Comunicado del FNRP
Fotos de Honduras: repudian muertes violentas
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Honduras: “Que el Estado abra los ojos ante el clamor por la tierra”
Ya basta de represión y muerte en el Bajo Aguán
Por Giorgio Trucchi - Rel-UITA
El dramático caso del Bajo Aguán ha trascendido a nivel internacional y la audiencia concedida por la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) es una clara muestra de ello.
Sobre la importancia de esta actividad que se ha desarrollado en Washington conversamos con Rudy Hernández, defensor de derechos humanos y ex directivo del Movimiento Unificado Campesino del Aguán (MUCA).
-¿Cómo evalúa esta audiencia que la CIDH concedió a la Misión Internacional y a la cual usted fue invitado?
-Fue algo muy importante, porque se evidenció que la CIDH tiene los ojos puestos en el caso de las violaciones a los Derechos Humanos en el Bajo Aguán, de manera específica el derecho a la vida y el acceso a la tierra.
Me siento muy satisfecho. Creo que logramos brindar los elementos necesarios para que esta instancia de Derechos Humanos siente una posición contundente, ante los atropellos que se siguen cometiendo contra las familias campesinas.
-¿Qué le pareció la presentación del Estado hondureño ante la CIDH?
-Estuvo muy carente de contenidos, tal como lo fue en estos dos años después del golpe de Estado. Desconoció el derecho de acceso a la tierra por parte de las familias campesinas y mostró desconocer los datos reales acerca de los asesinatos de campesinos, los desalojos violentos, las graves violaciones a los Derechos Humanos y la impunidad.
De hecho la delegación trató de confundir y desorientar a los Comisionados con una gran cantidad de datos, pero no lo logró. El Estado debe aprender a escuchar el clamor por la tierra de todos estos grupos campesinos organizados.
-¿Qué importancia tiene para las familias campesinas esta audiencia de la CIDH sobre el Bajo Aguán?
-La CIDH está muy interesada en darle seguimiento a esta situación y le pedimos que se haga presente en el terreno para constatar todo lo que denunciamos. También que se pronuncie sobre el Bajo Aguán en su Informe Final y durante la conferencia de prensa de clausura del 143º periodo de sesiones.
Además, pedimos que presione al Estado de Honduras para que cese la represión, la impunidad, respete los Derechos Humanos y los acuerdos firmados con los grupos campesinos.
Las familias campesinas ya saben que no están solas, porque su problemática ha trascendido Honduras.
-Sin embargo, estamos ante un conflicto agrario muy complejo. ¿Qué pasos se necesitan para enrumbarse hacia una solución?
-El Estado debe entender que este conflicto no se soluciona ni con la violencia, ni con la militarización y las mentiras, sino garantizando el respeto de los acuerdos firmados, el acceso a la tierra y nuevas políticas públicas de desarrollo rural.
Todos los que estamos involucrados en esta lucha estamos expuestos a la persecución. Nos toca abandonar nuestros hogares, tomar medidas de seguridad, vivir en la incertidumbre. Todo esto tiene que terminar.
-¿Acceso a la tierra para sembrar palma?
-Las familias campesinas exigen la tierra porque no tienen que comer. Necesitamos sembrar nuestros alimentos y también contribuir a la economía local y nacional.
El monocultivo es una de las razones que nos han llevado a este conflicto agrario y no podemos seguir reproduciendo este modelo.
Con elecciones sigue la resistencia hondureña
Por Gabriela Gurvich.- Entrevista con Bertha Cáceres, dirigente del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH).
-Marcha: ¿Cuál es la situación política y social actual en Honduras?
-Bertha Cáceres: Contrariamente a lo que se quiere hacer creer, que en Honduras hay una normalización de la situación interna, la realidad es que desde el golpe de estado se incrementó la violencia política. Nos encontramos ante una sociedad que se debate ante una crisis social, política y económica. Como también ante el drama de la sistemática violación de los derechos humanos, que incluye asesinatos casi diarios. En el sector del Bajo Aguán los movimientos campesinos están siendo agredidos y asesinados, hay muchos compañeros secuestrados, torturados y desaparecidos. Se le ha dado luz verde al ejército en esta política de secuestro, también la policía opera allí como guardia privada de seguridad de los grandes oligarcas como es el caso de Miguel Facussé. Cuidan los intereses de las trasnacionales gringas. Hay absoluta impunidad que se ha ensanchado a partir de la reincorporación de Honduras a la Organización de Estados Americanos (OEA). -M: ¿Cuál es la reacción de la sociedad ante esto?
-BC: No podemos desconocer el impacto que genera la necesidad de sobrevivir ante las crisis económica y por eso la gente no está tan concentrada en lo que sucede y en las reiteradas violaciones de DDHH. Además hay una estrategia del gobierno de hacer parecer los asesinatos como crímenes comunes y producto del narcotráfico. Actualmente Honduras es el país con el índice más alto de homicidios a nivel mundial en relación a su población con 17 asesinatos diarios. Hay mucho miedo, miedo a denunciar. El golpe de estado cambió la vida de las organizaciones, de las familias. Hay desconfianza en las autoridades, en la policía y en los militares. La gente no confía en los operadores de justicia ni en los periodistas, a pesar de la sistemática campaña en los medios masivos, hay un margen de desconfianza. Por otro lado la resistencia hace muchos esfuerzos para sostener sus espacios en medios y mucha gente los escucha. -M: ¿En que momento político se encuentra la resistencia?
-BC: Actualmente el país está concentrado en la lucha electoral y esto pone en segundo plano la lucha contra la violación de los DDHH. Esto impacta en el Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP) que ha optado por crear un brazo electoral y ahora está muy concentrado en eso. Sin embargo hay también una resistencia de base que aglutina a los movimientos sociales que se han concentrado en denunciar, articular y coordinar la lucha social. Nos enfrentamos al enorme desafío de encaminarnos a consolidar una verdadera fuerza dinámica de movimientos sociales y políticos que esté fortalecido, aunque no unificado del todo porque lo electoral ha impactado y se ha fraccionado Lo que no quiere decir que el pueblo haya dejado de luchar. Esto es necesario porque reconocemos el intervencionismo de Estados Unidos que se ha incrementado desde el golpe, se han abierto más bases militares, aparte de la conocida Palmerola, están presentes en territorios indígenas, participan del entrenamiento del ejército hondureño en la Escuela de las Américas, realizan operaciones conjuntas ambos ejércitos. Los campesinos del Bajo Aguán denuncian que han visto a soldados vestidos con el uniforme gringo disparando directamente a los campesinos, y esto pasa desapercibido para las autoridades.
-M: ¿Cómo se dio el debate electoral al interior del FNRP?
-BC: Hubo diferentes posiciones y la conclusión fue que no se podía participar electoralmente porque significaba reconocer el régimen sucedáneo al golpe de estado y porque quedarían en impunidad las violaciones de DDHH y la memoria de nuestros mártires. Además no había garantía para la vuelta de los exiliados, incluido Mel Zelaya, que no es el único fuera del país, hay cientos afuera. Como COPINH nos opusimos a la participación electoral. Creemos que es una lucha necesaria, pero no la única. Pero luego cuando llegó Mel en mayo pesó mucho su presencia y la mayoría de la conducción muy ingenuamente creyó que iba a haber respeto a los DDHH y que se iba a poner fin a la impunidad.
-M: ¿Cuál es el rol político que juega actualmente Manuel Zelaya?
-Indudablemente Mel sigue teniendo mucho liderazgo y pesan mucho aun sus posiciones, aunque por supuesto no las toma solo, tiene un equipo alrededor. Yo siento que él ahora está entre la espada y la pared, entre quienes optan solo por la vía electoral y el resto del movimiento. Ante el distanciamiento que ha tenido la conducción del FNRP con la base, tiene que lidiar entre mantener a los liberales en la resistencia y mantener a los otros. Estos sectores tienen el desafío de ver en los demás una lucha que es profundamente transformadora. Tienen que respetar y entender que para garantizar un proceso refundacionario lo que hay que fortalecer es el movimiento social. Porque sino, ¿con qué poder constituyente va a contar el pueblo a la hora de hacer una nueva constitución, si la va a encarar con los mismos grupos tradicionales, con diferentes rostros y otras banderas, pero con la misma postura reformista que no va cambiar esta situación dramática en Honduras?
-M: En este marco ¿cómo sigue la lucha del pueblo hondureño?
-BC: Pese a todo este contexto y las dificultades internas, que no son ajenas a un movimiento social y político tan complejo como el FNRP, en esta coyuntura donde pesa tanto el tema electoral, diversas organizaciones que somos parte del espacio refundacional hemos decidido seguir adelante en la construcción de nuestras luchas históricas, porque eso es lo que nos queda, gane o no el brazo electoral del FNRP. El pueblo hondureño va a tener que seguir luchando, eso es lo que hemos hecho siempre y lo vamos a seguir haciendo. Tenemos el desafió de seguir construyendo de manera unificada esa coordinación sin perder de vista que somos diversos y tampoco nos vamos a uniformar. Enfrentamos cosas tremendas y somos conscientes de que nos enfrentamos al imperialismo, a las trasnacionales, al ejército gringo, al Comando Sur, a la Fuerza Delta, a las fuerzas militares contrainsurgentes formadas en Irak. Continuaremos no solo movilizando y denunciado sino también construyendo. Hemos tenido un proceso de elaboración de propuestas nacionales entre varios movimientos autónomos. No sólo para la resistencia, sino para la sociedad hondureña entera. No queremos que otros decidan por nosotros.