Tormenta Eta en Honduras: los testimonios de los que perdieron todo
La Lima, Cortés. –A un minuto de distancia de la empacadora de Chiquita Brands International Inc., ubicada en el desvío a la colonia San Juan de la Lima, Cortés, se encuentran tres familias cuyos integrantes duermen en el suelo.
La mayoría de las personas que perdieron todo por la tormenta Eta, han manifestado haber vivido una pesadilla peor que la del huracán Mitch, fenómeno natural que en octubre y noviembre de 1998 provocó daños catastróficos en Honduras y en el resto de Centroamérica.
“¡Ayúdennos, por favor, con colchonetas para los niños!”, dijo Reyna Isabel Pineda Cruz, de 38 años, mientras señalaba a sus dos hijos que estaban durmiendo sobre sábanas y a la intemperie.
Johan Manuel Ortega Pineda, de 5 años, y Nahúm Ortega Pineda, de 7, son los hijos de Reyna. Duermen en la calle, protegidos por dos hombres adultos que se ven exhaustos. Afortunadamente ellos evacuaron a tiempo sus viviendas, ubicadas en la colonia Pechugones. Se habían salido antes de que el agua superara el nivel del techo. Pero cuando regresaron al lugar, vieron que sus casas eran inhabitables. Así que buscaron albergues en La Lima, pero no hallaron. No les quedó de otra que quedarse a dormir debajo del agua y el sol.
La historia de Reyna y sus dos hijas, es una entre miles de damnificados del huracán Eta, que devastó la zona norte de Honduras al convertirse en tormenta tropical.
El gobierno ha informado hasta este jueves 12 de noviembre que Eta ha dejado más de 60 muertos, ocho desaparecidos y 1.8 millones de damnificados, (en su paso por el país entre el 1 y 6 de noviembre). Además, informó que 220 mil manzanas de cultivos se perdieron por lo que se desconoce cómo quedará el país en materia alimentaria.
En un recorrido por La Lima, Cortés, epicentro de las inundaciones provocadas por Eta, Criterio.hn recogió testimonios impactantes de los sobrevivientes a la tragedia. Llanto, dolor, desesperación, desesperanza, solidaridad y esfuerzo, es algo que, aunque no se puede palpar se evidencia en cada una de las historias de esta tragedia que se extiende por cientos y cientos de kilómetros a la redonda en la zona del Valle de Sula. Cada situación es distinta, pero existen denominadores comunes en la mayoría de los relatos.
DURMIENDO EN LA CALLE
Las personas consultadas han coincidido en que se sienten traicionadas por el gobierno por no haber sido alertadas a tiempo para evacuar sus casas y cuando se vieron en peligro, las lanchas o cualquier otro tipo de auxilio nunca llegó y porque la asistencia ha sido muy poca y en algunos casos nula e incluso los albergues han colapsado.
Desde finales de octubre, el Centro Nacional de Huracanes de los Estados Unidos alertó a Honduras sobre los peligros y llegó a denunciar incluso que el gobierno de Juan Hernández había descontinuado la vigilancia del huracán ETA.
Una de las cosas que más indignación generó en la población es que el presidente Juan Hernández no alertó a tiempo a la población porque estaba preparando el “Feriado Morazánico”. Al ver las inundaciones, y a última hora, Hernández se dirigió al Valle de Sula de Honduras y les dijo: “Tienen dos horas para evacuar”.
“Acá en la calle estamos durmiendo tres familias. Hay un total de cinco niños y seis adultos. Esto es una cruda realidad que nadie querría estar pasando. Uno ve a estos niños y se le parte el corazón. Uno puede pasar por las pestilencias que sean, pero los niños no, ellos son inocentes a eso. Si vienen ayudas, las recibiríamos con gusto”, relató Reyna la mamá de los dos niños que duermen en la calle sobre sábanas porque no tienen ni tan siquiera un colchón.
“Cuando salimos de nuestras casas nos fuimos a un lugar que se llama El Oasis. Evacuamos nuestros hogares antes de que todo se inundara. Pero ya, ahora, que ha pasado la inundación, nos venimos para San Juan, pero las escuelas albergues ya estaban ocupadas, ya no había sitio ni camas, ni campo para los niños. Usted sabe que uno lo que prefiere es que los niños duerman. Tenemos 12 días de estar durmiendo en la calle. Le pedimos a las autoridades que nos ayuden. Lo que más necesitamos son colchonetas. Somos tres familias, aunque sea una por familia”, exclamó.
EN EL TECHO DE LA CHIQUITA BRANDS INTERNATIONAL INC.
Honduras ha mostrado incapacidad para el control de inundaciones en el Valle de Sula, ya que ha incumplido la mayoría de recomendaciones establecidas en un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), denominado Desastres, Riesgo y Desarrollo en Honduras y publicado en el año 2012, que exhortaba sobre la necesidad de promover políticas públicas orientadas a la prevención de desastres, tomando en consideración que la prevención es económicamente eficiente, dado que por cada dólar que se invierte, se ahorran entre USD 2.50 y USD 13.00.
La falta de dragados en el Valle de Sula se puede comprobar en esta historia, en la que ha quedado al descubierto cómo los ríos y zanjas cercanos a las compañías de este sector, al no ser dragadas por el Gobierno, rebalsaron rápido e inundaron las casas aledañas.
Las personas ubicadas en las cercanías de la empacadora Chiquita Brands International Inc, ubicada en la ciudad de La Lima, Cortés, viven en casas de una planta y sus estructuras generalmente ceden al paso de las tormentas. Cuando se percataron que sus viviendas estaban en riesgo de inundarse, muchos tomaron la decisión de abandonar sus hogares en medio de las embravecidas corrientes que invadieron las calles. Un centenar de personas encontró el lugar perfecto en el techo de esta compañía.
Ángel Pineda, un hombre de 40 años, soltero, agricultor, que llevaba una vida tranquila junto a su longeva madre, nos cuenta que su vida se convirtió en un caos.
“Fue una cosa de miedo. Toda la gente perdimos todo y estuvimos tres días en la empacadora y fue una cosa tan terrible. Perdimos cosas de valor, la vida la salvamos y las cosas materiales se recuperan, pero sé que Dios es bueno y que un día volveremos a la normalidad”, nos comenta con la fe puesta en la divinidad, más no en la de su gobierno.
Ángel cuenta que en la noche del pasado martes comenzó a subir el cauce de los quineles que están cerca de la empacadora. Estos comenzaron a inundarse rápido y finalmente rebalsaron.
“Salimos a la carrera ese mismo día de la colonia Nuevo San Juan, segunda etapa. Y a mi mamá la mandé para San Pedro Sula, porque estaba enferma. La mandé a un albergue. Luego comenzó a llover más fuerte y comenzaron a rebalsar las zanjas de la empacadora. El agua cada vez iba más arriba, nos llegaba ya a la cintura. Así que pusimos una escalera grande y uno por uno nos subimos. Estuvimos cinco días sobre el techo de la empacadora, sin comida y sin agua. Pasamos hambre y sed. Nos rescataron unos lancheros. Éramos un grupo de 100 personas procedentes de la colonia San Juan y de Pechugones”.
Ángel dice sentirse muy triste. “Cuando entro a mi casa es como que no fuera el lugar donde yo viví. Toda mi ropa quedó hedionda. Quise ver si rescataba algo, pero no pude. Estamos durmiendo en la calle. No hay ayuda de nadie, no hay colchonetas no hay nada. Mire los niños cómo están durmiendo en el suelo. Me da mucha tristeza ver a estas madres. A veces nosotros aguantamos hambre, pero preferimos que coman los niños. Pedimos colchonetas para que los niños no estén durmiendo en el suelo”, cuenta.
“MIRÁBAMOS PASAR CUERPOS DE ANIMALES Y PERSONAS SIN VIDA”
Los campeños, como se les conoce a los habitantes de La Lima, no pudieron salir a tiempo de sus hogares, porque para ese momento ya estaban atrapados. Así que, lucharon sin ayuda del gobierno para salvar sus vidas, escalaron techos, nadaron o esperaron sin comida hasta por cinco días a que el nivel del agua bajara. Y ahora a salvo, estas personas piden alimentos, colchonetas y trabajo para comenzar de nuevo.
A medida uno se adentra en la ciudad de La Lima, Cortés, se puede sentir el olor nauseabundo que ha quedado producto de animales muertos, cosas echadas a perder y el lodillo que ha quedado en las calles tras el paso de la tormenta Eta. Después de andar rodando y rodando por estas calles, una mujer con botas sacaba el lodo de su vivienda: era Marcia George, una madre soltera, que tomó su pala para buscar cómo sacar de nuevo a flote su negocio. La licorería de la comunidad.
Marcia dice que todo se empezó a llenar rápido el 5 de noviembre. “Ese día nos dejó marcado a todos porque fue la fecha en que perdimos todo. Tuvimos que subirnos a una segunda planta. Nos tapó la casa hasta el zinc. Al menos quedamos con vida, eso es lo único que rescatamos. Pero perdimos todo lo que con esfuerzo nos había costado”.
Esta mujer asegura que la llena se produjo despacio y que la noche del 4 de noviembre ya la tormenta avisaba pues el agua ya cubría las aceras. “El 5 de noviembre el agua comenzó a subir y a subir sin parar. Tengo dos niños de 5 y 10 años, y como soy madre soltera, un día antes los saqué de donde mi familia que viven en lo alto. Pero me tuve que regresar porque mis padres no se querían salir. Mi padre es de la tercera edad y mi mamá tiene 50 años. Viven conmigo también”.
“Cuando vimos que la cosa iba para mayores. Salimos de nuestra casa con el agua a las rodillas para una vivienda de dos plantas. Pero poco a poco el agua también iba cubriendo esta casa. Así que tuvimos que subirnos al techo. Estuvimos ahí aguantando sed y hambre por dos días, hasta que bajó el agua”, contó.
Marcia dice que esos dos días fueron los más fatales de su vida. “Éramos 17 personas. Muchos lloraban y pedían auxilio. Nunca llegó ni lancha ni rescate. Teníamos un poco de agua, pero se nos terminó. Solo Dios con nosotros. Vimos desde lejos cómo nuestro negocio se cayó, el techo del negocio se caía a pedazos. Y el producto lo perdí. Pero a pesar de eso continúo tratando de dar lo mejor porque tengo por quién ver. Tengo una familia que sustentar. Con lágrimas en mis ojos, pero tengo que hacerlo”, dice mientras comenta que el Gobierno no les ha ayudado en nada.
El padre de Marcia, don Marcial George Aguilar, 70 años, se encontraba en EE. UU., cuando sucedió el huracán Mitch, así que hace mucho no vivía una experiencia como tal. Aunque dice, sí vivió el huracán Fifí registrado en septiembre 1974, del que afirma también fue un fenómeno que azotó con fuerza al país. Este fenómeno natural provocó la muerte de más de ocho mil personas.
Don Marcial dice que en un momento se confío, pues nunca imaginó que la furia de Eta sería tan fuerte. “Con el paso de las horas y al estar en el techo de una casa de dos plantas “solo veíamos pasar personas y animales ahogados. Yo no creí que iba a llegar a tanto la inundación. Estaba anunciada, pero no en esa forma”, dice.
Siguió contando que no había canoas ni lanchas del gobierno, así que vio cómo la gente armaba balsas improvisadas para poder salvarse. “Solo sacaron la ropa que andaban puestas. Damos gracias a Dios hoy, porque pensamos que iban a ver más muertos. Durante estuvimos en el techo, esperamos las ayudas al día siguiente, pero no aparecieron, pensamos que vendrían lanchas de los bomberos, de Copeco (Comisión Permanente de Contingencias) pero no aparecieron nunca”.
LOS SALVAVIDAS
Don Miguel Vásquez Velásquez, de 65 años, tiene una casa de dos plantas en la colonia Nuevo San Juan, primera etapa, de La Lima. En la primera planta tiene un negocio y en la segunda, su casa. Rápidamente cuando vio que la inundación crecía metió las personas más indefensas que estaban cerca de él y los subió a la segunda planta. Nunca pensó que el agua amenazaría la vida en un lugar tan alto. Pero así fue.
“Los vecinos vinieron cuando la creciente creció. Tenía 30 personas en mi segunda planta. Entre mujeres y niños y dos señores que no pueden caminar. Lo que hicimos, cuando el agua superó nuestra segunda planta y nos daba al pecho, con un neumático inflado y un lazo, jalamos a todas estas personas una por una hasta llegar al techo de otra casa. En el techo de esa otra casa había menos nivel de agua”, relata.
Agrega que del otro extremo había otro muchacho que estaba sujetando el lazo para que no se soltaran. “Porque había una creciente y una correntada enorme. Solo había tres personas que sabíamos nadar. Con un neumático, el lazo y nosotros los logramos sacar. Hicimos eso una y otra vez hasta que los evacuamos a todos hasta el techo de la otra casa. Pero el peligro seguía. Duramos varias horas trasladando a los niños, niñas, mujeres y adultos mayores hasta que llegamos a una casa que tenía una tercera planta. Ahí estuvimos más seguros”.
“Pensamos en morir. Tenía a mi esposa y dos hijos. Y había 14 niños. Yo miraba a un montón de mujeres llorando. Me hice el fuerte al verlas así, aunque por dentro me sentía débil. No tenía otra opción que ser valiente. En esas situaciones no haya uno qué hacer. Se siente uno como incapaz de hacer algo y sin personas que sepan nadar es más difícil. Jalábamos dos y luego descansábamos. Había una enorme presión de agua. Fue hasta el viernes que pudimos volver a ver cómo habían quedado nuestras casas y el agua todavía daba a la cintura. Acá ha quedado un desastre. Aquí se perdió todo”, resume como parte de lo vivido.
Don Miguel es propietario de un gimnasio y su esposa de un salón de belleza. El gimnasio no registra pérdidas porque los enseres son de hierro, contrario en el salón de belleza y en su casa, donde se perdió todo. Confiesa que ante las pérdidas económicas tiene la mente nublado, no haya qué hacer,
La tormenta Eta, que azotó primero a Nicaragua como huracán categoría 4, dejó desastres en las ciudades de La Lima, San Manuel, El Progreso, Potrerillos, Choloma y San Pedro Sula, principalmente en sectores como los campos bananeros y las colonias La Democracia, Palermo, Planeta, Céleo González, Nuevo Chamelecón, Jerusalén y San Juan, entre otras decenas de barrios que se ubican en los departamentos de Cortés y Yoro, en la zona norte de Honduras.
“SOLO ME IMPORTA QUE MI HERMANITO COMA”
Yerlin Enrique Duarte Cardona, de 25 años, es un exfutbolista del Parrillas One, un equipo de la segunda división, ubicado en La Lima, quien perdió su casa por las inundaciones.
Ahora permanece en las calles junto a su hermano menor Luis Eduardo Torres Peña, de 12 años, a quien no deja de abrazar. Ambos buscan alimentos a la intemperie, porque los albergues en La Lima están llenos. A él solo le preocupa su hermano menor.
“A mí no me importa en este momento si yo me alimento. Todos los platos de comida que me dan se los doy a mi hermanito, yo aguanto hambre porque estoy grande y mi conformidad es que él coma. Él está pequeño, tiene apenas doce años, él no sabe nada. Yo ya sé lo que es eso. Lo que hago es cuidarlo. La ropa que llevo puesta es porque me la han regalado. Pero nada tengo, incluso la casa se la llevó la tormenta porque estaba construida en el patio de otra casa y era de madera. Todo se destruyó, nuestra ropa, no tenemos nada. Quedamos en la calle”, dice Yerlin a Criterio.hn.
Este joven logró rescatar a su hermano el pasado 4 de noviembre en horas de la noche. Lo rescató de las turbulentas aguas que inundaron su colonia, nadando en medio de fuertes correntadas que pasaban por su barrio, la colonia Nuevo San Juan, etapa número uno, uno de los lugares en los que el agua, según estos pobladores, alcanzó hasta ocho metros de profundidad.
Este joven exfutbolista, que se retiró de esta disciplina por la necesidad de llevar alimento a su hogar, aseguró que las inundaciones en su colonia comenzaron la noche del 4 de noviembre.
“El agua subía y subía. No sabía qué hacer. Tenía que ver cómo salvaba a mi hermanito que tiene apenas 12 años. Me preocupé la verdad porque pensé que íbamos a morir. Hasta lloré. Mi hermanito me preguntó que por qué lloraba, así que le respondí que era porque no sabía qué hacer. Le dije que lo tenía que sacar de ahí para salvarle la vida y que no me importaba morir con tal de salvarlo”, comenta.
Este joven asegura que el 4 de noviembre, cuando el agua comenzaba a subir, se encontraba en una terraza junto a su padrastro, su hermana, su hermanito y su madre. Estaban todos rogándole a Dios para que los niveles del agua descendieran. Pero eso no ocurrió.
“Mi familia me pidió que sacara a mi hermano, ya que puedo nadar, y decidí llevármelo. Lo saqué y lo puse a salvo. Decidí volver, pero la presión del agua ya era mayor. Al siguiente día (5 de noviembre) mi padrastro, cuando el agua casi ahogaba al resto de mi familia porque ya estaba sobrepasando el techo, logró sacar a mi hermana y a mi mamá”, cuenta Yerlin.
Este joven relató que uno de sus hermanos mayores le ha dado donde dormir en el barrio San Juan Viejo, en donde las inundaciones no fueron tan fuertes, pero que en esa casa no existen las condiciones económicas que permitan que el alimento sea para todos. “Ando de casa en casa junto a mi hermanito pidiendo alimentos”.
Duarte Cardona trabaja en la empresa Difiestas en San Pedro Sula, una fábrica de pañales donde gana 6 mil lempiras mensuales (USD 245.93), aunque no está seguro de si lo llamarán de nuevo porque está bajo la modalidad de empleo temporal.
El joven guarda la esperanza que lo llamen nuevamente de su empleo y en caso de no ser así, dice que lo buscará por otro lado. Él y su padrastro que labora en una palillera, ubicada cerca del cementerio municipal de La Lima, son los sustentos económicos del hogar. Ambos no tienen asegurado su retorno a los puestos de trabajo, lo sabrán en los próximos días cuando las cosas vuelvan a la normalidad.
Yerlin manifestó que años atrás jugó en el Parrillas One, de segunda división, donde anotó muchos goles, ganó trofeos, medallas, pero no contó con suficientes oportunidades porque apenas le pagaban 10 mil lempiras (USD 409.88) mientras duraba el torneo (4 a 5 meses), pero cuando la temporada terminaba se acababa el pago.
En la entrevista con Criterio.hn, el exfutbolista exteriorizó que su madre es ama de casa y que su padre biológico, que está en Estados Unidos, es como si no existiera. “Le pedimos ayuda a mi padre biológico por las tormentas de Eta y nos dijo que no. Eso me duele mucho. Así que no tengo de otra que salir adelante”.
Asegura que le gustaría que un equipo de Liga Nacional se fijara en él, que le dieran una oportunidad para demostrar que tiene el talento. “Yo sé que tengo cualidades para llegar muy alto. Pero así, sin apoyo, no puedo hacer nada. Sé entonces que estoy solo y que debo levantarme para darme lo que yo quiero”.
Medicina Forense en San Pedro Sula espera al menos 100 cuerpos de personas ahogadas en inundaciones de La Lima, Cortés
- 07/11/2020
Según informó a Radio Progreso el doctor forense Vladimir Núñez, integrante del equipo de médico de Medicina Forense en San Pedro Sula, en las próximas horas ingresarían a esta entidad, un total de 100 cuerpos de personas que perdieron la vida por las inundaciones registradas en el municipio de La Lima, Cortés.
Núñez comentó que el personal de Medicina Forense ya fue notificado y están haciendo los preparativos para las jornadas de análisis que deben hacer con los cuerpos. El médico dejó claro que la cifra es un estimado, por lo que están preparándose incluso para un ingreso superior.
Vladimir Núñez contó a Radio Progreso que pronto llegará personal de Tegucigalpa que se sumará a los operativos, y así poder agilizar el proceso de análisis de cuerpos y apresurar las entregas a los familiares.
“Estamos valorando donde serán ingresados, puesto que Medicina Forense está ahora mismo a capacidad media y estamos analizando bien ese procedimiento. Hay que hacer los exámenes internos de los cuerpos, y cumplir con el procedimiento forense del caso”, explicó Núñez.
Finalmente, el médico manifestó que se aplicará el protocolo de identificación, odontología forense y con los cuerpos que se pueda, el análisis de ADN.
Noticia en desarrollo…
Riccy Ponce
Tegucigalpa.- Luego que la tormenta tropical Eta causara estragos en Honduras, dejando miles de damnificados, varios desaparecidos y personas fallecidas, nuevamente el país fue a azotado con la tormenta Tropical Iota, que al ingresar a territorio hondureño también dejó luto, dolor y desesperación a su paso.
Iota causó la muerte de varios hondureños, entre ellas familias enteras, como el caso de cinco miembros de una misma familia en Ocotepeque, occidente de Honduras, que no pudieron salir de su casa ni ser evacuados a tiempo.
Según lo informado por el cuerpo Bomberos de Ocotepeque, quien detalló que la mañana de miércoles 18 de noviembre dos adultos y tres menores de edad fueron soterrados por un alud de tierra a causa de la saturación de los suelos y las constantes lluvias que caen sobre el territorio nacional a causa de dicha tormenta tropical.
Las primeras víctimas de Iota fueron identificados como Santos Leonor López (26), Samuel Sandoval (45), una niña de 4 meses de nacida, Katy Francisca (6) y Yony Alduvi (8), ambos de apellido Sandoval.
Los hechos ocurrieron en la aldea El Trapiche en el municipio La Fraternidad, Ocotepeque, donde los daños de la tormenta fueron catastróficos.
Asimismo en el departamento de Lempira también se lamenta la pérdida de al menos 8 personas, según lo reportado por el Comité de Defensa Municipal (CODEM) en las comunidades de Rio Negro y Maisincales de San Manuel de Colohete.
Los daños que han causado tanto Eta e IOTA en el país son incalculables, no solo en pérdidas materiales a causa de las inundaciones, derrumbes de puentes, desbordamiento de los ríos que ha dejado varias comunidades y incomunicadas por la destrucción de las carreteras, sino que también hay familias que lloran de dolor y desesperación al ver como este desastre natural se llevaba todo a su paso, sus vivienda y todo por lo que habían luchado algunos durante toda su vida, pero sobre todo hoy Honduras está de luto por la pérdida de todas las vidas humanas que estas tormentas tropicales se llevaron a su paso.
Cabe mencionar que una vez más se demostró la inoperancia del régimen de Juan Orlando Hernández, que en la primera tormenta tropical a pesar de ser anunciada a tiempo, no accionaron a tiempo para lograr que las familias evacuaran, y lo mismo pasó con IOTA, que ordenó evacuar pero no proporcionó un lugar seguro para que las familias que sufrieron daños y sobre todo perdieron sus viviendas pudieran resguardarse en un lugar seguro.
El Paraíso que destruyó IOTA
El Paraíso, Honduras.- La región oriental de Honduras fue la entrada del huracán/tormenta tropical IOTA, el segundo en dos semanas, después que ETA dejara miles de familias damnificadas, derrumbes y carreteras inhabilitadas, en la zona cafetalera y agrícola.
Eta dejó más de 3.4 millones de personas damnificadas a nivel nacional, especialmente en la zona norte. Hasta el momento las pérdidas son incalculables, las personas apenas volvían a ver la situación de sus viviendas y qué podían recuperar de sus enseres, cuando se alertó de la formación de un nuevo fenómeno meteorológico en el océano Atlántico que, siguiendo el orden del alfabeto griego era Iota.
Este martes 17 de noviembre en horas de la tarde el huracán Iota tocó suelo hondureño por el departamento del El Paraíso, sin embargo, la gran cantidad de agua y fuerte viento de sus bandas cubrió el territorio nacional desde el lunes, entonces empezaron los derrumbes, falla del fluido eléctrico, inundaciones, desbordamientos de ríos y las evacuaciones masivas que se debió habilitar más albergues.
Con poca ayuda gubernamental y alertas emitidas en cadenas nacionales de comunicación solicitando a la población en riesgo que buscara lugares seguros, el peligro anunciado ante el huracán Iota creó más incertidumbre, porque no hay solución a la necesidad del pueblo, que ante los fenómenos naturales aumenta su vulnerabilidad.
Según el Comité Permanente de Contingencias (COPECO), hay 14,032 familias confinadas, lo que representa 69,254 personas en 716 albergues. Pero estos son insuficientes, habiendo aun familias en las calles, donde familiares, amistades o en sus casas asumiendo el riesgo.
El líder social y comunicador popular Mario Argeñal, habita en Danlí, principal ciudad de El Paraíso y mantiene constante comunicación con dirigentes municipales que ha informado sobre las consecuencias que dejaron ETA e IOTA, cabe señalar que ambos huracanes llegaron como tormentas tropicales y con rutas no tan definidas.
“Enfrentamos una nueva crisis en el país, que suma a la pandemia [Covid-19-], a la narco dictadura y ahora por los fenómenos naturales que impactaron fuete en las comunidades de Villa Santa y Trojes”, detalló Argeñal.
Sufren los caficultores de El Paraíso, porque las principales arterias viales por dónde sacan su producción de café están completamente destruidas. La producción de café está en el suelo, y es el principal rubro de exportación.
Honduras se especializa en dos sectores que le generan divisas -agregó el docente Argeñal- el café y los migrantes que son expulsados por falta de oportunidades en nuestra tierra.
Ahora, el fenómeno natural IOTA empieza a arreciar en las comunidades próximas a la Sierra de Dipilto, limítrofe entre Honduras y Nicaragua, y en su ramal la Sierra de Villa Santa, Danlí.
“Con mucha tristeza asumimos el reto de enfrentar las secuelas de IOTA (17 de noviembre) que fue tratado con mucha diferencia que ETA (4 de noviembre), porque entonces para eso el régimen de turno [que dirige Juan Orlando Hernández] no se preparó, al contrario invitaba al pueblo hondureño a hacer vacaciones en el llamado “feriado Morazánico”, mientras que, internacionalmente se alertaba sobre un fenómeno natural con fuertes repercusiones que se nos venía en esos mismos días”.
Ahora, por los reclamos de la prensa y comunidad internacional, es que se toman las medidas de mitigación, pero tenemos un suelo saturado por las aguas que dejó ETA, sabemos que tendremos consecuencias en materia económica, política, social, afirmó Mario Argeñal.
Consecuencia post huracanes
Económica: decrecerá el PIB
Social: como consecuncia de la reducción de ingresos nos hundiremos más en la pobreza
Política: por que frente a esta catástrofe nacional, el régimen aprovechará para condicionar procesos electorales.
Retomamos una frase del Papa Francisco “Los hunden en la pobreza para que luego voten por ellos”.
En cuanto a lo que se nos viene como pueblo hondureño, Argeñal considera que el régimen tiene dos alternativas de solución frente a la crisis que hoy enfrentamos como sociedad en materia política.
La primera es tener presente que la pobreza es un camino que condiciona el asistencialismo pero por otro lado, [la segunda] es que frente a la pobreza y las altas vulnerabilidades que tenemos como sociedad, aparece en escena decir “no hay elecciones porque no hay condiciones” y eso le permitiría al régimen, perpetuarse en el poder y garantizar cierta estabilidad para mantenerse en el mismo, con el supuesto que “esos recursos deben ser destinado bajo el argumento que la pobreza es prioritaria”.
20 mil millones de lempiras se destinan al proceso electoral. Cabe señalar que Juan Hernández se impuso en el poder por segunda vez (2017), pese a que, en Honduras la reelección es fraude.
Seguimos en incertidumbre bajo las lluvias que siguen arreciando más fuete en el departamento del El Paraíso, la saturación del suelo está arriba del 80% y no solo causará daños en las partes altas, sino en los valles, las zonas productivas de maíz y frijoles, que se prestan a inundaciones en Jutiapa, El Zamorano, Jamatrán, Matazano y otras que se constituyen en productores de granos básicos.
Las preocupaciones crecen, el ambiente es de incertidumbre. Los municipios de las zona sur-oriente como Texiguat mantiene evacuadas a las familias cuyas casas están a la orilla del río Choluteca, mientras que en San Antonio de Flores informaron que no sintieron de manera directa el impacto del huracán IOTA, según el monitoreo del defensor de derechos humanos Mario Argeñal.
Incomunicados por el desinterés estatal
El integrante de la Red de Defensores/as de Derechos Humanos y Comunicadores/as Sociales de El Paraíso, Oliver Valladares, permanece en la montaña El águila, donde cosecha su café. Pero desde inicios de noviembre está incomunicado porque ETA inició la destrucción de la carretea que ahora IOTA aumentó el daño.
Valladares lamenta el desinterés estatal para los caficultores, porque cada año es un problema transportar el grano a los beneficios de café en los pueblos. El clima en las zonas cafetaleras tienen su propia identidad, es lluvioso, frío y el suelo resbaloso, por lo que no debería ser un llamado de auxilio el que hacen, sino que las obras de mitigación deben ser constantes.
Miles de familias esperan la temporada de corte de café para viajar a las montañas paraiseñas y apalear un poco la crisis económica, ahora mismo, se desconoce cuántas familias quedaron damnificadas por estos huracanes, así como sus condiciones laborales y alimenticias.
Tras el paso de ETA se iniciaron labores de arreglar algunos pasos, pero el suelo quedó inestable, los puentes estaban débiles y había huecos en la carretera, por lo que después de IOTA es un riesgo salir a la calle y atender los cultivos, es peligroso hasta salir en moto, la situación es muy difícil, agregó el integrante de la Red de El Paraíso, Alexis Molina, que desconoce el estado de sus cultivos de café.
En el municipio de Alauca, donde vive el defensor de derechos humanos José Domínguez, llueve recio, hay desborde del río Guasure y la visibilidad es casi imposible, para el lado de Niacaragua se reportó derrumbes en la carretera internacional que conecta a la aduana Las Manos.
Trojes nuevamente reportó víctimas de derrumbes y cortes de carretera, el huracán OITA pegó directamente y el viento se llevó los techos de las casas, sucumbieron las construcciones y los ríos desbordaron.
Los cerros han reventado en agua, no sabemos que hay en su interior, como sucedió en el cerro Bijao, comunidad de Planes, hay más damnificados y seguimos sin saber datos exactos, porque la saturación de suelos no para, informó el integrante de la Red de El Paraíso, Eriberto Ramírez.
El régimen de Hernández apenas cuenta 16 víctimas mortales por el huracán IOTA, se teme que la cifra sea mayor, y solo oculte información como lo ha hecho con las víctimas de la pandemia del Covid-19, que oficialmente supera los 102 mil contagios y 3 mil muertes.
El Paraíso ha reportado 22 afectaciones en carreteras a la altura de Teupasenti (5), Trojes (4), Danlí (4), El Paraíso (6), San Antonio de Flores (1) y Liure (2). Asimismo, cinco puentes con daños; uno en Trojes y cuatro en Danlí, por el impacto de los huracanes ETA e IOTA entre el 4y 17 de noviembre.
La Red de Defensores/as de Derechos Humanos y Comunicadores/as Sociales de El Paraíso, formada y acompañada por el Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH), permanece en constante monitoreo y acompañamiento en zonas de desastre, para hacer las denuncias respectivas sobre violaciones a derechos humanos, ya que es deber del Estado velar por la seguridad integral de las personas.
Campesinos reportan pérdidas totales de cultivos por paso de Iota y Eta
Por: Redacción CRITERIO.HN redaccion@criterio.hn
Foto Portada: El río Guayape se desbordó en Olancho causando pérdidas en los cultivos
Hay alarma en los productores nacionales ante los daños que dejó Eta e Iota a su paso por Honduras, de acuerdo con la Vía Campesina los reportes que los pequeños productores han hecho de las zonas afectadas son preocupantes.
Según Rafael Alegría, dirigente campesino, las pérdidas son casi totales y esto se ve reflejado en las inundaciones y derrumbes registrados en Yoro, Cortés, Colón, Atlántida, Santa Bárbara, Valle, Choluteca y Copán.
“La tormenta Eta llegó a desarticular hasta el 70% de la producción agrícola e Iota llegó a dar el tiro de gracia, Eta afectó 6 departamentos e Iota vino a completar todo”, recalcó Alegría.
Las lluvias producidas por ambos fenómenos han creado un impacto histórico en la producción agrícola nacional, los reportes iniciales de diversas organizaciones campesinas encienden la alerta sobre el futuro impacto que esto generará para el consumidor final.
Para el dirigente la situación es grave, hay pérdida de cultivos de arroz, maíz, frijoles, animales domésticos. “En realidad es una verdadera tragedia la que estamos viviendo en el campo”.
Desde ya los productores advierten que, a raíz de las pérdidas, en los próximos meses de dará paso a importaciones y esto solo viene a favorecer a las grandes industrias agrícolas las que incluso procederán a modificar la estructura de precios.
Para Alegría los consumidores deben estar alertas porque las pérdidas de cultivos de los productores nacionales tendrán un impacto de incremento a la estructura de costos y el Gobierno debe poner ojo y mano a ello.
“Esto tiene un impacto en los consumidores, ahora no sé qué es lo que pasará cuando se importe esas grandes cantidades de maíz de otros lados, habrá variaciones en precios y la situación es difícil, hago un llamado a los consumidores para que apoyemos a los productores nacionales en este tiempo de crisis”, instó el dirigente campesino.
Desde la Vía Campesina por el momento es difícil cuantificar los daños porque las zonas afectadas siguen bajo el agua, pero los próximos días serán determinantes para hacer una medición objetiva de la situación.
Rafael Alegría sugirió al Gobierno que, en el proceso de reestructuración del presupuesto de la República para el Ejercicio Fiscal del 2021, se debe tomar en cuenta la producción agrícola y también la creación de iniciativas que favorezcan a los pequeños y medianos productores nacionales.
Finalmente, dijo que, “en el presupuesto se debe destinar cantidades importantes para la producción agrícola, ayudando a los pequeños y medianos productores, los campesinos y consumidores deben recibir una ayuda íntegra del Gobierno”, culminó Alegría.
Las autoridades gubernamentales dieron a conocer que en los próximos días harán una evaluación general que permita medir el verdadero daño que ambos ciclones tropicales dejaron al agro nacional.
Huracanes serán más frecuentes e intensos: biólogo Alex Vallejo
- 20/11/2020
Para el biólogo Alex Vallejo, lo que ha pasado en Honduras, con los huracanes Eta e Iota, es una gran sacudida en el sentido que en la historia no se había detectado dos huracanes de alta intensidad.
“Es consecuencia de una serie de factores que todo va sumando. En primer lugar, un factor es la falta de políticas adecuadas en materia de prevención, tanto de riesgos como de prevención. También es una consecuencia de la falta de intervención en un esquema educativo eficiente y efectivo que no tenemos, en este caso, para poder establecer una sociedad que tenga una posición preventiva y no correctiva, analiza Vallejo.
Radio Progreso (RP) dialogó Alex Vallejo (AV), quien es biólogo, investigador y docente del departamento de Biología en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras en el Valle de Sula, Unah-Vs, además es máster en cambio climático y pasante de la maestría en Ciencias biológicas del Centro de Investigación científica de Yucatán, México.
RP. ¿Cómo valora lo que ha pasado?
AV. Es una gran sacudida en el sentido que en la historia no se había detectado dos huracanes de alta intensidad. En 15 días tuvimos dos huracanes categoría 4 y 5 que es lo máximo en la escala Saffir-Simpson.
RP. ¿Por qué tan destructivos?
AV. Es consecuencia de una serie de factores que todo va sumando. En primer lugar, un factor es la falta de políticas adecuadas en materia de prevención, tanto de riesgos como de prevención. También es una consecuencia de la falta de intervención en un esquema educativo eficiente y efectivo que no tenemos, en este caso, para poder establecer una sociedad que tenga una posición preventiva y no correctiva.
RP. Y el cambio climático, ¿cómo influye?
AV. El cambio climático definitivamente suma a esto, pero más que ser el responsable como tal, el cambio climático lo que nos viene es a desnudar, de una manera más fuerte, todas las cosas incorrectas que estamos desarrollando como país y como sociedad.
RP. ¿Cuál es el panorama que nos espera para los próximos años?
AV. Desgraciadamente los pronósticos nos indican que vamos a seguir teniendo paulatinamente más posibilidades de eventos de este tipo con más frecuencia y más intenso porque el clima se está calentando cada vez más, y a medida que se calienta el agua del mar eso genera prácticamente una bomba principal que alimenta los huracanes para que ganen esta intensidad.
RP. La temporada concluye el 30 de noviembre, ¿qué nos esperan en estos días que faltan?
AV. Lo que puede pasar es que todavía se siguen formando, lo que se denominan, ondas tropicales del este, que vienen de África y corren en dirección oeste, hacia nuestras costas. Éstas podrían concluir en depresiones tropicales, tormentas tropicales o huracanes si es que las condiciones del mar son apropiadas para ello.
RP. ¿Por qué canales de alivio, como Maya y Chotepe, no salvaron al Valle de Sula?
AV. Dos factores principales: primero, el río Chamelecón y los ríos en general, por el mal manejo de las cuencas medias y altas. Allí se aplican cultivos de manera incorrecta, producir no es malo sino la forma como se están haciendo. Hay que buscar sistemas que produzcan riquezas y que protejan al río. Y lo segundo, es el asolvamiento de los ríos que provoca la disminución de la capacidad de trasferir volúmenes de agua por parte de una fuente.
RP. ¿Conviene o no instalación de represas?
AV. Ya desde hace varios años se mencionan las represas El Tablón, Jicatuyo y Los Llanitos. Yo trabajé en la evaluación ambiental de Jicatuyo y Los Llanitos, en los estudios de prefactibilidad y factibilidad, pero nunca se desarrollaron los proyectos.
RP. ¿Son necesarios ahora?
AV. Es necesario desarrollarlos por varios motivos: darle un respiro al Valle de Sula con una retención de volúmenes de agua que puedan ser arrastrados por estos ríos y que no lleguen directo al Valle. También que puedan servir como una represa de uso múltiples en el sentido que se pueda potenciar para desarrollar actividades productivas aprovechando los espejos de agua por parte de las comunidades aledañas al mismo. También para poder suministrar agua potable o agua para riego para donde se necesite. Y también para la generación de energía eléctrica. Es importante las represas pero no es lo único para controlar las inundaciones en el Valle.
RP. ¿Qué se necesita para tomar decisiones acertadas?
AV. Se necesita rescatar y mejorar el hecho de que las instituciones sean gerenciadas por personas que tengan la capacidad académica que corresponda.
RP. ¿Qué debe contener un plan para mitigar la vulnerabilidad?
AV. Primero, hacer una evaluación general de cómo quedó la situación del Valle de Sula, hay que empezar a reevaluar cuáles son, ahora, las áreas de riesgo y las áreas de vulnerabilidad que han cambiado radicalmente. Luego viene un proceso para identificar cuáles son las obras de protección que se deben desarrollar por diferentes escalas de prioridades. Por la cantidad de áreas inhabitables se tiene que empezar a crear un plan de vivienda ya no creciendo horizontalmente sino verticalmente, es decir, en un menor espacio ubicar a más personas. Es construir edificios.
RP. ¿Cómo se debe trabajar con la gente?
AV. Por medio de la apuesta a un proceso educativo en el sentido de que la gente que tiene conocimiento es capaz de poder identificar las amenazas que se le puedan presentar y tomar mejores decisiones. Una sociedad educada es una sociedad comprometida.
RP. ¿Qué le dice a la gente que piensa que lo que hoy vivimos son castigos divinos?
AV. No hay castigos divinos. Soy católico y Dios no castiga. Dios lo que da es la libertad al ser humano de hacer lo que nosotros deseamos. Estamos pagando las consecuencias de que hemos usado de manera inadecuada esa libertad que Dios nos ha dado.
¿Desastre natural o tragedia política?
Carlos Heredia Zubieta
Cada vez que un huracán y las lluvias arrasan con todo, escuchamos frases acerca de su inevitabilidad.
El año 2020 con pandemia y huracanes parece apocalíptico para el sureste mexicano y para Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua. Nos interpela a todos.
Los desastres son inevitables, pero los daños que estos causan pueden minimizarse.
Ha sido tremenda la devastación causada por los huracanes Eta e Iota en Honduras, Guatemala, El Salvador y Nicaragua: destrucción de viviendas, pérdida de animales, arrasamiento de cosechas, aislamiento de damnificados que no pueden ser rescatados, cortes de electricidad, comunicaciones terrestres interrumpidas.
Sin embargo, más allá de las muertes y los daños materiales, subyacen al menos cinco hechos que agudizan la tragedia y que responden a abusos de poder, negligencia, corrupción e impunidad:
1) Un modelo económico que explota y depreda los bienes naturales: el suelo, el subsuelo, los cuerpos de agua y el aire mismo. Agravan la situación el uso de combustibles fósiles y la ausencia de una estrategia contra el cambio climático que conduzca al uso de energías renovables agravan la situación;
2) La deforestación y las plantaciones incontroladas hacen de los valles áreas de extrema peligrosidad en el caso de lluvias y grandes avenidas de los ríos, cuyos bordos se encuentran degradados;
3) Las personas defensoras del territorio, del medio ambiente y de los derechos humanos viven en un entorno de violencia y desprotección;
4) La falta de planes de protección civil o de su aplicación, porque había un presupuesto para ello y fue eliminado o desviado para otro propósito. No están coordinadas las medidas de apoyo a la población;
5) Los afectados son, como siempre, los más pobres: campesinos e indígenas. Las élites políticas y económicas miran desde las alturas y desde la distancia a sus compatriotas desprotegidos, en una muestra más de indiferencia e irresponsabilidad.
La emergencia no termina con la lluvia. Honduras, un país con tantas precariedades, está gravemente herido por la pandemia, pero sobre todo por la corrupción endémica y la inoperancia de su gobierno. El agua se ha llevado mucho más que las casas, se ha llevado por delante a un país golpeado y maltratado por amplios segmentos de la clase política y empresarial. El desamparo en que se encuentran los damnificados dejará una cicatriz dolorosa por mucho tiempo, secuelas psicológicas que deben de ser atendidas, en un país donde el sistema de salud está colapsado desde antes del COVID-19.
La esperanza de Honduras es su gente, que se ha volcado en solidaridad, ha realizado ayuda humanitaria, como ocurrió con el huracán Mitch en 1998.
Ante gobiernos que evidencian su desinterés en el pueblo, es el mismo pueblo el que hace todo por los que están peores condiciones. Los centros de acopio organizados por sociedad civil se están llenando, instancias estudiantiles y comerciales están apoyando.
Vaya desde aquí un abrazo solidario al pueblo hondureño.
PD. Este recuento fue redactado con base en los informes elaborados por la Fundación Educativa Fe y Alegría en Honduras. Cualquier coincidencia con hechos en otros países no lo es.
Profesor asociado en el CIDE.
@Carlos_Tampico
Fuente: El Universal