En su 169 periodo de sesiones, la CIDH recibe información sobre la situación de los presos políticos en Honduras
Tegucigalpa.- La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) concedió la petición realizada por Amnistía Internacional, Comité por la Liberación de los Presos Políticos, CEJIL y la Coalición Contra la Impunidad, de conceder una audiencia en su 169 periodo de sesiones que realiza dos veces al año en ese organismo internacional, esto con el fin de hablar sobre la situación de los presos políticos en el país.
La audiencia se realizó este miércoles en Boulder, Colorado, Estados Unidos, donde los representantes de sociedad civil expusiera ante ese órgano la situación de los presos políticos y las violaciones a los derechos humanos que han sido víctimas.
Breda Mejía, representante de la Coalición Contra La Impunidad explicó inicialmente a la CIDH el contexto en el que se dio la crisis post electoral del 26 de noviembre de 2017, donde se realizaron elecciones generales en Honduras y como se dieron los hechos que generaron la desconfianza de la población, hasta que fue confirmado el resultado final, donde fue declarado presidente a Juan Orlado Hernández, cuya candidatura es considerada ilegal por varios sectores.
“Como consecuencia de esas elecciones, las personas comenzaron a manifestarse y movilizarse en reclamo de lo que consideraba un fraude electoral, el gobierno respondió a estas manifestaciones pacíficas con el uso desproporcionado de la fuerza y suspendiendo garantías, en particular la libertad de circulación durante los 10 primeros días de diciembre”.
En este contexto, la protesta social era considerado como un acto delictivo de criminalidad organizada y estructurada, siendo quien participa en ellas blancos de ataques sistemáticos, persecución, vigilancia, tratos crueles e inhumanos y degradantes, torturas, difamación y calumnias, señaló Mejía.
Agregó que la persecución se enfocó en líderes de oposición y en personas con alto nivel de liderazgo en las comunidades; una vez identificadas estas personas se realizaron allanamientos arbitrarios, domiciliarios, detecciones si orden judicial y con implantación de pruebas, coaccionado a los detenidos para la aceptación de los cargos.
Por su parte Karol Cárdenas, del área de acceso a la justicia del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH), organización que lleva la representación legal de Edwin Espinal, recluido en La Tolva, expresó su preocupación por el acceso a los informes y la celeridad para celebrarse las audiencias, impidiendo la preparación de una estrategia de defensa.
“Nos preocupa la falta de acceso a los informes y la celeridad para celebrar las audiencias, impidiendo que se prepare una estrategia de defesa, en un caso concreto, el juzgado señaló la audiencia inicial con un día de diferencia de la audiencia de declaración de imputados, siendo este un día inhábil, contrariamente se observa un retardo injustificado en las etapas subsiguientes”.
Cárdenas agregó que esto ocurre al momento de presentar los recursos de apelación, que en algunos casos tardaron casi seis meses para llegar a la Corte de Apelaciones en los casos de los recluidos de Pimienta, ya que el expediente que fue enviado a la Corte de Apelaciones estuvo no localizable durante más de 30 días y fue por las acciones de los defensores de derechos humanos que fue identificado.
Por todo lo expuesto, es claro que el derecho penal está siendo utilizados para someter a los disidentes políticos a procesos injustos; resaltamos el uso de la figura de testigos protegidos, parecidos más bien como testigos anónimos para fabricación de pruebas y se acude además a delitos que pertenecen a la acusación pública, sin que exista la posibilidad para la defesa, finalizó Cárdenas.
Otro de los asistentes a la audiencia fue Carlos Paz de Caritas de San Pedro Sula, quien explicó la situación de los centros penales en el país.
“Las condiciones de los centros penitenciarios en Honduras no cumple con los mismos estándares internacionales, la sobrepoblación penitenciaria es un problema estructural histórico, sumado a que los centros penitenciarios son administrados por la policía militar”, sostuvo Paz.
Añadió que en el caso de las personas detenidas en el contexto post electoral, las autoridades penitenciarias agravaron las condiciones de detección como parte de la estrategia de castigo, la primera violación a los derechos se configura por el hecho de haber sido enviados a cárceles de máxima seguridad, aún cuando fueron acusados de delitos comunes.
Algunas de las peticiones que las organizaciones presentes solicitaron a la CIDH es que solicite al Estado que reconozca la existencia de presos políticos y tome medidas para su liberación; que ordene al Estado de Honduras que respete el derecho al debido proceso de todas las personas detenidas en el contexto de la crisis post electoral, incluyendo la aplicación de medidas alterativas a la prisión preventiva; inste al Estado hondureño a reubicar a las personas privadas de libertad en el contexto de la crisis post electoral que están en cárceles de máxima seguridad.
La crisis post electoral en Honduras dejó 22 presos políticos, pero el 30 de agosto la cifra aumentó, luego que se conociera que un juez enviara a prisión a nueve personas mas acusados de incendiar el Palacio Municipal de Las Vegas, Sata Bárbara. Y el 26 de septiembre dos personas más fueron enviadas a prisión por los mismos delitos.
Actualmente se encuentran recluidos 12 personas en la cárcel de El Pozo, ubicada en Ilama, Santa Bárbara; 2 en La Tolva, en Moroceli, El Paraíso; 2 en el cetro penal de El Progreso y una mujer en la cárcel de Tamara.
Este miércoles: Audiencia en la CIDH sobre personas criminalizadas y privadas de libertad en el contexto postelectoral en Honduras
Tuesday, 02 October 2018 22:56 Written by Dina Meza Published in Contexto
Foto de la izquierda:Free EDWIN ESPINAL Libertad. Foto de la derecha: Proceso Digital
Varias organizaciones nacionales e internacionales participarán
ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, CIDH, en una
audiencia para examinar la situación de las personas criminalizadas y
privadas de libertad en el contexto del conflicto postelectoral en
Honduras, este 03 de octubre de 2018, en Washington, en el 169 período
de sesiones que realiza esta instancia internacional.
El proceso electoral de noviembre de 2017 dejó como consecuencia
asesinatos, detenciones arbitrarias, presos políticos y personas
llevadas a juicios violentando el debido proceso por la participación en
manifestaciones donde hicieron uso del derecho a la protesta contra el
fraude electoral por el cual llegó en su segundo período Juan Orlando
Hernández.
Las organizaciones que estarán en la CIDH son Coalición contra la Impunidad, Amnistía Internacional, Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL) y el Comité Pro la Liberación de Presos Políticos Estado de Honduras. La audiencia será transmitida en vivo a través del enlace https://livestream.com/RP/ Schadensp que se realizará de 9 a.m. a 10 a.m.
Según el informe preliminar de la Coalición contra la Impunidad difundido en conferencia de prensa este 26 de enero de 2018, unos 64 defensores, defensoras y líderes sociales que han sido víctima de persecución, seguimiento y hostigamiento por parte de cuerpos de seguridad del Estado.
Mientras un informe de Amnistía Internacional denominado “Prohibido Protestar, Uso de la Fuerza y Detenciones Arbitrarias como Estrategias para Reprimir la Disidencia en Honduras” destaca que las fuerzas de seguridad detuvieron a más de mil personas por supuestamente haber violado el toque de queda y decenas más fueron arrestadas por supuestos actos de violencia cometidos durante las protestas.
Por su parte la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH), informó a través de un informe titulado “Las violaciones a los derechos humanos en el contexto de las elecciones de 2017 en Honduras”, que por lo menos 118 personas han enfrentado cargos penales por su presunta participación en delitos cometidos durante las protestas. 21 de ellas fueron enviadas en prisión preventiva.
La CIDH realizó una visita in loco a Honduras del 30 de julio al 03 de agosto de este año, una misión de este organismo se reunió con diversos sectores y conoció de viva voz de las víctimas o sus parientes la represión recibida en el contexto postelectoral.
La instancia internacional de derechos humanos dejó unas 25 recomendaciones y en las mismas en relación a este tema dijo que “por lo menos 1.351 personas fueron detenidas por violar el régimen de suspensión de garantías establecido por Decreto por un total de 16 días. Se presentaron cargos criminales contra al menos 114 personas por su presunta participación en delitos cometidos durante las protestas. A la fecha, 84 personas están bajo proceso, y cinco se encuentran privadas de su libertad. Respecto de sus procesos, la Comisión recibió información en el sentido de que no contaron con una defensa adecuada ni tuvieron contacto con sus familiares. Estas alegaciones constituirían un incumplimiento por parte de Honduras de su deber de adoptar las medidas necesarias para garantizar el derecho al debido proceso y al acceso a la justicia de las personas detenidas de conformidad con los estándares internacionales en la materia”.
Lo que no se puede ocultar
De diciembre de 2017 a enero de 2018 había un listado de 22 presos políticos según lo dio a conocer el Comité Pro la Liberación de Presos Políticos Estado de Honduras. Nueve estaban privados de libertad en el Centro Penal de El progreso, Yoro; 10 en la cárcel de máxima seguridad conocida como El Pozo, en Ilama, Santa Bárbara y dos en la Tolva, al oriente del país.
18 de estos a través de organizaciones de derechos humanos y sus apoderados legales lograron salir de prisión y defenderse en libertad, pero a pesar de ello tienen constante hostigamiento por parte de los cuerpos represivos del Estado, entre lo que figura la vigilancia y los allanamientos ilegales.
Pero a la fecha siguen prisioneros Edwin Espinal y Rául Álvarez en la cárcel de máxima seguridad La Tolva en el departamento de El Paraíso; Edy Gonzalo en la cárcel de máxima seguridad El Pozo en el departamento de Santa Bárbara; y Gustavo Cáceres y José Godínez en El Progreso, Yoro.
El gobierno de Juan Orlando Hernández se resiste a reconocer la existencia de presos políticos en el país y aunque se ha establecido un supuesto diálogo liderado por la ONU, este tema no figura en la agenda ni las víctimas o sus familiares han sido reconocidos como actores importantes.
Las organizaciones que estarán en la CIDH son Coalición contra la Impunidad, Amnistía Internacional, Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL) y el Comité Pro la Liberación de Presos Políticos Estado de Honduras. La audiencia será transmitida en vivo a través del enlace https://livestream.com/RP/
Según el informe preliminar de la Coalición contra la Impunidad difundido en conferencia de prensa este 26 de enero de 2018, unos 64 defensores, defensoras y líderes sociales que han sido víctima de persecución, seguimiento y hostigamiento por parte de cuerpos de seguridad del Estado.
Mientras un informe de Amnistía Internacional denominado “Prohibido Protestar, Uso de la Fuerza y Detenciones Arbitrarias como Estrategias para Reprimir la Disidencia en Honduras” destaca que las fuerzas de seguridad detuvieron a más de mil personas por supuestamente haber violado el toque de queda y decenas más fueron arrestadas por supuestos actos de violencia cometidos durante las protestas.
Por su parte la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH), informó a través de un informe titulado “Las violaciones a los derechos humanos en el contexto de las elecciones de 2017 en Honduras”, que por lo menos 118 personas han enfrentado cargos penales por su presunta participación en delitos cometidos durante las protestas. 21 de ellas fueron enviadas en prisión preventiva.
La CIDH realizó una visita in loco a Honduras del 30 de julio al 03 de agosto de este año, una misión de este organismo se reunió con diversos sectores y conoció de viva voz de las víctimas o sus parientes la represión recibida en el contexto postelectoral.
La instancia internacional de derechos humanos dejó unas 25 recomendaciones y en las mismas en relación a este tema dijo que “por lo menos 1.351 personas fueron detenidas por violar el régimen de suspensión de garantías establecido por Decreto por un total de 16 días. Se presentaron cargos criminales contra al menos 114 personas por su presunta participación en delitos cometidos durante las protestas. A la fecha, 84 personas están bajo proceso, y cinco se encuentran privadas de su libertad. Respecto de sus procesos, la Comisión recibió información en el sentido de que no contaron con una defensa adecuada ni tuvieron contacto con sus familiares. Estas alegaciones constituirían un incumplimiento por parte de Honduras de su deber de adoptar las medidas necesarias para garantizar el derecho al debido proceso y al acceso a la justicia de las personas detenidas de conformidad con los estándares internacionales en la materia”.
Lo que no se puede ocultar
De diciembre de 2017 a enero de 2018 había un listado de 22 presos políticos según lo dio a conocer el Comité Pro la Liberación de Presos Políticos Estado de Honduras. Nueve estaban privados de libertad en el Centro Penal de El progreso, Yoro; 10 en la cárcel de máxima seguridad conocida como El Pozo, en Ilama, Santa Bárbara y dos en la Tolva, al oriente del país.
18 de estos a través de organizaciones de derechos humanos y sus apoderados legales lograron salir de prisión y defenderse en libertad, pero a pesar de ello tienen constante hostigamiento por parte de los cuerpos represivos del Estado, entre lo que figura la vigilancia y los allanamientos ilegales.
Pero a la fecha siguen prisioneros Edwin Espinal y Rául Álvarez en la cárcel de máxima seguridad La Tolva en el departamento de El Paraíso; Edy Gonzalo en la cárcel de máxima seguridad El Pozo en el departamento de Santa Bárbara; y Gustavo Cáceres y José Godínez en El Progreso, Yoro.
El gobierno de Juan Orlando Hernández se resiste a reconocer la existencia de presos políticos en el país y aunque se ha establecido un supuesto diálogo liderado por la ONU, este tema no figura en la agenda ni las víctimas o sus familiares han sido reconocidos como actores importantes.
Sombrío contrato petrolero amenaza el Caribe hondureño
- Amada Ponce
- 24 Septiembre 2018
Tegucigalpa, Honduras (Conexihon).-
Un pequeño derrame de petróleo en el Caribe hondureño causaría una
profunda devastación del Sistema Arrecifal Mesoamericano (SAM), esto a
consecuencia de la aprobación de un contrato de extracción de petróleo
en Honduras, mismo que no cuenta con la aprobación de las comunidades
indígenas, así lo denunciaron recientemente el en un Foro realizado por
el Instituto de Derecho Ambiental de Honduras (IDAMHO) en la capital
hondureña.
De
acuerdo a los expositores, el contrato de concesión contiene cláusulas
que violentan la Constitución hondureña, los convenios internacionales y
las leyes ambientales. Asimismo, atenta contra los derechos de cuatro
pueblos indígenas que habitan la zona caribeña, estimada en 35 mil
kilómetros cuadrados.
Impacto ambiental
Para
Clarisa Vega, directora de IDAMHO, existe fuerte preocupación por la
ambivalencia que expresan las cláusulas del contrato como las pocas
garantías que existen en caso de un derrame de proporciones lamentables.
Clarisa Vega, directora de IDAMHO
Observamos
valoraciones como "niveles adecuados" de protección del medio ambiente,
la poca prevención, mitigación y restaurar el daño ambiental "cuando
sea posible" y la posibilidad de que en caso de conflictos sea el Centro
Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversores (CIADI) y no el Ministerio Público que intervenga, restándole facultades al Estado hondureño.
El
contrato de Operación para la Exploración y subsiguiente Explotación de
Hidrocarburos en la Zona Marítima de la República de Honduras suscrito
entre el Estado de Honduras y la Empresa BG International Limited (BGI),
Sucursal Honduras, ahora perteneciente a la petrolera holandesa Shell,
podría ocasionar filtraciones o descargas deliberadas de petróleo que se
originan de plataformas petroleras y actividades asociadas, incluida la
exploración, -sostuvo-.
Una
explosión petrolera grave, como la ocurrida en el Golfo de México en
2010, puede cubrir completamente de petróleo el SAM, según el reporte de
la Salud Ecológica del Arrecife Mesoamericano 2012, se estima que un
solo litro de petróleo contamina más de 10 mil litros de agua.
Licitación directa
El
documento suscrito entre BG Group y el Estado de Honduras en el 2013 se
hizo de manera directa, violentando la Ley de Contratación de Estado
porque se obvió el proceso de licitación para recibir ofertas,
destacaron.
El
contrato fue aprobado el 9 de abril del año 2013, mediante el Decreto
Ejecutivo PCM 017-2013, durante el gobierno de Porfirio Lobo Sosa
(2010-2014). Posteriormente, el 23 de mayo fue aprobado en el Congreso
Nacional.
Juliette Handal, empresaria
“Siempre
se está hablando que en Honduras es típico los contratos leoninos, pero
este contrato realmente es nefasto. Yo no estoy en contra del
desarrollo, y que bueno si hay petróleo en el país, que se explote, pero
para beneficio de los hondureños y que no se deje al Estado de lado”,
dijo Juliette Handal.
El
contenido de una de las cláusulas del nefasto, -expresión Handal- al
referirse que el contrato establece que las comunidades del litoral
atlántico estarán bajo riesgo de ser desplazadas ante cualquier
accidente que se origine por el derramamiento de petróleo.
Al
hablar de la responsabilidad del gobierno frente a esa concesión,
Handal, se refirió a que también se debe hablar de quiénes toman las
decisiones para negociar contratos, quienes deberían de tener en primer
lugar gente que vele por el bien común y el bienestar de la población,
sobre todo en base a un Estado de derecho y en base a todo lo que se
habla de la protección de derechos humanos, pero como lo estamos
viviendo es que no se respeta la Constitución, las leyes ahora es más
evidente, lamentó.
Las
negociaciones que culminaron en menos de un año estuvieron a cargo del
entonces secretario de Recursos Naturales y Ambiente, el exfiscal
general adjunto, Rigoberto Cuéllar y la firma fue estampada por la
entonces Procuradora General de la República, Ethel Deras y Oscar
Armando Manzanares Díaz, en su condición de representante legal de BG
International Limited, Sucursal Honduras.
El
proceso contó además con el asesoramiento del ahora Comisionado
Nacional de los Derechos Humanos, Roberto Herrera Cáceres, que en el
aquel entonces fungía como alto representante y coordinador nacional de
la Iniciativa para la Transparencia de las Industrias Extractivas (EITI –
Honduras).
Se
trata del primer contrato de exploración y explotación de petróleo y
gas que otorga Honduras, que nunca ha descubierto petróleo en cantidades
comerciales, aunque no se han revelado datos sobre estimaciones de
posibles reservas de crudo y gas en la zona ni el monto de inversión que
BG Group pretendería realizar en el proyecto.
Felix Valentín, representante de la OFRANEH
Proceso inconsulto
El
mismo otorgó un periodo de cuatro años para la exploración,
prorrogables hasta por dos años más, es decir un total de seis años y
para el periodo de explotación el plazo se definió en 20 años,
prorrogables por cinco años más, es decir un máximo de 25 años.
La
zona de concesión se estimada en 35 mil kilómetros cuadrados y la
exploración ya se hizo en los paralelos 84 y 85, sin contar con las
comunidades indígenas que habitan la zona de la Mosquitia, es decir con
las comunidades misquitas, garífunas y a las etnias pech y tawahka,
indicó Félix Omar Valentín López, de la Organización Fraternal Negra
Hondureña (Ofraneh).
Valentín
López subrayó que no debe dejarse de un lado el marco político en el
cuál se aprobaron estas concesiones, es decir el 12 de diciembre del
2012, período en el cual se marcan el inicio de las ciudades Modelo en
Honduras, lo que marcó una pauta de la inversión en el país. Este fue un
“segundo golpe de Estado” que permitió todas las concesiones de los
territorios.
“Una
vez que BG se acerca a las comunidades garífunas lo primero que hicimos
fue hablar con el Estado, para que vieran lo que estaba pasando. Es
decir- es el Estado de Honduras quien debe consultarle a su gente-, sin
embargo, quien lo hace es la empresa buscando a personas de escasos
recursos sacándolas de sus comunidades para empezar a comprar
conciencias”, lamentó.
Juan Carlos Rodríguez, de la Coalición Patriótica de Solidaridad
Vulnerabilidad
Para
el presidente de la Coalición Patriótica de Solidaridad, Juan Carlos
Rodríguez, resaltó que para esta plataforma de sociedad civil existió
preocupación porque varias condicionantes del contrato son desfavorables
para el Estado de Honduras y porque no se efectuó un proceso de
licitación.
“Qué
pasaría si se reducen los estándares en la protección ambiental, quien
se va a dar cuenta si aquí no hay expertos en la materia para definir si
las cosas se están haciendo bien o mal, qué pasaría sino se cumple con
las responsabilidades del contrato, en caso del Gobierno, nos caería una
demanda que tocaría pagarla por 30 generaciones, pues hablamos de una
empresa cuyo capital asciende a más de 60 mil millones de dólares, nos
podrían pagar nuestra deuda interna y externa; pero si es del mismo
contratista, no le podríamos ganar”, comentó.
Por
ejemplo, -agregó- si existe un escape en la tubería cómo se haría con
esa afectación y quién podría hacer que eso se enmendara correctamente
si no sabemos cómo, será que vale la pena correr el riesgo de la
extracción del petróleo con las condiciones actuales de nuestro país,
cuando aquí nunca se puede estar conformes, porque siempre hay
corrupción.
Para
que esto fuera conveniente, entonces, deberíamos contar con las
condiciones adecuadas técnico-social y jurídicamente, así como un marco
legal riguroso en las condiciones de conservación del ambiente y las
responsabilidades, así como una mayor integración de la comunidad en los
procesos, como parte afectada o como beneficiada, así como blindar
cualquier beneficio económico de esta actividad para el beneficio humano
y que lo que genere esto sea para la ciudadanía, no para gasto público,
enfatizó.
Ema Vásquez, del FOSDEH
Poca transparencia
De
su lado, Ema Vásquez del Foro Social de Deuda Externa y Desarrollo
Social de Honduras (FOSDEH), se refirió al proceso de sobreprotección de
la información pública entregada, es decir, si se quiere saber sobre
los impactos relacionados a las concesiones, en este caso de
hidrocarburos, ya no se pueden conocer y tampoco las variables a
considerar o la ubicación de los proyectos.
“Con
esta secretividad reforzada por las (normativas) que están en proceso
como la reforma a la Ley de Secretos que está ahora en el Congreso
Nacional, en realidad esconde dentro de este proceso está el quitar más
aún la posibilidad de acceder a la información y de aumentar la
discrecionalidad de la información que se ha adjudicado el Estado
alrededor del acceso a la información en conjunto al igual que de las
más de mil concesiones en general de los bienes comunes que tiene el
país”, comentó Vásquez.
Añadió
que con el acceso a la información es que podemos tener posibilidad de
hacer revisiones del cumplimiento o no de los estándares internacionales
de los derechos humanos, si se están respetando o no los análisis de
riesgo, los desplazamientos de la población, los procesos de las
exploraciones, el almacenamiento de material peligroso, considerando que
este es un proyecto de alto impacto y que se tiene todos los elementos
claves como que va implicar material peligroso, la afectación de los
recursos naturales, no solamente ahí en la rivera sino también en los
islotes, pues esta al igual que las demás no tienen limitaciones de
índole geográfico por municipio o departamento, pues está asignada a
Gracias, pero afectará Colón, Atlántida entre otros.
Norvin Goof, presidente de MASTA
Barreras técnicas se suman a las barreras de idioma
Así
también explicó que tampoco puede haber una participación real o menos
una consulta libre, previa e informada y que implique el consentimiento
real de las poblaciones, pues no saben cuáles son los efectos,
considerando las variables de idioma materno, en garífuna, misquito o en
cualquier otro de la región.
Las
barreras de comprensión técnica sobre las concesiones, -destacó- se
suman a las barreras de idioma, pues qué pasaría con las poblaciones de
pescadores que no sabrán si podrían pescar en el límite, es decir al
violentar el derecho de acceso a la información se violenta también el
respeto a la cultura, social política, productiva y económica de la
región, lo que nos lleva a una lógica de la más primitiva forma de
expropiar que es el despojo del bien común, de la dignidad de las
personas y del poder mismo, cuando este tipo de relacionamientos
desempodera.
Hacemos un llamado a la unidad
Así
también el presidente de la organización Miskitu Asla Takanka (MASTA,)
Norvin Goof, instó a la sociedad civil y los pueblos indígenas a buscar
la unidad para enfrentar el problema.
“Desconocemos
y rechazamos y enérgicamente las concesiones de exploración y
explotación petrolera, ya que no podemos desangrar a la madre tierra, y
que aumentará las emisiones de gases del efecto invernadero en uno de
los sitios de importancia mundial para la conservación”, puntualizó.