“La revolución es inevitable en Honduras para sacar al tirano”: Mel Zelaya
mayo 1, 2019 Redaccion
Por: Redacción CRITERIO redaccion@criterio.hn
Tegucigalpa.- “La revolución es inevitable en Honduras, para sacar al tirano, al dictador y al sistema de la dictadura que nos oprime” dijo este miércoles el expresidente de Honduras, Manuel Zelaya Rosales, al discursar en el marco del Día Internacional de los Trabajadores e instar a sus pares políticos para presionar por la salida del poder del actual gobernante, Juan Hernández.
El también fundador y coordinador del Partido Libertad y Refundación (Libre) dijo tener una misión que cumplir y que lleva en la sangre, en la conciencia y en la convicción que tiene como ciudadano hondureño.
“Tiene que haber socialismo en Honduras o no habrá nada”, expresó al tiempo que manifestó que la “revolución es inevitable en Honduras, para sacar al tirano, al dictador y al sistema de la dictadura que nos oprime”.
Pese a su discurso de confrontación, sus opositores políticos lo acusan de pactar acuerdos de carácter electoral con Hernández y de abandonar la lucha social.
Zelaya Rosales, que hace unos meses anunció la instalación de “comandos insurreccionales”, supuestamente para sacar del poder a Hernández, instó a la muchedumbre a aplicar e invocar el 3 de la Constitución para llevar a cabo la “revolución”.
“Vamos a la insurrección nacional, vamos al paro nacional en Honduras para sacar a la dictadura que oprime al pueblo hondureño”, expresó al tiempo que aclaró que hacer acopió al artículo 3 de la ley fundamental del Estado no es ilegal.
“La revolución está en camino, vamos a la insurrección popular en Honduras”, insistió.
Lucha de clases
Por otra parte, señaló que la represión que se da en las calles por parte de los policías y militares, es una lucha de clases entre el poder y el pueblo, porque los uniformados son los representantes de la oligarquía al igual que los diputados que están en el Congreso. “Ellos son los que representan a los poderosos de este país”, expresó.
La presencia de Zelaya Rosales en las marchas de los trabajadores, ya no es nada extraño, es algo que ha venido haciendo desde antes de llegar a la Presidencia en el año 2006.
El ex mandatario, que cuanta con el respaldo de muchos sectores populares que le reconocen el incremento histórico al salario mínimo en el año 2008, reprochó que por qué un obrero gana 7.000 u 8.000 lempiras y un burócrata devenga 100.000 y 200.000 lempiras.
Son unos enfermos…
El ex gobernante criticó la exagerada seguridad que acompaña al actual gobernante, la que a su juicio se aleja de lo normal y a la vez recordó que cuando era presidente nunca utilizó tanta seguridad e incluso que salía a las calles y saluda a la gente.
Sin embargo, “estos anormales que están gobernando, que se creen dueños del poder, que se les ha subido la soberbia a la cabeza, que andan llenos de guaruras, de militares, de policías, de guardaespaldas, de carros blindados, son unos enfermos que tienen que renunciar y dejar el poder de la nación, que le corresponde al pueblo hondureño y no al que ha usurpado los derechos del pueblo”, exteriorizó.
Tegucigalpa.- “La revolución es inevitable en Honduras, para sacar al tirano, al dictador y al sistema de la dictadura que nos oprime” dijo este miércoles el expresidente de Honduras, Manuel Zelaya Rosales, al discursar en el marco del Día Internacional de los Trabajadores e instar a sus pares políticos para presionar por la salida del poder del actual gobernante, Juan Hernández.
El también fundador y coordinador del Partido Libertad y Refundación (Libre) dijo tener una misión que cumplir y que lleva en la sangre, en la conciencia y en la convicción que tiene como ciudadano hondureño.
“Tiene que haber socialismo en Honduras o no habrá nada”, expresó al tiempo que manifestó que la “revolución es inevitable en Honduras, para sacar al tirano, al dictador y al sistema de la dictadura que nos oprime”.
Pese a su discurso de confrontación, sus opositores políticos lo acusan de pactar acuerdos de carácter electoral con Hernández y de abandonar la lucha social.
Zelaya Rosales fue derrocado del poder en junio de 2009 por un golpe de Estado orquestado por los sectores conservadores en alianza con el gobierno de Estados Unidos, por su cercanía con el extinto presidente de Venezuela, Hugo Chávez.
Ante una multitud que lo ovacionó en el parque central de Tegucigalpa, donde concluyó la marcha de los trabajadores, manifestó que fue sacado del poder “por confiar en estos organismos operadores de justicia que están todos vinculados a las mafias, al narcotráfico y al crimen organizado”.Zelaya Rosales, que hace unos meses anunció la instalación de “comandos insurreccionales”, supuestamente para sacar del poder a Hernández, instó a la muchedumbre a aplicar e invocar el 3 de la Constitución para llevar a cabo la “revolución”.
“Vamos a la insurrección nacional, vamos al paro nacional en Honduras para sacar a la dictadura que oprime al pueblo hondureño”, expresó al tiempo que aclaró que hacer acopió al artículo 3 de la ley fundamental del Estado no es ilegal.
“La revolución está en camino, vamos a la insurrección popular en Honduras”, insistió.
Lucha de clases
Por otra parte, señaló que la represión que se da en las calles por parte de los policías y militares, es una lucha de clases entre el poder y el pueblo, porque los uniformados son los representantes de la oligarquía al igual que los diputados que están en el Congreso. “Ellos son los que representan a los poderosos de este país”, expresó.
La presencia de Zelaya Rosales en las marchas de los trabajadores, ya no es nada extraño, es algo que ha venido haciendo desde antes de llegar a la Presidencia en el año 2006.
El ex mandatario, que cuanta con el respaldo de muchos sectores populares que le reconocen el incremento histórico al salario mínimo en el año 2008, reprochó que por qué un obrero gana 7.000 u 8.000 lempiras y un burócrata devenga 100.000 y 200.000 lempiras.
Son unos enfermos…
El ex gobernante criticó la exagerada seguridad que acompaña al actual gobernante, la que a su juicio se aleja de lo normal y a la vez recordó que cuando era presidente nunca utilizó tanta seguridad e incluso que salía a las calles y saluda a la gente.
Sin embargo, “estos anormales que están gobernando, que se creen dueños del poder, que se les ha subido la soberbia a la cabeza, que andan llenos de guaruras, de militares, de policías, de guardaespaldas, de carros blindados, son unos enfermos que tienen que renunciar y dejar el poder de la nación, que le corresponde al pueblo hondureño y no al que ha usurpado los derechos del pueblo”, exteriorizó.
Claves de la reciente lucha en salud y educación
mayo 2, 2019 Redaccion
Por: Tomás Andino Mencía
redacción@criterio.hn
2 de mayo 2019
Tegucigalpa.-Lo que ocurrió del 28 al 30 de abril de este año (2019) tiene dimensiones que probablemente han pasado desapercibidas para muchas y muchos. El presente aporte, busca sistematizar algunos aspectos claves de este importante movimiento, que se saldó con un primer triunfo a favor del pueblo.
La percepción de un régimen todo poderoso e imbatible, frente a un movimiento popular débil y vulnerable, ha cambiado. Esa imagen ya no será la misma después de este movimiento. Nada refleja mejor ese cambio que la pérdida de la sonrisa burlona de Mauricio Oliva, presidente del Congreso Nacional, cuando el 29 de abril tuvo que firmar la no aprobación del punto de acta que contenía las Leyes de Transformación de Salud y Educación. Un factor que explica esta derrota es que el gobierno cuenta con muy poco apoyo, incluso en su propio partido, y temió que la prolongación del conflicto, le acarreara más complicaciones de las que ya tiene dentro y fuera del país. Quedó demostrado que el pueblo movilizado puede arrinconar y doblegar a la dictadura. Y si pudimos derrotarlo una vez, lo podemos derrotar las veces que sea necesario.
La clase trabajadora levantó cabeza
Desde el golpe de Estado, y en particular desde la derrota aplastante del magisterio en 2010-2011 a manos del ministro Marlon Escoto, la clase trabajadora en general ha atravesado una situación de retroceso por casi una década. El sector salud, si bien no había sufrido en el pasado reciente una aplastante derrota, se vió afectado en su capacidad de lucha por la atomización de sus sindicatos y el compadrazgo de sus líderes tradicionales con el poder. Pensar en una huelga nacional de cualquiera de ellos, era casi un sueño, por temor a los despidos y represión judicial. Pero con el reciente movimiento, eso cambió. Alrededor de 70 mil trabajadores de salud y educación se fueron unidos a una huelga nacional simultánea e indefinida, sin precedentes. Eso significa que la clase trabajadora ya no está más dormida, y que se ha puesto en movimiento, aportando organización, sostenibilidad y efectividad a la lucha popular.
Las bases superaron a las dirigencias gremiales tradicionales
El resurgimiento de la clase trabajadora como fuerza social de cambio no ocurrió por obra y arte de sus dirigentes, sino a pesar de estos. La dirigencia magisterial, que desde 2011 había quedado reducida a administradora de fondos gremiales para sobrevivir, estaba castrada para liderar ningún movimiento, y para colmo, algunos de sus gremios se encontraban entretenidos en “Mesas de diálogo”, en las que el gobierno finge escuchar sus reclamos. En el sector salud, las dirigencias sindicales habían involucionado a confabularse con sus patronales, al grado que varias apoyaron las pretensiones anti obreras del gobierno con los decretos de “transformación”. Por eso el gobierno apostó a que los mencionados decretos no provocarían una reacción mayor que no pudiera ser controlada por estos dirigentes y se confió.
Pero ante la amenaza de perder sus empleos con los nefastos decretos, las bases magisteriales y de salud, superaron su tradicional inmovilismo para irse a la huelga, sin tener que esperar orientaciones de sus dirigencias burocráticas. Contra todo pronóstico, las bases se auto organizaron y se fueron a un paro nacional indefinido con tomas de edificios y brazos caídos, sin permiso de los líderes magisteriales, y en el caso de salud, contra la línea progubernamental de sus dirigentes. Esa auto organización es un fenómeno que está presente desde las enormes manifestaciones de las antorchas, la lucha contra el fraude electoral de 2017, en las caravanas de migrantes y ahora en respuesta a la política neoliberal del régimen. Es una clave del periodo histórico que vivimos.
La magia de un liderazgo confiable
El liderazgo de la doctora Suyapa Figueroa, a la cabeza del Colegio Médico, y de algunos dirigentes magisteriales, fue también clave en este proceso. Es sabido que la doctora Figueroa se plantó desde un principio con determinación en oposición a los decretos del gobierno, lo cual produjo un golpe de confianza en la consciencia de la base magisterial y de salud. Se sumaron a ella dirigentes magisteriales como Edwin Hernández y Daniel Sponda, quienes conformaron la Plataforma de Defensa de Salud y Educación. El resto de dirigentes sindicales y magisteriales, prácticamente se borraron. Percibiendo coherencia y valentía en estos dirigentes, las bases no dudaron en acudir a su llamado al paro nacional, con un gobierno debilitado, con una base determinada a superar sus dirigentes tradicionales y con la existencia de una dirigencia prestigiada en la lucha, la magia se produjo. Decenas de miles de trabajadores se pusieron en paro nacional en menos de 48 horas, mientras decenas de miles conquistaban las calles por lo menos en 60 localidades del país, según datos de la Policía.
Se ganó una batalla, pero la guerra sigue
El triunfo sobre los proyectos de decreto del gobierno, significa que ganamos una batalla, pero la guerra aún no ha terminado. Mientras el régimen siga en el poder tendrá la capacidad de cambiar de estrategia, reposicionarse, adaptarse a las nuevas circunstancias y pasar a una contraofensiva. Eso es precisamente lo que está haciendo, al haber establecido un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional el pasado 30 de abril, que lo obliga a continuar sus pretensiones nefastas en salud y educación. Así que cabe esperar que reanudará su ofensiva, y que continuará su represión.
Pero ahora el movimiento obrero y popular estamos mejor preparados: Hemos aprendido que unidos y movilizados podemos derrotar al régimen; que no tenemos que confiar ni participar en sus diálogos tramposos; tenemos un buen liderazgo, al cual hay que fortalecer; y contamos con una base que probó el sabor del éxito, dispuesta a dar la batalla… No hay mejor fórmula para el triunfo sobre la dictadura.
redacción@criterio.hn
2 de mayo 2019
Tegucigalpa.-Lo que ocurrió del 28 al 30 de abril de este año (2019) tiene dimensiones que probablemente han pasado desapercibidas para muchas y muchos. El presente aporte, busca sistematizar algunos aspectos claves de este importante movimiento, que se saldó con un primer triunfo a favor del pueblo.
Lea además: Arde Honduras por ley de educación y salud
Es posible derrotar al régimenLa percepción de un régimen todo poderoso e imbatible, frente a un movimiento popular débil y vulnerable, ha cambiado. Esa imagen ya no será la misma después de este movimiento. Nada refleja mejor ese cambio que la pérdida de la sonrisa burlona de Mauricio Oliva, presidente del Congreso Nacional, cuando el 29 de abril tuvo que firmar la no aprobación del punto de acta que contenía las Leyes de Transformación de Salud y Educación. Un factor que explica esta derrota es que el gobierno cuenta con muy poco apoyo, incluso en su propio partido, y temió que la prolongación del conflicto, le acarreara más complicaciones de las que ya tiene dentro y fuera del país. Quedó demostrado que el pueblo movilizado puede arrinconar y doblegar a la dictadura. Y si pudimos derrotarlo una vez, lo podemos derrotar las veces que sea necesario.
La clase trabajadora levantó cabeza
Desde el golpe de Estado, y en particular desde la derrota aplastante del magisterio en 2010-2011 a manos del ministro Marlon Escoto, la clase trabajadora en general ha atravesado una situación de retroceso por casi una década. El sector salud, si bien no había sufrido en el pasado reciente una aplastante derrota, se vió afectado en su capacidad de lucha por la atomización de sus sindicatos y el compadrazgo de sus líderes tradicionales con el poder. Pensar en una huelga nacional de cualquiera de ellos, era casi un sueño, por temor a los despidos y represión judicial. Pero con el reciente movimiento, eso cambió. Alrededor de 70 mil trabajadores de salud y educación se fueron unidos a una huelga nacional simultánea e indefinida, sin precedentes. Eso significa que la clase trabajadora ya no está más dormida, y que se ha puesto en movimiento, aportando organización, sostenibilidad y efectividad a la lucha popular.
Las bases superaron a las dirigencias gremiales tradicionales
El resurgimiento de la clase trabajadora como fuerza social de cambio no ocurrió por obra y arte de sus dirigentes, sino a pesar de estos. La dirigencia magisterial, que desde 2011 había quedado reducida a administradora de fondos gremiales para sobrevivir, estaba castrada para liderar ningún movimiento, y para colmo, algunos de sus gremios se encontraban entretenidos en “Mesas de diálogo”, en las que el gobierno finge escuchar sus reclamos. En el sector salud, las dirigencias sindicales habían involucionado a confabularse con sus patronales, al grado que varias apoyaron las pretensiones anti obreras del gobierno con los decretos de “transformación”. Por eso el gobierno apostó a que los mencionados decretos no provocarían una reacción mayor que no pudiera ser controlada por estos dirigentes y se confió.
Pero ante la amenaza de perder sus empleos con los nefastos decretos, las bases magisteriales y de salud, superaron su tradicional inmovilismo para irse a la huelga, sin tener que esperar orientaciones de sus dirigencias burocráticas. Contra todo pronóstico, las bases se auto organizaron y se fueron a un paro nacional indefinido con tomas de edificios y brazos caídos, sin permiso de los líderes magisteriales, y en el caso de salud, contra la línea progubernamental de sus dirigentes. Esa auto organización es un fenómeno que está presente desde las enormes manifestaciones de las antorchas, la lucha contra el fraude electoral de 2017, en las caravanas de migrantes y ahora en respuesta a la política neoliberal del régimen. Es una clave del periodo histórico que vivimos.
La magia de un liderazgo confiable
El liderazgo de la doctora Suyapa Figueroa, a la cabeza del Colegio Médico, y de algunos dirigentes magisteriales, fue también clave en este proceso. Es sabido que la doctora Figueroa se plantó desde un principio con determinación en oposición a los decretos del gobierno, lo cual produjo un golpe de confianza en la consciencia de la base magisterial y de salud. Se sumaron a ella dirigentes magisteriales como Edwin Hernández y Daniel Sponda, quienes conformaron la Plataforma de Defensa de Salud y Educación. El resto de dirigentes sindicales y magisteriales, prácticamente se borraron. Percibiendo coherencia y valentía en estos dirigentes, las bases no dudaron en acudir a su llamado al paro nacional, con un gobierno debilitado, con una base determinada a superar sus dirigentes tradicionales y con la existencia de una dirigencia prestigiada en la lucha, la magia se produjo. Decenas de miles de trabajadores se pusieron en paro nacional en menos de 48 horas, mientras decenas de miles conquistaban las calles por lo menos en 60 localidades del país, según datos de la Policía.
Se ganó una batalla, pero la guerra sigue
El triunfo sobre los proyectos de decreto del gobierno, significa que ganamos una batalla, pero la guerra aún no ha terminado. Mientras el régimen siga en el poder tendrá la capacidad de cambiar de estrategia, reposicionarse, adaptarse a las nuevas circunstancias y pasar a una contraofensiva. Eso es precisamente lo que está haciendo, al haber establecido un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional el pasado 30 de abril, que lo obliga a continuar sus pretensiones nefastas en salud y educación. Así que cabe esperar que reanudará su ofensiva, y que continuará su represión.
Pero ahora el movimiento obrero y popular estamos mejor preparados: Hemos aprendido que unidos y movilizados podemos derrotar al régimen; que no tenemos que confiar ni participar en sus diálogos tramposos; tenemos un buen liderazgo, al cual hay que fortalecer; y contamos con una base que probó el sabor del éxito, dispuesta a dar la batalla… No hay mejor fórmula para el triunfo sobre la dictadura.
El retorno del fuego
mayo 2, 2019 Redacción
Por: Víctor Meza
Se veía venir, el retorno de las antorchas a las calles se percibía en el ambiente, aunque muchos dudaban y se mostraban escépticos ante el posible regreso. No era para menos. La desaparición temporal de las antorchas generó un cierto sentimiento de frustración y derrotismo. De la euforia colectiva, la masa devino rápidamente en colectividad desencantada y frustrada. Un cierto fatalismo apocalíptico rodeaba el entorno e impregnaba el imaginario de la gente.
Cuando en agosto de 2015 los manifestantes indignados marchaban e inundaban las calles de las principales ciudades del país, las antorchas se convirtieron en un símbolo de rebeldía, de condena al régimen, de indignación y hastío, de ira reprimida y furia en ascenso. El mar de pequeñas llamas amenazaba con “incendiar la pradera”, para decirlo con la conocida frase del líder chino Mao Tse Tung. Los ciudadanos, cansados finalmente de tanta ignominia y hastiados de la podredumbre que emerge de la hipercorrupción reinante, salieron a las calles para dar testimonio de su hartazgo social. La protesta fue creciendo y ganando cada vez más participantes entusiastas. De manera casi inevitable, en la misma medida en que se ampliaba, al mismo tiempo también se diversificaba y, por supuesto, se contaminaba. Las demandas empezaron a mezclarse, mientras la infantil partidarización de la protesta desencantaba a los independientes, enfurecía a los autoconvocados y, al final, debilitaba la dinámica creciente que los alimentaba a todos. Esa politización partidaria indebida, primaria, sin sentido estratégico, vacía de contenido, pero cargada proselitismo oportunista y consignas de última hora, muchas de ellas obsoletas o políticamente imprudentes, terminaron haciéndole daño al pluralismo del movimiento y castraron sus características espontáneas e incluyentes. El movimiento fue cediendo en vigor y fuerza, mientras crecía en sectarismo y ortodoxia. Por último, como un telón que cae, las antorchas se fueron apagando, mientras seguían ondeando, lánguidas y distantes, las banderas raídas y dispersas de los grupos de oposición.
Desde entonces, abundante agua ha pasado bajo los puentes, pero no ha sido suficiente para apagar las antorchas, porque, en esencia, las causas de las marchas del 2015 siguen ahí, latentes, vivas, no han desaparecido. Más bien se han intensificado y agravado. Por lo tanto, el fuego de las antorchas sigue ardiendo desde abajo, como debe ser, presto para volver a calentar el ya crispado ambiente y encender los alicaídos ánimos.
La variedad de intereses fortalece el pluralismo y da fuerza a la inclusión social. Ese es su aspecto más positivo. Pero, al mismo tiempo, fractura al movimiento y lo expone al debilitamiento sectorial. Podría suceder que, en la medida en que algunas demandas gremiales sean satisfechas por el régimen, los sectores que las representan y promueven, abandonen gradualmente la protesta y apaguen sus respectivas antorchas. Por eso, es muy importante que toda demanda sectorial vaya estrechamente ligada con las demandas generales que apuntan al sistema político y a la calidad de la democracia, a la lucha anticorrupción y al respeto de los derechos humanos.
No se debe permitir que la sectorialización de las demandas acabe conspirando contra el conjunto de la protesta. Hay que saber mantener, con tacto e inteligencia, la jerarquía de los objetivos estratégicos a la par de las demandas puramente tácticas, de alcance inmediato y carácter puntual.
Las marchas de las antorchas en el año 2015 dejaron abundantes lecciones, positivas y negativas, buenas y malas, que es necesario revisar y utilizar para impedir el riesgo de la supuesta o real repetición de la historia. Aunque en esta ocasión las chispas coyunturales han sido otras, las condiciones objetivas de antaño siguen siendo las mismas, un tanto más crispadas y tensas seguramente, pero, en esencia, las mismas. Y, como decía Martín Fierro, el fuego para calentar, debe venir desde abajo.
Por: Redacción CRITERIO
redaccion@criterio.hn
Tegucigalpa. – Para el sociólogo Eugenio Sosa los ciudadanos están saliendo a las calles a manifestar su descontento contra el gobierno, pero les hace falta conducción.
Los presidentes de las organizaciones, los directivos de los gremios y los líderes políticos tienen de una vez por todas, encontrarse y reflexionar cómo dar conducción a un enorme malestar de la ciudadanía hondureña frente al gobierno.
La represión de las manifestaciones pacíficas por parte del ejército y de la Policía Nacional se debe a que hay un convencimiento del grupo corrupto que está conduciendo el país, que a punta de Policía Militar del Orden Público (PMOP), bombas lacrimógenas y del uso de la fuerza puede imponer lo que sea.
Señaló que conculcar el derecho a protestar, aunque no está legalizado en Honduras, prácticamente ha sido suscrito, ha desaparecido. Porque el régimen no tolera ningún tipo de acción ciudadana.
Y luego reclaman la violencia, que hay quema de llantas y lanzamiento de piedras cuando del otro lado hay una violencia institucionalizada, puntualizó Sosa.
Lamentablemente este gobierno cuenta con el visto bueno de una clase empresarial, de tolerancia de los Estados Unidos y de apoyos religiosos como el Cardenal Óscar Andrés Rodríguez que criminaliza las antorchas, pero bendice al lado represor.
Sosa manifestó que el cambio en Honduras pasa por una derrota política brutal a todos estos sectores de poder que hoy permiten, toleran y suscriben este tipo de gobierno que tienen los hondureños y que es totalmente fraudulento.
Sin embargo, dijo que hay un lado positivo y es que el pueblo está en las calles, porque hay un despertar ciudadano, una reactivación popular y una lucha permanente desde los territorios.
Visualizó además que hay un enorme desfase de conducción, los presidentes de las organizaciones, los directivos de los gremios y los líderes políticos tienen de una vez por todas, encontrarse y reflexionar cómo dar conducción a un enorme malestar de la ciudadanía hondureña frente al gobierno.
Tegucigalpa, Honduras.- Los policías y
militares se volvieron apoderar de las calles de varias ciudades del
país, con el fin de impedir las manifestaciones sociales convocadas para
este día, a nivel nacional.
Las redes de defensores de derechos humanos formadas por el Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH), informaron de tomas de carreteras pacíficas, pero con la presencia de policías y equipo anti motín.
Una de la vías que permaneció todo el día vigilada fue la salida a oriente, en Tegucigalpa, donde a la altura del kilómetro 9 por la comunidad de Tatumbla, hubo una manifestación contra la aprobación de la ley de reestructuración al sistema de salud y educación.
Pero al cierre de esta nota, se denunció una cacería humana de parte de las fuerzas represoras del régimen de Juan Hernández, contra manifestantes en su mayoría jóvenes, en las colonias Villa Nueva y Hato de Enmedio, al oriente de la ciudad.
Hubo disparos que atentaron contra los vecinos de esas colonias, donde el 26 de enero del 2017, previo a la toma de posesión ilegal de Hernández, dos jóvenes fueron heridos por armas militares en una toma de carretera.
En Yucarán, El Paraíso, un grupo de docentes mantuvo una toma por varias horas de la oficina de la Dirección Departamental de Educación.
Así mismo se reportó una toma a la altura del puente Nacaome, paso obligatorio entre la aduana de El Amatillo (zona sur) y Tegucigalpa. El tráfico estuvo detenido por varias horas, como exigencia del respeto a las conquistas laborales de docentes y médicos.
Y el centro de la capital hondureña pese a que fue acordonada por policías a horas del mediodía, cerraron negocios, y después los y las manifestantes que lograron llegar al parque central fueron gaseados.
Se reportó personas detenidas y horas después liberadas.
Mientras centenares de maestros, personal médico, estudiantes y ciudadanía en general se movilizó hacia el Comisionado Nacional de Derechos Humanos (CONADEH), después a la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Honduras (OACNUDH), finalizando en menor cantidad al Congreso Nacional, donde por la presión ciudadana, no se ratificó el decreto violatorio a la salud y educación.
En horas de la tarde, en la sede del COFADEH, la Coalición Contra la Impunidad hizo un llamado a respaldar las movilizaciones de 1 de Mayo, día Internacional del Trabajador, y repudió el accionar de la policía y militares, así como el ataque al edificio de esta histórica institución ayer, cuando una centenar de manifestantes se refugian en su interior.
Tegucigalpa.- Este 1 de mayo la clase
trabajadora que se movilizó en la capital hondureña exigieron la
libertad de los opositores que están privados de libertad por razones
políticas.
Tras la crisis post electoral más de 174 personas han sido judicializadas, de las cuales tres aún guarda prisión, una en el centro penal de El Progreso en el departamento de Yoro, y dos en la cárcel de máxima seguridad conocida como La Tolva, ubicada en Morocelí El Paraíso.
Los compatriotas que aún guardan prisión por razones políticas son Gustavo Cáceres (En El Progreso), Raúl Álvarez y Edwin Espinal (Ambos en La Tolva).
El Comité por la Liberación de los Presos Político en Honduras emitió un comunicado que a continuación compartimos con ustedes.
HONDURAS DEBE DE LIBERAR A LOS OPOSITORES POLÍTICOS ENCARCELADOS
En esta manifestación hay personas que faltan, hay luchadores de la democracia ausentes, por estar encarcelados o cumpliendo la orden de no manifestar su disidencia. Faltan Edwin Espinal y Raúl Álvarez, faltan 174 personas más.
Los presos políticos llevan encarcelados 485 días en condiciones deplorables de detención, sujetos a torturas, tratos crueles e inhumanos, en condiciones higiénicas deficientes, sin asistencia médica y bajo constantes amenazas.
Su situación legal es ambigua, los procesos judiciales se han caracterizado por usar tácticas dilatorias.
El Comité Pro-Liberación de los Presos Políticos registra 174 casos de personas judicializadas por su conciencia política y oponerse a la actual dictadura que gobierna el país.
Por su posición política muchos de ellos no han tenido sentencia, ni condenatoria ni absolutoria. Por lo que constituye una privación ilegal de la libertad por parte de las autoridades judiciales, que se complementa con una detención infrahumana y discriminatoria.
El Comité ha externado desde su conformación su preocupación por las graves violaciones al debido proceso, la desproporcionalidad de la medida cautelar de detención preventiva aspectos que consideramos se trata de un caso de criminalización por haber defendido la democracia y el derecho humano al voto y elegir a sus autoridades.
El Comité plantea la necesidad de una Ley de Amnistía. Así, se agilizaría la liberación de presos políticos. También beneficiaría a otros casos como el de las personas libres por medidas sustitutivas, que se han quedado firmando con proceso penal. O quienes actualmente tienen procesos investigativos en su contra o investigaciones abiertas que podrían desembocar en órdenes de aprehensión.
Exigimos al Estado cumpla con sus obligaciones en materia de Derechos Humanos y en materia de procuración de justicia, que libere a las personas encarceladas por motivos políticos.
Que traslade en tanto y en cuanto se liberan a Edwin Espinal y a Raúl Álvarez, a centros regulares de detención.
Que cierre los procesos penales y las causas investigativas contra los opositores al fraude electoral.
Le recordamos al Estado que su obligación no termina con liberar a los presos políticos, que debe de reparar el daño causado, que está obligado a investigar y sancionar a los funcionarios que han mantenido en prisión injusta a los presos políticos.
Tegucigalpa, M.D.C., 01 de mayo de 2019.
Comité Pro-Liberación de los Presos Políticos
Tegucigalpa.- El Comité de Familiares de
Detenidos – Desaparecidos en Honduras (COFADEH), se movilizó este 1 de
mayo junto a la clase trabajadora, que lucha contra el régimen de Juan
Orlando Hernández.
Llevando sus tradicionales pancartas con los rostros de los desaparecidos durante la doctrina de seguridad nacional, implementada por los Estados Unidos y ejecutada por el ejército hondureño, la familia del Cofadeh caminó desde el barrio La Granja hasta el centro de Tegucigalpa.
Para tal ocasión, el Cofadeh emitió un comunicado que lo compartimos literalmente.
CON MEMORIA DE CLASE ESTE 1 DE MAYO
El Comité de Familiares de Detenidos – Desaparecidos en Honduras, COFADEH, está presente este 1 de mayo para testimoniar la conciencia de clase de nuestros seres queridos víctimas de la dictadura liberal-nacionalista de 1979 a 1989.
“Asistimos con alegría de haber visto nuevamente de pie a este sujeto social de mil cabezas, cuyo despertar revive la memoria de nuestros seres queridos sin duda presentes este día”, explica Bertha Oliva, nuestra coordinadora general.
La cita hace referencia al levantamiento popular del magisterio, el gremio médico y la población general, enfurecidos por la amenaza de borrar los derechos a la educación y la salud públicas que impulsa el FMI.
“El gran capital internacional, a través Fondo Monetario, se aprovecha de la fragilidad moral, legal, ética y política de la narco dictadura hondureña, para anular los derechos sociales, económicos y culturales de la población”, dice la defensora.
Este 1 de mayo de 2019 la Honduras consciente hace presencia pública en las calles, para rechazar el modelo narco que fomenta impunidad, violencia, empobrecimiento y corrupción, causas evidentes del éxodo humano que huye hacia el norte del continente.
Hace 10 años el hilo constitucional del país fue roto por un grupo de narcotraficantes golpistas apoyados por Estados Unidos, quienes causan en el presente el mayor desbalance social y económico de la historia de Honduras.
Ese hecho, que se repite cada año con persecuciones, exilios, emigraciones, muertes violentas y reducción de derechos, no ha sido resuelto en democracia; es un desafío pendiente para el pueblo, que sigue vivo a pesar del enorme sufrimiento continuado desde 2009 hasta nuestros días.
Con nuestra presencia hoy al lado de las trabajadores y trabajadores que construyen la Patria, damos ejemplo de coherencia con la memoria de los hombres y mujeres que sufrieron la tortura, la desaparición y la muerte por hacer verdad este sueño vivo”, explica Bertha, un pensamiento válido para los hechos de 1980 y los posteriores a 2009.
Aquí está el Cofadeh con sus mantas históricas en este océano de humanidad, que reclama la salida del “líder de la manada” como se autodefinió el dictador en 2015. Estamos caminando este día para reclamar la recuperación de Honduras.
Aquí estamos porque no es admisible que un grupo de ladrones corruptos aliados del FMI, el Pentágono y el Departamento de estado de Estados Unidos, sean los que gobiernen a un pueblo noble lleno de historia, que no es la misma de los canallas que nos asaltan.
Tegucigalpa, Honduras, 1 de mayo 2019
Tegucigalpa.- La protesta de médicos y maestros en contra de los decretos de reestructuración de los sistemas de Salud y Educación, recién aprobados por el Congreso Nacional en el marco de una ofensiva privatizadora del gobierno Hernández, fue duramente reprimida por la policía militar este 29 de abril.
Más de 70 tomas a nivel nacional paralizaron arterias importantes del país. Se registran varios heridos y detenidos
En Tegucigalpa, decenas de manifestantes buscaron protección en las oficinas de nuestra organización hermana el Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (Cofadeh).
La policía militar atacó la sede con bombas lacrimógenas.
“Estamos peor que en los años de la dictadura militar. Se han equivocado si creen que vamos a cerrarle la puerta a la gente cuyos derechos humanos están siendo violados. Las puertas de Cofadeh siempre estarán abiertas”, dijo Bertha Oliva, coordinadora del Cofadeh, a La Rel.
Estamos justo a dos meses antes de cumplirse 10 años del
golpe de Estado de junio 2009, que entregó el poder, todo el poder,
todos los poderes a la familia Hernández Alvarado, por decisión del
Comando Sur de Estados Unidos, el verdadero ministerio de asuntos
exteriores de ese país decadente.
Desde aquél junio fatídico hasta este mayo de acción, hemos padecido una década de absoluto fracaso del Partido Nacional y del Partido Liberal, golpistas que arrastraron también la UD y la Democracia Cristiana a la muerte partidaria.
A diez años de aquella acción mortal, el éxito de los cachurecos y liberales no se puede medir por las haciendas de vacas y caballos acumulados por el Cartel de Lempira, que reemplazó los carteles de La Entrada y de Bonito Oriental.
El fracaso sí se puede medir en vidas humanas. Las personas por ellos torturadas, perseguidas, amenazadas, exiliadas, asesinadas, son mayores que las cifras de un país en guerra. Una catástrofe.
También el fracaso de diez años de administración corrupta al servicio de una familia y de un cartel corrupto se puede ver claramente en el aumento de la pobreza y la miseria. Las cifras ponen los pelos de punta, 8 de cada 10 hondureños en pobreza y miseria, avanzando a ser 9 de cada 10.
Es el mismo retrato que Manuel López Obrador ha hecho de ese México tomado por los narcos antes de su llegada a la Presidencia en enero pasado. Somos un país con un gobierno rico pero con un pueblo empobrecido. Y eso no cuadra.
Es que por el lado que se le busque, vamos a completar otra década perdida. Igual que ocurrió entre 1980 y 1990, liberales y cachurecos unidos a la CIA utilizaron el territorio de Honduras para invadir Nicaragua, El Salvador y Guatemala. Y mataron y desaparecieron gente, a nuestra gente, y robaron y empobrecieron el país.
Vamos a completar una nueva década perdida, de 2009 a 2019, un tiempo muerto que solamente lo salva el pueblo. Este mismo pueblo que ha resistido como lo hizo ayer y hoy en las calles frente a Mauricio Oliva y su banda de cuatreros legislativos, controlados por Hernández, y éste controlado por el Fondo Monetario Internacional, y éste controlado por Washington. Una cadena de canallas.
Aprobar dos reformas en educación y salud en una sola sesión de changoneta, para despedir a empleados en masa y luego emplear activistas en masa, para comprar sus lealtades antes de las elecciones, es la gran propuesta genial que ofrecen al país.
Como dictadura basada en la fuerza bruta de militares y policías corruptos, narcotraficantes y violadores de la ley, creen que pueden hacer efectivamente todo eso que ellos quieran. Y es verdad, tienen gente traidora para poder hacerlo.
Es grotesco mirar a viejos dirigentes sindicales, de la CTH y de la CGT, muriéndose en vida, arrastrándose, sometidos por la gran telaraña corrupta de la Red de Pandora. Sus gastadas firmas están al lado de otras falsas organizaciones gremiales construidas para avalar el asalto legal de los fondos públicos.
Sin embargo, a pesar de todo eso, la juventud estudiantil, el magisterio, los pueblos originarios, las mujeres e inclusive empresarios honestos, no han sido rendidos. Creen en una salida popular, democrática. Por eso, de modo espontaneo o en concertación organizada, están en desacuerdo en las calles, con las antorchas encendidas.
Hemos visto en medio de las manifestaciones de este fin de semana en todo el país, el anuncio de la movilización total el 1 de mayo próximo. Hemos escuchado como siempre muchas consignas en el ambiente. Pero una sola consigna es la que suena más fuerte, porque reúne el desafecto total, porque enfoca al provocador principal del desastre, señala al instrumento de la política exterior de Estados Unidos, descubre al animal salvaje detrás de la crisis de Honduras. Esa consigna es tan conocida que ni es necesario repetirla aquí…
Como en Argelia, al norte de África, sobre el borde del mar mediterráneo, millones de manifestantes alcanzan la expulsión de su dictador Bouteflika tras varios meses de manifestaciones callejeras, en Honduras va a suceder también. Del modo que sea, con el fuego de las antorchas o con la pasión popular, la dictadura será expulsada porque ni los mismos cachurecos la soportan. Porque es insostenible, porque llegó a un punto de ser vulgar. Llegó a un nivel de estupidez sin límite. Está llegando a su autodestrucción.
Este nivel de vulgaridad lo vemos cuando sus dirigentes, que robaron los bienes a los Valle y a los Cachiros, montan sus caballos, ordeñan sus vacas y se vuelven informantes de la DEA, para entregar a sus propias familias, amigos y correligionarios, creyendo que se salvan ellos mismos.
Pero el pueblo debe estar a salvo de esos pactos entre diablos. El pueblo debe continuar hasta donde sea posible en la misma forma como lo hace desde hace diez años, y pensar en serio a cada instante la transición. Y si tiene que dejar atrás los partidos nuevos que se envejecieron rápido, debe hacerlo. El punto es NO permitir que la teniente Fulton dirija a los narcos, a los corruptos y al mismo tiempo tome la decisión de las masas.
Tenemos que rechazar la vulgaridad, no convivir con ella. La vulgaridad es Oliva riéndose de su propio cinismo. La vulgaridad es Ebal, Argueta, Chinchilla, Pacheco, todos esos peones de la dictadura corrupta. Pero la vulgaridad es también aquello que ya apesta a urnas cuando apenas estamos reconstruyendo la unidad de calle.
El pueblo debe ser sabio para administrar su acción y reacción, organizar el consenso de la salida política de esta crisis. Honduras no puede continuar alineada a Palmerola, teniendo como dirigentes intelectuales a Bolton, Nealon, Abrams, Biden, Negroponte o a esos otros criminales de Washington. Ni a los mismos corruptos locales de siempre.
Honduras debe darse la dirección interna que se merece con los aliados externos que nos merezcan. Debe encender y avivar la flama del país de fuego en que nos hemos convertido. Buenas noches!
Se veía venir, el retorno de las antorchas a las calles se percibía en el ambiente, aunque muchos dudaban y se mostraban escépticos ante el posible regreso. No era para menos. La desaparición temporal de las antorchas generó un cierto sentimiento de frustración y derrotismo. De la euforia colectiva, la masa devino rápidamente en colectividad desencantada y frustrada. Un cierto fatalismo apocalíptico rodeaba el entorno e impregnaba el imaginario de la gente.
Cuando en agosto de 2015 los manifestantes indignados marchaban e inundaban las calles de las principales ciudades del país, las antorchas se convirtieron en un símbolo de rebeldía, de condena al régimen, de indignación y hastío, de ira reprimida y furia en ascenso. El mar de pequeñas llamas amenazaba con “incendiar la pradera”, para decirlo con la conocida frase del líder chino Mao Tse Tung. Los ciudadanos, cansados finalmente de tanta ignominia y hastiados de la podredumbre que emerge de la hipercorrupción reinante, salieron a las calles para dar testimonio de su hartazgo social. La protesta fue creciendo y ganando cada vez más participantes entusiastas. De manera casi inevitable, en la misma medida en que se ampliaba, al mismo tiempo también se diversificaba y, por supuesto, se contaminaba. Las demandas empezaron a mezclarse, mientras la infantil partidarización de la protesta desencantaba a los independientes, enfurecía a los autoconvocados y, al final, debilitaba la dinámica creciente que los alimentaba a todos. Esa politización partidaria indebida, primaria, sin sentido estratégico, vacía de contenido, pero cargada proselitismo oportunista y consignas de última hora, muchas de ellas obsoletas o políticamente imprudentes, terminaron haciéndole daño al pluralismo del movimiento y castraron sus características espontáneas e incluyentes. El movimiento fue cediendo en vigor y fuerza, mientras crecía en sectarismo y ortodoxia. Por último, como un telón que cae, las antorchas se fueron apagando, mientras seguían ondeando, lánguidas y distantes, las banderas raídas y dispersas de los grupos de oposición.
Desde entonces, abundante agua ha pasado bajo los puentes, pero no ha sido suficiente para apagar las antorchas, porque, en esencia, las causas de las marchas del 2015 siguen ahí, latentes, vivas, no han desaparecido. Más bien se han intensificado y agravado. Por lo tanto, el fuego de las antorchas sigue ardiendo desde abajo, como debe ser, presto para volver a calentar el ya crispado ambiente y encender los alicaídos ánimos.
Nota relacionada Honduras: Las antorchas cobran fuerza en el combate a la corrupción
Y eso es precisamente lo que está sucediendo en la actualidad. Factores más bien coyunturales han confluido en el espacio y en el tiempo, generando circunstancias apropiadas para el reavivamiento del fuego. Son factores diversos, algunos de carácter puramente gremial y, por lo mismo, sectorial y limitado, mientras otros, más amplios y flexibles, abarcan temas que van desde la democracia política hasta la transparencia requerida, pasando, claro está, por la defensa firme de los derechos humanos. Es un abanico de demandas que es preciso analizar en su propia singularidad, para entender con más claridad cuáles son los alcances y cuáles las limitaciones de esta segunda etapa del movimiento de las antorchas.La variedad de intereses fortalece el pluralismo y da fuerza a la inclusión social. Ese es su aspecto más positivo. Pero, al mismo tiempo, fractura al movimiento y lo expone al debilitamiento sectorial. Podría suceder que, en la medida en que algunas demandas gremiales sean satisfechas por el régimen, los sectores que las representan y promueven, abandonen gradualmente la protesta y apaguen sus respectivas antorchas. Por eso, es muy importante que toda demanda sectorial vaya estrechamente ligada con las demandas generales que apuntan al sistema político y a la calidad de la democracia, a la lucha anticorrupción y al respeto de los derechos humanos.
No se debe permitir que la sectorialización de las demandas acabe conspirando contra el conjunto de la protesta. Hay que saber mantener, con tacto e inteligencia, la jerarquía de los objetivos estratégicos a la par de las demandas puramente tácticas, de alcance inmediato y carácter puntual.
Las marchas de las antorchas en el año 2015 dejaron abundantes lecciones, positivas y negativas, buenas y malas, que es necesario revisar y utilizar para impedir el riesgo de la supuesta o real repetición de la historia. Aunque en esta ocasión las chispas coyunturales han sido otras, las condiciones objetivas de antaño siguen siendo las mismas, un tanto más crispadas y tensas seguramente, pero, en esencia, las mismas. Y, como decía Martín Fierro, el fuego para calentar, debe venir desde abajo.
Hay un lado positivo y es que el pueblo está en las calles, porque hay un despertar ciudadano, una reactivación popular y una lucha permanente desde los territorios.
Por: Redacción CRITERIO
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Tegucigalpa. – Para el sociólogo Eugenio Sosa los ciudadanos están saliendo a las calles a manifestar su descontento contra el gobierno, pero les hace falta conducción.
Los presidentes de las organizaciones, los directivos de los gremios y los líderes políticos tienen de una vez por todas, encontrarse y reflexionar cómo dar conducción a un enorme malestar de la ciudadanía hondureña frente al gobierno.
La represión de las manifestaciones pacíficas por parte del ejército y de la Policía Nacional se debe a que hay un convencimiento del grupo corrupto que está conduciendo el país, que a punta de Policía Militar del Orden Público (PMOP), bombas lacrimógenas y del uso de la fuerza puede imponer lo que sea.
Nota relacionada Mezquindad política y la percepción del pueblo hondureño
En un país con una leve actitud democrática y con respeto a la ciudadanía, esto tendría otras connotaciones, dijo SosaSeñaló que conculcar el derecho a protestar, aunque no está legalizado en Honduras, prácticamente ha sido suscrito, ha desaparecido. Porque el régimen no tolera ningún tipo de acción ciudadana.
Y luego reclaman la violencia, que hay quema de llantas y lanzamiento de piedras cuando del otro lado hay una violencia institucionalizada, puntualizó Sosa.
Lamentablemente este gobierno cuenta con el visto bueno de una clase empresarial, de tolerancia de los Estados Unidos y de apoyos religiosos como el Cardenal Óscar Andrés Rodríguez que criminaliza las antorchas, pero bendice al lado represor.
Sosa manifestó que el cambio en Honduras pasa por una derrota política brutal a todos estos sectores de poder que hoy permiten, toleran y suscriben este tipo de gobierno que tienen los hondureños y que es totalmente fraudulento.
Sin embargo, dijo que hay un lado positivo y es que el pueblo está en las calles, porque hay un despertar ciudadano, una reactivación popular y una lucha permanente desde los territorios.
Visualizó además que hay un enorme desfase de conducción, los presidentes de las organizaciones, los directivos de los gremios y los líderes políticos tienen de una vez por todas, encontrarse y reflexionar cómo dar conducción a un enorme malestar de la ciudadanía hondureña frente al gobierno.
HONDURAS/ PROTESTA SOCIAL LOGRA SUSPENSIÓN DE PRIVATIZACIÓN EN SALUD Y EDUCACIÓN
- Publicado: 01 Mayo 2019
El
retroceso del partido Nacional este martes en el Congreso es una
conquista social, una pequeña victoria, dicen algunos, pero sí una de
las pocas victorias del pueblo hondureño en la última década marcada por
sicariato selectivo al liderazgo popular, autoritarismo estatal,
represión, fraudes electorales y golpes de Estado.
Sectores
acomodados al gobierno y en contra que la ciudadanía haya logrado el
retroceso en las pretensiones del régimen en deteriorar aún más la
educación y la salud, culpan de la victoria popular a la mediocridad de
Arnaldo Bueso en Educación y de Alba Consuelo Flores en Salud, piden el
despido de ambos.
Redacción Central / EL LIBERTADOR
Tegucigalpa. En
una sesión que duró menos de 15 minutos, Mauricio Oliva, dejó sin valor
los controvertidos decretos para la reestructuración y transformación
presupuestaria en Salud y Educación. Llegó, se sentó y dijo con tono
flemático, lento: “Vamos a suspender y archivar esta ley que
recientemente se aprobó, con el ánimo de citar a las partes en conflicto
a que se sienten a construir una propuesta en conjunto”.
Mientras
hablaba el presidente del Congreso Nacional, Mauricio Oliva, afuera del
hemiciclo seguía la represión policial en el centro de la capital
hondureña, ardían las llamas de las llantas encendidas por la protesta
ciudadana en varias ciudades del país, y de nuevo, después de años de
aislamiento de los conflictos de país, volvió la movilización de médicos
y sobre todo del magisterio, porque esos decretos suspendidos este día
tenía dedicatoria para ambos sectores.
Oliva
no iba hacer el ridículo como lo hizo, aprobar e improbar la misma ley,
los comentarios a favor y en contra, dependen de los interesados y sus
nexos con el gobierno. Sin embargo, la decisión supo a derrota para una
élite de diputados nacionalistas acostumbrados por años a reírse y
pisotear la voluntad popular y la del resto de fuerzas partidarias en el
Legislativo, conscientes que su impunidad está asegurada en el Poder
Judicial y en las armas de los militares que apoyan la reelección
ilegítima y en los policías que protegen sicarios para balear en el
pecho a los ciudadanos que participan en la movilizaciones populares.
En
los últimos días han sido asesinados jóvenes, los hallaron con signos
de tortura, amarrados. La pequeña victoria de hoy no sólo fue de médicos
y maestros, sin la participación ciudadana no hubieran logrado nada.-
Es claro, hay miopía en los enemigos de los pueblos, jamás reconocen las
hazañas sociales, siempre las minimizan, únicamente aplauden las del
poder que sirven y las de los grupos que les llenan los estómagos. Está
claro, “el objetivo es mucho más ambicioso, es transformar la sociedad,
es que el pueblo hondureño se apropie del poder y de la conducción
nacional”, explicó bien el abogado Fredín Funez.
El
poder nunca concede nada por voluntad propia. Ese malestar de
retroceder con la imposición de esas legislaciones en Salud y Educación,
quedó evidente en periodistas estrellas de los medios tradicionales de
comunicación, inmediatamente que Oliva anunció la
suspensión de los decretos, se fueron a cambio en sus espacios de radio
y televisión para irse a sorteos de lotería, otros callaron y algunos
gritaron que ese logro, grande o pequeño, que fue de todos los sectores
que salieron a protestar, y no sólo de médicos y maestros.
La
lucha del pueblo hondureño no se limita a la acción inmediata en Salud y
Educación, la problemática vas más allá, es un Estado que desde el
golpe de Estado requiere un nuevo pacto social, es un gobierno
cuestionado por la ilegalidad que lo mantiene en el cargo, y un régimen
salpicado por fuertes indicios racionales de corrupción y narcotráfico.
Las jornadas de protesta de estos días tienen sus raíces en una
convulsión que ya lleva una década.
Incontrolable la brutalidad policial contra manifestantes
Friday, 03 May 2019 00:19 Written by German Reyes Published in Contexto PASOS DE ANIMAL GRANDE
Foto:elperiodico.hn
La represión del Estado contra los manifestantes que exigen
mejores condiciones de vida y la salida del Presidente Juan Orlando
Hernández, al que consideran dictador, habría provocado la detención
arbitraria de decenas de personas, periodistas y defensores de los
derechos humanos agredidos y los asesinatos de dos estudiantes, que
horas antes de morir, participaron en las protestas para evitar la
privatización de la salud y la educación pública.
Con la oposición de los diputados del Partido Libertad y Refundación
(LIBRE), el pasado 25 de abril, el Congreso Nacional comenzó la
discusión para aprobar dos proyectos de Ley, ya dictaminados y
encaminados a la posible privatización de los servicios de salud y
educación pública. Ante tal situación, diferentes sectores sociales,
entre los que se destacan, estudiantes, obreros, médicos y docentes,
entre otros, iniciaron acciones de protesta, donde no ha faltado la
respuesta represiva del Estado.
Las acciones pasivas, todas multitudinarias, iniciaron el pasado viernes 26 de abril, con la tradicional Marcha de las Antorchas, que no es más que un desfile de personas, que caminan pacíficamente con una antorcha encendida para denunciar la corrupción y atropellos a los derechos humanos.
La manifestación se dirigía a las inmediaciones del Congreso Nacional, pero cuando se aprestaban a llegar, militares y policías que custodian el edificio, los reprimieron con gases lacrimógenos. Allí detuvieron arbitrariamente a Melvin Roberto Osorto.
Para el lunes 29 de abril, el Colegio Médico de Honduras (CMH) y los distintos colegios magisteriales, llamaron a sus bases a un paro nacional de labores y marcharon en distintas ciudades del país. En Tegucigalpa, a tempranas horas de la mañana los pobladores se tomaron de la carretera que conduce norte del país, en la colonia El Carrizal, la que fue desalojada con gases lacrimógenos que lanzó la policía y el ejercito.
Paralelamente, miles de pobladores, estudiantes universitarios, médicos y los maestros, partían de la Universidad Pedagógica Nacional, Francisco Morazán, en una manifestación que al filo del mediodía llegaba a las inmediaciones del Congreso Nacional, cuyos alrededores se encontraban militarizados.
La manifestación era pacifica, pero para impedirles llegar al legislativo, la policía y el ejercito lanzaron gases lacrimógenos y balas de goma, provocando una batalla campal en todo el centro de la capital. Los manifestantes respondieron con piedras.
En horas de la tarde, personas supuestamente infiltradas de los órganos represores del Estado, entraron al edificio municipal y lo incendiaron para hacerle creer a la población que la manifestación había sido violenta.
En ese momento la policía se hacía acompañar de personas vestidas de civil, supuestos paramilitares e hirieron de bala a José Humberto Duarte, un maestro de obra que confiadamente circulaba por el lugar.
Más tarde la policía reportó que el civil que disparó bala viva contra los manifestantes es de la Policía Municipal, de nombre Jairo Alberto Flores López, ex miembro de la Policía Nacional, supuestamente depurado de la institución por irregularidades cometidas.
La policía detuvo a tres estudiantes universitarios, Junior Zelaya, Kelden Zepeda y José Farid, a quienes los llevó a la posta del barrio El Marchén, con propósitos de criminalizarlos, bajo cargos de incentivar la violencia, sin embargo fueron liberados en horas de noche.
La policía le lanzó una bomba lacrimógena a Luis Fernando Moncada, estudiante de la carrera de letras de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, yuna bala de goma lanzada , también lesionó a la periodista Isis Ramírez, del canal de televisión GO Tv.
Asesinan a estudiantes
En horas de la noche de ese lunes 29 de abril, dos estudiantes de secundaria, que habían participado en la manifestación, aparecieron muertos en diferentes partes de la capital.
El cuerpo sin vida de Daniel Ávila, estudiante del Instituto Técnico Luis Bogran, apareció en la aldea El Carrizal, con un disparo de arma de fuego. En Residencial Plaza encontraron asesinado a Darli Dionisio Funes, él era estudiante de la jornada nocturna del Instituto Jesús Milla Selva. La moto de Funes apareció en la colonia Las Palmas, cercana de Residencial Plaza.
Denuncian amenazas
Las manifestaciones convocadas por el magisterio y los médicos, continuaron el martes 30 de abril.
La marcha que inició en la Universidad Pedagógica Nacional se dirigió en primera instancia al Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (CONADEH), donde interpusieron una denuncia por la violación al derecho de libertad de expresión y demás amenazas del gobierno, contra los estudiantes y dirigentes del movimiento.
Una delegación conformada por maestros y médicos, fue recibida por el titular del CONADEH y seguidamente la manifestación continuó su recorrido.
Próximos a llegar al centro de la capital, un grupo conformado por médicos y maestros, se fueron a la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas a entregar copia de la denuncia presentada en el CONADEH. Y el resto, marchó hacia el Congreso Nacional, donde fueron reprimidos con gas lacrimógeno, agua con gas pimienta y balas de goma.
Agreden a defensores
En el ínterin detuvieron arbitrariamente a siete estudiantes, incluidas dos menores de edad. Al estudiante Marvin Misael Cárdenas, a quien le habían revisado la mochila sin encontrarle nada, lo dejaron libre a los 20 minutos, pero lo volvieron a capturar, y queriéndolo criminalizar lo acusaban de andar en la mochila varias placas de motocicletas. Estas placas y las bolsas con los nombres de los dueños, después estaban tiradas en la calle.
A otros detenidos los querían acusar del robo de equipos y electrodomésticos de una tienda . Los detenidos reportaron que fueron golpeados por la policía cuando los detuvieron.
En la acción, también, la policía agredió física y verbalmente a los defensores de los derechos humanos de la Asociación por la Democracia y los Derechos Humanos (ASOPODEHU), del Comité por la Libre Expresión (C-libre) y del Observatorio Ecuménico de los Derechos Humanos. A ellos les lanzaron bombas lacrimógenas, los empujaron con los escudos y les descalificaron sus trabajos.
Un policía les manifestó que ellos solo defienden a delincuentes y que no dicen nada cuando a ellos los agreden.
Primero de mayo
Tal como estaba planeado los trabajadores se concentraron en el barrio La Granja y salieron en una masiva marcha con rumbo a la plaza central, Francisco Morazán.
Todo transcurría con normalidad, con sus mantas y carteles, los obreros gritaban consignas, sin faltar el Fuera JOH. Todo era alegría, pero de repente, en el momento en que iban pasando los estudiantes universitarios, un numeroso grupo de policías que custodiaban la sede del Partido Nacional, trataron de dispersar la manifestación con bombas lacrimógenas.
Sin embargo la marcha siguió su recorrido y llegó al centro de la ciudad, pese a que los alrededores del Congreso Nacional estaban militarizados. En la Plaza central hubo discursos de diversas personalidades y para finalizar, el presidente de la Federación Unitaria de Trabajadores de Honduras (FUTH), Juan Barahona, le dio lectura al manifiesto de las centrales.
A las 12.30 pm ya eran pocas las personas que quedaban en la plaza central y de los que estaban, la mayoría se trataba de vendedores ambulantes y algunos estudiantes. Pero la policía comenzó la represión lanzando bombas lacrimógenas.
Los presentes, respondieron con piedras. Pero el ataque policial los obligó a correr y a entrar al barrio El Chile, donde la policía no solo los persiguió sino además lanzó gases tóxicos al interior de las viviendas, sin tomar en cuenta que adentro habían niños, personas con retos especiales y adultos mayores.
En este lugar también les lanzaron gases a los miembros de la Cruz Roja, en el momento en que llegaban en ambulancias para darles auxilio a los afectados, incluidos un niño de tres años, otro de 26 días de nacido y una señora de la tercera edad.
En ese momento también fue afectado con el impacto de una piedra que le cayó en la cara, el periodista Geovanny Villalobos, del canal 11.
Como parte del operativo las autoridades detuvieron a 14 personas, incluidos siete muchachos que estaban platicando en la acera del mercado Los Dolores. A ellos los llevaron primeramente a los bajos del Congreso Nacional, luego, a la posta del Barrio El Manchén y después al Core 7 de donde los trasladaron a Belén.
Los policías se negaban a informarles a los defensores de los derechos humanos del lugar adónde conducían a los detenidos. Como parte de la intimidación e irrespeto, miembros de la policía también hicieron fotografías de los defensores.
Las acciones pasivas, todas multitudinarias, iniciaron el pasado viernes 26 de abril, con la tradicional Marcha de las Antorchas, que no es más que un desfile de personas, que caminan pacíficamente con una antorcha encendida para denunciar la corrupción y atropellos a los derechos humanos.
La manifestación se dirigía a las inmediaciones del Congreso Nacional, pero cuando se aprestaban a llegar, militares y policías que custodian el edificio, los reprimieron con gases lacrimógenos. Allí detuvieron arbitrariamente a Melvin Roberto Osorto.
Para el lunes 29 de abril, el Colegio Médico de Honduras (CMH) y los distintos colegios magisteriales, llamaron a sus bases a un paro nacional de labores y marcharon en distintas ciudades del país. En Tegucigalpa, a tempranas horas de la mañana los pobladores se tomaron de la carretera que conduce norte del país, en la colonia El Carrizal, la que fue desalojada con gases lacrimógenos que lanzó la policía y el ejercito.
Paralelamente, miles de pobladores, estudiantes universitarios, médicos y los maestros, partían de la Universidad Pedagógica Nacional, Francisco Morazán, en una manifestación que al filo del mediodía llegaba a las inmediaciones del Congreso Nacional, cuyos alrededores se encontraban militarizados.
La manifestación era pacifica, pero para impedirles llegar al legislativo, la policía y el ejercito lanzaron gases lacrimógenos y balas de goma, provocando una batalla campal en todo el centro de la capital. Los manifestantes respondieron con piedras.
En horas de la tarde, personas supuestamente infiltradas de los órganos represores del Estado, entraron al edificio municipal y lo incendiaron para hacerle creer a la población que la manifestación había sido violenta.
En ese momento la policía se hacía acompañar de personas vestidas de civil, supuestos paramilitares e hirieron de bala a José Humberto Duarte, un maestro de obra que confiadamente circulaba por el lugar.
Más tarde la policía reportó que el civil que disparó bala viva contra los manifestantes es de la Policía Municipal, de nombre Jairo Alberto Flores López, ex miembro de la Policía Nacional, supuestamente depurado de la institución por irregularidades cometidas.
La policía detuvo a tres estudiantes universitarios, Junior Zelaya, Kelden Zepeda y José Farid, a quienes los llevó a la posta del barrio El Marchén, con propósitos de criminalizarlos, bajo cargos de incentivar la violencia, sin embargo fueron liberados en horas de noche.
La policía le lanzó una bomba lacrimógena a Luis Fernando Moncada, estudiante de la carrera de letras de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, yuna bala de goma lanzada , también lesionó a la periodista Isis Ramírez, del canal de televisión GO Tv.
Asesinan a estudiantes
En horas de la noche de ese lunes 29 de abril, dos estudiantes de secundaria, que habían participado en la manifestación, aparecieron muertos en diferentes partes de la capital.
El cuerpo sin vida de Daniel Ávila, estudiante del Instituto Técnico Luis Bogran, apareció en la aldea El Carrizal, con un disparo de arma de fuego. En Residencial Plaza encontraron asesinado a Darli Dionisio Funes, él era estudiante de la jornada nocturna del Instituto Jesús Milla Selva. La moto de Funes apareció en la colonia Las Palmas, cercana de Residencial Plaza.
Denuncian amenazas
Las manifestaciones convocadas por el magisterio y los médicos, continuaron el martes 30 de abril.
La marcha que inició en la Universidad Pedagógica Nacional se dirigió en primera instancia al Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (CONADEH), donde interpusieron una denuncia por la violación al derecho de libertad de expresión y demás amenazas del gobierno, contra los estudiantes y dirigentes del movimiento.
Una delegación conformada por maestros y médicos, fue recibida por el titular del CONADEH y seguidamente la manifestación continuó su recorrido.
Próximos a llegar al centro de la capital, un grupo conformado por médicos y maestros, se fueron a la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas a entregar copia de la denuncia presentada en el CONADEH. Y el resto, marchó hacia el Congreso Nacional, donde fueron reprimidos con gas lacrimógeno, agua con gas pimienta y balas de goma.
Agreden a defensores
En el ínterin detuvieron arbitrariamente a siete estudiantes, incluidas dos menores de edad. Al estudiante Marvin Misael Cárdenas, a quien le habían revisado la mochila sin encontrarle nada, lo dejaron libre a los 20 minutos, pero lo volvieron a capturar, y queriéndolo criminalizar lo acusaban de andar en la mochila varias placas de motocicletas. Estas placas y las bolsas con los nombres de los dueños, después estaban tiradas en la calle.
A otros detenidos los querían acusar del robo de equipos y electrodomésticos de una tienda . Los detenidos reportaron que fueron golpeados por la policía cuando los detuvieron.
En la acción, también, la policía agredió física y verbalmente a los defensores de los derechos humanos de la Asociación por la Democracia y los Derechos Humanos (ASOPODEHU), del Comité por la Libre Expresión (C-libre) y del Observatorio Ecuménico de los Derechos Humanos. A ellos les lanzaron bombas lacrimógenas, los empujaron con los escudos y les descalificaron sus trabajos.
Un policía les manifestó que ellos solo defienden a delincuentes y que no dicen nada cuando a ellos los agreden.
Primero de mayo
Tal como estaba planeado los trabajadores se concentraron en el barrio La Granja y salieron en una masiva marcha con rumbo a la plaza central, Francisco Morazán.
Todo transcurría con normalidad, con sus mantas y carteles, los obreros gritaban consignas, sin faltar el Fuera JOH. Todo era alegría, pero de repente, en el momento en que iban pasando los estudiantes universitarios, un numeroso grupo de policías que custodiaban la sede del Partido Nacional, trataron de dispersar la manifestación con bombas lacrimógenas.
Sin embargo la marcha siguió su recorrido y llegó al centro de la ciudad, pese a que los alrededores del Congreso Nacional estaban militarizados. En la Plaza central hubo discursos de diversas personalidades y para finalizar, el presidente de la Federación Unitaria de Trabajadores de Honduras (FUTH), Juan Barahona, le dio lectura al manifiesto de las centrales.
A las 12.30 pm ya eran pocas las personas que quedaban en la plaza central y de los que estaban, la mayoría se trataba de vendedores ambulantes y algunos estudiantes. Pero la policía comenzó la represión lanzando bombas lacrimógenas.
Los presentes, respondieron con piedras. Pero el ataque policial los obligó a correr y a entrar al barrio El Chile, donde la policía no solo los persiguió sino además lanzó gases tóxicos al interior de las viviendas, sin tomar en cuenta que adentro habían niños, personas con retos especiales y adultos mayores.
En este lugar también les lanzaron gases a los miembros de la Cruz Roja, en el momento en que llegaban en ambulancias para darles auxilio a los afectados, incluidos un niño de tres años, otro de 26 días de nacido y una señora de la tercera edad.
En ese momento también fue afectado con el impacto de una piedra que le cayó en la cara, el periodista Geovanny Villalobos, del canal 11.
Como parte del operativo las autoridades detuvieron a 14 personas, incluidos siete muchachos que estaban platicando en la acera del mercado Los Dolores. A ellos los llevaron primeramente a los bajos del Congreso Nacional, luego, a la posta del Barrio El Manchén y después al Core 7 de donde los trasladaron a Belén.
Los policías se negaban a informarles a los defensores de los derechos humanos del lugar adónde conducían a los detenidos. Como parte de la intimidación e irrespeto, miembros de la policía también hicieron fotografías de los defensores.
Tomas y represión en segundo día de protestas en defensa de salud y educación
Por defensores -
30 abril, 2019Las redes de defensores de derechos humanos formadas por el Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH), informaron de tomas de carreteras pacíficas, pero con la presencia de policías y equipo anti motín.
Una de la vías que permaneció todo el día vigilada fue la salida a oriente, en Tegucigalpa, donde a la altura del kilómetro 9 por la comunidad de Tatumbla, hubo una manifestación contra la aprobación de la ley de reestructuración al sistema de salud y educación.
Pero al cierre de esta nota, se denunció una cacería humana de parte de las fuerzas represoras del régimen de Juan Hernández, contra manifestantes en su mayoría jóvenes, en las colonias Villa Nueva y Hato de Enmedio, al oriente de la ciudad.
Hubo disparos que atentaron contra los vecinos de esas colonias, donde el 26 de enero del 2017, previo a la toma de posesión ilegal de Hernández, dos jóvenes fueron heridos por armas militares en una toma de carretera.
En Yucarán, El Paraíso, un grupo de docentes mantuvo una toma por varias horas de la oficina de la Dirección Departamental de Educación.
Así mismo se reportó una toma a la altura del puente Nacaome, paso obligatorio entre la aduana de El Amatillo (zona sur) y Tegucigalpa. El tráfico estuvo detenido por varias horas, como exigencia del respeto a las conquistas laborales de docentes y médicos.
Y el centro de la capital hondureña pese a que fue acordonada por policías a horas del mediodía, cerraron negocios, y después los y las manifestantes que lograron llegar al parque central fueron gaseados.
Se reportó personas detenidas y horas después liberadas.
Mientras centenares de maestros, personal médico, estudiantes y ciudadanía en general se movilizó hacia el Comisionado Nacional de Derechos Humanos (CONADEH), después a la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Honduras (OACNUDH), finalizando en menor cantidad al Congreso Nacional, donde por la presión ciudadana, no se ratificó el decreto violatorio a la salud y educación.
En horas de la tarde, en la sede del COFADEH, la Coalición Contra la Impunidad hizo un llamado a respaldar las movilizaciones de 1 de Mayo, día Internacional del Trabajador, y repudió el accionar de la policía y militares, así como el ataque al edificio de esta histórica institución ayer, cuando una centenar de manifestantes se refugian en su interior.
Tras la crisis post electoral más de 174 personas han sido judicializadas, de las cuales tres aún guarda prisión, una en el centro penal de El Progreso en el departamento de Yoro, y dos en la cárcel de máxima seguridad conocida como La Tolva, ubicada en Morocelí El Paraíso.
Los compatriotas que aún guardan prisión por razones políticas son Gustavo Cáceres (En El Progreso), Raúl Álvarez y Edwin Espinal (Ambos en La Tolva).
El Comité por la Liberación de los Presos Político en Honduras emitió un comunicado que a continuación compartimos con ustedes.
HONDURAS DEBE DE LIBERAR A LOS OPOSITORES POLÍTICOS ENCARCELADOS
En esta manifestación hay personas que faltan, hay luchadores de la democracia ausentes, por estar encarcelados o cumpliendo la orden de no manifestar su disidencia. Faltan Edwin Espinal y Raúl Álvarez, faltan 174 personas más.
Los presos políticos llevan encarcelados 485 días en condiciones deplorables de detención, sujetos a torturas, tratos crueles e inhumanos, en condiciones higiénicas deficientes, sin asistencia médica y bajo constantes amenazas.
Su situación legal es ambigua, los procesos judiciales se han caracterizado por usar tácticas dilatorias.
El Comité Pro-Liberación de los Presos Políticos registra 174 casos de personas judicializadas por su conciencia política y oponerse a la actual dictadura que gobierna el país.
Por su posición política muchos de ellos no han tenido sentencia, ni condenatoria ni absolutoria. Por lo que constituye una privación ilegal de la libertad por parte de las autoridades judiciales, que se complementa con una detención infrahumana y discriminatoria.
El Comité ha externado desde su conformación su preocupación por las graves violaciones al debido proceso, la desproporcionalidad de la medida cautelar de detención preventiva aspectos que consideramos se trata de un caso de criminalización por haber defendido la democracia y el derecho humano al voto y elegir a sus autoridades.
El Comité plantea la necesidad de una Ley de Amnistía. Así, se agilizaría la liberación de presos políticos. También beneficiaría a otros casos como el de las personas libres por medidas sustitutivas, que se han quedado firmando con proceso penal. O quienes actualmente tienen procesos investigativos en su contra o investigaciones abiertas que podrían desembocar en órdenes de aprehensión.
Exigimos al Estado cumpla con sus obligaciones en materia de Derechos Humanos y en materia de procuración de justicia, que libere a las personas encarceladas por motivos políticos.
Que traslade en tanto y en cuanto se liberan a Edwin Espinal y a Raúl Álvarez, a centros regulares de detención.
Que cierre los procesos penales y las causas investigativas contra los opositores al fraude electoral.
Le recordamos al Estado que su obligación no termina con liberar a los presos políticos, que debe de reparar el daño causado, que está obligado a investigar y sancionar a los funcionarios que han mantenido en prisión injusta a los presos políticos.
Tegucigalpa, M.D.C., 01 de mayo de 2019.
Comité Pro-Liberación de los Presos Políticos
Llevando sus tradicionales pancartas con los rostros de los desaparecidos durante la doctrina de seguridad nacional, implementada por los Estados Unidos y ejecutada por el ejército hondureño, la familia del Cofadeh caminó desde el barrio La Granja hasta el centro de Tegucigalpa.
Para tal ocasión, el Cofadeh emitió un comunicado que lo compartimos literalmente.
CON MEMORIA DE CLASE ESTE 1 DE MAYO
El Comité de Familiares de Detenidos – Desaparecidos en Honduras, COFADEH, está presente este 1 de mayo para testimoniar la conciencia de clase de nuestros seres queridos víctimas de la dictadura liberal-nacionalista de 1979 a 1989.
“Asistimos con alegría de haber visto nuevamente de pie a este sujeto social de mil cabezas, cuyo despertar revive la memoria de nuestros seres queridos sin duda presentes este día”, explica Bertha Oliva, nuestra coordinadora general.
La cita hace referencia al levantamiento popular del magisterio, el gremio médico y la población general, enfurecidos por la amenaza de borrar los derechos a la educación y la salud públicas que impulsa el FMI.
“El gran capital internacional, a través Fondo Monetario, se aprovecha de la fragilidad moral, legal, ética y política de la narco dictadura hondureña, para anular los derechos sociales, económicos y culturales de la población”, dice la defensora.
Este 1 de mayo de 2019 la Honduras consciente hace presencia pública en las calles, para rechazar el modelo narco que fomenta impunidad, violencia, empobrecimiento y corrupción, causas evidentes del éxodo humano que huye hacia el norte del continente.
Hace 10 años el hilo constitucional del país fue roto por un grupo de narcotraficantes golpistas apoyados por Estados Unidos, quienes causan en el presente el mayor desbalance social y económico de la historia de Honduras.
Ese hecho, que se repite cada año con persecuciones, exilios, emigraciones, muertes violentas y reducción de derechos, no ha sido resuelto en democracia; es un desafío pendiente para el pueblo, que sigue vivo a pesar del enorme sufrimiento continuado desde 2009 hasta nuestros días.
Con nuestra presencia hoy al lado de las trabajadores y trabajadores que construyen la Patria, damos ejemplo de coherencia con la memoria de los hombres y mujeres que sufrieron la tortura, la desaparición y la muerte por hacer verdad este sueño vivo”, explica Bertha, un pensamiento válido para los hechos de 1980 y los posteriores a 2009.
Aquí está el Cofadeh con sus mantas históricas en este océano de humanidad, que reclama la salida del “líder de la manada” como se autodefinió el dictador en 2015. Estamos caminando este día para reclamar la recuperación de Honduras.
Aquí estamos porque no es admisible que un grupo de ladrones corruptos aliados del FMI, el Pentágono y el Departamento de estado de Estados Unidos, sean los que gobiernen a un pueblo noble lleno de historia, que no es la misma de los canallas que nos asaltan.
Tegucigalpa, Honduras, 1 de mayo 2019
Violenta represión de la protesta ciudadana
Policía militar gasea a manifestantes que buscaban protección en oficinas del Cofadeh
Por defensores -
30 abril, 2019
Foto: Giorgio Trucchi
Por Giorgio TrucchiTegucigalpa.- La protesta de médicos y maestros en contra de los decretos de reestructuración de los sistemas de Salud y Educación, recién aprobados por el Congreso Nacional en el marco de una ofensiva privatizadora del gobierno Hernández, fue duramente reprimida por la policía militar este 29 de abril.
Más de 70 tomas a nivel nacional paralizaron arterias importantes del país. Se registran varios heridos y detenidos
En Tegucigalpa, decenas de manifestantes buscaron protección en las oficinas de nuestra organización hermana el Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (Cofadeh).
La policía militar atacó la sede con bombas lacrimógenas.
“Estamos peor que en los años de la dictadura militar. Se han equivocado si creen que vamos a cerrarle la puerta a la gente cuyos derechos humanos están siendo violados. Las puertas de Cofadeh siempre estarán abiertas”, dijo Bertha Oliva, coordinadora del Cofadeh, a La Rel.
Desde aquél junio fatídico hasta este mayo de acción, hemos padecido una década de absoluto fracaso del Partido Nacional y del Partido Liberal, golpistas que arrastraron también la UD y la Democracia Cristiana a la muerte partidaria.
A diez años de aquella acción mortal, el éxito de los cachurecos y liberales no se puede medir por las haciendas de vacas y caballos acumulados por el Cartel de Lempira, que reemplazó los carteles de La Entrada y de Bonito Oriental.
El fracaso sí se puede medir en vidas humanas. Las personas por ellos torturadas, perseguidas, amenazadas, exiliadas, asesinadas, son mayores que las cifras de un país en guerra. Una catástrofe.
También el fracaso de diez años de administración corrupta al servicio de una familia y de un cartel corrupto se puede ver claramente en el aumento de la pobreza y la miseria. Las cifras ponen los pelos de punta, 8 de cada 10 hondureños en pobreza y miseria, avanzando a ser 9 de cada 10.
Es el mismo retrato que Manuel López Obrador ha hecho de ese México tomado por los narcos antes de su llegada a la Presidencia en enero pasado. Somos un país con un gobierno rico pero con un pueblo empobrecido. Y eso no cuadra.
Es que por el lado que se le busque, vamos a completar otra década perdida. Igual que ocurrió entre 1980 y 1990, liberales y cachurecos unidos a la CIA utilizaron el territorio de Honduras para invadir Nicaragua, El Salvador y Guatemala. Y mataron y desaparecieron gente, a nuestra gente, y robaron y empobrecieron el país.
Vamos a completar una nueva década perdida, de 2009 a 2019, un tiempo muerto que solamente lo salva el pueblo. Este mismo pueblo que ha resistido como lo hizo ayer y hoy en las calles frente a Mauricio Oliva y su banda de cuatreros legislativos, controlados por Hernández, y éste controlado por el Fondo Monetario Internacional, y éste controlado por Washington. Una cadena de canallas.
Aprobar dos reformas en educación y salud en una sola sesión de changoneta, para despedir a empleados en masa y luego emplear activistas en masa, para comprar sus lealtades antes de las elecciones, es la gran propuesta genial que ofrecen al país.
Como dictadura basada en la fuerza bruta de militares y policías corruptos, narcotraficantes y violadores de la ley, creen que pueden hacer efectivamente todo eso que ellos quieran. Y es verdad, tienen gente traidora para poder hacerlo.
Es grotesco mirar a viejos dirigentes sindicales, de la CTH y de la CGT, muriéndose en vida, arrastrándose, sometidos por la gran telaraña corrupta de la Red de Pandora. Sus gastadas firmas están al lado de otras falsas organizaciones gremiales construidas para avalar el asalto legal de los fondos públicos.
Sin embargo, a pesar de todo eso, la juventud estudiantil, el magisterio, los pueblos originarios, las mujeres e inclusive empresarios honestos, no han sido rendidos. Creen en una salida popular, democrática. Por eso, de modo espontaneo o en concertación organizada, están en desacuerdo en las calles, con las antorchas encendidas.
Hemos visto en medio de las manifestaciones de este fin de semana en todo el país, el anuncio de la movilización total el 1 de mayo próximo. Hemos escuchado como siempre muchas consignas en el ambiente. Pero una sola consigna es la que suena más fuerte, porque reúne el desafecto total, porque enfoca al provocador principal del desastre, señala al instrumento de la política exterior de Estados Unidos, descubre al animal salvaje detrás de la crisis de Honduras. Esa consigna es tan conocida que ni es necesario repetirla aquí…
Como en Argelia, al norte de África, sobre el borde del mar mediterráneo, millones de manifestantes alcanzan la expulsión de su dictador Bouteflika tras varios meses de manifestaciones callejeras, en Honduras va a suceder también. Del modo que sea, con el fuego de las antorchas o con la pasión popular, la dictadura será expulsada porque ni los mismos cachurecos la soportan. Porque es insostenible, porque llegó a un punto de ser vulgar. Llegó a un nivel de estupidez sin límite. Está llegando a su autodestrucción.
Este nivel de vulgaridad lo vemos cuando sus dirigentes, que robaron los bienes a los Valle y a los Cachiros, montan sus caballos, ordeñan sus vacas y se vuelven informantes de la DEA, para entregar a sus propias familias, amigos y correligionarios, creyendo que se salvan ellos mismos.
Pero el pueblo debe estar a salvo de esos pactos entre diablos. El pueblo debe continuar hasta donde sea posible en la misma forma como lo hace desde hace diez años, y pensar en serio a cada instante la transición. Y si tiene que dejar atrás los partidos nuevos que se envejecieron rápido, debe hacerlo. El punto es NO permitir que la teniente Fulton dirija a los narcos, a los corruptos y al mismo tiempo tome la decisión de las masas.
Tenemos que rechazar la vulgaridad, no convivir con ella. La vulgaridad es Oliva riéndose de su propio cinismo. La vulgaridad es Ebal, Argueta, Chinchilla, Pacheco, todos esos peones de la dictadura corrupta. Pero la vulgaridad es también aquello que ya apesta a urnas cuando apenas estamos reconstruyendo la unidad de calle.
El pueblo debe ser sabio para administrar su acción y reacción, organizar el consenso de la salida política de esta crisis. Honduras no puede continuar alineada a Palmerola, teniendo como dirigentes intelectuales a Bolton, Nealon, Abrams, Biden, Negroponte o a esos otros criminales de Washington. Ni a los mismos corruptos locales de siempre.
Honduras debe darse la dirección interna que se merece con los aliados externos que nos merezcan. Debe encender y avivar la flama del país de fuego en que nos hemos convertido. Buenas noches!
PORTADA Y EDITORIAL EL LIBERTADOR IMPRESO ABRIL 2019: SEREMOS LIBRES O NUNCA EXISTIMOS
- Publicado: 30 Abril 2019
Los
hondureños hemos sufrido con vergüenza la última década, en espera que
el norte resuelva las crisis que él mismo nos provoca como el golpe de
Estado o la imposición de la reelección. Imposible asumir nuestro
destino sin libertad para sentenciar un tirano.
EDITORIAL
Seremos libres o nunca existimos
Los
veteranos de la comunidad de inteligencia de Washington aceptan en
murmullos privados el miserable desempeño de sus instituciones en
tiempos de Trump.- Muchos agentes se han vuelto descuidados con su
trabajo y sus informes son de mala calidad, son listas de chismes que
llegan de las embajadas, sobre todo, si se habla de un enemigo.- Es tan
dramático, que algunos agentes vegetan esperando que llegue el día de su
jubilación, en ese aburrimiento, para acallar la pérdida de olfato y
compensar el sueldo que paga la sociedad, de cuando en cuando filtran a
medios de comunicación datos de interés público.
Un
sistema de información así no garantiza la seguridad interior de un
país, aunque a sus altos funcionarios no los inquiete un futuro en la
cárcel por asociación ilícita, tal como la congresista, Norma Torres,
advirtió de caer en encubrimiento de corrupción y narcotráfico al
gobierno de Trump, por su cercanía con el régimen Hernández en
Honduras.- Hay pruebas circunstanciales de potenciales delitos en el
ambiente del gobierno hondureño, en cualquier plática de hondureños se
pregunta el porqué EE.UU. sostiene a Hernández y en los pasillos de la
Casa Blanca, Pompeo aún recuerda cuando Torres lo increpó por haber
invitado a Hernández a la ceremonia de construcción de la nueva embajada
de EEUU en Tegucigalpa.
La
política «Dejar hacer, dejar pasar» que ha instalado la élite
estadounidense en el mundo y que ha dado pie a la proliferación de
dictaduras y regímenes autoritarios, ata el horizonte de Honduras, he
ahí que la libertad no es moda económica o política, o seremos libres o
nunca existimos, los hondureños hemos sufrido con vergüenza la última
década, en espera que el norte resuelva las crisis que él mismo nos
provoca como el golpe de Estado o la imposición de la reelección.
Imposible asumir nuestro destino sin libertad para sentenciar un tirano.
No
crea el viejo cuento que nuestro país no importa a EE.UU,, si fuese
cierto no tendríamos su acoso histórico, ni funcionara aquí Palmerola,
la base militar estadounidense más grande fuera de sus fronteras. Claro
que ansía como muerto de hambre nuestro territorio y nuestra riqueza.
Por eso sostienen a JOH, porque les permite todo, les salió barato. No
será fácil romper con EE.UU. pero hacerlo asegura nuestra vida, ya El
Salvador buscó como socio estratégico global a China, en la región sólo
falta que lo hagan Guatemala y Honduras.
El mundo no se dirige hacia la creación de una tercera institución mundial –después de la Sociedad de las Naciones y de la Organización de las Naciones Unidas (ONU)– sino hacia una división del mundo en dos zonas organizadas según modelos jurídicos diferentes: una bajo la dominación estadounidense y otra conformada por una serie de Estados soberanos reunidos alrededor de la «Asociación de Eurasia Ampliada». Ya no sería como en tiempos de la guerra fría, cuando era difícil viajar de países occidentales a «países del este» pero los dos bloques aceptaban las Naciones Unidas como sistema jurídico internacional único. El nuevo sistema permitiría viajar y comerciar de un grupo de países al otro, pero estaría organizado alrededor de dos modelos de derecho diferentes. Se trata exactamente del mundo post-occidental que el ministro ruso de Exteriores, Serguei Lavrov, anunció el 28 de septiembre de 2018, desde la tribuna de la Asamblea General de la ONU.
Después
de haber llegado a dominar el planeta, EE.UU. –ahora debilitado– trata
de conservar su posición dominante, se repliega hacia la parte del mundo que aún controla, países como Honduras y Colombia. En fin, Rusia y China ven los EE.UU., como dijera de manera gráfica Lavrov, como una bestia feroz que agoniza, a la que es necesario acompañar amablemente hasta que muera, cuidando que no provoque más catástrofes.