Una Tumba Neoliberal
- 19/05/2020
Los rápidos avances de la ciencia y la tecnología, más la exacerbada ambición por la riqueza y el poder, han hecho de la prepotencia una característica humana que nos ha impulsado a romper dos equilibrios que, como especie, debíamos respetar para ganarnos el derecho a ser huéspedes de la nave planetaria. Una es la armonía con la naturaleza, a la que hemos pretendido subyugar, olvidando que su existencia, como madre proveedora, precede a la humanidad y habrá de contemplar su ocaso. La otra es la armonía entre los propios humanos ––separados por fronteras, clases sociales, etnias, género y diversos prejuicios etnoculturales–– de la que nos aleja un creciente individualismo que menosprecia la solidaridad y que hace rito de culto al mercado y al dinero.
La doctrina neo-liberal ha servido de alimento vitaminado para la religión individualista de los últimos tiempos, pues su recetario de políticas entroniza al mercado en el altar principal de las naciones. Desplazó al bienestar humano en cuanto objeto de dedicación estatal y lo sustituyó en el nicho prominente por la santísima Trinidad del mercado, el lucro y el consumo. Un dogma de fe disfrazado como ciencia.
Según los ortodoxos de la doctrina neoliberal, el Estado ––cuya existencia preferirían desconocer–– debería limitarse a crear condiciones favorables al mercado, tales como reducir los impuestos a las empresas y a la vez construir facilidades para la circulación de mercancías e información financiera; contener la ambición de los sindicatos y los luchadores sociales, cuyas demandas ponen en riesgo la ganancia, y luego, con el sobrante, sostener sistemas de salud y educación limitados al fin simple de garantizar la reproducción de la fuerza laboral. Su tesis del “derrame” hace creer que la riqueza por ellos acumulada bañará la tierra con abundantes leche y miel, como en el antiguo mito de Jauja, y saciará el hambre de los menesterosos.
Cuando se les deja a sus anchas, la competencia y la búsqueda del lucro máximo arrastran al mercado hacia la concentración de la riqueza en pocas manos, lo que convierte a la expectativa del derrame más en una falacia que en contundente evidencia, Las imperfecciones del Estado de Bienestar y la crisis que causó el incremento del precio del petróleo, al ocaso de la década 70, dieron paso a una reforma de la biblia económica y los pensadores de la Escuela de Chicago escribieron nuevos preceptos de lo que la crítica bautizó posteriormente como doctrina neoliberal. En esa biblia revisada el Estado es un mal contemporáneo pues sus políticas impositivas y redistributivas ahogan al mercado. Pero en Honduras el Estado de Bienestar nunca pasó de ser caricatura: la de la república bananera. El neoliberalismo se encargaría, en cambio, de trazar otra figura para el escarnio: el paraje de maquilas y ciudades modelo, abierto a todo negocio (open for business) incluyendo sin escrúpulos el alquiler de la patria y la venta de la soberanía.
Como extremo de esa práctica doctrinaria llevamos dos décadas sin construir un hospital importante, clínicas o laboratorios, y lo que nos heredan los gobernantes neoliberales son instalaciones sanitarias desabastecidas, desprovistas de insumos básicos, faltos del personal adiestrado, sin disponibilidad de plazas nuevas mientras seis mil médicos sin empleo y miles de técnicos y enfermeros se desgastan buscando quien los apadrine para conseguir un puesto o un contrato. Honduras ha dejado de ser país para degradarse en una guarida de Ali Babá y los cuatrocientos ladrones del cachurequismo, que es la expresión más grotesca del pensamiento depredador, si merece llamarse pensamiento.
La casa robada
La pandemia ha puesto a la vista las enormes carencias del Estado hondureño en los campos médicos y sanitarios, así como dejado al desnudo la forma en que el modelo neoliberal asaltó a la casa común —la patria misma—, revelando la estructura desigual de nuestra sociedad violenta, una donde sólo 30% dispone de empleo digno, con 4.6 millones de personas sin acceso al agua potable y con la tierra agrícola volcada a la producción de artículos exportables en vez de dedicados a la alimentación local.Reacción y acción
Si sabemos que tenemos capacidad para construir otra Honduras justa y equitativa, ¿qué esperamos entonces para actuar y edificar una nación que potencie su patrimonio humano y productivo? Ya nadie duda que ocupamos un cambio profundo, que tampoco es gratis ya que demanda transformaciones políticas, éticas, culturales y jurídicas, o sea un nuevo contrato social que reinstale todo: los eventos, las estructuras, los sistemas, los modos político-económicos y culturales, así como lo que concierne —en derechos y deberes— a cada quien dentro del entorno de esa futura nación, cuya meta fundamental es ser feliz siendo justa.El verdadero cambio sólo ocurre tras que lo acepta y organiza en su mente un pueblo consciente de sus aspiraciones y potencialidades, por lo que ante un Estado saqueado la sociedad diseña otra agenda innovadora y transformadora. Si el virus ayudó a exhibir la decadencia de la doctrina neoliberal, remendar la vieja agenda sería un contrasentido, y lo que debe hacerse es sustituirla por un modelo político y económico humanista, no importa cómo lo titulen, pero sí funcionalmente articulado entre las fuerzas que activan a la nación: campesinos, obreros y artesanos, empresa privada, organizaciones emprendedoras y defensoras de derechos, académicos e intelectuales. Esta ya no es una urgencia meramente política, es ética. Deviene imperativo construir un Estado garante de la armonía jurídica y del bienestar común pues, o le recomponemos la moral íntima a este país o seremos todos cómplices de su colapso.
Apresuremos, entonces, a la historia. Aprovechemos el desorden activado por el virus para revolucionar la vida hondureña desde dentro y hacer que emerja tras este cataclismo natural una nación fuerte, humana y solidaria, honesta y sobre todo plenamente dotada con justicia e igualdad.
Coronavirus: La danza de millones y los cuestionamientos de la sociedad civil
Por Marc Allas -
18 mayo, 2020Investigaciones realizadas por el Consejo Nacional Anticorrupción (CNA) y plasmadas en sus 2 informes bajo el título: “La Corrupción en Tiempos del Covid19” han comenzado la revelar la otra pandemia que afecta a Honduras desde hace 10 años, la corrupción.
Los informes del CNA implican a la unidad de gestión conocida como Inversión Estratégica de Honduras (INVEST-H) y a la Comisión Permanente de Contingencias (COPECO).
Gabriela Castellanos y Odir Fernández
INVEST-H, que opera desde 2005 ha estado dedicada a la planeación,
administración e implementación de proyectos y programas estratégicos
para el desarrollo del país, y ha estado adscrita a la Coordinación
General del Gobierno.
Los proyectos y programas de INVEST-Honduras son ejecutados con financiamiento de organismos internacionales y del Gobierno de Honduras.
La dependencia en mención, ha estado presente en la generación de proyectos de infraestructura, pero a partir de la pandemia, el régimen le autorizó hacer compras directas de insumos, equipos y hospitales móviles y más recientemente se conoció que manejará un fondo de 55 millones de dólares para la reactivación del agro, a través de un préstamo otorgado a Honduras, por parte del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Para el CNA resulta evidente que los decretos ejecutivos que se han publicado hasta la fecha, como es el caso del PCM-033-2020, permiten a instituciones como INVEST-H, que tengan vía libre para adquirir cualquier insumo relacionado para hacer frente a la pandemia COVID-19 mediante contrataciones directas, es decir, que pueden comprar sin necesidad de respetar los lineamientos que conllevan una licitación pública.
“Pero no debemos olvidar, que si bien es cierto, se omiten ciertos parámetros que establece la Ley de Contratación del Estado, eso no exime que se cumplan los principios generales de la ley antes mencionada y la Ley General de Administración Pública, debido a que se están comprando insumos con fondos públicos”, advirtió el CNA.
Se conoció que distintos empresarios del municipio de San Pedro Sula manifestaron su malestar debido a que no fueron invitados a presentar ofertas, aun contando con los insumos requeridos por un valor unitario mucho más bajo, destaca el informe del organismo veedor.
La investigación señala además, el mal desempeño mostrado hasta el momento tanto de la empresa Inversión Estratégica de Honduras (Invest-H) como de la Comisión Permanente de Contingencias (COPECO). La primera por la sobrevaloración en la compra de mascarillas y la segunda por la contratación de obras de mala calidad ejecutadas en el Hospital del Tórax en Tegucigalpa.
“En relación a lo antes expuesto, estas omisiones de las autoridades de INVEST-H, han provocado que el Estado de Honduras adquiera mascarillas N95 y descartables de forma sobrevalorada. En ese sentido el CNA logró constatar que se pudieron haber adquirido a un menor precio, evitando así un perjuicio millonario a las finanzas públicas”.
Como resultado del análisis comparativo de precios de compra de las mascarillas tipo N95 y descartables por parte de INVEST-H versus los precios de mercado tomados de las compras realizadas por la Secretaría de Salud (Sesal) mediante su fideicomiso, se logró identificar que existe una diferencia considerable entre ambos montos, revelaron los informes.
Concluyendo, que las autorizaciones para las compras poseen precios superiores, mismos que generaron un perjuicio en contra de las finanzas del Estado de Honduras por más de 57 millones de lempiras.
Otra línea de investigación se centró en la adquisición inapropiada de ventiladores Breas Vivo 65 por parte de la Comisión Permanente de Contingencias (COPECO), además de la larga lista de irregularidades en la construcción y remodelación de un espacio para la atención para pacientes contagiados por el coronavirus en el Instituto Nacional Cardiopulmonar (INCP), más conocido como Hospital del Tórax.
Entre ambos hallazgos se identificó un perjuicio de casi 20 millones de lempiras al estado de Honduras.
Los ventiladores fueron traídos en avión presidencial el 17 de marzo al país, con la promesa del régimen que se mejoraría las capacidades para atender a la población afectada por coronavirus.
Los proyectos y programas de INVEST-Honduras son ejecutados con financiamiento de organismos internacionales y del Gobierno de Honduras.
La dependencia en mención, ha estado presente en la generación de proyectos de infraestructura, pero a partir de la pandemia, el régimen le autorizó hacer compras directas de insumos, equipos y hospitales móviles y más recientemente se conoció que manejará un fondo de 55 millones de dólares para la reactivación del agro, a través de un préstamo otorgado a Honduras, por parte del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Para el CNA resulta evidente que los decretos ejecutivos que se han publicado hasta la fecha, como es el caso del PCM-033-2020, permiten a instituciones como INVEST-H, que tengan vía libre para adquirir cualquier insumo relacionado para hacer frente a la pandemia COVID-19 mediante contrataciones directas, es decir, que pueden comprar sin necesidad de respetar los lineamientos que conllevan una licitación pública.
“Pero no debemos olvidar, que si bien es cierto, se omiten ciertos parámetros que establece la Ley de Contratación del Estado, eso no exime que se cumplan los principios generales de la ley antes mencionada y la Ley General de Administración Pública, debido a que se están comprando insumos con fondos públicos”, advirtió el CNA.
Se conoció que distintos empresarios del municipio de San Pedro Sula manifestaron su malestar debido a que no fueron invitados a presentar ofertas, aun contando con los insumos requeridos por un valor unitario mucho más bajo, destaca el informe del organismo veedor.
La investigación señala además, el mal desempeño mostrado hasta el momento tanto de la empresa Inversión Estratégica de Honduras (Invest-H) como de la Comisión Permanente de Contingencias (COPECO). La primera por la sobrevaloración en la compra de mascarillas y la segunda por la contratación de obras de mala calidad ejecutadas en el Hospital del Tórax en Tegucigalpa.
Otras irregularidades se han mostrado en la compra de equipo como ventiladores y la ciudadanía cuestiona la compra de los llamados “hospitales móviles”, que más parecen tiendas de campaña, a las que fue necesario instalar todo tipo de acondicionamientos.“…las autorizaciones para las compras poseen precios superiores, mismos que generaron un perjuicio en contra de las finanzas del Estado de Honduras por más de 57 millones de lempiras…”: CNA
“En relación a lo antes expuesto, estas omisiones de las autoridades de INVEST-H, han provocado que el Estado de Honduras adquiera mascarillas N95 y descartables de forma sobrevalorada. En ese sentido el CNA logró constatar que se pudieron haber adquirido a un menor precio, evitando así un perjuicio millonario a las finanzas públicas”.
Como resultado del análisis comparativo de precios de compra de las mascarillas tipo N95 y descartables por parte de INVEST-H versus los precios de mercado tomados de las compras realizadas por la Secretaría de Salud (Sesal) mediante su fideicomiso, se logró identificar que existe una diferencia considerable entre ambos montos, revelaron los informes.
Concluyendo, que las autorizaciones para las compras poseen precios superiores, mismos que generaron un perjuicio en contra de las finanzas del Estado de Honduras por más de 57 millones de lempiras.
Otra línea de investigación se centró en la adquisición inapropiada de ventiladores Breas Vivo 65 por parte de la Comisión Permanente de Contingencias (COPECO), además de la larga lista de irregularidades en la construcción y remodelación de un espacio para la atención para pacientes contagiados por el coronavirus en el Instituto Nacional Cardiopulmonar (INCP), más conocido como Hospital del Tórax.
Entre ambos hallazgos se identificó un perjuicio de casi 20 millones de lempiras al estado de Honduras.
Los ventiladores fueron traídos en avión presidencial el 17 de marzo al país, con la promesa del régimen que se mejoraría las capacidades para atender a la población afectada por coronavirus.
Coordinación Nacional de la CCC durante una conferencia de prensa
Sin embargo, expertos en temas cardio-pulmonares e ingeniería
biomédica, manifestaron que el equipo no es apto para atender pacientes
con covid19. Además de comprobar que su función era otra, se comprobó
que el equipo llegó incompleto, faltando insumos como cables y sensores
que facilitan el monitoreo de los pacientes, por lo tanto son
inutilizables y se encuentran en las bodegas del Hospital del Tórax.
Por otra parte, la organización no gubernamental señaló que el 10 de febrero, COPECO suscribió un contrato con una empresa constructora con el fin de acondicionar establecimientos para garantizar la atención médica para las personas que fuesen víctimas de contagio.
El contrato establecía la construcción de una sala de triaje, remodelación de 2 salas de observación, además de la readecuación del entorno para la recepción de pacientes infectados.
El CNA constató una serie de incumplimientos contractuales, detectando que no se finalizaron las obras, además de la mala calidad de las mismas, en las que COPECO invirtió cerca de 5 millones de lempiras.
Por la mala gestión, el Hospital del Tórax no cuenta con las condiciones necesarias para la atención y manejo de pacientes contagiados por el covid19, peor aún, este centro puede convertirse en un foco de contagio masivo, ya que los que portan el virus deben ser atendidos en espacios improvisados, poniendo en riesgo a todos los que circulan dentro de las instalaciones, se advirtió.
Por otra parte, la organización no gubernamental señaló que el 10 de febrero, COPECO suscribió un contrato con una empresa constructora con el fin de acondicionar establecimientos para garantizar la atención médica para las personas que fuesen víctimas de contagio.
El contrato establecía la construcción de una sala de triaje, remodelación de 2 salas de observación, además de la readecuación del entorno para la recepción de pacientes infectados.
El CNA constató una serie de incumplimientos contractuales, detectando que no se finalizaron las obras, además de la mala calidad de las mismas, en las que COPECO invirtió cerca de 5 millones de lempiras.
Por la mala gestión, el Hospital del Tórax no cuenta con las condiciones necesarias para la atención y manejo de pacientes contagiados por el covid19, peor aún, este centro puede convertirse en un foco de contagio masivo, ya que los que portan el virus deben ser atendidos en espacios improvisados, poniendo en riesgo a todos los que circulan dentro de las instalaciones, se advirtió.
Hospital de campaña Villanueva
“Ya sea por imprudencia, impericia, negligencia o intencionalidad la
mala praxis de COPECO no solo le está costando al estado una pérdida de
casi 20 millones de lempiras, sino también incontables vidas”, señaló la
directora ejecutiva del CNA, Gabriela Castellanos en un video colgado
en el portal de la organización.
Por otro lado, un informe del Tribunal Superior de Cuentas (TSC) reportó irregularidades y deficiencias de COPECO en la compra de equipos, por lo que en abril, su director Gabriel Rubí, fue separado de su cargo junto a personal administrativo.
En respuesta a los señalamientos, el director ejecutivo de INVEST-H, Marco Bográn dijo a un medio televisivo el 27 de abril, que había leído minuciosamente el informe del CNA y que había he encontrado falencias tremendas e imperfecciones, “que me demuestran que hay claramente una campaña política en contra no del gobierno, sino que en contra de todo el estado, para ver a todo el gobierno de Honduras de rodillas frente a la pandemia del covid19. Ese es el objetivo”.
“Si esta es la estrategia de Gabriela castellanos y de Odir Fernández creo que da una enorme tristeza en el momento que estamos viviendo, cuando lo que estamos haciendo en salvar vidas”, se lamentó.
“Niego rotundamente ese informe donde se da a entender que hay sobrevaloración de equipo médico. Cada una de las instituciones del gobierno que han sido autorizadas por el Congreso Nacional para salir a adquirir insumos médicos, lo hemos hecho de manera responsable”.
“No aceptamos que se nos señale de corruptos, el informe del CNA es difamatorio y tiene calumnias abiertas, queriendo dar a entender que todo mi equipo de trabajo, nos están señalando de corruptos. Los reto a que nos veamos en los tribunales para ver quién tiene la razón y por otro lado los reto a que si quieren hacer una veeduría se unan a la Asociación para Una Sociedad Más Justa (ASJ), al Tribunal Superior de Cuentas (TSC) al Foro Nacional de Convergencia (FONAC) y al Consejo Hondureño de la Empresa Privada (COHEP), sostuvo Bográn.
Bográn se escudó en que en medio de la emergencia hay que salir a adquirir insumos y equipos que estén disponibles en el mercado internacional.
“Repudiamos al Foro Nacional de Convergencia (FONAC) en asuntos de auditoría, porque no representa a la sociedad civil, y porque no pasa de ser una espuria mano que barniza el rostro de corrupción y criminalidad del actual régimen dictatorial”, sostuvo la CCC.
Más tarde, el 29 de abril, el presidente de la Cámara de Comercio e Industrias de Cortés (CCIC), Pedro Barquero, expresó que era inconcebible que en medio de la pandemia se estén haciendo esos actos de corrupción, por lo que anunció la salida de la organización empresarial de las mesas técnicas conformadas por el régimen de Juan Orlando Hernández para enfrentar la pandemia de coronavirus o covid19.
“No se ven acciones para castigar a quienes están sacando provecho de esta emergencia. Los avances en las mesas son muy pocos y no se están tomando en cuenta muchas recomendaciones que nosotros hacemos”, dijo el ejecutivo empresarial de Cortés, un departamento que reporta la mayor cantidad de contagios de acuerdo con el Sistema Nacional de Riesgos (Sinager).
Por otro lado, un informe del Tribunal Superior de Cuentas (TSC) reportó irregularidades y deficiencias de COPECO en la compra de equipos, por lo que en abril, su director Gabriel Rubí, fue separado de su cargo junto a personal administrativo.
En respuesta a los señalamientos, el director ejecutivo de INVEST-H, Marco Bográn dijo a un medio televisivo el 27 de abril, que había leído minuciosamente el informe del CNA y que había he encontrado falencias tremendas e imperfecciones, “que me demuestran que hay claramente una campaña política en contra no del gobierno, sino que en contra de todo el estado, para ver a todo el gobierno de Honduras de rodillas frente a la pandemia del covid19. Ese es el objetivo”.
“Si esta es la estrategia de Gabriela castellanos y de Odir Fernández creo que da una enorme tristeza en el momento que estamos viviendo, cuando lo que estamos haciendo en salvar vidas”, se lamentó.
“Niego rotundamente ese informe donde se da a entender que hay sobrevaloración de equipo médico. Cada una de las instituciones del gobierno que han sido autorizadas por el Congreso Nacional para salir a adquirir insumos médicos, lo hemos hecho de manera responsable”.
“No aceptamos que se nos señale de corruptos, el informe del CNA es difamatorio y tiene calumnias abiertas, queriendo dar a entender que todo mi equipo de trabajo, nos están señalando de corruptos. Los reto a que nos veamos en los tribunales para ver quién tiene la razón y por otro lado los reto a que si quieren hacer una veeduría se unan a la Asociación para Una Sociedad Más Justa (ASJ), al Tribunal Superior de Cuentas (TSC) al Foro Nacional de Convergencia (FONAC) y al Consejo Hondureño de la Empresa Privada (COHEP), sostuvo Bográn.
Bográn se escudó en que en medio de la emergencia hay que salir a adquirir insumos y equipos que estén disponibles en el mercado internacional.
Al respecto la Convergencia contra el Continuismo (CCC), instancia que aglutina a más de 20 organizaciones del movimiento social hondureño, en un manifiesto público y divulgado el 9 de abril, llamó a sumar todas las voces de dignidad para demandar la conformación de un sistema transparente de rendición de cuentas, conducido por personas e instituciones independientes.La CCC llamó a sumar todas las voces de dignidad para demandar la conformación de un sistema transparente de rendición de cuentas, conducido por personas e instituciones independientes.
“Repudiamos al Foro Nacional de Convergencia (FONAC) en asuntos de auditoría, porque no representa a la sociedad civil, y porque no pasa de ser una espuria mano que barniza el rostro de corrupción y criminalidad del actual régimen dictatorial”, sostuvo la CCC.
Más tarde, el 29 de abril, el presidente de la Cámara de Comercio e Industrias de Cortés (CCIC), Pedro Barquero, expresó que era inconcebible que en medio de la pandemia se estén haciendo esos actos de corrupción, por lo que anunció la salida de la organización empresarial de las mesas técnicas conformadas por el régimen de Juan Orlando Hernández para enfrentar la pandemia de coronavirus o covid19.
“No se ven acciones para castigar a quienes están sacando provecho de esta emergencia. Los avances en las mesas son muy pocos y no se están tomando en cuenta muchas recomendaciones que nosotros hacemos”, dijo el ejecutivo empresarial de Cortés, un departamento que reporta la mayor cantidad de contagios de acuerdo con el Sistema Nacional de Riesgos (Sinager).
Bertha Oliva Coordinadora General del COFADEH
En esa misma fecha (29 de abril), el presidente de Banco de
Occidente, Jorge Bueso Arias cuestionó la compra sobrevalorada de
mascarillas practicada por INVEST-H, e indicó que dicha entidad, debe
justificar 57.5 millones de lempiras en concepto de sobreprecio de las
mascarillas; denunciado por el CNA.
Bueso Arias dijo que extrañó que el régimen no le hubiese pedido ese servicio al Banco de Occidente, entidad bancaria que maneja desde hace varios años un fideicomiso con la Secretaría de Salud, para la compra de insumos.
El banquero indicó que dichas operaciones le han ahorrado al gobierno unos 3 mil millones de lempiras en los últimos 6 años y aseguró que debieron contactarlos, porque “conocíamos los proveedores, los precios, teníamos contactos con el exterior, con el interior y todo”.
La corrupción ha puesto al descubierto cómo se trafica en nombre de la salud, cómo se trafica en nombre de la vida y quiénes la trafican. Yo creo que eso nos demuestra que nosotras estamos frente a un estado de indefensión porque no hay entidad encargada para estos propósitos que pueda actuar o que actué.
Oliva añadió que queda clarísimo que estas entidades están siendo cómplices, si es que no son cómplices directos de lo que aquí está pasando y lo que pasa, pues es que ya no se esconde el abuso de poder, el autoritarismo y el militarismo, está a las claras.
Por mucho que aquí se maneje en público lo que aquí está pasando, a mí me gustaría ver un Ministerio Público (MP) actuando con independencia en contra de los que están haciendo este tipo de acciones que van a eliminar cualquier tipo de motivación de la población hondureña, sostuvo la coordinadora general del COFADEH.
El 12 de mayo, el régimen anunció que las Fuerzas Armadas (FFAA) manejarán, administrativa y técnicamente, 2 hospitales móviles destinados a pacientes con covid19.
En la III Parte del Análisis y Propuestas Del Foro Social de la Deuda Externa de Honduras (FOSDEH), la organización no gubernamental, establece que las declaratorias de Estados de Emergencia, a través de la figura de “contratación directa”, se han convertido en una herramienta utilizada por los promotores y ejecutores de la corrupción para apropiarse y obtener ventaja en las negociaciones que realiza el Estado con terceros.
Añade que en estos momentos, el procedimiento de la “contratación directa” se limita a tres etapas; la declaratoria de Estado de Emergencia que autoriza la contratación, la negociación; que es únicamente descrita como el deber del órgano responsable de “…negociar el precio del contrato para obtener las condiciones más ventajosas para la administración.” , y la formalización y aprobación por medio de Acuerdo Presidencial a través de la correspondiente Secretaría de Estado en el caso de la Administración Pública Centralizada o por el órgano de dirección superior para la Administración Descentralizada.
De lo anterior podemos concluir que existe una amplia discrecionalidad en la selección de los terceros contratados, misma que crea un ambiente de opacidad en todo el proceso de contratación, y sospechas de sobrevaloraciones, aunado de favorecer a un grupo de personas, señaló el FOSDEH.
Se calcula que hasta el 17 de abril, el régimen cuenta con más de 85 mil millones de lempiras. Para ser más específico maneja L 85,801.94 millones (aproximadamente US$ 3,447.96 millones al tipo de cambio actual).
De esta danza de millones, el 17.31 por ciento, corresponde a fondos públicos, el 9.90 por ciento a las transferencias de organismos multilaterales, el 75.51 por ciento en concepto de deuda y el 0.29 por ciento en donaciones monetarias de países amigos, de acuerdo con cifras proporcionadas por el FOSDEH.
Bueso Arias dijo que extrañó que el régimen no le hubiese pedido ese servicio al Banco de Occidente, entidad bancaria que maneja desde hace varios años un fideicomiso con la Secretaría de Salud, para la compra de insumos.
El banquero indicó que dichas operaciones le han ahorrado al gobierno unos 3 mil millones de lempiras en los últimos 6 años y aseguró que debieron contactarlos, porque “conocíamos los proveedores, los precios, teníamos contactos con el exterior, con el interior y todo”.
Mientras tanto, la Coordinadora General del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH), Bertha Oliva, dijo acerca del tema que “realmente es que nosotras estamos enfrentando dos tipos de pandemia. Y habría que ver cuál es la más nociva, la más dañina, la más peligrosa, la que está actuando con toda una ventaja y con tendencias criminales; y es la pandemia de la corrupción y la del coronavirus.“La corrupción ha puesto al descubierto cómo se trafica en nombre de la salud, cómo se trafica en nombre de la vida y quiénes la trafican”: Bertha Oliva
La corrupción ha puesto al descubierto cómo se trafica en nombre de la salud, cómo se trafica en nombre de la vida y quiénes la trafican. Yo creo que eso nos demuestra que nosotras estamos frente a un estado de indefensión porque no hay entidad encargada para estos propósitos que pueda actuar o que actué.
Oliva añadió que queda clarísimo que estas entidades están siendo cómplices, si es que no son cómplices directos de lo que aquí está pasando y lo que pasa, pues es que ya no se esconde el abuso de poder, el autoritarismo y el militarismo, está a las claras.
Por mucho que aquí se maneje en público lo que aquí está pasando, a mí me gustaría ver un Ministerio Público (MP) actuando con independencia en contra de los que están haciendo este tipo de acciones que van a eliminar cualquier tipo de motivación de la población hondureña, sostuvo la coordinadora general del COFADEH.
Para enfrentar la crisis, el régimen de Juan Orlando Hernández cuenta con más de 80 mil millones de lempiras. Y el endeudamiento externo continúa a medida que avanza la pandemia.Se calcula que hasta el 17 de abril, el régimen cuenta con más de 85 mil millones de lempiras. Para ser más específico maneja L 85,801.94 millones (aproximadamente US$ 3,447.96 millones al tipo de cambio actual): FOSDEH
El 12 de mayo, el régimen anunció que las Fuerzas Armadas (FFAA) manejarán, administrativa y técnicamente, 2 hospitales móviles destinados a pacientes con covid19.
En la III Parte del Análisis y Propuestas Del Foro Social de la Deuda Externa de Honduras (FOSDEH), la organización no gubernamental, establece que las declaratorias de Estados de Emergencia, a través de la figura de “contratación directa”, se han convertido en una herramienta utilizada por los promotores y ejecutores de la corrupción para apropiarse y obtener ventaja en las negociaciones que realiza el Estado con terceros.
Añade que en estos momentos, el procedimiento de la “contratación directa” se limita a tres etapas; la declaratoria de Estado de Emergencia que autoriza la contratación, la negociación; que es únicamente descrita como el deber del órgano responsable de “…negociar el precio del contrato para obtener las condiciones más ventajosas para la administración.” , y la formalización y aprobación por medio de Acuerdo Presidencial a través de la correspondiente Secretaría de Estado en el caso de la Administración Pública Centralizada o por el órgano de dirección superior para la Administración Descentralizada.
De lo anterior podemos concluir que existe una amplia discrecionalidad en la selección de los terceros contratados, misma que crea un ambiente de opacidad en todo el proceso de contratación, y sospechas de sobrevaloraciones, aunado de favorecer a un grupo de personas, señaló el FOSDEH.
Se calcula que hasta el 17 de abril, el régimen cuenta con más de 85 mil millones de lempiras. Para ser más específico maneja L 85,801.94 millones (aproximadamente US$ 3,447.96 millones al tipo de cambio actual).
De esta danza de millones, el 17.31 por ciento, corresponde a fondos públicos, el 9.90 por ciento a las transferencias de organismos multilaterales, el 75.51 por ciento en concepto de deuda y el 0.29 por ciento en donaciones monetarias de países amigos, de acuerdo con cifras proporcionadas por el FOSDEH.
CESPAD
Análisis | JOH: entre las acusaciones de la fiscalía estadounidense y la tentación de continuar en el poder
Por
Redacción
Escrito por Gustavo Irías, Director Ejecutivo del CESPAD
2 de mayo, 2020
A continuación se presenta el análisis del principal acontecimiento semanal del país, desde la perspectiva del CESPAD
Sin ninguna duda, el hecho más relevante de esta semana lo constituye el anuncio del Fiscal de los Estados Unidos
para el Distrito Sur de Nueva York, Geoffrey S. Berman, de acusar al
Ex Jefe de la Policía Nacional, Juan Carlos Bonilla Valladares (el
“Tigre”), de “conspirar para importar cocaína a los Estados Unidos, y
delitos relacionados con armas que involucran el uso y posesión de
ametralladoras y dispositivos destructivos”. Sin embargo, la nota más
significativa de esta acusación es la aseveración que Bonilla Valladares
cometió los delitos indicados “en nombre del ex congresista hondureño
convicto Tony Hernández y su hermano el presidente” (Juan Orlando
Hernández).
En efecto, desde el juicio en Nueva York
contra Tony Hernández, la hipótesis de la fiscalía estadounidense es
que en este país centroamericano, especialmente a partir del golpe de
Estado del 2009, el Estado hondureño ha protegido a grupos
narcotraficantes. Es decir, el asocio entre políticos hondureños, en su
carácter de funcionarios públicos y bandas criminales, ha permitido el
tráfico de drogas y de armas hacia los Estados Unidos, caracterizando a
esta sociedad como una “violenta conspiración internacional del
narcotráfico”.
Tan en serio es esta aseveración que, de acuerdo a la alegación publicada por la mencionada fiscalía el 30 de abril,
este caso esta siendo investigado por la Unidad de Terrorismo y
Narcóticos Internacionales de la DEA, con los fiscales federales
adjuntos Amanda L.Houle, Matthew J. Laroche, Jason A. Richman y Elinor
L. Tarlow , a cargo de la acusación.
Desde Casa Presidencial,
en su cuenta en Twitter, el gobernante Juan Orlando Hernández ha negado
esta vinculación, argumentando, entre varios elementos, que en su
primer gobierno no ratificó como Jefe de la Policía a Bonilla Valladares
y que inició un proceso de depuración policial. No obstante, este
proceso de depuración ha sido fuertemente cuestionado por diversos
sectores de la sociedad hondureña por su carácter incompleto, marcado
por la opacidad y falta de resultados. Al grado que en este momento la
policía nacional no termina de depurarse y se encuentra sumida en una
crisis que no parece tener fin, permanentemente cuestionada por
organismos de derechos humanos debido a sus reiteradas infracciones a
las garantías constitucionales.
¿Cuáles serán las repercusiones políticas de estas acusaciones?
El anuncio de estas acusaciones se
produce en el momento de mayor auge de la pandemia del COVID-19 en
Honduras, coyuntura que ha estado siendo aprovechada por Juan Orlando
Hernández para recuperar su cuestionada legitimidad, originada por las
fraudulentas elecciones de noviembre del 2017. En una mezcla de
autoritarismo, populismo y clientelismo, ha posicionado su imagen en
frecuentes cadenas nacionales, tal como si estuviera en una carrera
presidencial sin rival.
También ver: El manejo de la crisis del covid-19 en un contexto de desigualdad y las amenzas a la transparencia y la democracia
La falta de resultados de la oposición
política y social por el retorno al orden constitucional, el miedo al
contagio del virus por amplios sectores urbanos, el confinamiento en los
hogares y el estado de emergencia que ha cancelado la mayoría de las
garantías constitucionales, ha creado un estado de animo de
desmovilización social generalizada. Al grado, que las reflexiones y
discusiones sobre los próximos eventos electorales y los riesgos que ya
tienen en un Estado de Derecho cancelado, han sido estigmatizadas por
algunos sectores de la población.
No obstante, Juan Orlando y su régimen
han estado siendo fuertemente cuestionados por organizaciones ciudadanas
debido a la corrupción y falta de transparencia en la administración de
los fondos públicos, al grado que ha tenido que destituir a uno de los principales funcionarios
en el manejo de la crisis del COVID-19. También se ha impugnado, por
diversos actores, lo que se considera una gestión ineficiente de la
crisis sanitaria. En la percepción ciudadana esta crisis ha estado
siendo manejada por políticos tradicionales que han excluido a los
especialistas de la salud, representando una grave amenaza en el derecho
al acceso a la salud de la población en general.
También ver: El Coronavirus en Honduras: ¿Hasta dónde aguantará la sociedad un proceso prolongado de aislamiento social?
En este marco, las acusaciones de la
Fiscalía de Nueva York lo que colocan y recuerdan es la ilegitimidad
política del régimen actual, con su secuela de actos de corrupción,
vinculaciones a grupos ilícitos y de bloqueo a la acción penal en contra
del grupo en el poder (Pacto de Impunidad y expulsión de la MACCIH en
enero de este año).
En tal sentido, su implicación más
directa tendrá que ver con la reactivación de la lucha política por la
recuperación de la democracia. El 30 de abril, el Consejo Central Ejecutivo del Partido Liberal
llamó a que Hernández sea inhabilitado “jurídica y moralmente para
continuar en el ejercicio de la Presidencia de la República” y convocó a
la oposición política a conformar un “Bloque Común de Lucha”. Por su
parte, el 1 de mayo, en un comunicado del Coordinador General de LIBRE,
en reacción a las alegaciones de la fiscalía de Nueva York, subrayó que
“la ambición y la codicia de la mafia política empresarial que nos
gobierna no tiene límites (…) la dictadura protege carteles de la droga y
del crimen organizado”. De nuevo, está abierto el desafío para la
oposición política y social por recuperar la constitucionalidad del país
o por lo menos impedir el sabotaje del próximo proceso electoral por
parte del partido en el gobierno.
Es un hecho, que las acusaciones de la
fiscalía estadounidense, representan, asimismo, un fuerte incentivo a
Juan Orlando Hernández para continuar en el poder y evitar por largo
tiempo, enfrentar un eventual juicio en las cortes estadounidenses, ya
sea mediante el uso de las facultades extraordinarias que le otorga el
estado de emergencia sanitaria o, a través del quebrantamiento del
cronograma de las elecciones del 2021.
En tal sentido, es posible afirmar que
Honduras en medio de las acusaciones y los diferentes juicios incoados
por la fiscalía estadounidense contra poderosos actores de la política
hondureña y por los múltiples efectos que tendremos en el pos COVID-19,
ingresará en los próximos meses a una profunda crisis política,
económica, social y cultural probablemente no conocida en la historia
del país. Y los términos de la confrontación sólo serán dos: democracia o
dictadura.
La calle: el hogar que espera a muchos hondureños durante y después de la pandemia
abril 22, 2020
Redaccion
Desde
hace una semana un grupo de personas que vivía en los alrededores del
barrio Los Dolores, en el centro de Tegucigalpa, fue desalojado y ahora
duermen en la calle que sube al barrio Buenos Aires, a pocos metros de
la Jefatura Metropolitana Uno, más conocida como “el Core 7”, ante la
pasiva mirada de los agentes policiales que entran y salen, llaman por
teléfono y compran en una pulpería cercana.
Por: Fernando Destéphen
redaccion@criterio.hn
Tegucigalpa. –En la bandeja que sostiene en sus piernas, Delia tiene cinco platos de comida: burritas de chicharrón y pollo. Tiene 64 años y alrededor de cinco de vender su comida en este redondel que encierra un árbol en el Parque Central de Tegucigalpa.
redaccion@criterio.hn
Tegucigalpa. –En la bandeja que sostiene en sus piernas, Delia tiene cinco platos de comida: burritas de chicharrón y pollo. Tiene 64 años y alrededor de cinco de vender su comida en este redondel que encierra un árbol en el Parque Central de Tegucigalpa.
Delia sonríe simulando su preocupación por no tener dinero para pagar la renta de donde vive.
Tomasa Pineda es la tercera de esta cadena y también es la mayor del grupo, ella tiene 72 años, cría dos nietos con las ventas que obtiene de una chiclera. La historia es la misma, los niños se quedan solos en una cuartería, de donde la han amenazado con sacar si no paga 3 mil lempiras de la renta acumulada desde que en Honduras se aprobó el estado de excepción. Tomasa me resume parte de su historia y las vicisitudes que comparte con su inseparable nieta, quien la acompaña en las actividades diarias.
La historia de Tomasa, Delia y Agustina, son parecidas, las tres están a punto de ser expulsadas de las cuarterías donde viven, pues el toque de queda les ha impedido salir a trabajar a las calles y no han podido ajustar el dinero de la renta.
Ellas tres son parte de los 3.5 millones de los 9.3 millones de hondureños que viven en pobreza extrema, según los datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE).
Antes era más fácil, me dicen. Ese antes al que se refieren es al de la pandemia del Covid-19 y que en Honduras podría elevar los niveles de pobreza al 80 por ciento, según cálculos de economistas nacionales y que actualmente anda en un 62 por ciento.
También lea: Ostentoso Centro Cívico Gubernamental contrasta con mercado de frutas en el Juan Pablo II
A su lado derecho, Agustina García se levanta después de estar recostada en el tronco del árbol. A sus 47 años no pierde la moda, eso explica el piercing en su labio, también la gruesa cadena de plata que, aunque sucia cuelga del cuello de esta mujer de más de 1.60 metros, quien mantiene siete hijos, que se quedan solos en un cuarto que alquila en la Calle Real de Comayagüela o Tercera Avenida, mientras ella busca el sustento diario.Tomasa Pineda es la tercera de esta cadena y también es la mayor del grupo, ella tiene 72 años, cría dos nietos con las ventas que obtiene de una chiclera. La historia es la misma, los niños se quedan solos en una cuartería, de donde la han amenazado con sacar si no paga 3 mil lempiras de la renta acumulada desde que en Honduras se aprobó el estado de excepción. Tomasa me resume parte de su historia y las vicisitudes que comparte con su inseparable nieta, quien la acompaña en las actividades diarias.
La historia de Tomasa, Delia y Agustina, son parecidas, las tres están a punto de ser expulsadas de las cuarterías donde viven, pues el toque de queda les ha impedido salir a trabajar a las calles y no han podido ajustar el dinero de la renta.
Ellas tres son parte de los 3.5 millones de los 9.3 millones de hondureños que viven en pobreza extrema, según los datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE).
Antes era más fácil, me dicen. Ese antes al que se refieren es al de la pandemia del Covid-19 y que en Honduras podría elevar los niveles de pobreza al 80 por ciento, según cálculos de economistas nacionales y que actualmente anda en un 62 por ciento.
Agustina
teme que muy pronto la echen de la cuartería donde vive. El toque de
queda ha afectado su venta de agua, lo que le impide recoger el dinero
de la renta.
Las protagonistas de esta historia son
parte de la precarización y miseria que se vive en Honduras y que hoy
ha quedado al descubierto con la desactivación de la economía, producto
de las medidas de aislamiento social. La necesidad ha hecho que Tomasa,
Delia y Agustina, se reinventen y salgan a diario a vender a las calles,
burritas, agua, cigarros, chicles bombones y galletas. Antes
de la emergencia sanitaria, ellas, aseguran que adquirían lo necesario
para sobrevivir, ahora, ni para eso están haciendo.
Las ayudadas de alimentos no llegan
El Centro de Tegucigalpa despierta. Las pocas personas que se mueven pasan al lado de Delia, Agustina y Tomasa. Un joven que antes había estado besando a su novia se acerca a Delia y le compra una burrita, ella sonríe y me dice que hacen, aunque sea “el gracias a Dios”.
Delia sonríe apenas, pero me cuenta que las ayudas de alimentos han llegado al Parque Central, pero las repartieron de La Peatonal hacia abajo. A ella y a sus compañeras no las incluyeron. “No nos dieron nada, solo a la gente de allá”, dice y señala la estatua de Francisco Morazán, la que en términos prácticos sirve como frontera imaginaria para dividir el parque en dos y dejar a Delia, Agustina y Tomasa fuera de las ayudas humanitarias destinadas a esa población en riesgo.
No son las únicas en riesgo. Desde hace una semana un grupo de personas que vivía en los alrededores del barrio Los Dolores, siempre en el centro de Tegucigalpa, fue desalojado y ahora duermen en la calle que sube al barrio Buenos Aires, a pocos metros de la Jefatura Metropolitana Uno, más conocida como “el Core 7”, ante la pasiva mirada de los agentes que entran y salen, llaman por teléfono y compran en la pulpería.
En la esquina de la avenida Las Delicias y la calle Buenos Aires, un hombre mayor está metido hasta la cintura en un desagüe. Con un martillo golpea un tubo de PVC cortado a la mitad, este sirve de canal para que el agua limpia caiga en las botellas de gaseosas y en los demás botes que una niña de unos diez años transporta de esa esquina a una casa con pasillo oscuro y lejano.
En esa calle, un hombre de camisa azul manga larga, calzoneta negra, chancletas y calcetines negros, me dice que ya no quiere salir en periódicos, mientras sintoniza música en un radio portátil. “Si me tiras algo podés tomar todas las fotos que querás”, me dice, mientras me advertía y gritaba que no le tomara fotos. No lo había hecho.
En la acera tienen acumulado todo lo que tienen: ropa, juguetes, ollas, sartenes y entre las cobijas varios niños. Eran las ocho y media de la mañana. Una mujer con la cara de recién haberse despertado contempla a un niño que acomoda con almohadas en la dura acera. Al fondo de esta triste escena, la música sigue su curso, como para matizar la tragedia.
Unos siete adultos se dividen la calle, unos en las gradas de un negocio de venta de artículos recuperados de casas comerciales, y en la otra, los que duermen o descansan lo poco que pueden entre las miradas de los que pasan y no creen que en medio de una epidemia hay gente tirada en la calle, porque no tienen los 100 o 150 lempiras diarios de alquiler.
Honduras cumple su séptima semana con medidas de confinamiento, segmentación para comprar, distanciamiento social y el uso obligatorio de mascarillas, aunque esto no se cumple, porque en este país impera el desorden y la violación a las leyes, conducta que se impone de arriba hacia abajo.
En las últimas horas se registró el deceso de una enfermera del personal del Hospital Mario Catarino Rivas, de la ciudad de San Pedro Sula
La noticia ha sido fue por el director del Seguro Social en San Pedro Sula, Omar Janania. El funcionario de la salud notificó que la mujer, de 55 años, padecía de hipertensión, hipotiroidismo y diabetes.
Las ayudadas de alimentos no llegan
El Centro de Tegucigalpa despierta. Las pocas personas que se mueven pasan al lado de Delia, Agustina y Tomasa. Un joven que antes había estado besando a su novia se acerca a Delia y le compra una burrita, ella sonríe y me dice que hacen, aunque sea “el gracias a Dios”.
Delia sonríe apenas, pero me cuenta que las ayudas de alimentos han llegado al Parque Central, pero las repartieron de La Peatonal hacia abajo. A ella y a sus compañeras no las incluyeron. “No nos dieron nada, solo a la gente de allá”, dice y señala la estatua de Francisco Morazán, la que en términos prácticos sirve como frontera imaginaria para dividir el parque en dos y dejar a Delia, Agustina y Tomasa fuera de las ayudas humanitarias destinadas a esa población en riesgo.
No son las únicas en riesgo. Desde hace una semana un grupo de personas que vivía en los alrededores del barrio Los Dolores, siempre en el centro de Tegucigalpa, fue desalojado y ahora duermen en la calle que sube al barrio Buenos Aires, a pocos metros de la Jefatura Metropolitana Uno, más conocida como “el Core 7”, ante la pasiva mirada de los agentes que entran y salen, llaman por teléfono y compran en la pulpería.
En la esquina de la avenida Las Delicias y la calle Buenos Aires, un hombre mayor está metido hasta la cintura en un desagüe. Con un martillo golpea un tubo de PVC cortado a la mitad, este sirve de canal para que el agua limpia caiga en las botellas de gaseosas y en los demás botes que una niña de unos diez años transporta de esa esquina a una casa con pasillo oscuro y lejano.
En esa calle, un hombre de camisa azul manga larga, calzoneta negra, chancletas y calcetines negros, me dice que ya no quiere salir en periódicos, mientras sintoniza música en un radio portátil. “Si me tiras algo podés tomar todas las fotos que querás”, me dice, mientras me advertía y gritaba que no le tomara fotos. No lo había hecho.
En la acera tienen acumulado todo lo que tienen: ropa, juguetes, ollas, sartenes y entre las cobijas varios niños. Eran las ocho y media de la mañana. Una mujer con la cara de recién haberse despertado contempla a un niño que acomoda con almohadas en la dura acera. Al fondo de esta triste escena, la música sigue su curso, como para matizar la tragedia.
Unos siete adultos se dividen la calle, unos en las gradas de un negocio de venta de artículos recuperados de casas comerciales, y en la otra, los que duermen o descansan lo poco que pueden entre las miradas de los que pasan y no creen que en medio de una epidemia hay gente tirada en la calle, porque no tienen los 100 o 150 lempiras diarios de alquiler.
Honduras cumple su séptima semana con medidas de confinamiento, segmentación para comprar, distanciamiento social y el uso obligatorio de mascarillas, aunque esto no se cumple, porque en este país impera el desorden y la violación a las leyes, conducta que se impone de arriba hacia abajo.
En las últimas horas se registró el deceso de una enfermera del personal del Hospital Mario Catarino Rivas, de la ciudad de San Pedro Sula
La noticia ha sido fue por el director del Seguro Social en San Pedro Sula, Omar Janania. El funcionario de la salud notificó que la mujer, de 55 años, padecía de hipertensión, hipotiroidismo y diabetes.
Pese a sus 72 años, Tomasa sigue vendiendo en las calles. Junto a ella su inseparable nieta.
Más dinero para la crisis
El Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) aprobó este martes una línea de contingencia de crédito por 200 millones de dólares (5 mil millones de lempiras) para fortalecer la posición y capacidad de gestión de liquidez del Banco Central de Honduras en el marco de la crisis por el coronavirus. Estos fondos se suman a los casi 92 mil millones de lempiras aprobados por el gobierno en el contexto de la epidemia por el Sars-Cov-2.
Hasta el momento los millonarios fondos no han llegado a cubrir las necesidades de Delia, Agustina y Tomasa, quienes seguirán vendiendo burritas, agua, cigarros y chicles con la esperanza que la situación mejore.
El Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) aprobó este martes una línea de contingencia de crédito por 200 millones de dólares (5 mil millones de lempiras) para fortalecer la posición y capacidad de gestión de liquidez del Banco Central de Honduras en el marco de la crisis por el coronavirus. Estos fondos se suman a los casi 92 mil millones de lempiras aprobados por el gobierno en el contexto de la epidemia por el Sars-Cov-2.
Hasta el momento los millonarios fondos no han llegado a cubrir las necesidades de Delia, Agustina y Tomasa, quienes seguirán vendiendo burritas, agua, cigarros y chicles con la esperanza que la situación mejore.
Desempleo será de 32 por ciento: advierte la gran empresa
abril 6, 2020
Redaccion
«Si no se asumen medidas radicales para salvar los puestos de trabajo, el desempleo en Honduras subirá al 32 por ciento», advirtió Pedro Barquero, presidente de la CCIC.Por: René Novoa
El gobernante Juan Hernández ordenó el uso permanente de mascarillas para «acelerar el retorno a la normalidad».
redaccion@criterio.hn
Tegucigalpa. En una nueva cadena nacional, el gobernante Juan Hernández dijo que, a partir de este lunes 6 de abril, el uso de la mascarilla para la protección contra el Covid-19 debe ser universal y obligatoria.
«El uso de la mascarilla puede salvar vidas, antes se creía que sólo las personas enfermas y el personal de Salud tenían que usar mascarillas, pero ahora la tenemos que usar todos», ordenó.
Y agregó que «esta política de usar mascarilla en todo momento se ha aplicado en la mayoría de los países de Asia y Europa y con mucho éxito. En Honduras hemos visto una gran mayoría de personas que las están utilizando… con el uso permanente la población contribuirá a acelerar el retorno a la normalidad».
Según Hernández, han distribuido más de 200 mil mascarillas, sin embargo, empleados de la salud han denunciado en reiteradas ocasiones que trabajan sin el equipo de bioseguridad necesario.
CRITERIO constató que el precio en el mercado nacional de una mascarilla N95 (ideal para el personal médico) tiene un costo de 150 a 200 lempiras por unidad y la mascarilla médica entre 50 y 100. Una tercera opción es la mascarilla de tela que se confeccionan de manera artesanal, cuyo precio va desde los 25 hasta los 50 lempiras por ser desechable, y es esta última a la que tiene acceso la mayoría empobrecida, que para 2020 sumó 6 millones de personas, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Desempleo
Este mismo lunes, el presidente de la Cámara de Comercio e industria de Cortés (CCIT), Pedro Barquero, urgió al gobierno a enfocarse en la prórroga de pagos y en la creación de líneas de financiamiento como medidas de auxilio a corto plazo para la gran empresa.
«Y aun implementando esas mediadas, habrá empresas que van a cerrar, pero si no se implementan se van a cerrar muchas más… si no se asumen medidas radicales para salvar los puestos de trabajo, el desempleo en el país subirá al 32 por ciento», advirtió Barquero.
Es apremiante —prosiguió— que se tomen decisiones rápidas y que se fijen las nuevas reglas de juego en el marco de la emergencia sanitaria, porque las grandes empresas tienen problemas de flujo que caja, lo que puede conducir a una situación insostenible.
Pérdidas en turismo
Producto de la pandemia, se reporta al menos 26 mil millones de lempiras en pérdidas, de acuerdo con el subsecretario de Turismo, Selvin Barralaga.
«La pérdida estimada es de unos 26 mil millones de lempiras, una pérdida bastante fuerte, y unos siete mil millones de lempiras dejará de percibir durante Semana Santa la industria turística por la suspensión de todas las actividades», comentó.
Barralaga añadió que también se perderán entre 26 mil y 30 mil empleos temporales en esta época por el toque de queda absoluto, que estará vigente hasta el 12 de abril.
Reporte semanal (3): COVID-19 y los derechos ciudadanos, los peligrosos escenarios para los derechos humanos en Honduras
Por Redacción
Escrito por: Bladimir López, miembro del equipo de analistas del CESPAD
11 de mayo, 2020
Durante el período del 4 al 10 de mayo
en clave de derechos humanos y libertades políticas constitucionales,
tres acontecimientos marcaron la coyuntura del país: i) Aprobación del
Vacatio Legis de Nuevo Código Penal, ii) La imparable violencia
doméstica y femicidios hacia las mujeres, y, iii) Discriminación y
estigmatización hacia ciudadanos (as) portadores del COVID-19.
I. El Vacatio Legis del Nuevo Código Penal: ¿Demagogia partidaria o apertura democrática?
En el actual contexto de país la entrada
en vigencia del nuevo Código Penal será un golpe fuerte a los derechos
humanos y a las libertades políticas de la ciudadanía, ya que su actual
contenido esta orientado a salvaguardar los intereses
de la élite política corrupta, funcionarios y ex funcionarios públicos,
refuerza el control de las fuerzas militares sobre la sociedad, limita ejercicios democráticos como la libertad de expresión y protesta social pacifica, a la vez que refuerza la violencia machista hacia las mujeres, a través de la reducción de penas hacia los hombres que cometan violencia doméstica e intrafamiliar.
En ese contexto distintos sectores sociales, agencias internacionales de derechos humanos y sector académico
desarrollaron a través de las redes sociales y medios de comunicación
una serie de manifiestos, pronunciamientos, comunicados y conferencias
de prensa, solicitando al Congreso Nacional un “Vacatio Legis” para
prorrogar el plazo de entrada en vigencia del nuevo Código Penal. El 9
de mayo en sesión extraordinaria virtual el Congreso Nacional aprobó la prórroga de entrada en vigencia de dicho Código.
El Decreto en su exposición de motivos
fundamenta que la decisión tomada se debe a la falta de socialización
del código en distintas regiones del país y a la dificultad de realizar
los procesos de capacitación iniciados por los operadores de justicia.
En el fondo la exposición de motivos no garantiza que se entrará a un
nuevo proceso de construcción de dicho Código, tampoco asegura que las
observaciones de reformas propuestas desde los sectores sociales serán
incluidas en una versión final y en un contexto de suspensión de
garantías constitucionales no ofrece posibilidades reales para un
proceso de diálogo democrático con las organizaciones sociales.
En conclusión, la actual Vacatio Legis
parece ser más un acto de demagogia política de la élite partidaria, que
una apertura democrática en los esfuerzos de avanzar en la construcción
de un Código Penal que resguarde los derechos humanos de la población,
que incorpore las demandas de los distintos sectores políticos, sociales
y académicos, con el objetivo de sentar las bases para la construcción
de un sistema de justicia democrático y protector de los derechos
humanos.
II. La imparable violencia y femicidios hacia las mujeres en tiempos de COVID-19
En el actual contexto de crisis social, humanitaria y sanitaria las mujeres
siguen siendo presas de un sistema político patriarcal que posterga
sus derechos y es culpable directo de la violencia y la exclusión que
sufren las mujeres en el actual contexto. En décadas de demandas desde
las organizaciones de mujeres y feministas, el gobierno no ha tenido la voluntad política
de avanzar en una sistema de justicia y de protección social con
enfoque de género, y en contraposición su accionar se ha caracterizado
por dotar de privilegios a los actores e instituciones que promueven y
reproducen la cultura de vida patriarcal, machista, racista y de odio
hacia las mujeres.
Esta vez la alarma suena desde los
hogares en donde la violencia hacia las mujeres en el actual período de
confinamiento se ha disparado de manera abrumadora. En una publicación el 6 de mayo,
la organización de mujeres Visitación Padilla, publicó un mapa en el
cual se registran que en enero se recibieron un total de 7827 denuncias
de violencia domestica e intrafamiliar, en febrero 7657, en marzo 7940 y
hasta el 26 de abril se registraron 8056 denuncias, para ser un total
de 31,480 denuncias en los últimos meses.
De igual forma es de suma preocupación
los asesinatos de mujeres en el actual período de confinamiento. De
marzo a abril se registran un total de 83 femicidios,
los cuales evidencian la manera en que opera la violencia estructural
contra la mujeres hondureñas y la falta de persecución penal contra los
hombres que realizan estos crímenes.
En resumen, los actuales hechos de
violencia hacia las mujeres en el fondo demuestran que el gobierno en su
actual gestión de la crisis no prioriza enfoques de equidad y de
género, orientados a promover y salvaguardar los derechos de las mujeres
y a difundir una cultura de convivencia familiar y societal desde una
perspectiva de derechos, que siente las bases para la gestión de la
actual crisis desde una visión feminista y democrática.
III. La discriminación y estigmatización hacia personas portadoras de COVID-19
Por último, el actual proceso de
discriminación y estigmatización que sufren las personas portadoras de
COVID-19. Este proceso de discriminación se da en un contexto de país
marcado por una democracia de baja intensidad y por la expansión del
COVID-19 hacia los barrios y colonias de Tegucigalpa, en donde hasta la
fecha 118 colonias registran casos de Coronavirus.
Lo anterior es importante verlo en perspectiva de derechos y de cultura democrática. Los actuales procesos de estigmatización
se dan con mayor fuerza en aquellos barrios y colonias socialmente
marginados y culturalmente segregados, en donde prevalecen practicas de
vida desestructuradas y sin marcos socioculturales que promuevan
relaciones sociales basadas en la solidaridad, respeto y colaboración
mutua.
Asimismo, es un ejemplo claro del estado
de crisis en que se encuentra el sistema cultural del país (escuela,
familia, iglesias) y que en tiempos de crisis y los miedos generalizados
que promueve el COVID-19, reproducen modelos de vida desprovistos de
todo sentido ético y moral. A eso se suma el olvido que el gobierno ha
sumido al sector sociocultural del país, en los esfuerzos por avanzar en
la construcción de un pacto social que tenga en el centro a las
personas alrededor de sus diferencias de clase, étnicas, religiosas,
etcétera.
Por su parte el gobierno ha declarado establecer medidas
de sensibilización y comunicación para concientizar a la población
hondureña, lo cierto es que este tipo de medidas son positivas en
sociedades con una amplia cultura cívica, educativa y democrática. Pero
nuestra sociedad con índices elevados de exclusión política y
marginalidad cultural las campañas no son suficientes, para frenar un
proceso de discriminación y estigmatización que amenaza con normalizar
el odio, acrecentar el miedo y profundizar el individualismo.
En suma, el actual proceso de
discriminación y estigmatización amenaza con descomponer en su totalidad
la fragilidad de las relaciones sociales en la sociedad hondureña, a la
vez que refuerza valores propios de sociedades fragmentadas y altamente
individualizadas a través de comportamientos de vida que atentan contra
modelos de vida sostenibles preservadores de las relaciones de
solidaridad y empatía humana.
IV. Puntos para la reflexión estratégica
Desde el CESPAD consideramos que es
urgente que las organizaciones políticas y sociales del país enfoquen su
capacidad analítica y estratégica en los siguientes puntos:
- En relación al nuevo Código Penal, es de importancia que las fuerzas políticas y sociales de oposición realicen esfuerzos encaminados a cambiar la relación de fuerzas y empujar coordinadamente en la dirección de construir un Código Penal desde un enfoque de derechos y libertades constitucionales.
- La violencia hacia las mujeres acentúa las desigualdades a la vez que alteran la convivencia pacífica en las sociedades, de ahí la importancia de pensar en acciones inmediatas encaminadas a salvaguardar la vida de las mujeres, a la vez que se presiona al gobierno para la ejecución de acciones de mitigación con enfoque de género.
- El actual proceso de discriminación y estigmatización, invitan a repensar modelos democráticos con énfasis en la persona humana, a la vez que motivan la construcción de nuevos procesos cognitivos que sean capaces de reforzar lazos de comunidad, solidaridad y cooperación. Al no tomarse con seriedad la actual discriminación y estigmatización, la explosión de una serie de fascismos sociales desde las clases excluidas puede poner en aprietos la convivencia pacífica de la población en tiempos de COVID-19.
Descargar: Análisis3SemanalDDHH – CESPAD
CONSEJO NACIONAL DE DEFENSA Y SEGURIDAD
El Comité de Familiares de Detenidos – Desaparecidos en
Honduras, Cofadeh, a la opinión pública nacional e internacional,
comunica:En las últimas horas del lunes 16 de marzo, el gobierno impostor dictatorial que dirige el señor Juan Hernández Alvarado movió la emergencia del Covid19 al ámbito militar, tras haber aprobado en el “Consejo Nacional de Defensa y Seguridad” una serie de disposiciones que restringen, disminuyen o violan derechos humanos constitucionales.
En la primera fase de la pandemia, la dictadura dirigió una campaña de miedo colectivo a través de sus aparatos de desinformación y guerra psicológica, para convertir una variedad de influenza humana de 2.5% de mortalidad en un demonio apocalíptico destructor del planeta Tierra.
En esta primera fase, el objetivo fue de implantar las mismas medidas de control sanitario que implementan los países colonizadores – Inglaterra, Francia, España, Estados Unidos y Canadá –, que poseen recursos financieros y logísticos muy superiores a Honduras.
En la segunda fase, esta misma banda corrompida que controla el Congreso y el Ejecutivo aprovechó la “emergencia coronavirus” para auto donarse una permisión legal de compras directas sin licitación por casi 500 millones de dólares, la llamada “ley de aceleración económica contra el virus19” que ni los países con poblaciones superiores a 20 millones de personas han considerado para ese propósito.
Esta segunda fase sirvió, además, para instalar un discurso público de ultratumba que favorece la industria farmacéutica, laboratorista y constructivista, la cual mueve millones de intereses financieros a través de la banca internacional.
Ahora, en la tercera fase de manipulación pública, el régimen lanza contra la ciudadanía los mismos policías represivos junto a los mismos militares sedientos de poder y gloria que dirigen el golpismo de los últimos diez años, para reprimir derechos de la población.
En esta fase, la armada deja atrás el discurso sanitario y de cultura solidaria contra el virus, para imponer la suspensión de derechos individuales y garantías constitucionales, que atacan la libertad personal, la libertad de expresión, de reunión, de locomoción y la inviolabilidad del domicilio, entre otros.
Este extremo antidemocrático, abusivo e intolerable, no está incluido en ninguna de las disposiciones extremas de la Organización Mundial de la Salud; por tanto, hacemos un llamado a las Naciones Unidas en general y a la OMS en particular a frenar esta locura local que se extiende por los siguientes 7 días, prorrogables.
En los países democráticos donde funcionan los mecanismos de información que no de propaganda, los sistemas de salud preventiva que no de curación industrial y los métodos de educación masiva que no de represión, el uso de fuerzas armadas durante emergencias virales es una estupidez que sólo es posible en las películas sobre el fin del mundo.
No queremos como defensoras de derechos humanos tener que salir con nuestras mascarillas y guantes a liberar personas detenidas ilegalmente so pretexto de contagios positivos no verificados, o de opositores sociales y políticos perfilados por el virus de la dictadura represora.
Tampoco queremos ser parte de una emergencia sanitaria en la cual en vez de educar positivamente a la población en medidas simples de solidaridad, de convivencia social de nuevo tipo, se le induce a comprar detergentes, cremas industriales, máscaras y trajes prefabricados, al estilo de un escuadronero de la muerte que olvida sus crímenes en este país empobrecido por sus amos.
Por mucho miedo que tengan, señores de la dictadura, no se metan otra vez contra las libertades. Y ustedes señores de la OMS, detengan a este ejército de analfabetas armados que van a dispararle a la gente creyendo que le disparan al covid19.
Basta!
De los hechos y de los hechores, ni olvido ni perdón
Cofadeh
Tegucigalpa, M.D.C., 16 de marzo de 2020.
¡URGENTE! EMPLEADOS DE MAQUILA PROTESTAN EN CHOLOMA POR COBROS IMPAGABLES
- Publicado: 07 Abril 2020
Ante
la exigencia de pago de vivienda, cortes de energía eléctrica y
servicio de cable e internet, este martes vecinos de la residencial “Los
Castaños de Choloma”, una zona habitada mayoritariamente por empleados
de maquila en el norte de Honduras, han salido a protestar por la falta
de solidaridad, luego que más de 165 mil contratos fueron suspendidos.
Además,
piden a la autoridad que responda a su petición de llevar insumos de
aseo y otras medidas de seguridad para frenar el contagio de
coronavirus, ya que el departamento de Cortés es el epicentro en el país
con 195 casos y 15 decesos.
Redacción Central / EL LIBERTADOR
Tegucigalpa.
Vecinos de la residencial “Los Castaños de Choloma”, en Cortés al norte
de Honduras, han salido a las calles este martes a pesar del “toque de
queda absoluto” en esa zona, reprochando que las facturas de vivienda,
energía eléctrica y servicio de cable, les siguen llegando pese a que en
medio de la emergencia por Covid-19, se les imposibilita pagar.
Según
la información proporcionada a EL LIBERTADOR, la mayoría de pobladores
de esa residencial laboran en el sector maquila, rubro que dejó sin
ingresos a más de 165 mil personas desde que se suspendió la actividad
laboral el pasado 17 de marzo.
En
ese contexto, al no poder pagar los de cable, internet y energía
eléctrica, cuentan a este rotativo que ya ha habido cortes de parte de
la Empresa Energía Honduras (EEH) aunque el Gobierno le prohibió privar
las viviendas del servicio.
En
tanto, denuncian que la empresa Cable Color, que en medio de la crisis
nacional no se ha solidarizado con el pueblo ofreciendo a sus clientes
una alternativa de pago posterior, también ha llegado a la zona para
desconectar la señal.
Cabe
destacar, que la única “gracia” que tuvo la empresa de
telecomunicaciones fue perdonar la mora a sus clientes el mes pasado;
sin embargo, para el 31 de marzo, fueron enviados mensajes de texto con
un enlace y una credencial para pagar en línea o a través de
transacciones virtuales en agencias bancarias.
Por
otro lado, los vecinos reclaman que los vehículos proveedores y
particulares que salen y entran a la residencial, no están tomando las
medidas para evitar la propagación del coronavirus, por lo que piden a
la autoridad se apersone para instalar insumos de aseo y otras medidas
de seguridad ante la pandemia.
Desde
la primera semana en que el Gobierno decretó estado de sitio, se han
registrado protestas en varios puntos del país por la incertidumbre de
lograr un abastecimiento de alimentos, medicamento y otros servicios
básicos.
Deuda externa de Honduras casi llega a 10 mil millones de dólares en 3 meses
mayo 19, 2020
Redacción
En términos absolutos, la deuda hondureña aumentó en 712 millones de dólares (7.8%) respecto a los 9,025.4 millones del primer trimestre de 2019La deuda externa hondureña alcanzó los 9,737.4 millones de dólares en el primer trimestre de este año, lo que supone un alza de 7.8% respecto al mismo periodo de 2019 y equivale al 29.8 % del producto interno bruto (PIB), informó este lunes el Banco Central de Honduras (BCH).
En términos absolutos, la deuda hondureña aumentó en 712 millones de dólares (7.8%) respecto a los 9,025.4 millones del primer trimestre de 2019, detalló el emisor en un informe.
El alza se justifica, según el BCH, por la “utilización neta de 240.4 millones de dólares (de los desembolsos recibidos por 531.1 millones de dólares, menos los pagos de capital por 290.7 millones) aunada a la variación cambiaria favorable que redujo el saldo en 20.6 millones)”.
La autoridad monetaria señaló que del total de la deuda, 7,863.5 millones de dólares (80.8 %) corresponden a la deuda del sector público, es decir un 7% más a los 7,346.3 millones del primer trimestre del año pasado.
El documento detalla además que el 91.1% del total de la deuda se contrató a mediano y largo plazo, y el 8.9 % a corto plazo.
El 60.3 % (4.745 millones de dólares) de la deuda externa se contrató con organismos multilaterales, 23.7 % (1,859.3 millones) con instituciones financieras y proveedores, y el 16% (1,259.2 millones de dólares) con bilaterales, añadió.
El país centroamericano adquirió en el periodo de referencia un nuevo endeudamiento por 143.3 millones de dólares en el marco del “acuerdo precautorio” que Honduras suscribió en 2019 con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El 93.5 % (7,349 millones de dólares) de la deuda pública la contrajo el Gobierno Central, el 3.6% (281.5 millones) las empresas públicas no financieras, 2.6 % (207.1 millones) la autoridad monetaria y el 0.2 % (25.9 millones) las instituciones públicas financieras, señaló el Banco Central.
La deuda privada al primer trimestre ascendió a 1,873.9 millones de dólares, lo que supone un alza del 11.6 % con relación a los primeros tres meses de 2019, cuando alcanzó 1,679.1 millones de dólares.
El servicio de la deuda pública entre enero y marzo alcanzó los 464.9 millones de dólares, indicó el organismo hondureño. Tomado de: EFE
HONDURAS / EMPRESARIOS ADVIERTEN POSIBLE PLAN CONTINUISTA
- Publicado: 20 Mayo 2020
“¿A
qué reformas del Estado se refieren? Para enfrentar esta emergencia lo
que se requiera es transparencia, eficiencia y trabajar junto a los
expertos. Si se refieren a una Constituyente para quedarse en el poder,
desde ya advertimos que no lo vamos a permitir”, dijo el presidente de
los empresarios de Cortés, Pedro Barquero.
Redacción Central / EL LIBERTADORTegucigalpa. A más de dos meses del Estado de sitio que decretó el gabinete de Juan Hernández, producto del ingreso del virus covid-19 al país, surgen las alarmas ante un posible plan para la creación de una Asamblea Constituyente, con el objetivo que el actual régimen continúe en el poder de la nación hondureña.
Así lo ha advertido el presidente de la Cámara de Comercio e Industria de Cortés (CCIC), Pedro Barquero. En su cuenta de Twitter, el empresario de la zona norte publicó: “¿A qué reformas del Estado se refieren? Para enfrentar esta emergencia lo que se requiera es transparencia, eficiencia y trabajar junto a los expertos. Si se refieren a una Constituyente para quedarse en el poder, desde ya advertimos que no lo vamos a permitir”.
Lo anterior obedece al anuncio que hiciera el ministro de la Presidencia, Ebal Díaz, en la cadena nacional del 17 de mayo. Entre otras medidas, Díaz informó que en Consejo de Ministros, Hernández aprobó el Decreto Ejecutivo Número PCM-042-2020 que, además de prorrogar por 7 días la cuarentena, crea una instancia multisectorial para la elaboración y propuesta a Sinager sobre la gestión de la pandemia y la “apertura inteligente” de la economía (artículo 7 de ese PCM).
La preocupación de Barquero, y de la sociedad en general, se encuentra en el numeral 7 de ese artículo, que concede a dicha comisión la facultad para hacer “propuestas y planes para la construcción de la ‘Nueva Honduras y el Nuevo Hondureño’, estas propuestas pueden ir en el orden educativo, de salud, reformas de Estado, reformas de económicas, legales, fiscales y otras que esta instancia considere oportuno”.
Es de aclarar que las reformas al Estado sólo pueden suceder mediante dos vías: cambiar la forma de gobierno o la creación de una Asamblea Nacional Constituyente, para redactar una nueva Constitución de la República; precisamente, esos fueron los argumentos por los que en 2009 le asestaron un golpe a la democracia, al derrocar por las armas al presidente Manuel Zelaya Rosales.
Esa instancia multisectorial está conformada por el Foro Nacional de Convergencia (Fonac), Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep), Federación de Cámaras de Comercio de Honduras (Fedecamara), Congreso Nacional (CN), Asociación de Medios de Comunicación de Honduras (AMCH), Confraternidad Evangélica de Honduras, Asociación Hondureña de Maquiladores de Honduras (AHM), Asociación de Municipios de Honduras (Amhon), Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), Asociación Nacional de Universidades Privadas de Honduras (Anuprih), Consejo Hondureño del Sector Social de la Economía (Cohdesse), Confederación Hondureña de Cooperativas (CHC), Comités Regionales de Gestión de Riesgo coordinados por la Comisión Permanente de Contingencias (Copeco), Conferencia Episcopal de Honduras, Asociación Hondureña de Instituciones Bancarias (Ahiba); Asociación Nacional de Empleados Públicos de Honduras (ANDEPH); Red Nacional de Televisoras, Federación Nacional de Palma de Honduras y el Consejo Coordinador de Organizaciones Campesinas de Honduras (Cococh).
DEL MITCH AL GOLPE Y DE LA PANDEMIA AL AUTORITARISMO CONTRA LOS DERECHOS HUMANOS
Por defensores -
16 mayo, 2020El primer documento elaborado por el Cofadeh cubría los hechos de los 15 días posteriores a la declaración oficial de la pandemia y el segundo nos transporta hasta la primera semana de mayo.
En las últimas dos semanas de marzo no teníamos la visión completa del desastre que acompañaría el confinamiento social, pero ahora a la luz del nuevo texto no tenemos dudas.
El régimen dio señales desde el arranque que utilizaría el encierro de la población para robar, reciclar a sus dirigentes implicados en el crimen organizado, e imponer a los militares hasta el extremo de convertir la cuarentena en una prisión domiciliar colectiva. En violaciones sistemáticas de derechos humanos.
Hemos arribado a un momento de quiebre. O la dictadura abre paso a la multitud para retornar a la suicida “normalidad de siempre” o continuamos encerrados fingiendo la bioseguridad frente al virus que mata, esperando como lelos que “lo peor aún está por llegar”.
Ese será sin duda el tiempo del tercer informe en junio próximo, cuando habrá terminado igualmente la tercera vacación del código penal de los corruptos que nos obliga a pensar.
Regresemos al anuncio de nuestro segundo informe que verá la luz la próxima semana con el título “del Mitch al Golpe y de la pandemia al autoritarismo contra los derechos humanos”.
El texto ha sido completado con el apoyo de las redes de defensores y defensoras de derechos humanos presentes en casi todo el país y también con el monitoreado de medios tradicionales y alternativos, además de un sondeo aleatorio realizado en zonas estratégicas el cual muestra que más del 70% de la población no cree en la información del régimen.
Igual que en el primer informe en este segundo hay un énfasis particular en el impacto de la pandemia en los derechos económicos y sociales, es decir en la salud, la educación, la seguridad social, el trabajo y la alimentación.
Pero era imposible que el documento no recibiera una tempestad de pequeños reportes de toda Honduras sobre violaciones a la libertad de locomoción, reunión y asociación, libertad de expresión, y el derecho a la integridad física y la vida, entre otros. Estos temas por supuesto no son parte de las cadenas de radio y televisión.
Sólo para los fines de producción de este editorial hemos tenido acceso al borrador final de sus conclusiones y recomendaciones, donde podemos anticipar la fuerza de su contenido. Nos anticipamos a difundir en la víspera, porque la comunidad de defensores y defensoras de derechos humanos está impedida de circular y reunir.
Dice la primera conclusión que “las medidas impuestas para salvar la vida de la población durante la pandemia realmente responden al falso slogan policial-militar partidario “servir y proteger”, que es sinónimo de viejas prácticas violatorias de derechos humanos, de activismo sectario que aprovecha las necesidades esenciales de la gente que sufre para construir en su nombre otra vez el edificio de la corrupción”. Los ejemplos abundan.
La segunda conclusión es referida a la seguridad alimentaria de la población, una urgencia que estalló rápido en la coyuntura y que continúa al centro de la agenda nacional actual, porque expresa la vulnerabilidad económica de más de 3 millones de personas aisladas sin ingresos, en suspenso laboral o en proceso de estarlo, sin la calle para buscar el pan diario y sin transporte para mover la producción rural, enfrentados al final del mes con una factura eléctrica promediada arriba de toda normalidad de consumo, un contador de agua que marca aire y una factura telefónica o de internet que muerde sin compasión.
Estos temas provocaron alrededor de 160 manifestaciones de calle durante el mes de abril, muy a pesar del encarcelamiento de la población por una dictadura improvisada e irresponsable, bueno, qué más se podría esperar de una administración ilegal e ilegítima. Impostora. Tegucigalpa, San Pedro Sula, La Ceiba, Tela, Choloma, El Progreso, Trujillo, entre otras, fueron los escenarios de protestas y represiones.
El texto en sus últimas páginas sostiene que la cuarentena afecta la enorme masa trabajadora del sector industrial cuya casta ejecutiva alega la caída de los pedidos futuros por reducción del consumo, la obstrucción de la cadena de suministros de materias primas y el encarecimiento de costos por bioseguridad, dejando a 100 mil obreros/as suspendidos, más de 50 mil con salario reducido al 70% o menos. Y de esta masa, alrededor de 50 mil son trabajadores sindicalizados incluyendo periodistas que han denunciado también recortes salariales y pérdida de empleos.
Los toques de queda con aislamiento preventivo obligatorio han sido extendidos como parte de las medidas dentro de la emergencia Covid19, pero a su vez esa disposición se extiende a otras emergencias más próximas, la humanitaria y la de derechos humanos.
Este reporte al cual nos estamos refiriendo enumera casos estremecedores en los cuales los derechos civiles y políticos tocan a comunidades garífunas e indígenas, a liderazgos comunitarios, campesinos, de poblaciones resistentes a la dictadura, periodistas, comunicadores sociales, líderes nacionales de derechos humanos y sociales, y pobladores simplemente víctimas brutales de la estigmatización y de torturas.
La respuesta del régimen en el marco de la emergencia sanitaria no se diferencia de su respuesta a las protestas durante los fraudes electorales o las crisis nacionales por corrupción y narcotráfico, así lo dice el informe.
El reporte enumera el gas lacrimógeno, gas pimienta, detenciones arbitrarias masivas, torturas, aislamiento, trabajos forzados y exacciones; en suma, la militarización total del territorio sin veeduría ciudadana y sin control institucional, en plena discrecionalidad e impunidad. Enfatiza el texto que estos mismos militares, a la vez, son los distribuidores de bolsas solidarias, constructores de hospitales desechables, patrulladores de barrios y colonias, y garantes de seguridad en centros de confinamiento.
Ese último párrafo que vienen ustedes de escuchar está plenamente respaldado con ejemplos dentro del documento que, repetimos, será lanzado en los próximos días por diferentes medios alternativos, incluyendo redes, plataformas electrónicas, radio y televisión. Ahí van a conocer ustedes, quienes no lo conocen ya, los casos de excesos brutos de la policía, los abusos criminales de los militares, la odiosa estigmatización entre nosotros mismos.
Entre las recomendaciones que hace el Cofadeh, organización responsable del informe, es de volver a la la garantía de igualdad ante la ley y al respeto de los derechos humanos, porque la desproporcionalidad y el autoritarismo observados hasta hoy tendrán un impacto decisivo en la población en el mediano y largo Plazo. Y en el Estado de Derecho.
El abuso de autoridad en medio de esta situación excepcional que sufre el país es, en efecto, otro tipo de pandemia que produce pérdidas irreparables de vidas entre las poblaciones vulnerables. Y no puede continuar eso.
El informe “del Mitch al Golpe y de la Pandemia al autoritarismo contra los derechos Humanos” recomienda el diseño y difusión de campañas nacionales contra la estigmatización de las personas contagiadas, los difuntos, sus familias, el personal sanitario y migrantes retornados especialmente. Tenemos que ayudar a la población a sentir y pensar diferente en esta situación, dice el informe, en particular a quienes ya viven cerca de una persona contagiada o de los centros de aislamiento identificados.
El Estado debe evitar la suspensión de derechos fundamentales en el marco del COVID para violar los derechos civiles y políticos de la población en especial de los pueblos indígenas, garífunas, oponentes políticos y defensores de derechos humanos, así como de la población que se moviliza por necesidades básicas de alimentación y medicina.
El Estado debe liberar los presos políticos!
Hasta la próxima semana, buenas noches!
Editorial Voces contra El Olvido, sábado 16 de mayo de 2020
Olancho: Detención, golpes y amenazas policiales contra hermanos en Campamento
Por defensores -
21 mayo, 2020
Imágenes que muestran las agresiones contra Heydi y Roberto Amaya, por la policía en Campamento, Olancho.
Tegucigalpa, Honduras.-
Al menos nueve agentes de la Policía Nacional atacaron y encarcelaron a
Heidy y Roberto Amaya, ayer en el municipio de Campamento, Olancho,
exponiendo su integridad personal y sicológica tras la golpiza y
palabras obscenas, especialmente contra ella.
Aprovechado que era su día de
circulación, según el calendario difundido por Jair Meza, vocero de la
Policía Nacional de Honduras (PNH) el domingo 17 de mayo, Heydi podía
circular ayer miércoles 20, para hacer gestiones personales en el centro
del pueblo, entonces le pidió a su hermano Roberto que la acompañara.
Al llegar a primer retén, muy cerca de
su casa, ella le explicó a la policía municipal y militares, que era su
día de circulación, pero que le pidió a su hermano que la transportara
en su vehículo, aunque a él no le correspondía según su digito. Y los
dejaron avanzar sin ningún problema.
El trayecto desde su casa hasta la
agencia bancaria a donde iba, dista menos de un kilómetro. Por lo que el
retorno era rápido. Hasta que, frente a la posta policial, dos agentes
de la Policía Nacional los detuvieron, ella volvió a dar la misma
explicación sin ser escuchada.
Un agente policial les preguntó si
portaban armas, y les pidieron bajar del auto. Se escuchó una orden
“llévenlo y metánlo”, haciendo referencia a la posta policial, ubicada
frente al parque central.
“Se lo llevaron y yo me fui atrás de él,
el carro quedó encendido”, relató a Defensores en Línea, Heydi Amaya
aspirante a diputada por el Partido Libertad y Refundación (LIBRE), en
las elecciones generales del 2017.
También les preguntaba ¿Por qué se lo
llevan? Si él no ha hecho nada malo. Roberto, quién se dedica al rubro
del transporte en Campamento, estaba siendo arrestado arbitrariamente.
El artículo 7 de la Convención Americana sobre los Derechos Humanos (Pacto de San José), señala que en el numeral 4 que, “Nadie puede ser sometido a detención o encarcelamiento arbitrarios”, y el 5 agrega “ Toda persona detenida o retenida debe ser informada de las razones de su detención y notificada, sin demora, del cargo o cargos formulados contra ella”.
En eso un policía de manera agresiva le
ordenó “que te vayás te digo” y le dio un empujón. Entonces “mi hermano
le dijo ¿Por qué la tocas? Es una mujer”, y unos ocho hombres lo
empezaron a atacar”.
Yo grité, y me empezaron a agredir el
cuello, les dije “no me golpeen este es un delito”. Cuando la víctima
del ataque policial expresó que iba a llamar a organizaciones de
derechos humanos, de inmediato le dijeron “estás detenida”. Ambos fueron
llevados a celdas sin ninguna medida de bioseguridad, y los despojaron
de sus objetos personales como teléfono celular y billeteras.
Un policía le quitó las llaves del vehículo a Roberto Amaya, y lo estacionó mientras a los hermanos los atacaban.
redaccion@criterio.hn
Tegucigalpa.- Una toma de carretera como acción de protesta por parte de los motoristas del servicio de transporte público interurbano a la altura del kilómetro 12 en el municipio de Santa Ana, departamento de Francisco Morazán, sirvió de muro de lamentos para los pobladores del sector.
Los transportistas ya suman 66 días sin trabajar en consecuencia de la entrada en vigencia del estado de excepción contemplado en el Decreto Ejecutivo PCM-021-2020, que restringe las garantías constitucionales, entre estas la libertad de locomoción y la suspensión de acciones laborales de la empresa privada y pública.
“Nosotros también comemos y también necesitamos trabajar para llevar comida a nuestros hogares”, explicaban los motoristas a la población que se acercaba para saber que ocurría. Durante al menos cuatro horas los buses no permitieron el paso de vehículos, situación que provocó un congestionamiento vehicular en la zona.
Con el paso del tiempo, las personas se bajaron de sus vehículos y poco a poco se fueron agrupando en Ante la aglutinación de vehículos. Todas ellas con diferentes historias, pero con el mismo argumento, “tenemos que trabajar”.
Me quitaron la mascarilla, exponiéndome
al contagio de Coronavirus, y fue por cuidar mi salud que le pedí a mi
hermano que me llevara en su carro, él nunca se bajó del vehículo y
ahora estábamos golpeados y presos, agregó en su denuncia.
Estuvieron tres horas privados de
libertad, Heydi pidió agua para tomar, y una mujer policía le dijo que
“si quería le podía dar agua de una pila” sucia. Hasta que llegaron sus
parientes y pudieron darle agua.
Para salir, los hermanos Amaya
–representados por un abogado privado- firmaron una hoja donde se les
acusa de daños e infracción a la Ley. Aunque ellos no querían firmar tal
documento porque los acusan de hechos falsos, como lanzar piedras y
dañar una ventana la cual ahora deben pagar. Pero el dolor por los
golpes era demasiado fuerte, incluso deberían recibir atención médica
domiciliar.
El hermano y la hermana Amaya, fueron
acompañados por defensores de derechos humanos entre ellos del Comité de
Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH), que
abogaron por su integridad física y liberación.
Pese a que las torturas se dieron en
pleno centro municipal, Heydi no se percató si hubo otras personas como
testigos oculares, porque el encierro por el COVID-19 complica todo, y
la policía se aprovecha para actuar de manera salvaje y cruel,
golpeando, atacando y robando a la población. Cabe señalar que, cuando
le devolvieron sus pertenencias le hacía falta 600 lempiras.
Señaló que la familia Amaya es conocida
en el pueblo, es pacifista y solidaria, por lo que no merecen lo que les
sucedió ayer. A ella la denigraron como mujer, las palabras que le
decían la violentaron totalmente. Eran cuatro policías golpeándolas e
insultándola.
Aclaró que en ningún momento se
opusieron a nada, pero eso al parecer incomodaba a los policías de
Campamento, y más los atacaban.
Una de las frases amenazantes la emitió
un agente uniformado “sólo tomales la foto y dejámelos a mí. Eso me
preocupa, porque conocen donde vivimos, saben quiénes somos y nuestra
vida peligra, agregó la líder comunal y política.
“Me han puesto mi mundo al revés, temo además por mi hijo”, agregó, al pensar que salió para hacer diligencias referentes a su casa y cultivos, y regresó siendo otra, a causa del abuso policial en su pueblo natal.
El hecho sucedió al mismo tiempo que, en
Tegucigalpa el COFADEH presentaba el segundo informe situacional
durante la emergencia sanitaria por el COVID-19: DEL MITCH AL GOLPE Y DE LA PANDEMIA AL AUTORITARISMO CONTRA LOS DERECHOS HUMANOS, en un periodo del 1 al 30 de abril.
En dicho documento recomienda que “Las
medidas deben ser redireccionadas en el marco de la pandemia
del COVID -19 hacia la garantía de la igualdad y el respeto de los
derechos humanos, pues la desproporcionalidad y el autoritarismo
observados tendrán un impacto decisivo en la población en el
mediano y largo plazo, lamentable en términos de institucionalidad
del Estado de Derecho. El abuso de autoridad en medio de esta situación
excepcional que sufre el país es, en efecto, otro tipo de pandemia que
produce pérdidas irreparables entre las poblaciones vulnerables. Y no
puede eso continuar”.
Solo en abril, según el informe
elaborado por el COFADEH, 165 personas fueron víctimas de malos tartos
en detenciones, ocho fueron heridas, cinco torturadas y uno falleció.
A continuación el escrito por Heydi Amay en su perfil de la red social Facebook:
Ayer fu víctima de abuso por parte de la
Policía Nacional, fui víctima del sistema, víctima de violaciones a mis
Derechos Humanos, víctima que se suma a tantas otras violaciones de
abusos de las que se cometen a cada segundo, a cada minuto, a cada hora
en este campamento y esta querida Honduras.
Son brutales, agresivos, simplemente
abusan de la autoridad que se les ha delegado. Era mi día de
circulación, salí con todas las medidas de precaución en Bioseguridad y
le pedí a mi hermano que me trasladara en vehículo para no exponerme al
contagio, a él no le tocaba circular pero él no hacía ningún trámite,
siempre permaneció en el vehículo. Al frente de la posta del pueblo, nos
detienen. Les digo que él me está trasladando para mis gestiones, me
dicen que me vaya, mientras a él lo bajan agresivamente del carro para
detenerlo y se sube un uniformado al carro de él, otro lo agarra del
pecho, y lo empuja, de inmediato les digo que les pasa? dejénlo!! Cuándo
lo golpeaban me metí a defenderlo, me pegaron en la cara, mientras
agarraban a patadas a mi hermano, logre avisarle a mi familia, de
inmediato llegaron a exigir que nos respetaran la integridad física de
nosotros, y hacer los procedimiento conforme a Ley. Golpeados y
agredidos nos encarcelaron por 3 horas…!!!
Toda esta agresión fue de conocimiento
inmediato hacia el COFADEH, Oficina del Alto Comisionado de Naciones
Unidades para los Derechos Humanos y CONADEH, así como de amigos
particulares, a todos gracias por el apoyo.
COMO ES POSIBLE QUE SUCEDA TANTO
IRRESPETO A LA VIDA? No y no por favor, esto no es posible, escribo
esto en nombre de las personas que también han sido víctimas y que no
tienen voz para denunciar, conozcamos el actuar de la Policía Nacional,
BASTA YA DE LOS ABUSOS…!!
Esto es un ejemplo de lo que sucede constantemente en nuestro país, por favor #humanizence, #todos somos seres humanos, #crearemos precedente #denunciemos.
“Los transportistas también comen”
Pobladores se suman a conductores del transporte público exigiendo se rompa el confinamiento para poder trabajarPor: Redacción CRITERIO.HN
redaccion@criterio.hn
Tegucigalpa.- Una toma de carretera como acción de protesta por parte de los motoristas del servicio de transporte público interurbano a la altura del kilómetro 12 en el municipio de Santa Ana, departamento de Francisco Morazán, sirvió de muro de lamentos para los pobladores del sector.
Lea además: Autoritarismo: Congreso de Honduras aprueba ley para obligar el uso de kamarillas
A eso de las seis de la mañana de este jueves, al menos 20 buses amarillos iniciaron el bloqueo en el paso vehicular de la CA-5, la carretera primaria que conduce al sur del país. A la acción de protesta de los transportistas se sumaron los ciudadanos que transitaban por la zona, y que también, ya no aguantan el confinamiento obligado que los mantiene inactivos económicamente.Los transportistas ya suman 66 días sin trabajar en consecuencia de la entrada en vigencia del estado de excepción contemplado en el Decreto Ejecutivo PCM-021-2020, que restringe las garantías constitucionales, entre estas la libertad de locomoción y la suspensión de acciones laborales de la empresa privada y pública.
“Nosotros también comemos y también necesitamos trabajar para llevar comida a nuestros hogares”, explicaban los motoristas a la población que se acercaba para saber que ocurría. Durante al menos cuatro horas los buses no permitieron el paso de vehículos, situación que provocó un congestionamiento vehicular en la zona.
Con el paso del tiempo, las personas se bajaron de sus vehículos y poco a poco se fueron agrupando en Ante la aglutinación de vehículos. Todas ellas con diferentes historias, pero con el mismo argumento, “tenemos que trabajar”.
El congestionamiento vehicular se mantuvo por casi cinco horas.
Todos somos iguales, todos debemos trabajar
Sin descuidar los protocolos de bioseguridad, siempre con sus mascarillas y con una distancia comprensible, bajo la sombra de unos árboles, frente a un restaurante de comida china, un grupo de ocho personas conversaban sobre lo complejo que resulta poder cumplir con sus compromisos laborales bajo el actual contexto de la pandemia.
Doña Alba es la propietaria de un puesto de granos básicos en el mercado Perisur, todos los días sale de su casa, ubicada en sector de la Bodega km 16, a las cinco de la mañana y regresa a su hogar a las siete de la noche, a excepción de los domingos que el mercado cierra a la una de la tarde
Carlos de aproximadamente 24 años, trabaja en un supermercado desde hace tres años y como reside en las afueras de la ciudad, no cuenta con el servicio de transporte de su empresa y por eso junto a su amigo Samuel han contratado a don “Pancho”, para que los traslade a sus trabajos.
Saul de unos 30 años es dependiente en una franquicia de venta de café y junto a Carlos viajan de lunes a viernes desde el centro de Santa Ana en el km 27 en el vehículo de don “Pancho”, quien es mecánico, pero ante la falta de trabajo, desde hace aproximadamente un mes, se dedica a transportar de manera clandestina a varios ciudadanos de su zona.
Junto a ellos esta Celia que trabaja en una procesadora de pollos, ella viaja en compañía de Katherin en una motoneta. Katherin es empleada de una institución bancaria, ubicada en la zona de Comayagüela.
A la plática se les suma una periodista que, de manera anónima, obtuvo la información para CRITERIO.HN. “Tenemos que trabajar”, era el común denominador de las ocho personas, todas conscientes de los riesgos de la pandemia del Covid-19, pero también realistas de las condiciones económicas que ha conllevado esta enfermedad.
Carlos dijo: “Los buses hacen falta, no todos tenemos vehículo, a mí ni me sale pagar carro particular, pero si no llego a la chamba me despiden, quise quedarme donde una tía en la Flor del Campo, pero ahí es clavo (problema) cuando un extraño llega, además los hijos de mi tía se pusieron majes (tontos)”.
“Yo solo estuve tres días en la casa, ya el jueves después del toque de queda me llamó la jefa y me dijo que teníamos permiso para ir a trabajar porque nosotros procesamos alimentos, pero que no me podían venir a traer hasta mi casa, por eso le quite la moto a mi hermana que esta sin trabajo”, manifestó Celia.
Por su parte Katherin aseguró que de no ser por su amiga Celia, ya la hubieran suspendido del banco donde labora. “A los jefes no les interesan excusas, ni de donde vive una, ni como le hace para llegar, así es esto”.
Saúl, el más preocupado por llegar a su trabajo, expresó que hace dos días habían anunciado el despido de varios en su empresa, “están de toque en la chamba, no aguantan casacas yo le mande a mi supervisor de área un vídeo y foto desde las siete para que vea que no es mentira mía”, comentó el joven en su lenguaje coloquial.
Doña Alba y don “Pancho” eran los más relajados, ambos dueños de sus propios negocios y prontos a ser parte de la población de la tercera edad, escuchan atentamente los lamentos de los jóvenes sin mayores comentarios.
Todos coinciden que es importante que se reactive el servicio de transporte y que se legalice la circulación pues, según ellos, todos han tenido que salir de sus casas a trabajar aun y cuando el municipio de Santa Ana mantiene activa una ordenanza municipal que limita la circulación de sus pobladores.
Alrededor de las diez de la mañana los carros empezaron a movilizarse lentamente y las ocho personas corrieron a sus vehículos para poder llegar a sus centros de trabajo y poder con ello llevar alimentos a su núcleo familiar
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística (INE), la población del municipio de Santa Ana es de 17,123 personas, 8,499 hombres y 8,624 mujeres. Con una población en el área urbana de 5,550 personas y en el área rural de 11,572 personas.
Datos del INE, estipulan que solo el 22 % de los hogares cuentan con automóvil propio.
En la primera semana del mes de mayo el alcalde de Santa Ana, Jorge Sandres, oficializó el contagio 12 de pobladores con COVID-19, razón por la cual, por medio de ordenanza municipal, se emitió el cierre total del municipio.
Sin descuidar los protocolos de bioseguridad, siempre con sus mascarillas y con una distancia comprensible, bajo la sombra de unos árboles, frente a un restaurante de comida china, un grupo de ocho personas conversaban sobre lo complejo que resulta poder cumplir con sus compromisos laborales bajo el actual contexto de la pandemia.
Doña Alba es la propietaria de un puesto de granos básicos en el mercado Perisur, todos los días sale de su casa, ubicada en sector de la Bodega km 16, a las cinco de la mañana y regresa a su hogar a las siete de la noche, a excepción de los domingos que el mercado cierra a la una de la tarde
Carlos de aproximadamente 24 años, trabaja en un supermercado desde hace tres años y como reside en las afueras de la ciudad, no cuenta con el servicio de transporte de su empresa y por eso junto a su amigo Samuel han contratado a don “Pancho”, para que los traslade a sus trabajos.
Saul de unos 30 años es dependiente en una franquicia de venta de café y junto a Carlos viajan de lunes a viernes desde el centro de Santa Ana en el km 27 en el vehículo de don “Pancho”, quien es mecánico, pero ante la falta de trabajo, desde hace aproximadamente un mes, se dedica a transportar de manera clandestina a varios ciudadanos de su zona.
Junto a ellos esta Celia que trabaja en una procesadora de pollos, ella viaja en compañía de Katherin en una motoneta. Katherin es empleada de una institución bancaria, ubicada en la zona de Comayagüela.
A la plática se les suma una periodista que, de manera anónima, obtuvo la información para CRITERIO.HN. “Tenemos que trabajar”, era el común denominador de las ocho personas, todas conscientes de los riesgos de la pandemia del Covid-19, pero también realistas de las condiciones económicas que ha conllevado esta enfermedad.
Carlos dijo: “Los buses hacen falta, no todos tenemos vehículo, a mí ni me sale pagar carro particular, pero si no llego a la chamba me despiden, quise quedarme donde una tía en la Flor del Campo, pero ahí es clavo (problema) cuando un extraño llega, además los hijos de mi tía se pusieron majes (tontos)”.
“Yo solo estuve tres días en la casa, ya el jueves después del toque de queda me llamó la jefa y me dijo que teníamos permiso para ir a trabajar porque nosotros procesamos alimentos, pero que no me podían venir a traer hasta mi casa, por eso le quite la moto a mi hermana que esta sin trabajo”, manifestó Celia.
Por su parte Katherin aseguró que de no ser por su amiga Celia, ya la hubieran suspendido del banco donde labora. “A los jefes no les interesan excusas, ni de donde vive una, ni como le hace para llegar, así es esto”.
Saúl, el más preocupado por llegar a su trabajo, expresó que hace dos días habían anunciado el despido de varios en su empresa, “están de toque en la chamba, no aguantan casacas yo le mande a mi supervisor de área un vídeo y foto desde las siete para que vea que no es mentira mía”, comentó el joven en su lenguaje coloquial.
Doña Alba y don “Pancho” eran los más relajados, ambos dueños de sus propios negocios y prontos a ser parte de la población de la tercera edad, escuchan atentamente los lamentos de los jóvenes sin mayores comentarios.
Todos coinciden que es importante que se reactive el servicio de transporte y que se legalice la circulación pues, según ellos, todos han tenido que salir de sus casas a trabajar aun y cuando el municipio de Santa Ana mantiene activa una ordenanza municipal que limita la circulación de sus pobladores.
Alrededor de las diez de la mañana los carros empezaron a movilizarse lentamente y las ocho personas corrieron a sus vehículos para poder llegar a sus centros de trabajo y poder con ello llevar alimentos a su núcleo familiar
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística (INE), la población del municipio de Santa Ana es de 17,123 personas, 8,499 hombres y 8,624 mujeres. Con una población en el área urbana de 5,550 personas y en el área rural de 11,572 personas.
Datos del INE, estipulan que solo el 22 % de los hogares cuentan con automóvil propio.
En la primera semana del mes de mayo el alcalde de Santa Ana, Jorge Sandres, oficializó el contagio 12 de pobladores con COVID-19, razón por la cual, por medio de ordenanza municipal, se emitió el cierre total del municipio.