campesinos, no recibe respuesta, o le contestan ordenándole:

-Recite la lección. Y como el gobierno haitiano no termina de aprender que hay que desmantelar los pocos servicios públicos que quedan, últimos pobres amparos para uno de los pueblos más desamparados del mundo, los profesores dan por perdido el examen.

La coartada demográfica

A fines del año pasado cuatro diputados alemanes visitaron Haití. No bien llegaron, la miseria del pueblo les golpeó los ojos. Entonces el embajador de Alemania les explicó, en Port-au-Prince, cuál es el problema:

-Este es un país superpoblado -dijo-. La mujer haitiana siempre quiere, y el hombre haitiano siempre puede.

Y se rió. Los diputados callaron. Esa noche, uno de ellos, Winfried Wolf, consultó las cifras. Y comprobó que Haití es, con El Salvador, el país más superpoblado de las Américas, pero está tan superpoblado como Alemania: tiene casi la misma cantidad de habitantes por quilómetro cuadrado.

En sus días en Haití, el diputado Wolf no sólo fue golpeado por la miseria: también fue deslumbrado por la capacidad de belleza de los pintores populares. Y llegó a la conclusión de que Haití está superpoblado... de artistas.

En realidad, la coartada demográfica es más o menos reciente. Hasta hace algunos años, las potencias occidentales hablaban más claro.

La tradición racista

Estados Unidos invadió Haití en 1915 y gobernó el país hasta 1934. Se retiró cuando logró sus dos objetivos: cobrar las deudas del City Bank y derogar el artículo constitucional que prohibía vender plantaciones a los extranjeros. Entonces Robert Lansing, secretario de Estado, justificó la larga y feroz ocupación militar explicando que la raza negra es incapaz de gobernarse a sí misma, que tiene "una tendencia inherente a la vida salvaje y una incapacidad física de civilización". Uno de los responsables de la invasión, William Philips, había incubado tiempo antes la sagaz idea: "Este es un pueblo inferior, incapaz de conservar la civilización que habían dejado los franceses".

Haití había sido la perla de la corona, la colonia más rica de Francia: una gran plantación de azúcar, con mano de obra esclava. En El espíritu de las leyes, Montesquieu lo había explicado sin pelos en la lengua: "El azúcar sería demasiado caro si no trabajaran los esclavos en su producción. Dichos esclavos son negros desde los pies hasta la cabeza y tienen la nariz tan aplastada que es casi imposible tenerles lástima. Resulta impensable que Dios, que es un ser muy sabio, haya puesto un alma, y sobre todo un alma buena, en un cuerpo enteramente negro".

En cambio, Dios había puesto un látigo en la mano del mayoral. Los esclavos no se distinguían por su voluntad de trabajo. Los negros eran esclavos por naturaleza y vagos también por naturaleza, y la naturaleza, cómplice del orden social, era obra de Dios: el esclavo debía servir al amo y el amo debía castigar al esclavo, que no mostraba el menor entusiasmo a la hora de cumplir con el designio divino. Karl von Linneo, contemporáneo de Montesquieu, había retratado al negro con precisión científica: "Vagabundo, perezoso, negligente, indolente y de costumbres disolutas". Más generosamente, otro contemporáneo, David Hume, había comprobado que el negro "puede desarrollar ciertas habilidades humanas, como el loro que habla algunas palabras".

La humillación imperdonable

En 1803 los negros de Haití propinaron tremenda paliza a las tropas de Napoleón Bonaparte, y Europa no perdonó jamás esta humillación infligida a la raza blanca. Haití fue el primer país libre de las Américas. Estados Unidos había conquistado antes su independencia, pero tenía medio millón de esclavos trabajando en las plantaciones de algodón y de tabaco. Jefferson, que era dueño de esclavos, decía que todos los hombres son iguales, pero también decía que los negros han sido, son y serán inferiores.

La bandera de los libres se alzó sobre las ruinas. La tierra haitiana había sido devastada por el monocultivo del azúcar y arrasada por las calamidades de la guerra contra Francia, y una tercera parte de la población había caído en el combate. Entonces empezó el bloqueo. La nación recién nacida fue condenada a la soledad. Nadie le compraba, nadie le vendía, nadie la reconocía.

El delito de la dignidad

Ni siquiera Simón Bolívar, que tan valiente supo ser, tuvo el coraje de firmar el reconocimiento diplomático del país negro. Bolívar había podido reiniciar su lucha por la independencia americana, cuando ya España lo había derrotado, gracias al apoyo de Haití. El gobierno haitiano le había entregado siete naves y muchas armas y soldados, con la única condición de que Bolívar liberara a los esclavos, una idea que al Libertador no se le había ocurrido. Bolívar cumplió con este compromiso, pero después de su victoria, cuando ya gobernaba la Gran Colombia, dio la espalda al país que lo había salvado. Y cuando convocó a las naciones americanas a la reunión de Panamá, no invitó a Haití pero invitó a Inglaterra.

Estados Unidos reconoció a Haití recién sesenta años después del fin de la guerra de independencia, mientras Etienne Serres, un genio francés de la anatomía, descubría en París que los negros son primitivos porque tienen poca distancia entre el ombligo y el pene. Para entonces, Haití ya estaba en manos de carniceras dictaduras militares, que destinaban los famélicos recursos del país al pago de la deuda francesa: Europa había impuesto a Haití la obligación de pagar a Francia una indemnización gigantesca, a modo de perdón por haber cometido el delito de la dignidad.

La historia del acoso contra Haití, que en nuestros días tiene dimensiones de tragedia, es también una historia del racismo en la civilización occidental.


Tomado de:
Brecha 556, Montevideo, 26 de julio de 1996.


Desde que los gringos tomaron el "control": Desorden y enfado en el aeropuerto de Puerto Príncipe
"Los haitianos no fueron advertidos de la llegada de los vuelos. Y cuando deben aterrizar, nadie se hace cargo y una gran cantidad de material llegó sin coordinación" dijo un funcionario haitiano.
Aporrea | Hoy a las 19:11 |

Aviones cargados de ayuda, decenas de personas obligadas a dormir sobre el asfalto por no poder salir y toneladas de asistencia que esperan ser distribuidas debido a una mala coordinación: la ira crecía el sábado en el aeropuerto de Puerto Príncipe.

"¡Invadamos la pista!", gritó una persona. "Hay que hablar con Obama", exclamó otra.

Decenas de franceses y franco-haitianos eran trasladados el sábado por la mañana: desde el sismo devastador que azotó a Haití el martes, estas personas esperaban ser evacuadas y el viernes iba a ser el día. Pero en el último minuto, el avión que los llevaría a Guadalupe no tuvo permiso para aterrizar. Durmieron sobre el asfalto.

"Están repatriando a los estadounidenses y a los otros, nada", se enoja Charles Misteder, de 50 años. "El monopolio norteamericano debe terminar. Nos dominan y no nos dejan ir a casa. Tomemos la pista".

Los estadounidenses, a quienes las autoridades haitianas transfirieron la gestión del aeropuerto, son acusados de monopolizar la única pista para evacuar a todos sus ciudadanos en Haití (entre 40.000 y 45.000), lo que es desmentido por la embajada de Estados Unidos.

Otros permanecen desconcertados. "No pude avisar a mi familia que estoy vivo. La coordinación es cualquier cosa", dice Wilfried Brevil, agente de mantenimiento de 33 años.

"Estaba en el hotel Christopher", sede de la Misión de Estabilización de la o­nU en Haití (MINUSTAH), que se derrumbó tras el seísmo, exclama furiosa y cansada Daniele Saada, de 65 años.

"Quedé muy impactada, yo me salvé, los otros no. He decidido volver a Francia, no me queda más nada, y aquí estoy, bloqueada", agrega esta miembro de la Minustah.

La gestión del aeropuerto por parte de Estados Unidos creó tensiones diplomáticas después de que un avión con un hospital de campaña a bordo tuviera que dar vuelta atrás, mientras que los medios para tratar a los heridos escasean.

"Que un avión que transporta a bordo a un hospital de campaña no pueda aterrizar no puede ser posible", reaccionó el secretario de Estado francés para la Cooperación, Alain Joyandet. "Hubo un problema de coordinación y de discernimiento".

Joyandet dijo haberse quejado ante el embajador estadounidense Kenneth Merten, pero el ministerio de Asuntos Exteriores francés desmintió unas horas más tarde que se haya planteado una queja oficial.

"Decidimos en coordinación con la o­nU y los haitianos", explicó Merten, tras recordar la necesidad de jerarquizar las prioridades: "está claro que hay un problema", reconoció.

Merten pone ante todo el hecho de que los estadounidenses fueron capaces de hacer que en 24 horas el aeropuerto, cuya torre de control había sido afectada por el seísmo, fuera utilizable.

Sobre el asfalto, cajas llenas de ayuda y vehículos esperan el amanecer. Allí también hay un "gran problema de coordinación", reconocieron las autoridades haitianas.

"Los haitianos no fueron advertidos de la llegada de los vuelos. Y cuando deben aterrizar, nadie se hace cargo y una gran cantidad de material llegó sin coordinación", constató un responsable del Gobierno haitiano, Michael Chancy.

El embajador estadounidense explica que hasta el sábado "no sabíamos dónde querían los haitianos instalar sus puntos de distribución" de la ayuda internacional.

Durante ese tiempo en las calles, supervivientes traumatizados y hambrientos piden a los extranjeros que ven pasar si no tienen alimentos para darles.


Haití no es un Estado fallido

La tragedia del terremoto de Haití ha vuelto a poner sobre el tapete las teorías de los medios de comunicación occidentales acerca de los “Estados fallidos”, condición que adjudican a Haití.

Un somero repaso a la historia haitiana permitirá comprender que Haití no es un “Estado fallido” sino un país que, pese a la heroica resistencia de sus habitantes, sigue siendo devastado por las políticas imperialistas impuestas en todo el planeta por la autoproclamada Civilización Occidental.

Debemos comenzar este repaso por el imperio español que, luego de ocupar una isla de las Antillas (habitada por las etnias arawak, caribes y taínos), a la que bautizó como La Española, hoy repartida entre Haití y la República Dominicana, la convirtió en el primer puesto de avanzada de ese Imperio.

Al frustrarse la esperanza de encontrar oro, los colonizadores dedicaron La Española a las plantaciones y experimentaron allí diversas formas de someter (con “repartimientos” primero y con “encomiendas” después) a su población nativa, para utilizarla en las explotaciones agropecuarias, reprimiendo brutalmente las sublevaciones y contagiando a los nativos enfermedades europeas para las que sus organismos no tenían un sistema inmunitario adecuado.

Esto provocó que, en menos de medio siglo, prácticamente se extinguiera casi la totalidad de sus nativos. Las cifras de esta mortandad no son coincidentes, pero según los historiadores varían desde algunos cientos de miles de nativos hasta los tres millones de los que hablaba Fray Bartolomé de las Casas.

De todos modos, sea cual fuere la cifra, no hay duda de que, por la violencia planificada de los colonizadores y por las enfermedades diseminadas por ignorancia, España tiene en su conciencia histórica la responsabilidad del genocidio de los amerindios nativos de La Española.

Posteriormente, en 1517 ante la desaparición de la mano de obra nativa, Carlos I de España y V de Alemania autorizó la trata de negros esclavos, dando comienzo un proceso que definiría la actual fisonomía étnica y cultural de ese país.

Ésa fue la primera tragedia de Haití, que no fue espontánea ni provocada por sus habitantes, sino causada por la codicia de Occidente.

Más tarde, Francia se aprovechó del desinterés de España por la parte occidental de la Isla y, por medio de sus bucaneros (desde la Isla de la Tortuga), se apoderó gradualmente de ese sector occidental de La Española (lo que hoy es Haití) hasta que finalmente España se lo cedió a Francia en 1697.

Los franceses convirtieron ese sector occidental, al que llamaron Saint Domingue, en una de las colonias más ricas de Francia gracias a sus plantaciones trabajadas por los esclavos negros traídos de África.

El Haití colonial francés, en el último tercio del siglo XVIII y bajo un duro sistema esclavista, tenía una población de apenas 20.000 personas blancas, 30.000 mulatos libres y casi 800.000 esclavos que trabajaban las plantaciones de azúcar, tabaco, añil, algodón, etc.

La riqueza de Saint Domingue hizo que los franceses la denominaran “La Perla de las Antillas” ya que producía el 60% del café y el 40% del azúcar que se consumía en toda Europa.

En 1749 Francia, enfrentada con Inglaterra, apoyó la independencia de las colonias americanas y un contingente de nativos de Saint Domingue combatió junto a los americanos contra las tropas inglesas lo que, quizás, aportó una experiencia bélica a esos negros y mulatos que luego lucharían por su independencia.

En 1789, aunque la Revolución Francesa había proclamado que todos los hombres eran iguales, los colonialistas franceses no respetaron ese criterio con los esclavos de Saint Domingue.

Así, se produjo una sublevación de esclavos en 1971 en el norte de la isla, comandada por el jamaicano Boukman (que procuraba que se respetaran con los negros esclavos los Derechos del Hombre y del Ciudadano establecidos por la Revolución Francesa).

En esa sublevación, brutalmente reprimida por las tropas de la metrópoli colonial, participó, como subordinado de Boukman, quien luego sería conocido como Toussaint Louverture, cuyo prestigio creciente lo llevaría a comandar tiempo después el proceso de la revolución haitiana.

Posteriormente, en 1792, la Asamblea Francesa otorgó la ciudadanía a los hombres libres de color (mulatos), pero inicialmente no concedió la libertad a los esclavos.

Sin embargo, en 1794 aquella Asamblea declaró abolida la esclavitud en todas sus colonias.

En 1795 el sector español de la isla (lo que hoy es la República Dominicana) pasó a manos de Francia. Al abolirse la esclavitud, las plantaciones disminuyeron notablemente la producción, y pese a que Toussaint Louverture intentó recuperar el nivel de producción por medio de trabajos forzosos de los ex esclavos negros, la producción siguió cayendo.

En 1801 Louverture propuso a Francia una constitución en la que Sainte Domingue seguiría siendo una colonia de Francia, pero con una gran autonomía y sin esclavos.

Napoleón, con un poder creciente en Francia y deseando recobrar para financiar su proyecto político los ingresos de “La Perla de las Antillas”, presionó a España para que le cediera la colonia española de Luisiana, una enorme superficie de América del Norte que ocupaba totalmente los actuales estados de Arkansas, Oklahoma, Missoury, Kansas, Nebraska,Iowa, South Dakota y parcialmente los estados de Louisiana, Texas, New México, Colorado, Minnesota, North Dakota, Wyoming y Montana.

En 1801, Napoleón respondió a la propuesta de Toussaint Louverture enviando una flota con un ejército de 25.000 soldados para reimplantar la esclavitud en Saint Domingue. Esto provocó la reanudación de la sublevación bajo el mando de Toussaint Louverture, quien hasta 1802 luchó contra los franceses, los españoles y los ingleses (que también habían invadido la Isla) intentando ocupar la parte oriental y decretando la abolición de la esclavitud en ese sector (hoy República Dominicana) pero fue rechazado por los franceses al mando de Ferrand y, posteriormente, capturado y deportado a Francia donde moriría en prisión.

Ante el restablecimiento de la esclavitud en las colonias francesas, Dessalines, un general negro de Louverture, se amotinó contra las tropas de Napoleón, que habían derrotado a Louverture, y tras dos años de luchas las derrotó en la batalla de Vertieres, expulsándolas de la isla y proclamando la independencia de Haití en 1804.

De esta manera, Haití se convirtió en la segunda nación americana independiente, después de USAmérica, y la primera en América Latina, siendo la primera república negra en la Historia.

Pero al abolirse la esclavitud la economía de Haití se deterioró rápidamente ya que la extraordinaria riqueza de “La Perla de las Antillas” sólo era sostenible con base en el trabajo no pagado de los esclavos.

Además, y debido a la completa ausencia de un proceso civilizador por parte de Francia, los conflictos siguieron en Haití por la diferencia de intereses entre las autoridades mulatas y los afrodescendientes puros.

Hay que señalar que estos conflictos fueron otra consecuencia del racismo inherente a una gran mayoría de europeos. Este racismo francés, exacerbado por el colonialismo(que no sólo no civilizó nada sino que fomentó las diferencias entre blancos, negros y mulatos) llegó al colmo de que los mulatos, para sentirse menos despreciados por los blancos, establecieron una graduación de mezcla de sangres y fijaron una tipología de mestizaje que incluía 32 tipos diferentes de mulatos según la mayor o menor “blancura” de su sangre.

Ésta fue la segunda gran tragedia de Haití, que tampoco fue espontánea o provocada por los habitantes de Haití y también es consecuencia de la codicia occidental. Además, demuestra la falsedad de que Occidente es sinónimo de civilización ya que los franceses, al retirarse, no dejaron nada valioso ni perdurable en su ex colonia.

Si los franceses, como antes los españoles, hubieran tenido una mínima intención de civilizar a los esclavos de origen africano (suponiendo que hubiera sido aceptable arrancar a millones de pobladores de África para hacerlos trabajar gratis en América en condiciones inhumanas), habrían promovido el desarrollo cultural y político de esa inmensa masa de esclavos y habrían establecido una economía sostenible sin recurrir al trabajo no remunerado de dichos esclavos. En ese caso, otra hubiera sido la historia de Haití (como la de todas las colonias de la “Incivilización” occidental en América, África y Asia).

Posteriormente, Haití vivió un largo período, hasta 1820, de luchas intestinas por el poder, que finalizó en 1820 cuando se instauró una república. Sin embargo, la independencia de Haití no fue reconocida por la mayoría de las potencias occidentales.

USAmérica, país esclavista, recelaba de un país dirigido por ex esclavos y Thomas Jefferson se negó a reconocer a Haití. Al mismo tiempo, el Congreso de USAmérica prohibió el comercio de sus ciudadanos con Haití, colaborando con los bloqueos de Francia y España a la nación recién independizada.

En 1826, Haití obtuvo el reconocimiento de Francia a cambio de comprometerse a pagar 150 millones de francos en oro. Después, Inglaterra hizo lo propio. No fue hasta la década de 1860 -bajo la presidencia de Lincoln- cuando Haití fue reconocida por USAmérica.

De tal manera, los haitianos sufrieron un largo bloqueo internacional y los conflictos socioculturales derivados de la cultura racista impuesta por el colonialismo. Esto mantuvo durante muchos años al país en la anarquía hasta que en 1915 fueron invadidos por los marines usamericanos.

Lo primero que hicieron los marines fue atracar el tesoro del Banco de Haití y robaron todo el dinero que había en él (equivalente a 500.000 dólares de esos años, una fortuna) que fue llevado en una nave yanqui a USAmérica y depositado en las cajas del City Bank.

La historia del sometimiento de Haití a los mandatos usamericanos es demasiado larga para detallarla aquí.

Baste señalar que la economía y las aduanas de ese país estaban en manos de los yanquis, quienes permanecieron como ejército invasor y ocupante por 19 años hasta 1934 en que se retiraron, aunque mantuvieron controles indirectos sobre la economía de Haití hasta 1947.

El objetivo de USAmérica en Haití era convertirla en un país colonial disimulado como los que ya existían en el resto de América central, donde los trabajadores nativos eran virtualmente esclavos.

Durante esa ocupación las tropas usamericanas reprimieron duramente los alzamientos del pueblo y en una de esas represiones, en 1918, causaron más de 6.000 muertes.

Después de 1934 Haití debió sumar a sus crónicos problemas raciales y políticos las consecuencias de la crisis mundial de 1930 y de la ocupación yanqui. De tal manera, la inestabilidad (antes sofocada por la represión de las armas yanquis) se hizo nuevamente presente y hubo un breve período de autoridades elegidas y golpes de Estado, en los que participaban USAmérica y la dictadura dominicana de Rafael Leónidas Trujillo.

Finalmente, en 1949 tomó el poder una junta militar, que se mantuvo en el poder hasta 1957 cuando fue elegido François Duvalier (Papa Doc), un médico respetado y apoyado por los militares, que muy pronto instauró una dictadura vitalicia y sangrienta (con el apoyo financiero y militar de USAmérica, que necesitaba en Haití un gobierno ferozmente anticomunista) y firmó un acuerdo de mutua protección (para la represión de los disidentes) con el dictador de la República Dominicana Rafael Leónidas Trujillo. Esta dictadura duró 14 años.

A su muerte, a Papa Doc le sucedió su hijo Jean Claude Duvalier (Bébé Doc), quien mantuvo las mismas políticas tiránicas de su padre y tuvo que exiliarse (“por impresentable” incluso a los ojos de USAmérica) en 1986, tras 15 años de dictadura.

Desde la huída de Bébé Doc, Haití ha tenido 17 presidentes en 20 años (desde 1986 hasta 2006) siendo algunos “de facto”, otros provisionales y otros constitucionales, con la peculiaridad de que Bertrand Aristide ocupó la presidencia del país cuatro veces (dos de ellas repuesto en el cargo después de haber sido destituido por las maniobras en ambos sentidos del Departamento de Estado). En estos 20 años USAmérica ha seguido controlando los destinos del pueblo haitiano.

Pero, además de la destrucción de las instituciones políticas de Haití, la injerencia de USAmérica en este país adquirió una característica particularmente grave.

Como señalaba Camille Loty Malebranche, profesor haitiano (1),

…La política de Wilson de transformar las tierras haitianas en latifundios de propiedad estadounidense dedicados exclusivamente a cultivar caña de azúcar y otros productos para la exportación, a través de Banana Fruit, fracasó totalmente en la primera ocupación estadounidense del país, entre 1915 y 1934.

y por ello, con llegada al poder de Bébé Doc Duvalier, el Departamento de Estado de Usamérica, el FMI y el Banco Mundial impusieron una política de devastación de la agricultura y ganadería haitianas produciéndose lo que el citado autor describe como:

… En un país que se alimentaba opulentamente con sus productos autóctonos: carne sana, frutas (plátanos, naranjas, guanábanas, melones, papayas, piña, chirimoyas) y cereales naturales, y además los exportaba, se han acabado imponiendo los pollos con hormonas, todo tipo de despojos avícolas y los apestosos pescados residuales de las piscifactorías de Miami, pescados de ínfima calidad que hasta los insanos glotones estadounidenses rechazan de sus mesas, ya de por sí poco saludables. Hay que señalar también que el bogavante, la langosta y los pescados haitianos son rapiñados en alta mar por los barcos estadounidenses que dejan restos insignificantes a los haitianos, quienes apenas disponen de técnicas de pesca, y no pueden competir con los pesqueros de Estados Unidos que violan las aguas territoriales haitianas con total impunidad.

Así, los 19 años de ocupación directa usamericana y los más de 70 años de ocupación indirecta de ese pueblo por USAmérica configuran la tercera tragedia del pueblo haitiano, que tampoco fue espontánea o provocada por los haitianos sino, una vez más, consecuencia de la codicia de Occidente que no sólo ha desbaratado las instituciones del país, sino que además ha destruido la soberanía alimentaria del pueblo.

Como decía el profesor Malebranche:

… Gracias a su siniestro éxito contra Haití, los estadounidenses no sólo se deshacen de su basura de productos sin valor y venden sus porquerías impresentables a precios prohibitivos para los haitianos, sino que además –y esto es terrorismo exterminador- actualmente tienen la llave del estómago de los haitianos, el terrorífico poder de crear hambrunas artificiales para destruir a cualquier gobierno o movimiento patriótico que pretenda cambiar la política para transformar la cara patibularia de este país enfermo y torturado,

y recuerda:

…que los presidentes estadounidenses Jefferson en el siglo XIX y F.D. Roosevelt en el XX, no ocultaban su odio por «esa peste de negros independentistas y abolicionistas que consiguieron su independencia por las armas» . El orgullo de las masas haitianas de decir siempre «no» a los depredadores colonialistas, racistas, negrófobos y sembradores del hambre en el planeta, por fin había sido borrado del paisaje y se había hundido hasta el fondo por los asaltos de un comercio desajustado por Estados Unidos que infligía un suplicio orquestado sin compasión contra Haití.

Hoy Haití se ha convertido en uno de los puntos favoritos en el Caribe para el embarque y desembarque de cocaína, rumbo a USAmérica y Europa, y de lavado de dinero. Las fuerzas militares internacionales de la Misión Internacional de Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (MINUSTAH) son vistas por los pobladores haitianos como bandas criminales que disparan sin control en los barrios marginales de Puerto Príncipe, además de robar y violar a mujeres y niños.

Haití no es un “Estado fallido” sino un país cuyo pueblo tiene fama de ser indómito, conducta inaceptable para USAmérica, situación que se agrava al estar ubicado geográficamente demasiado cerca de Cuba, cuyo pueblo tampoco acepta la dominación.

Por añadidura, Haití tiene la desgracia de estar en el camino de la cocaína en tránsito a USAmérica (como lo está Afganistán en relación con la heroína) y por ello USAmérica no permitirá que los haitianos superen sus problemas y alcancen una razonable prosperidad.

USAmérica necesita un Haití devastado para poder hacer allí todo lo que se le antoje, con el apoyo de los líderes de Occidente.

Notas:

(1) Publicado en Rebelión el 25-04-2008 con el título: “Haití, el estómago de los pobres controlado por los plutócratas”, http://www.rebelion.org/noticia.php?id=66522

Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.


Lo que los grandes medios no te contarán:
Parte del sufrimiento de Haití es “Made in USA”

The Huffington Post

Traducido para Rebelión por José Luis Vivas

Parte del sufrimiento de Haití es verdaderamente “Made in USA”. Si bien un terremoto así habría causado daños en cualquier país, las acciones llevadas a cabo por los Estados Unidos ciertamente han extremado esos daños en Haití.

¿Cómo? Solamente en el último decenio los Estados Unidos han recortado la asistencia humanitaria a Haití, bloqueado préstamos internacionales, forzado su gobierno a contraerse, arruinado decenas de miles de pequeños agricultores y reemplazado el gobierno por ONG privadas.

¿El resultado? Pequeños agricultores han sido forzados por el hambre a abandonar los campos y emigrar a las ciudades, en cuyos montes se han construido refugios baratos. Los fondos internacionales para carreteras, educación y sanidad han sido obstruidos por los Estados Unidos. Y el dinero que al final entra en el país acaba en las manos no del gobierno, sino de corporaciones privadas. De esa forma, el gobierno de Haití carece prácticamente de cualquier capacidad para ofrecer asistencia a su propio pueblo en tiempos normales –y mucho menos para encarar un verdadero desastre como el actual.

Algunos pormenores referentes a los últimos años.

En 2004 los Estados Unidos ampararon un golpe contra el presidente democráticamente elegido de Haití, Jean Bertrand Aristide, que se insiere dentro de una larga tradición en la que los Estados Unidos son los que deciden quién van a gobernar el país más pobre del hemisferio. Ningún gobierno en Haití puede subsistir sin el consentimiento de los Estados Unidos.

En 2001, cuando los Estados Unidos estaban enfurecidos con el presidente de Haití, lideraron exitosamente un esfuerzo para congelar 148 millones de dólares para ayudas ya aprobadas, además de varios cientos de millones en préstamos potenciales del Banco Interamericano de Desarrollo para Haití. Fondos que tenían como objetivo mejorar la educación, la sanidad pública y las carreteras.

Durante la mayor parte del período 2001-2004 los Estados Unidos hicieron hincapié en que todos los fondos internacionales enviados a Haití tendrían que pasar por las manos de organizaciones no gubernamentales. Fondos deberían utilizarse para ofrecer servicios gubernamentales fueron entonces desviados, cercenando de esa forma la capacidad del gobierno de proporcionar ayuda.

Durante años los Estados Unidos han contribuido a la ruina de pequeños agricultores haitianos a través del dumping en el mercado haitiano de arroz estadounidense fuertemente subsidiado, tornando extremadamente difícil la supervivencia de esos agricultores. Eso se hizo para ayudar a los agricultores de EEUU. ¿Y los agricultores haitianos? Esos no votan en las elecciones estadounidenses.

Los que visitan Haití pueden comprobar que vehículos de turismo grandes suelen ostentar calcomanías de las ONG. Las mayores oficinas pertenecen a grupos privados que realizan tareas básicas de gobierno –sanidad, educación, respuesta a desastres-. Y todos están vigilados no por la policía, sino por agentes de seguridad fuertemente militarizados.

El gobierno ha sido sistemáticamente desprovisto de fondos. El sector público se ha desvanecido. La población desfavorecida se ha marchado a las ciudades.

No existen unidades de rescate. Hay poca disponibilidad de sanidad pública.

Entonces, cuando la catástrofe irrumpió, la población de Haití estaba sola. Podemos verlos arrimando el hombro. Podemos observar cómo lo intentan. Son valientes, generosos e innovadores, peros los voluntarios no pueden sustituir al gobierno. En consecuencia la gente sufre y muere en cantidades superiores a las inevitables.

Los resultados están a la vista de todos. Trágicamente, una gran parte del sufrimiento causado por el terremoto es “Made in USA”.

Fuente: http://www.huffingtonpost.com/bill-quigley/what-the-mainstream-media_b_424126.html


EEUU tiene la tecnología militar para generar catástrofes naturales: proyecto Haarp



Apenas 48 horas después de que el mundo empezara a conocer sobre las terribles consecuencias generadas por el terremoto de 7,3 grados en la escala de Ritcher, registrado en Haití, ya Barack Obama anunciaba que 3 mil 500 soldados estadounidenses partirían de inmediato a Haitía a brindar "solidaridad".

La tragedia de Haití generó expresiones inmediatas de cooperación por parte de decenas de países. El pequeño aeropuerto de Puerto Príncipe colapsó, ya Estados Unidos tiene control directo del aeropuerto.

Según Roger Searle, profesor de geofísica en la Universidad de Dirham (Reino Unido) El terremoto de Haití fue 35 veces más potente que la bomba de Hiroshima. El catedrático también comparó la energía liberada por el terremoto en el país caribeño con la explosión de medio millón de toneladas de TNT.

Sin embrago, según la tesis de Searle, la energía liberada en el terremoto de Haití es una centésima de la que estalló durante el devastador Tsunami en la denominada Banda Aceh, al sur de Asia. Sin duda ese tsunami y su poder destructor causó una terrible impresión en la humanidad.

Algunos lectores dirán: esos fenómenos son la consecuencia de la contaminación y la destrucción del planeta; otros dirán: los terremotos siempre han existido y forman parte de la forma como está constituído nuestro planeta; y otros se preguntarán ¿estos fenómenos tendrán únicamente causas naturales o alguna potencia interesada en seguir ocupando espacios estratégicos está detrás de un plan militar imperial de proporciones inimaginables?

La Fuerza Aérea Estadounidense desarrolla un peligroso proyecto, que parece sacado de una película de ficción, pero no lo es, y que la comunidad internacional no sabe si ya está en ejecución. Se trata del proyecto Haarp, un sistema que puede generar violentos e inesperados cambios en el clima.

La traducción al castellano de las siglas Haarp es: Programa de Investigación de Aurora Activa de Alta Frecuencia. Funciona a partir del ataque a la ionósfera con ondas de alta frecuencia con la potencia de 1GW, lanzadas a partir de un complejo de antenas ubicadas en Alaska. Los estadounidenses habrían logrado reproducir artificialmente una aurora boreal. Mediante este sistema pueden utilizar la energía que está presente fuera del espacio terrestre y reconducirla a los fines de generar bruscos cambios de clima. De esa forma se podrían utilizar al Haarp como un arma de guerra.

¿Será el Haarp mito o paranoia antiestadounidense?, no, en su resolución de 28 de enero de 1999 sobre medio ambiente, seguridad y política exterior (A4-0005/1999), el Parlamento Europeo señalaba que el programa HAARP manipulaba el medio ambiente con fines militares y solicitaba que HAARP. El organismo europeo, lejano de sospechas de ser antiimperialista pidió que se estableciera un convenio internacional que prohibiera el desarrollo de la máquina del clima.

De acuerdo con investigaciones científicas precedentes y relacionadas con la manipulación de frecuencias en la ionósfera, se conoce que mediante satélites u otros instrumentos de reconducción se puede utilizar los llamados hipocampos que generan los Haarp para otros usos distintos al cambio climático, incluso para aspectos que no necesariamente son dañinos a la humanidad, como generar capa de ozono.

Los Haarp potencialmente tendrían también la capacidad, de desintegrar objetos, generar combustiones espontáneas e inducidas, e incluso cambiar patrones cerebrales, inducir conductas y producir enfermedades biológicas. Investigaciones sobre el proyecto Haarp han surgido desde universidades estadounidenses y centros europeos.

Uno de los pioneros en la investigación sobre Haarp es Nick Begich, un investigador científico de Anchorage, Alaska, la región donde se ubican las antenas del proyecto. La investigación de Begich no fue sólo científica, sino también política. Descubrió las conexiones entre patentes reservadas y de carácter secreto del gobierno estadounidense, y luego de las empresas conexas que se iban haciendo cargo de patentes relacionadas. Entre ellas, denunció el investigador, había algunas que se referían a "cómo hacer 'Explosiones de tipo Nuclear sin Radiación', sistemas radiantes de energía, el radar de sobrehorizonte, sistemas de detección para misiles que lleven cabezas nucleares, pulsos electromagnéticos antes producidos por armas termonucleares y otros recursos de la Guerra Espacial".

Entre quienes han escrito sobre proyectos relacionados con los Haarp, se encuentra Zbigniew Brzezinski, quien fuera asesor de seguridad del ex presidente Jimmy Carter, y a quien relacionan con la tendencia política dentro del sistema de poder estadounidense que representa Barack Obama. Brzezinski se refirió a las alternativas existentes para lograr cambios en el pensamiento de los seres humanos y en la guerra ecológica. Dijo que a pesar de las incomodidades que podría generar eso en ciertos sectores, el uso de tecnologías como los Haarp era inevitable.

¿Representaba una amenaza Haití para los intereses estadounidenses?, evidentemente no, tampoco es una nación que a simple vista posea recursos naturales indispensables para Washington. Lo que sí representa Haití es una posición geográfica clave en el Caribe, en el contexto de una Latinoamérica que está librando los procesos de recuperación de soberanía más importantes desde la Guerra de Independencia.

Es además Haití, uno de los países más pobres del mundo, tratado tanto por EEUU como por algunas potencias europeas como un campo de experimentación. Del Imperio pocas cosas se pueden dudar.

Rebelión ha publicado este artículo con permiso del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.



En apoyo de los haitianos

Lo que el gobierno de Estados Unidos no dice

ANSWER Coalition

Traducido para Rebelión por P. Valverde


En ANSWER Coalition queremos expresar nuestra más honda solidaridad a todos nuestros hermanos y hermanas haitianos, así como a todos sus familiares y amigos y mientras Haití lucha contra la destrucción y el dolor generalizado consecuencia del terremoto de intensidad 7, que asoló el país ayer, todos nosotros nos unimos a los esfuerzos solidarios de quienes están enviando ayuda humanitaria y asistencia al pueblo de Haití.

En este momento, es esencial contextualizar la catástrofe en su aspecto político y social. Sin este contexto es imposible comprender tanto los monumentales problemas a los que se enfrenta Haití como, y más importante aún, las soluciones con las que cuenta Haití para sobrevivir y prosperar. Hillary Clinton ha dicho hoy que “La tragedia que continúa asolando Haití y al pueblo haitiano es bíblica”. Esta hipócrita afirmación, que culpa del sufrimiento haitiano exclusivamente a “un acto de dios”, enmascara el papel del imperialismo estadounidense y francés en la región.

A continuación vamos a aportar alguna información sobre Haití que ayude a establecer el contexto real: El primer ministro Jean-Max Bellerive declaró hoy que cerca de 100.000 haitianos podrían haber muerto. Los medios de comunicación internacionales informan de que los cadáveres se apilan en las calles, rodeados de los escombros de los miles de edificios derruidos; las pérdidas materiales se calculan en cientos de millones de dólares; la gran población de las zonas más deprimidas de Haití ha sido particularmente golpeada por la tragedia.

Como rápidamente han señalado la CNN, la ABC y otros grandes medios de comunicación, Haití es el país más pobre de todo el hemisferio occidental. Pero no se ha dicho ni una sola palabra de por qué Haití es pobre. La pobreza, al contrario que los terremotos, no es un desastre natural. La respuesta a la pobreza de Haití está en los más de dos siglos de hostilidad estadounidense hacia la isla, cuya independencia, ganada muy duramente a los franceses, fue sólo el principio de su lucha por la liberación.

En 1804, lo que empezó como una revuelta de esclavos, culminó una década más tarde en la liberación de las cadenas del colonialismo francés, haciendo de Haití la primera colonia Latinoamericana en lograr su independencia y la primera república negra del mundo. Antes de la victoria del pueblo haitiano, George Washington y Thomas Jefferson, el entonces Secretario de Estado, apoyaron a Francia por temor a que Haití inspirara revueltas entre la población esclava estadounidense. La aristocracia esclavista de Estados Unidos estaba espantada por la reciente libertad ganada de Haití.

La interferencia de Estados Unidos empezó a formar parte de la historia de Haití y culminó con la ocupación militar estadounidense desde 1915 hasta 1934. Mediante la intervención económica y militar, Haití estuvo subyugada. Mientras, el capital estadounidense desarrollaba el ferrocarril y compraba plantaciones. Franklin D. Roosevelt, en aquel momento secretario consejero de la Marina, en un gesto de arrogancia colonial redactó una constitución para Haití en la que, entre otras cosas, permitía a los extranjeros comprar territorio. Más tarde, mientras Haití sufría bajo sus brutales políticas represivas, los dirigentes estadounidenses encontrarían su lugar junto al dictador François Duvalier, “Papa Doc”, y su hijo Jean-Claude Duvalier, “Baby Doc”,.

En las décadas de 1980 y 1990, la política estadounidense hacia Haití quiso reorganizar la economía haitiana para servir mejor a los intereses del capital extranjero. La Agencia estadounidense para el Desarrollo Internacional (USAID) fue esencial en la modificación de la agricultura haitiana, que abandonó la producción de grano, abonando así el terreno para la dependencia total en la importación de alimentos. Arruinados los agricultores haitianos, se dieron a la desbandada hacia las ciudades en busca de un medio de vida, lo que tuvo como consecuencia el crecimiento desordenado de las barriadas chabolistas de Puerto Príncipe y otros centros urbanos.

¿Quién se ha beneficiado de tales políticas? Los productores de alimentos estadounidenses, que se aprovecharon del aumento de las exportaciones a los mercados haitianos y las corporaciones extranjeras que se habían establecido en las ciudades de Haití, que se beneficiaron de la sobreexplotación de la mano de obra barata procedente del campo. Para el pueblo de Haití, sin embargo, esto sólo significó más miseria y expoliación.

Washington orquestó el derrocamiento de Jean-Bertrad Aristide, el presidente haitiano democráticamente elegido no una sino dos veces, en 1991 y en 2004. Haití ha estado bajo ocupación estadounidense con el apoyo de Naciones Unidas durante casi seis años. Aristide no se ganó la enemistad de los dirigentes estadounidenses por sus moderadas reformas, sino por el apoyo recibido de los haitianos más desfavorecidos, lo que cristalizó en un movimiento popular de masas. Doscientos años después, los dirigentes estadounidenses estaban aún horrorizados por la visión de un Haití verdaderamente independiente.

Las inestables infraviviendas a las que solo podían optar los haitianos, gracias a las políticas neoliberales de Washington, se han convertido ahora en las tumbas de muchos de ellos, las mismas políticas a las que ahora se culpa de la falta de hospitales, ambulancias, camiones de bomberos, equipos de rescate, comida y medicamentos. La desgracia de un desastre natural sobre una economía que durante décadas de expoliación la han convertido en fragilísima incrementa enormemente el sufrimiento del pueblo haitiano.

Los desastres naturales son inevitables, pero la planificación y las distribución de recursos pueden jugar un papel decisivo en mitigar el impacto y en el enfrentarse al día de después de una catástrofe. Haití y su vecino Cuba, que no son ajenos a las violentas tormentas tropicales, fueron duramente golpeados en 2008 por una serie de huracanes, que contrariamente a los terremotos son predecibles. Mientras que entonces murieron más de 800 haitianos, en Cuba el número de muertos no llegó a 10. A contrario que en Haití, Cuba tenía un plan coordinado de evacuación y el trabajo de los equipos de rescate tras el huracán estaban centralizados y planificados por el gobierno de Cuba. Esto fue posible porque la sociedad en Cuba no se organiza en función de las necesidades del capital extranjero, sino según las necesidades del pueblo cubano.

Hoy por la mañana temprano, en un discurso televisado, el presidente Obama ha anunciado que la USAID y los Departamentos de Estado y de Defensa trabajarán para apoyar las tareas de rescate y de ayuda en Haiti en los próximos días. Irónicamente, son esas son mismas instituciones gubernamentales las responsables de la puesta en marcha de las políticas económicas y militares que redujeron a Haití a la ruina antes de que el terremoto golpeara lael país.

ANWSER Coalition exige el fin de la ocupación extranjera en Haití y compensaciones por la enorme cantidad de recursos saqueados por países imperialistas extranjeros.

Fuente: http://answer.pephost.org/site/PageServer?pagename=ANS_homepage



La lección de Haití


Desde hace dos días, casi a las 6 de la tarde hora de Cuba, ya de noche en Haití por su ubicación geográfica, las emisoras de televisión comenzaron a divulgar noticias de que un violento terremoto, con magnitud de 7,3 en la escala Richter, había golpeado severamente a Puerto Príncipe. El fenómeno sísmico se había originado en una falla tectónica ubicada en el mar, a sólo 15 kilómetros de la capital haitiana, una ciudad donde el 80% de la población habita casas endebles construidas con adobe y barro.

Las noticias continuaron casi sin interrupción durante horas. No había imágenes, pero se afirmaba que muchos edificios públicos, hospitales, escuelas e instalaciones de construcción más sólida se reportaban colapsadas. He leído que un terremoto de magnitud 7,3 equivale a la energía liberada por una explosión igual a 400 mil toneladas de TNT.

Descripciones trágicas eran transmitidas. Los heridos en las calles reclamaban a gritos auxilios médicos, rodeados de ruinas con familias sepultadas. Nadie, sin embargo, había podido transmitir imagen alguna durante muchas horas.

La noticia nos tomó a todos por sorpresa. Muchos escuchábamos con frecuencia informaciones sobre huracanes y grandes inundaciones en Haití, pero ignorábamos que el vecino país corría riesgo de un gran terremoto. Salió a relucir esta vez que hace 200 años se había producido un gran sismo en esa ciudad, que seguramente tendría unos pocos miles de habitantes.

A las 12 de la noche no se mencionaba todavía una cifra aproximada de víctimas. Altos jefes de Naciones Unidas y varios Jefes de Gobierno hablaban de los conmovedores sucesos y anunciaban el envío de brigadas de socorro. Como hay desplegadas allí tropas de la MINUSTAH, fuerzas de Naciones Unidas de diversos países, algunos ministros de defensa hablaban de posibles bajas entre su personal.

Fue realmente en la mañana de ayer miércoles cuando comenzaron a llegar tristes noticias sobre enormes bajas humanas en la población, e incluso instituciones como Naciones Unidas mencionaban que algunas de sus edificaciones en ese país habían colapsado, una palabra que no dice nada de por sí o podía significar mucho.

Durante horas ininterrumpidas continuaron llegando noticias cada vez más traumáticas de la situación en ese hermano país. Se discutían cifras de víctimas mortales que fluctúan, según versiones, entre 30.000 y 100.000. Las imágenes son desoladoras; es evidente que el desastroso acontecimiento ha recibido amplia divulgación mundial y muchos gobiernos, sinceramente conmovidos, realizan esfuerzos por cooperar en la medida de sus recursos.

La tragedia conmueve de buena fe a gran número de personas, en especial las de carácter natural. Pero tal vez muy pocos se detienen a pensar por qué Haití es un país tan pobre. ¿Por qué su población depende casi en un 50 por ciento de las remesas familiares que se reciben del exterior? ¿Por qué no analizar también las realidades que conducen a la situación actual de Haití y sus enormes sufrimientos?

Lo más curioso de esta historia es que nadie pronuncia una palabra para recordar que Haití fue el primer país en que 400.000 africanos esclavizados y traficados por los europeos se sublevaron contra 30.000 dueños blancos de plantaciones de caña y café, llevando a cabo la primera gran revolución social en nuestro hemisferio. Páginas de insuperable gloria se escribieron allí. El más eminente general de Napoleón fue derrotado. Haití es producto neto del colonialismo y el imperialismo, de más de un siglo de empleo de sus recursos humanos en los trabajos más duros, de las intervenciones militares y la extracción de sus riquezas.

Este olvido histórico no sería tan grave como el hecho real de que Haití constituye una vergüenza de nuestra época, en un mundo donde prevalecen la explotación y el saqueo de la inmensa mayoría de los habitantes del planeta.

Miles de millones de personas en América Latina, África y Asia sufren de carencias similares, aunque tal vez no todas en una proporción tan alta como Haití.

Situaciones como la de ese país no deberían existir en ningún lugar de la Tierra, donde abundan decenas de miles de ciudades y poblados en condiciones similares y a veces peores, en virtud de un orden económico y político internacional injusto impuesto al mundo. A la población mundial no la amenazan únicamente catástrofes naturales como la de Haití, que es sólo una pálida sombra de lo que puede ocurrir en el planeta con el cambio climático, que fue realmente objeto de burla, escarnio y engaño en Copenhague.

Es justo expresar a todos los países e instituciones que han perdido algunos ciudadanos o miembros con motivo de la catástrofe natural en Haití: no dudamos que realizarán en este instante el mayor esfuerzo por salvar vidas humanas y aliviar el dolor de ese sufrido pueblo. No podemos culparlos del fenómeno natural que ha tenido lugar allí, aunque estemos en desacuerdo con la política seguida con Haití.

No puedo dejar de expresar la opinión de que es hora ya de buscar soluciones reales y verdaderas para ese hermano pueblo.

En el campo de la salud y otras áreas, Cuba, a pesar de ser un país pobre y bloqueado, desde hace años viene cooperando con el pueblo haitiano. Alrededor de 400 médicos y especialistas de la salud prestan cooperación gratuita al pueblo haitiano. En 227 de las 237 comunas del país laboran todos los días nuestros médicos. Por otro lado, no menos de 400 jóvenes haitianos se han formado como médicos en nuestra Patria. Trabajarán ahora con el refuerzo que viajó ayer para salvar vidas en esta crítica situación. Pueden movilizarse, por lo tanto, sin especial esfuerzo, hasta mil médicos y especialistas de la salud que ya están casi todos allí y dispuestos a cooperar con cualquier otro Estado que desee salvar vidas haitianas y rehabilitar heridos.

Otro elevado número de jóvenes haitianos cursan esos estudios de medicina en Cuba.

También cooperamos con el pueblo haitiano en otras esferas que están a nuestro alcance. No habrá, sin embargo, ninguna otra forma de cooperación digna de calificarse así, que la de luchar en el campo de las ideas y la acción política para poner fin a la tragedia sin límite que sufren un gran número de naciones como Haití.

La jefa de nuestra brigada médica informó: “la situación es difícil, pero hemos comenzado ya a salvar vidas”. Lo hizo a través de un escueto mensaje horas después de su llegada ayer a Puerto Príncipe con refuerzos médicos adicionales.

Tarde en la noche comunicó que los médicos cubanos y los haitianos graduados de la ELAM se estaban desplegando en el país. Habían atendido ya en Puerto Príncipe a más de mil pacientes, poniendo a funcionar con urgencia un hospital que no había colapsado y utilizando casas de campaña donde era necesario. Se preparaban para instalar rápidamente otros centros de atención urgente.

¡Sentimos un sano orgullo por la cooperación que, en estos instantes trágicos, los médicos cubanos y los jóvenes médicos haitianos formados en Cuba están prestando a sus hermanos de Haití!

Fuente: http://www.cubadebate.cu/reflexiones-fidel/2010/01/15/la-leccion-de-haiti/


La doble maldición de Haití

voselsoberano.com | Sábado 16 de Enero de 2010 08:2


Maurice Lemoine, Le Monde diplomatique, 14 de enero de 2010


«A la muerte le gustan los pobres», decía Le Monde diplomatique en febrero de 2005 tras el tsunami que acababa de golpear a Indonesia, las costas de Sri Lanka, el sur de la India y Tailandia (1). Es muy pronto para hacer balance del terremoto de 7 grados en la escala Ritcher que ha arrasado el país más pobre de América Latina, Haití, el 12 de enero. Pero se puede temer lo peor. Ahora se trata, urgentemente, de buscar y rescatar a las víctimas, llevar asistencia sanitaria a los supervivientes, habilitar refugios, proporcionar alimentos y agua y evitar las epidemias. La solidaridad internacional y la ayuda humanitaria de todos, de la ONU a Estados Unidos pasando por la Unión Europea -especialmente Francia, que no puede desentenderse de su deuda histórica con la isla- o América Latina, se moviliza según (o no) sus posibilidades.

Otra vez el seísmo golpea una región del globo poco respetada por los fenómenos naturales. En 2008, Haití ya sufrió el infierno de cuatro huracanes tropicales –Ike, Anna, Gustav y Fay-. No se pueden comparar con este terremoto, obviamente tan imprevisible como imprevisto, difícil de anticipar. Sin embargo, surge la primera pregunta: ¿Por qué durante esos huracanes, que las arrasan de la misma forma (con consecuencias económicas desastrosas), en Haití hubo que lamentar setecientas noventa y tres muertes y «sólo» cuatro en Cuba? Como un efecto de lupa, las catástrofes ponen de manifiesto el estado «real» de las sociedades.

Una vez pasado el choque inicial y la conmoción, los gobiernos, ONG, instituciones internacionales y medios de comunicación se dedicarán, todos a una, al tema de la «reconstrucción». Si es que se puede emplear el término «reconstruir» en un país que carece de todo.

Pero, ¿de qué reconstrucción hablarán? Después del huracán Micht, que en octubre y noviembre de 1998 se cobró casi diez mil vidas y cientos de miles de damnificados en América central, los movimientos sociales avanzaron la idea de vincularla a un nuevo tipo de desarrollo destinado a reducir la vulnerabilidad social. El tiempo se ha encargado de demostrar que desde entonces no se ha hecho nada en ese sentido. El único intento, emprendido mucho después por el presidente hondureño Manuel Zelaya, acabó por el golpe de Estado del 28 de junio de 2009…

A una clase política haitiana amenazada por el espectro de la autodestrucción, y que no está exenta de responsabilidad en el estado calamitoso del país, ¿quién le va a leer la cartilla? ¿Las instituciones financieras internacionales que han demorado el proceso de anulación de la deuda a pesar de los problemas a los que ya se enfrenta la población? ¿Washington, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Interamericano de Desarrollo, etcétera? ¿Los países denominados «amigos» que cínicamente han empujado al descenso a los infiernos a la sociedad haitiana?

Desde 1984, el FMI obligó a Puerto Príncipe a liberalizar su mercado. Los escasos y últimos servicios públicos se privatizaron negando el acceso a ellos a los más necesitados. En 1970, Haití producía el 90% de los alimentos que consumía, actualmente importa el 55%. El arroz estadounidense subvencionado ha matado la producción local. En agosto y septiembre de 2008, el estallido de los precios alimentarios mundiales hizo que aumentaran su precio el 50%, lo que dio origen a los «motines del hambre».

Un cataclismo natural se puede imputar a la fatalidad. El vergonzoso e insoportable empobrecimiento de las poblaciones urbanas y rurales de Haití, no.

(1) Ver «Tsunamis, cyclones, inondations, des catastrophes si peu naturelles...».

Fuente: http://www.monde-diplomatique.fr/carnet/2010-01-14-Haiti-doublement-maudite

Traducido para Rebelión por Caty R

Haití: La mitad siniestra

voselsoberano.com | Jueves 14 de Enero de 2010 13:23


Ante el desastre casi absoluto que asola Haití, no se puede más que indagar el cómo un país puede llegar a ese nivel de postración sin la capacidad de responder con los mínimos recursos dentro de su territorio.

La historia de Haití es casi una “vida paralela” con respecto a Honduras. El Huracán Mitch desnudó a fondo nuestra estructura de prevención y nos puso en mendicidad internacional una vez que se recibieron las honestas y muy humanas muestras de solidaridad.

La mendicidad de la que hablo, llevó al Gobierno de Ricardo a una puja similar a la que se acostumbra en las subastas, con el fin de meter al país –a como diera lugar- al club “País Pobre Altamente Endeudado” (PPAE, HIPC, por sus siglas imperiales). Al parecer, Honduras cumplió con el programa de pagos y le fue aliviada la deuda, pero en el ínterin, las exigencias del FMI acerca del “saneamiento fiscal”, le dieron a la Empresa Privada un total empoderamiento de las regulaciones estatales, todo bajo el sambenito de la ineficiencia gubernamental.

En Haití (miembro V.I.P. del HIPC), no se pudo siquiera llegar a pagar la deuda de los fondos para Reducción de la Pobreza ni a sanear al mínimo sus instituciones fiscales. La devastación económica sumada a la inestabilidad artificial con que mantienen en la miseria al país lo ha impedido. Haití, al igual que Somalia, es un Estado fallido… y Honduras, en este momento, también lo es dado la destrucción del sistema jurídico para avalar el Golpe de Estado.

Tanto Honduras como Haití le han servido como “territorio de contención” a dos imperios: Haití se encuentra en medio de Cuba y República Dominicana. La mejor forma que encontraron los gringos y los franceses para detener la “expansión cubana” hacia República Dominicana fue mantener en el caos a la desgraciada Haití.

República Dominicana siempre ha sido una grave preocupación para la visión imperial francesa y estadounidense. La autodeterminación popular dominicana, que tomó como ejemplo histórico la gesta libertaria de los haitianos contra el colonialismo francés, fue soterrada con la imposición del dictador Trujillo (1930-1961) y con el derrocamiento de Juan Bosch en 1965, lo que detonó una guerra civil que dio paso y pretexto para la invasión gringa. La Honduras de Villeda Morales, vergonzosamente, contribuyó con tropas para la “estabilización”. El proyecto de Juan Bosch había sido aniquilado, y con él, se procedió a la sobre-explotación de los recursos naturales de Haití mediante transnacionales francesas y norteamericanas hasta consumirla en lo que hoy es un territorio monstruosamente descombrado y devastado por el SIDA y las bandas criminales. Así es que, entre Cuba y República Dominicana se erige un muro humano de espantosa miseria. En la retaguardia, las bases militares imperiales en Puerto Rico, vigilan.

Como se demuestra, las estrategia imperialista siempre ha sido la de invisibilizar un territorio determinado, exprimirlo al máximo, postrarlo, y clavarlo en medio de una región con reivindicaciones populares… todo con el fin de llevar a la población a un nivel de enajenación tal que el fatalismo sea la dialéctica generalizada . De esta forma, el país intervenido se convierte en un centro desestabilizador para sus países vecinos, en el epicentro de un terremoto continuo que mata lento pero constante. El Golpe de Estado contra Aristide y Manuel Zelaya son demostraciones científicas irrefutables.

Haití, hermana siamesa y consumida de la República Dominicana, hermana siamesa y distante de esta Honduras, es un doloroso recordatorio de los golpes que puede dar el azar, pero también, de la frialdad, consecuencias y maquinaciones calculadas de los imperios.

14-1-10

Chávez denuncia que EE.UU.

aprovecha situación en Haití para

ocupar el territorio

TeleSUR _ Hace: 02 horas

El presidente venezolano, Hugo Chávez, denunció este domingo que Estados Unidos está aprovechándose de la situación tras el terremoto que azotó Haití el pasado martes, para ocupar la nación caribeña y tener el control del Gobierno y les recomendó enviar médicos y equipos de rescate "que bastante tienen".

"Estados Unidos se aprovecha de lo que dejó el terremoto para ocupar Haití", reclamó el mandatario en su programa "Aló, Presidente", luego de rechazar la presencia de más de miles de "marines" estadounidenses al país afectado "armados como si fuera una guerra".


Hizo un llamado a su homólogo, Barack Obama, para que mande a Haití hospitales de campaña y equipos médicos "en vez de tantos soldados armados".

"La prioridad es salvar vidas, no importa tanto el dinero, hay gente todavía atrapada bajo los escombros", exclamó el mandatario y llamó a los pueblos que prestan ayuda a Haití a que se debe vacunar e inmunizar a los damnificados ante el riesgo de un brote de enfermedades.

El mandatario dio las declaraciones al tiempo que saludaba a canciller Nicolás Maduro, quien anunció la zarpada de un barco con más de 5 mil toneladas de alimentos, medicamentos y agua hacia Haití, gracias a la colaboración de los países de la Alianza Bolivariana de los Pueblos de América (ALBA).

Asimismo, informó de la ayuda prestada por el Gobierno Ruso que envió dos aviones de gran capacidad de carga para que en conjunto con Venezuela, se envíe más insumos al pueblo afectado.

Maduró también anunció la partida de una nueva avanzada de soldados venezolanos que llevarán 14 toneladas de alimentos y medicinas a los haitianos.

Venezuela enviará combustible

Venezuela donará a Haití un carguero con 225 mil barriles de diesel y gasolina, para ser trasladados a la zona de desastre.

"El pueblo venezolano dona el combustible que sea necesario para el pueblo de Haití para (suministrar a) los hospitales, para (alimentar) las plantas eléctricas que Cuba ha estado instalando. Hay que empezar a recuperar la vida en ese país", dijo el presidente Chávez.

"Que el pueblo de Haití sepa que vamos a enviarle lo que requiera de combustible. Ahí no podemos ser pichirres (egoístas) ni nada", señaló.

El primer buque carguero, que partirá de las costas venezolanas el lunes por la mañana, llegará a primera hora del miércoles a la Refinería Dominicana de Petróleo (Refidomsa).

"Estamos coordinando con el presidente dominicano (Leonel Fernández) quien puso a la orden el terminal allá", explicó Chávez.

El gobierno venezolano ha enviado distintos cargamentos con alimentos, agua y medicinas a través de un puente aéreo activado pocas horas después del terremoto.

Ortega denuncia que EE.UU.

aprovecha tragedia de Haití para

instalar sus tropas

TeleSUR _ Hace: 1 dia
El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, denunció que Estados Unidos (EE.UU.) se vale de la tragedia que vive Haití para ingresar a miles de soldados armados, y consideró que la situación es preocupante porque "ya han ido tomando el control militar del aeropuerto".

"Se está manipulando un drama para instalar tropas norteamericanas en Haití, y que ya han ido tomando el control militar del aeropuerto en Puerto Príncipe y esto es preocupante", señaló el mandatario en el sitio en Internet El 19.

El mandatario realizó la denuncia en la noche del viernes, durante una reunión con el ministro de Información de Siria, Mohsen Bilal, en su residencia particular.

Ortega no se opone a que EE.UU. lleve cooperación humanitaria, equipos de rescate, ni que aviones y helicópteros del Ejército lleguen con alimentos y demás enseres de primera necesidad, "pero parece que no son suficiente las bases militares y quieren aprovechar esta tragedia del pueblo haitiano para instalarse en Haití, y yo quiero denunciar esto", enfatizó.

EE.UU. enviará hasta 10 mil efectivos militares al país caribeño, con el objetivo de ayudar y prevenir posibles disturbios, según señalaron mandos militares.

El jefe de Estado Mayor Conjunto, el almirante Mike Mullen, manifestó que el total de la presencia de su país dentro y cerca de Haití podría ser superior a los 10 mil soldados si así lo determinan los oficiales que evalúan las necesidades.

Se estima que para el próximo lunes, estén llegando las tropas al aeropuerto de Puerto Príncipe.

Ante la decisión del jefe de la Casa Blanca, el presidente Ortega aseguró que "no tiene ninguna lógica que tropas norteamericanas estén desembarcando en Haití. Si lo que Haití está pidiendo es ayuda humanitaria, no está pidiendo tropas. Sería una locura que todos empecemos a enviar tropas a Haití", cuestionó.

El mandatario del país centroamericano envió brigadas solidarias a la devastada nación.
Desde el jueves pasado se encuentran en Puerto Príncipe 31 integrantes de una brigada militar de Nicaragua participando en tareas de rescate, atención médica y evaluación de daños causados por el sismo.

Ortega alabó la partición de la Alianza Bolivariana para los pueblos de nuestra América (ALBA), pero "me preocupa que EE.UU. está haciendo acompañar la ayuda humanitaria de un ejército", insistió el líder sandinista.

"Quiero pensar que al presidente (de EE.UU., Barack) Obama le están creando una situación de hecho, los intereses militares en los Estados Unidos, que están vinculados a las grandes trasnacionales de la guerra que se enriquecen con la guerra y el armamentismo", explicó Ortega.

"Quiero creer que el presidente Obama no está viendo lo grave de esta presencia militar norteamericana en Haití, en un momento tan dramático como este", reafirmó.

Ante este panorama, demandó el retiro de las tropas militares e hizo un llamado al gobierno estadounidense mantener y multiplicar la ayuda humanitaria.

Propuso además que los fondos que están invirtiendo en mantener a los militares en la isla lo destinen a ayuda humanitaria.

"Espero que retire las tropas, porque al ocupar Haití está ocupando EE.UU. un territorio latinoamericano y caribeño", advirtió.

No es la primera vez que EE.UU. se involucra directa y unilateralmente en la nación caribeña. Son muchas las implicaciones que el país norteño tiene en la política de Haití, lo que provoca desconfianza en las acciones que realiza para "ayudar" a este pueblo.

El ejemplo más significativo de esta injerencia

Aristide ha sido dos veces víctima de la acción colonialista estadounidense, después del exilio en 1991, y en donde tuvo que asumir el cargo su primer ministro René Preval, el mandatario regresó entonces a la isla en 1994 para culminar su mandato.

Después del duro Golpe de Aristide, éste es precedido por su antiguo Primer Ministro, René Préval, quien fue elegido con 88 por ciento de votos.

Al finalizar el mandato de Preval, Aristide vuelve al poder con una significativa mayoría.

Aristide comienza nuevamente con su política anti-imperialista y exige sobre todo a Francia el pago o la devolución de 90 millones de francos-oro, que fueron robados por el gobierno francés a Haití entre 1825 y 1885; pero en 2002, ya la administración de George W. Bush, como presidente de Estados Unidos, toma la decisión de derrocar a Aristide para lo cual consulta con Francia.

Nuevamente Aristide fue secuestrado el 29 de febrero de 2004 por las fuerzas especiales estadounidenses, tras haber sido amenazado por los emisarios franceses Régis Debray y Veronique de Villepin-Albanel, quienes intentaron convencerlo de que renunciara.

Ortega recordó también que durante el terremoto de 1931, Nicaragua estaba ocupada por las tropas invasoras norteamericanas y esos soldados se dedicaron a matar a la gente.

"Asesinaron gente, esa fue la forma en que ellos contribuyeron a enfrentar la tragedia, porque tenían un dominio militar total en Managua".

Asimismo, al presidente nicaragüense también le preocupa la multiplicación de bases militares de Estados Unidos en territorio latinoamericano. Las más recientes son las siete que instalará en Colombia.
ocurrió en el año 1991, cuando el presidente constitucional de Haití, Jean-Bertrand Aristide, fue derrocado tras un golpe de Estado que, según el mismo ex dignatario, fue organizado por Estados Unidos y Francia.

Un hombre murió por disparos

de la Policía de Haití cuando

saqueaba un mercado

eleSUR _ Hace: 01 hora Un ciudadano haitiano murió este domingo por impactos de bala en la cabeza propinados por la Policía de ese país presuntamente por saquear un mercado junto a otras cientos de personas, producto del desespero ante la lentitud de la llegada de las ayudas internacionales luego del terremoto de hace cinco días.

Un segundo hombre recogió la mochila de la víctima abatida y huyó rápidamente mientras las autoridades policiales haitianas que estaban armadas con escopetas y rifles de asalto, se enfrentaban con el tumulto de personas en el mercado de Hyppolite en Puerto Príncipe.

Este escenario se vivía en paralelo con miles de personas hambrientas que deambulaban por las calles de la capital, en busca de la ayuda humanitaria que ha llegado con serias tardanzas luego del fuerte temblor que sacudió a la ciudad y dejó decenas de miles de muertos, heridos, damnificados y cuantiosos daños materiales.

Pese a que decenas de aviones aterrizan cada día en Haití cargados de ayuda internacional, la distribución se ha vuelto lenta debido al mal manejo de la logística.

"Dicen que el gobierno está recibiendo millones, pero nosotros no hemos visto nada. Vivimos en la calle con nuestros hijos y tenemos que marcharnos", lamentó Islaine, que al igual que muchos de sus compatriotas decidió salir de Puerto Príncipe a otra provincia.

Las personas salen a las calles portando piedras, cuchillos, pica hielos y martillos, para luchar por obtener ropas, bolsos, juguetes y cualquier tipo de mercancías que encuentren a su paso en viviendas y locales comerciales destrozados por el sismo del pasado martes.

Los productos alimenticios son la prioridad para los haitianos que hurgan desesperadamente entre los cadáveres en busca de provisiones para sí mismos y sus familias, sin embargo, algunas personas han llegado a llevarse electrodomésticos de las tiendas que quedaron destruidas como ventiladores o equipos de sonido.


En tanto, los equipos de socorro de la capital se preguntan cuántos días puede aguantar una persona sin tomar agua a una temperatura de 30 grados Celsius, tal como se vive en Haití.

"Algunos acaban muriendo de sus heridas, deshidratados o de traumas cerebrales", afirmó Andrés Madrigal, miembro de la misión de Costa Rica.

En Puerto Príncipe se han desplegado más de 40 equipos internacionales com mil 739 socorristas y 161 perros que ya han recorrido el 60 por ciento de las zonas más afectadas por el movimiento telúrico en busca de sobrevivientes.

La congestión en el aeropuerto internacional de la capital ha representado una seria dificultad para cumplir con la distribución de las ayudas, y ha obligado a varios vuelos a desviarse con importantes cantidades de cargamento humanitario.

El control del aeropuerto de Puerto Príncipe está bajo la responsabilidad de Estados Unidos (EE.UU.), por petición del Gobierno del presidente haitiano René Préval, hecho que ha generado tensiones diplomáticas tras los inconvenientes que se han presentado.

Por otro lado, el secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, se trasladó este domingo a Haití para experimentar la situación que apreció como "la crisis humanitaria más grave en décadas".

En Leogane, a 17 kilómetros de Puerto Príncipe y epicentro del sismo, el 90 por ciento de los edificios fue destruido, según la ONU.

"Voy a Haití con el corazón apesadumbrado para expresar la solidaridad y el total apoyo de la ONU al pueblo haitiano", declaró a los periodistas que lo acompañaban.

El funcionario agregó que se "preparaba para lo peor", en referencia al personal del organismo internacional que permanece desaparecido tras el sismo.

Se ha confirmado la muerte de 40 funcionarios mientras que otros 330 siguen desaparecidos.

Según Ban, se imponen tres prioridades: salvar a la mayor cantidad posible de gente, aportar urgentemente ayuda humanitaria -agua, alimentos y los medicamentos necesarios- y coordinar la ayuda externa.

Para este lunes, el Consejo de Seguridad de la ONU efectuará una reunión para analizar la coordinación de las ayudas internacionales. El mismo día, el presidente Préval se trasladará a Santo Domingo para participar en la "Cumbre Mundial por Haití", organizada para reconstruir el país.

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