Comedores comunitarios: la apuesta de mujeres para sobrevivir en medio de la pandemia
- 14/05/2020
Protesta de la colonia Alemania en El Progreso, Yoro, en reclamo de alimentos.
Empujadas por el hambre que toda la vida les ha acompañado pero que,
en esta cuarentena se volvió insoportable, las mujeres de la colonia
Alemania en la ciudad de El Progreso, Yoro, al norte de Honduras, se
organizaron para instalar un comedor comunitario con el fin de
garantizar la comida de sus hijos e hijas.
Una caseta improvisada de zinc con dos hornillas se ha convertido en el lugar más importante de la comunidad. Allí se alivia el dolor que provoca la falta de alimentos y se planifican actividades de limpieza y fumigación para evitar el contagio del Covid-19. Además, se analiza la amenaza de desalojo que enfrentan por parte de las autoridades municipales, quienes reclaman ese terreno para la construcción de un hospital.
La colonia Alemania está compuesta por 145 familias, de las cuales 100 viven en extrema pobreza, no cuentan con un empleo formal, dijo en Radio Progreso Raquel López, presidenta del patronato, enfatizando que esos hogares son encabezados por mujeres sobrevivientes de violencia, quienes se dedican a lavar ropa ajena, reciclar plásticos y vender golosinas.
Cuando comenzó la crisis sanitaria por el Covid-19 en el país, las autoridades impusieron un toque de queda prolongado para que las personas se quedaran en casa, así controlar la propagación del virus. El gobierno se comprometió a través del programa “Honduras Solidaria”, a abastecer de alimentos a las familias más pobres. Los fondos de este programa fueron administrados por las alcaldías municipales.
La municipalidad de El Progreso dirigida por Alexander López, entregó unas 16 mil raciones de comida bajo un ambiente de denuncias de corrupción, por supuesta sobre valoración de precios y politización de los alimentos. El 01 de mayo el Ministerio Público intervino la alcaldía y decomisó toda la documentación relacionada a la compra de comida en la emergencia. Se está a la espera de los resultados de la investigación.
Las mujeres de la Alemania comenzaron a denunciar que la “Bolsa Solidaria”, que promocionaba el alcalde en redes sociales y medios de comunicación, no llegaba. Hubo protestas y toma de carretera, pero la primera respuesta que recibieron de las autoridades fue gas lacrimógeno. Indignadas y con dolor por el hambre hicieron una sopa con los casquillos del gas lacrimógeno después de una represión.
Con la acción de denuncia apenas les entregaron 50 raciones de comida, insuficientes según las mujeres para alimentar a todas las familias. Por lo que tuvieron que ingeniárselas e instalar un comedor que les permitirá al menos alimentar a la niñez, mujeres embarazadas y adultos mayores.
De esta forma y gracias a otras donaciones comenzaron a cocinar para toda la comunidad.
En el marco de la crisis por la pandemia en El Progreso, funcionan unos 10 comedores infantiles a base de donaciones de personas, instituciones y algunos empresarios. Estos comedores son liderados por mujeres.
Para las organizaciones feministas, reconocer que la crisis afecta a las mujeres y hombres de manera diferente es imprescindible para comprender los efectos directos e indirectos en las personas, y así poner en práctica políticas públicas que sean efectivas y equitativas.
A las hondureñas que viven en comunidades como la Alemania, más allá del contagio del Covid-19, que mantiene en alerta al mundo, les preocupa morir junto a sus hijos de hambre y de la violencia de género que se agudiza producto de las medidas implementadas por el gobierno durante la pandemia, concluyó diciendo Raquel López.
Una caseta improvisada de zinc con dos hornillas se ha convertido en el lugar más importante de la comunidad. Allí se alivia el dolor que provoca la falta de alimentos y se planifican actividades de limpieza y fumigación para evitar el contagio del Covid-19. Además, se analiza la amenaza de desalojo que enfrentan por parte de las autoridades municipales, quienes reclaman ese terreno para la construcción de un hospital.
La colonia Alemania está compuesta por 145 familias, de las cuales 100 viven en extrema pobreza, no cuentan con un empleo formal, dijo en Radio Progreso Raquel López, presidenta del patronato, enfatizando que esos hogares son encabezados por mujeres sobrevivientes de violencia, quienes se dedican a lavar ropa ajena, reciclar plásticos y vender golosinas.
Cuando comenzó la crisis sanitaria por el Covid-19 en el país, las autoridades impusieron un toque de queda prolongado para que las personas se quedaran en casa, así controlar la propagación del virus. El gobierno se comprometió a través del programa “Honduras Solidaria”, a abastecer de alimentos a las familias más pobres. Los fondos de este programa fueron administrados por las alcaldías municipales.
La municipalidad de El Progreso dirigida por Alexander López, entregó unas 16 mil raciones de comida bajo un ambiente de denuncias de corrupción, por supuesta sobre valoración de precios y politización de los alimentos. El 01 de mayo el Ministerio Público intervino la alcaldía y decomisó toda la documentación relacionada a la compra de comida en la emergencia. Se está a la espera de los resultados de la investigación.
Las mujeres de la Alemania comenzaron a denunciar que la “Bolsa Solidaria”, que promocionaba el alcalde en redes sociales y medios de comunicación, no llegaba. Hubo protestas y toma de carretera, pero la primera respuesta que recibieron de las autoridades fue gas lacrimógeno. Indignadas y con dolor por el hambre hicieron una sopa con los casquillos del gas lacrimógeno después de una represión.
Con la acción de denuncia apenas les entregaron 50 raciones de comida, insuficientes según las mujeres para alimentar a todas las familias. Por lo que tuvieron que ingeniárselas e instalar un comedor que les permitirá al menos alimentar a la niñez, mujeres embarazadas y adultos mayores.
De esta forma y gracias a otras donaciones comenzaron a cocinar para toda la comunidad.
En el marco de la crisis por la pandemia en El Progreso, funcionan unos 10 comedores infantiles a base de donaciones de personas, instituciones y algunos empresarios. Estos comedores son liderados por mujeres.
Para las organizaciones feministas, reconocer que la crisis afecta a las mujeres y hombres de manera diferente es imprescindible para comprender los efectos directos e indirectos en las personas, y así poner en práctica políticas públicas que sean efectivas y equitativas.
A las hondureñas que viven en comunidades como la Alemania, más allá del contagio del Covid-19, que mantiene en alerta al mundo, les preocupa morir junto a sus hijos de hambre y de la violencia de género que se agudiza producto de las medidas implementadas por el gobierno durante la pandemia, concluyó diciendo Raquel López.
HONDURAS / CATÓLICOS REGAÑAN A FF.AA.: DISTRAÍDOS POR TRA, TRA; BAILADOS POR EL CRIMEN
- Publicado: 15 Mayo 2020
“Distraídos
como siempre por un tra, tra, tra... pero “bailados” por el trá-fico de
influencias, el trá-fico de drogas, el trá-fico de la dignidad de miles
de personas sin salud, educación y empleo”. Así ha reclamado el vocero
de la Conferencia Episcopal de la Iglesia Católica de Honduras, Juan
Ángel López al Ejército por despedir a joven bailarín.
Redacción Central / EL LIBERTADOR
Tegucigalpa.
El portavoz de la Conferencia Episcopal de la Iglesia Católica de
Honduras, Juan Ángel López, ha cuestionado duramente a las Fuerzas
Armadas (FF.AA.) luego del protagonismo que ha ganado la institución en
los encabezados de la prensa nacional por destituir a un efectivo
militar a causa de un baile en la aplicación Tik Tok.
“Distraídos
como siempre por un tra, tra, tra... pero “bailados” por el trá-fico de
influencias, el trá-fico de drogas, el trá-fico de la dignidad de miles
de personas sin salud, educación y empleo”, dijo el padre López en su
cuenta de Twitter.
Además,
el líder religioso lamentó que: “Aquí los trances desembocan en lo de
siempre: pocos ricos y muchos pobres”. La noticia causó revuelo en el
país, criticando que las FF.AA. no suele actuar tan “rudo” con asesinos
de civiles o elementos coludidos con el crimen organizado.
Cabe
mencionar que desde el Departamento de Justicia de Estados Unidos, se
ha liberado una serie de acusaciones contra los “altos mandos” del
Estado en conspiración para el envío de droga, donde la participación de
las fuerzas de seguridad del país, ha sido clave como custodios del
crimen.
Escrito por Asís Castellanos, analista del CESPAD
10 de abril del 2020
A pesar de las acertadas preocupaciones
en materia de salud pública y de orden económico que actualmente surgen
desde sociedad civil y gobierno debido a la emergencia del COVID-19, es
necesario ampliar las preocupaciones y propuestas conectando el
potencial impacto político que anuncia esta coyuntura crítica.
Desde la crisis postelectoral del 2017,
el Estado ha invertido significativos recursos públicos en reformas
políticas electorales y constitucionales como esfuerzo para restablecer
la institucionalidad electoral hondureña colapsada. La constitución del
Consejo Nacional Electoral (CNE) y del Tribunal de Justicia Electoral
(TJE), son ejemplos de dicho esfuerzo.
Las reformas político electorales
también han estado marcadas por consensos y obstáculos y un costo
presupuestario. En este momento de crisis, las élites políticas están
obligadas a disponer de lo hecho e invertido en torno a lo político
electoral para así asegurar a la sociedad hondureña un auténtico proceso
político transparente y legítimo.
- ¿Cuál es el futuro de las elecciones primarias?
Aunque están previstas para realizarse
en marzo del 2021, las elecciones primarias en Honduras ya comienzan a
ser un tema de discusión en la opinión pública donde predomina el
Coronavirus.
En medio de la crisis, el futuro de la
política electoral y el financiamiento político no deja de ser objeto de
preocupación. El Covid-19 representa un escenario que no deja de ser
una oportunidad para el reacomodo de las fuerzas políticas del Estado,
el manejo de sus instituciones y sobre todo de los recursos públicos.
Para marzo de 2021 se proyectaba la
realización de las elecciones primarias. Sin embargo, esa proyección se
desdibuja con la crisis sanitaria porque, además del factor tiempo y la
potencial catástrofe humana, es poco probable que los partidos políticos
tengan fácil acceso al financiamiento para sostener sus campañas
electorales. En febrero del 2020, el CNE, estimaba, en una propuesta,
que aproximadamente 1,000 millones de lempiras sería el costo de las
elecciones primarias. Hasta el momento el gobierno no se ha manifestado
en relación con el tema.
No obstante, lo anterior, el escenario
es distinto para el partido de gobierno. Muchos sectores se han
pronunciado porque en medio de la aprobación de fondos para atender la
emergencia, se tejen dudas sobre la transparencia en el manejo de ese
dinero y en el hecho de que podrían desviarse para el financiamiento
ilícito de una campaña política atípica.
- Escenarios políticos a partir de la coyuntura crítica
Hay, quizás, dos escenarios que surgen ante la disyuntiva que se avizora a partir del futuro de las elecciones primarias.
(i) Un escenario es la «Opción B»,
practicado en las elecciones de 1985, que consiste en realizar las
elecciones primarias y generales simultáneamente. El riesgo de esta
opción es que podría representar un caos logístico y administrativo,
aunque es quizás la única salida para garantizar que no se postergue las
elecciones generales 2021. Se estima que en la próxima contienda
electoral general participarán más de 15 partidos políticos.
(ii) Otro escenario, consiste en la
postergación de las elecciones primarias para posteriormente realizarse
las elecciones generales en 2022. Aunque este es un escenario extremo,
debe considerarse diversas contingencias desde, por ejemplo, un retraso,
debido a la actual emergencia, en la depuración y actualización del
censo electoral a cargo del Registro Nacional de las Personas (RNP);
hasta, a falta de un control efectivo del contagio del coronavirus, un
rebrote de la pandemia.
Dos de los tres partidos políticos más
fuertes, Libertad y Refundación (LIBRE) y el Partidos Liberal (PL)
plantean que el que no haya elecciones primarias no es un problema de
fondo. Más allá de las aspiraciones de sus candidatos y corrientes
internas, las negociaciones intra-partido para elegir candidato único
por consenso, cobran fuerza por su viabilidad. No obstante, dentro del
Partido Nacional (PN), al menos que haya un acuerdo político, es válido
preguntarnos, ¿en qué consistiría un arreglo viable?, ¿podría la cúpula
del PN consensuar un candidato único? Sin Hernández Alvarado, el resto
de aspirantes: Mauricio Oliva, Nasry Asfura, Ricardo Álvarez y Reinaldo
Sánchez, tendrán justificaciones y las condiciones económicas para
lanzar campañas desde sus corrientes.
Los dos escenarios señalados, no son los
únicos probables. Lo cierto es que Honduras ya atravesaba una crisis de
democracia que se deterioró aún más con las elecciones generales del
2017. Además de los desafíos que plantea la crisis para el proceso
electoral, las crisis también pueden presentar oportunidades para la
recomposición de la oposición política ante las amenazas latentes de
continuismo, así como para la rearticulación de los movimientos
sociales.
Adicionalmente, es importante señalar y
hacer énfasis que este contexto del coronavirus, donde se han destinado
miles de millones de lempiras para enfrentar la pandemia, en un ambiente
marcado por la opacidad en el uso de estos recursos, es totalmente
propicio para el proselitismo político, mediado por el clientelismo,
desde la Presidencia de la República. En tal sentido, no es posible
olvidar el caso del saqueo del Instituto Hondureño de Seguridad Social
(IHSS), donde parte de los fondos malversados fueron destinados a
financiar la campaña electoral del Partido Nacional en el 2013. Por eso,
sostenemos que el contexto actual es propicio, incluso, para el desvío
ilícito de fondos para beneficiar a los/as candidatos del partido de
gobierno.
Para finalizar, de no iniciarse la
discusión responsable para establecer los mecanismos claros que
garanticen el proceso electoral de 2021, hay condiciones para que
estalle una crisis política, situación en la que es relevante
preguntarse, ¿qué pasaría si una crisis política coincide con los
esfuerzos de rehabilitación-reconstrucción económica a los que obligara
los efectos dejados por la pandemia?
HONDURAS / 57 MILLONES “PERDIDOS” SÓLO EN COMPRA DE MASCARILLAS
- Publicado: 27 Abril 2020
Un
análisis inicial a los fondos destinados a la emergencia sanitaria del
Consejo Nacional Anticorrupción (CNA) ha revelado hasta ahora que
Invest-H, bajo el mando de Marco Bográn, sobrevaloró en un 46 por ciento
la adquisición de mascarillas quirúrgicas y del tipo n-95, lo que se
traduce a un daño de 57,566,403 lempiras.
Según
el CNA, Invest-H autorizó la adquisición de estos insumos a un costo
total de poco más de 126.1 millones de lempiras; no obstante, el
fideicomiso de la Secretaría de Salud revela que el gasto total debió
ser de unos 68.5 millones.
Redacción Central / EL LIBERTADOR
Tegucigalpa.
El Consejo Nacional Anticorrupción (CNA), ha entregado este lunes la
segunda parte de una investigación que expone a Inversiones Estratificas
de Honduras (Invest-H) por autorizar la adquisición de insumos
sobrevalorados que causaron un perjuicio de 57,566,403 lempiras.
Según
el documento “La Corrupción en tiempos del COVID: Parte II”, en estas
irregularidades están involucradas tres empresas: dos nacionales y una
extranjera, cuyo perjuicio es equivalente al 46 por ciento del monto
adjudicado.
El
CNA desglosa que la inversión tiene que ver con la adquisición de 874
mil mascarillas N95 con y sin filtro, y un millón de mascarillas
quirúrgicas desechables.
El
desembolso de Invest-H asciende a 126,133,143.37 lempiras; no obstante,
según las compras del fideicomiso de la Secretaría de Salud, la
valoración de estos insumos es poco más de 68.5 millones. En ese
contexto, la valoración del CNA es que se ha perjudicado al pueblo.
Este
órgano de sociedad civil apunta que esta condición exponer la “nefasta
rendición de cuentas” de Invest-H, que lleva varias semanas con
cuestionamientos a raíz de la compra de hospitales los hospitales
móviles cuyo precio asciende a 1,174 millones cada uno.
En
esta investigación el CNA señala que están involucradas las sociedades
mercantiles de capital hondureño: Distribuidora Comercial Hondureña S.A.
(DICOHONSA), Grupo GYT S.A. de C.V. y la internacional ACCESS-TELECOM.
DICOHONSA
habría sido beneficiada con la orden de compra 018-2020 con el encargo
de 250 mil mascarillas N95 que ésta vendió al Estado por 140 lempiras
cada una, haciendo un total de 35 millones. Cabe mencionar que esta
empresa tiene como socia a Alejandra Rápalom quien está relacionada con
la ONG “Transformando Nuestra Nación”, vinculada al diputado Augusto
Cruz Asensio, señalado en el caso “Red de Diputados”.
En
tanto, el 8 de abril por medio de la orden de compra 019-2020, Invest-H
autorizó la adquisición con el grupo GYT de 474 mil mascarillas N-95
valoradas por 107.25 lempiras la unidad, que en un monto total significa
50,836,500 lempiras.
“Cuando
la sociedad se constituyó, la señora Waleska Marlene Zelaya Portillo
formaba parte del Consejo de Administración de dicha empresa en calidad
de tesorera, posteriormente se separó de dicho cargo en enero del 2018
cuando inició su periodo como diputada en el Congreso Nacional de
Honduras. Cabe resaltar que, en la actualidad, el señor Juan José Lagos
Romero —esposo de la diputada Zelaya—, es socio y presidente de Grupo
GYT”, apunta el documento.
Y
con relación a la empresa ACCESS TELECOM, ésta figura en la orden
017-2020 con fecha 9 de abril de 2020. Según la documentación del CNA,
la internacional recibió de Invest-H la solicitud de 10 artículos de
protección valorados en más de 3.5 millones de dólares, más de 88 mil
millones de lempiras al tipo de cambio actual.
En
su informe el CNA señala que esa empresa debía entregar al Gobierno dos
ítems: 150 mil mascarillas N-95 sin válvula (119.5 lempiras la unidad) y
el millón de mascarillas quirúrgicas descartables (22.37 lempiras cada
una), registrando un total de más de 40 millones de lempiras.
HONDURAS / JORGE BUESO ARIAS PIDE EXPLICACIÓN AL GOBIERNO POR CORRUPCIÓN "COVID-19"
- Publicado: 29 Abril 2020
El
presidente de Banco de Occidente, don Jorge Bueso Arias, ha cuestionado
fuertemente la credibilidad del director de Invest-H, Marco Bográn,
alegando que éste debe justificar los 57.5 millones de lempiras de
sobrevaloración de mascarillas que expone en un informe el CNA.
El
longevo banquero ha dicho que le resulta extraño que el Gobierno “no se
acordó” que esta institución financiera a través del Fideicomiso le ha
ahorrado al Estado unos 3,000 millones de lempiras en los últimos seis
años.ños.
Redacción Central / EL LIBERTADOR
Tegucigalpa.
El presidente de Banco de Occidente, don Jorge Bueso Arias, ha
reaccionado sorprendido y fastidiado ante la gestión del Gobierno de
Honduras con los recursos para hacer frente a la emergencia sanitaria y
las múltiples denuncias de corrupción. El longevo banquero, que a través
de su institución maneja un contrato para apoyar en compras al Estado,
no entiende como el régimen ha ignorado una función, que según él, le ha
ahorrado al pueblo 3,000 millones de lempiras en los últimos seis años.
Entrevistado
por una radio de la capital (Tegucigalpa y Comayagüela), don Jorge no
se explica las constantes fallas del régimen que por “gracia” del
Congreso Nacional ahora puede utilizar todos sus recursos para adquirir
bienes y servicios de forma directa sin licitación pública.
El
empresario ha soltado fuertes críticas al manejo de la crisis sanitaria
con relación al segundo informe que presentó el Consejo Nacional
Anticorrupción (CNA), cuyo contenido recalca la sobrevaloración de
mascarillas que, en términos monetarios, significa un fraude de 57.5
millones de lempiras.
Nota de interés: HONDURAS / 57 MILLONES “PERDIDOS” SÓLO EN COMPRA DE MASCARILLAS
En
su comparecencia don Jorge, regañó a los periodistas que momentos antes
entrevistaron al director ejecutivo Inversiones Estratégicas de
Honduras (Invest-H), Marco Bogran: “Tuvieron mucho cuidado ustedes de no
preguntarle que cómo justificaba la diferencia de 57 millones y pico de
las compras que se hicieron, comparada con los precios a que compraba
el Fideicomiso que nosotros manejamos en el Banco de Occidente”.
“Quiero
decirle que a mí me extrañó mucho, pero muchísimo que cuando el
Gobierno acordó compras de emergencia, nadie se hubiera acercado al
Fidecomiso que era el organismo mejor preparado para ellos, porque
conocíamos los proveedores, los precios, teníamos contactos con el
exterior, con el interior y todo”, añadió don Jorge.
Destacó
que en ningún momento hubo acercamientos para un plan de compra y que
lo único que se ha pedido fue la compra de 500 mascarillas y unos diez
reactivos a un precio de once mil lempiras.
Don
Jorge ha ratificado los informes del CNA, organismo que ha revelado que
la administración Juan Hernández ha vuelto a contratar los servicios de
personas y empresas que ya estaban altamente cuestionadas por otras
líneas de investigación en materia de corrupción.
El
banquero de generaciones ha reclamado fuertemente que cada año, “son
miles de millones los que este país pierde por la corrupción”. Añadiendo
que ya llegó el momento en que el pueblo se levante para ponerle un
alto a la putrefacción estatal.
“Nadie
le puso atención al Fideicomiso y nosotros le hemos ahorrado al Estado
3,000 millones de lempiras en seis años que tenemos de manejarlo con
Banco de Occidente, hay un equipo de gente honrada dedicada a eso y con
una integridad bastante alta que garantiza que las compras sean abiertas
a cualquiera que quiera preguntar cómo se hizo”, sentenció don Jorge.
HONDURAS / PREVÉN “CIERRE TOTAL” DE CORTÉS POR DOS SEMANAS
- Publicado: 28 Abril 2020
La
autoridad en Salud ha planteado este martes que analizará el “cierre
total” del departamento de Cortés durante 14 días para reducir la
propagación del coronavirus, ya que ésta es la zona epicentro de la
pandemia Covid-19 en Honduras.
Redacción Central / EL LIBERTADOR
Tegucigalpa.
La Secretaría de Salud estudiará la posibilidad de un cierre total en
el departamento de Cortés, norte de Honduras, al ser el epicentro del
Covid-19 en el país.
Lo
anterior trascendió este martes en palabras del subsecretario de Salud,
Roberto Cosenza, quien dijo a medios nacionales que por el alto índice
de casos que existe se haría un “cierre completo” ya que de momento los
métodos parciales no inciden en la reducción de propagación del virus.
Anoche
el Gobierno informó que se registra en el país 702 casos de coronavirus
y sólo en Cortés se contabiliza 512 pacientes. En ese contexto, el
cierre total sería por dos semanas, según Cosenza.
Desde
la semana pasada el tema ha sido tratado en redes sociales; sin
embargo, hasta hoy se ha llevado una iniciativa que implique su
análisis. “La situación no es sostenible si no que nosotros tenemos que
hacer bajar esa pendiente”, dijo el funcionario.
Hoy
mismo Cosenza sostuvo una reunión virtual con un equipo académico de la
Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) y los alcaldes de
todos los municipios de Cortés.
HONDURAS/ PORTADA Y EDITORIAL EL LIBERTADOR ¡PENA CAPITAL A LA CORRUPCIÓN!
- Publicado: 27 Abril 2020
En
este periódico pensamos que llegará el día cuando la ciencia clasifique
la corrupción como trastorno mental, peor que el asesinato serial; el
corrupto en su demencial sed de dinero, sin remordimiento, anula y
destruye pueblos, por eso, debe aislarse de la sociedad, del tesoro
nacional y de toda función pública.
En
el campo penal eso han hecho los países donde han sometido a los
corruptos por seguridad pública, tienen prohibido de por vida acercarse
al Gobierno, pero saben que esos psicópatas están ahí, torvos,
acechando. Con una diferencia a la actual Honduras, si salen, los espera
la cárcel, el desprecio, la pobreza o la pena de muerte.
EDITORIAL
¡Pena capital a la corrupción!
La
corrupción jamás da tregua, nunca.- Es enferma y criminal, va
propagándose al infinito del descaro hasta contagiar todos los órganos
del Estado; como un virus asfixia a quienes recetan un antídoto letal,
va matando toda diferencia de dignidad y virtud profesional pública y
privada; al final obstruye las vías de recuperación de la nación
infectada. Sin cura, habrá muerte, postración y abuso oficial en
ascenso, así es un Estado perdido, ahí anda hoy Honduras.
El
corrupto es enemigo de la felicidad ajena, un antisocial cuyo cerebro
torcido lo hace creer que su miserable codicia está por encima de la
bonanza social; una peste, a la que basta condiciones mínimas para
desarrollarse y destruir todo aliento de ciudadanía. ¿Cómo derrotar los
corruptos? Desde el nacimiento de la civilización esa pregunta ha dado
vueltas en la cabeza de gente con altos valores de vida y, que usted, en
esta hora de encierro, también la piensa como un acertijo sin solución,
con impotencia y justa indignación.
En
lo que hoy invita al debate sobre la pena de muerte, que se aplica en
55 países del planeta, pocas personas creen que las leyes de una nación
moderna como Estados Unidos, siguen sostenidas en la antigua ley
israelita. En los mandamientos que Dios entregó a Moisés, donde plasmó
el principio de “ojo por ojo” en el pueblo hebreo, el funcionario
corrupto que con sus acciones daña y mata a otros, debe extirparse de la
sociedad con pena capital.
Los
detractores de la pena de muerte tienen razón en que aplicarla en
países como Honduras sería letra muerta y arma peligrosa contra los
débiles. Hoy no es viable sin Estado fuerte, pero esta justicia y este
gobierno pasarán. Aquí la corrupción evolucionó a sistema dominante que
fija relaciones desde las capas más bajas de la población hasta las
esferas de poder, tanto así, que los nombres de los actuales magistrados
de la Corte Suprema de Justicia estaban en una lista que el régimen
Hernández impuso durante 16 noches en el Congreso Nacional.
En
algún instante después, frente a un mal radical, habrá una medicina
radical. Esa oración falsa, cómplice y cobarde que dice “sólo en
Honduras pasa”, será tratada de frente, así ocurrió en Singapur, un país
más pequeño que San Pedro Sula. Pero, así de pequeño, es el segundo
puerto más importante del mundo y el centro financiero donde tienen su
sede los bancos e instituciones financieras más grandes del planeta.
El
secreto fue incrementar con dureza las penas de cárcel para los
culpables de corrupción que carcomían el presupuesto público y
restregaban la sucia opulencia al trabajador honesto. Las condenas más
altas –pena de muerte en caso grave comprobado— se reservaron para
empresarios y funcionarios que se apropian de dinero destinado a temas
sociales delicados, entre otros, salud y educación, o para atender niños
pobres y ancianos desprotegidos.
Los
países menos corruptos del mundo nos dejan otras lecciones para
considerar una estrategia completa anti corrupción, no tienen pena de
muerte, pero crearon sistemas judiciales nombrados por mérito, larga
tradición de integridad y compromiso social; la educación es de altísima
calidad para todos los habitantes; en Nueva Zelanda, el país más
decente de la tierra, la escolaridad promedio de la población suma 20
años; en Honduras, seis años los hombres y siete años las mujeres. ¿Ve
la diferencia?
En
este periódico pensamos que llegará el día cuando la ciencia clasifique
la corrupción como trastorno mental, peor que el asesinato serial; el
corrupto en su demencial sed de dinero, sin remordimiento, anula y
destruye pueblos, por eso, debe aislarse de la sociedad, del tesoro
nacional y de toda función pública. En el campo penal eso han hecho los
países donde han sometido a los corruptos, pero saben que están ahí,
torvos, acechando. Con una diferencia a Honduras, si salen, los espera
la cárcel, el desprecio, la pobreza o la pena de muerte.
Moralejas ilustradas de la historia total de las pandemias, y la incógnita
abril 28, 2020
Redacción
Por: Rodolfo Pastor Fasquelle
Foto portada: wikimedia commons
A Argueta, para pensar en mañana y combatir errores
El Coronavid 19 va a repercutir profundamente en nuestro devenir aunque no sé exactamente cómo, aparte de empobrecer a muchos, mientras enriquecen unos pocos. Antes hay que sobrevivirlo. Confío se pueda. Aún estamos aquí, pese a la evidencia de pandemias desde el Neolítico, cuando el primer hombre empezó a desplazarse y se insertó en un sistema sociobiológico. Un colega valiente ha usado los restos de una tumba apestada en una cueva de entonces en Europa para explicar un despoblamiento centenario posterior. Ojalá tampoco llegue a tanto.
Hay noticias escritas de las pestes en los albores de la civilización. La antigua escritura hebrea registra, como se sabe, las epidemias causadas a los egipcios, supuestamente por el dios de Moisés. La arqueología egipcia ha recuperado evidencia de que hubo peste bubónica en el Egipto imperial, que comerciaba con la gran Mesopotamia y acaso más allá, con el Indus.
A inicio de nuestra era varias epidemias llevaron los nombres de los emperadores reinantes en Roma, que expandieron grandes formaciones políticas y redes de intercambio a larga distancia, incluso con China, la que se decía que era la tumba del oro romano. Marco Aurelio Antonino murió en 180 AD, de la llamada Peste antonina. Ya entonces, las epidemias afectaban a las áreas comunicadas, por mar, de modo que, por ejemplo, al mismo tiempo cundía la peste y la mortandad en Cartago, en Roma y en Tebas, Egipto, los puertos más populosos del imperio. Una oleada de brotes llamados la Plaga de Cipriano (por el obispo de Cartago que la describió e interpretó como fin del mundo) fue tan devastadora que, en su peor momento, hacia el 270 AD mataba a 5 mil personas por día en Roma, incluyendo a dos emperadores mas. Al mismo tiempo que se incineraban masivamente cadáveres -antes recubiertos de cal viva- en Tebas. Se replicaron luego varias oleadas. Y el Imperio se vio severamente dañado de modo que, con sus ejércitos diezmados, Justiniano no pudo restaurar su control del Mediterráneo y, en la siguiente generación, Roma no pudo defenderse contra las invasiones que la desarticularon.
Varias obras de la antigua literatura griega se fundamentaron en la memoria de grandes epidemias. En el Edipo Rey de Sófocles, la esfinge instaura la plaga como castigo porque estaban impunes varios asesinatos y un incesto en la casa real de Tebas. Siglos antes, Tucídides había descrito como una epidemia mortífera, supuestamente proveniente de Etiopía, atacó en el 428 AC a Atenas, que quedaba así debilitada al inicio de la Guerra del Peloponeso, la cual perdería veinte y cuatro años más tarde. Las noticias de las pestes en la antigüedad romana se repiten hasta el siglo quinto. En el Séptimo siglo se registra la peste que precedió el triunfo de los guerreros musulmanes, que conquistaron el Medio Oriente, después el Norte de África y la Península Ibérica. Pareciera que el gran dominio musulmán de cierta forma aisló a Europa, y la protegió de nuevas epidemias entre los ss. VIII y XI. Aunque el registro es deficiente.
Las epidemias eran enfermedades nuevas, de las que no había un archivo o conocimiento acumulado y los médicos eran los primeros en morir. Los relatos de la Peste negra, bubónica venida también del Asia menor en los siglos XIII y XIV, culparon de ese mal al judío. Aunque quizás tuvieron más culpa las cruzadas cristianas que reestablecieron el comercio de caravanas con Oriente en las que, a lomo de camello y en el pelambre de las ratas del barco costanero, viajaba la enfermedad a los puertos europeos. Los especialistas dicen que la mortalidad de la Peste Negra estuvo asociada 1. al final del feudalismo en el Occidente de Europa, 2. a una nueva tecnología y productividad después de la crisis agrícola, 3. el despegue de una novel urbanización, 4. la decadencia del Sacro Imperio, 5. el nacimiento de los primeros estados nacionales y acaso 6. una modernización cultural. Mientras que, aunque no entendían bien cómo, a base de contagiarse y generar anticuerpos, que era la única forma, los sobrevivientes europeos domesticaron a la varicela y al sarampión, que devenían enfermedades infantiles.
Sin que desaparecieran nunca las ideas míticas (aquí están aún, en forma de teorías conspiratorias, son parte del delirio ideológico) con el humanismo renacentista y la nueva sistematización del conocimiento, empezamos a entender mejor las pestes, los vectores y contagios. El registro se vuelve más confiable. Y en sus viajes de descubrimiento, españoles y portugueses, antes que ingleses y holandeses, primero llevaron los contagios que producían aquellas epidemias al África y luego a la América, un Mundo en efecto nuevo para los patógenos y cuyos pobladores no tenían inmunidad. Llegaron al mismo tiempo, ¡a la velocidad del viento, en carabela!
Los marineros de Colón provocaron grandes pestes entre los inocentes habitantes del Paraíso perdido del Caribe desde el primer viaje, hasta casi despoblar las islas. Los sucesivos descubridores llevaban por delante las epidemias -se ha dicho- como vanguardias de terror cuando conquistaron los grandes imperios y las formaciones independientes de Mesoamérica, y después del resto del Continente. La primera epidemia de viruelas, pintada en los códices mexicanos, data del 1519 durante la toma de Tenochtitlan por Hernán Cortés. Luego esa epidemia cabalgó y navegó al Sur para acompañar la expedición de conquista del istmo, de Guatemala por Alvarado y Honduras en 1525. Según una estimación razonada, la viruela de 1520 exterminó a 40% de los nativos mesoamericanos. Nada podían hacer sus ídolos y chamanes, sus yerbas y talismanes ni se apiadaron de él los nuevos numenes.
Veinte y cinco años después, una epidemia de sarampión llamada Cocoliztli eliminó al 80% del restante, desarticuló por completo a las comunidades y simplificó su estructura social, exigiendo una reagrupación que la corona ordenó efectuar, por medio de la reducción y formación de pueblos, que agrupaban a los nativos raleados, principalmente para fines fiscales. Y treinta años más tarde, en 1576, otra oleada de Cocoliztli, eliminó a 50% de los indígenas que aún quedaban, pero que no se inmunizaban. Raleándolos al punto de que, por fin, interrumpía la comunicación y la reproducción del “bicho”. Mi maestro W. Borah que lo descubrió, quiso ligarlo a un s. XVII de Depresión. Otros han matizado subrayando la adaptación. Ciertamente la despoblación dio al traste con la explotación de encomienda e impulsó la forja de la hacienda. Las ciudades crecieron desde mediado el s. XVII. Y hubo un repoblamiento con negros que en ese horizonte trajeron malaria y fiebre amarilla, las que solo se controlaron por medio de más africanización. De modo que, a fines del XVIII, esa etnia prevalecía en las islas, los puertos, valles costeños, las minas y obrajes, los sectores estratégicos.
Las revoluciones del Atlántico y guerras de Independencia inevitablemente agitaron de nuevo a las enfermedades epidémicas que los ejércitos traían de Europa y en América iban y venían con ellos sin cesar. Al culminar, hacia 1820, el Imperio español se había desarticulado y -con él- se habían abandonado las rutas de contagio, dejando un espacio sociopolítico muy fracturado de antiguas colonias, mutuamente celosas e incomunicadas, en las que la peste amainó durante un cuarto de siglo.
Mientras que el gran beneficiado de ese desmoronamiento, después de aplacadas las guerras napoleónicas, fue Inglaterra, en cuyo nuevo imperio se empieza a decir que nunca se pone el sol, hacia mediados del siglo XIX, cuando su economía resurge con la segunda revolución industrial. Entonces dice Wallerstein se forma el sistema mundo, en realidad el inglés.
Sería en este nuevo Imperio y sus contactos (incluyéndonos en 1837) que van a irrumpir y se van a propagar con naves rápidas de vapor, seis oleadas intermitentes del Cólera morbus, desde 1815 hasta la de 1920, las cuales produjeron daños incalculables, al mismo tiempo que se repetían aunque con menor frecuencia, varias oleadas de peste bubónica, que debieron haber matado a más de cien millones de personas. Hacia 1877 surge una nueva viruela, mientras saltan por primera vez sobre el humano los devastadores Tifus y la Poliomielitis, que aún asolan a quien no aplica diligentemente sus vacunas. Y al terminar la gran Guerra, en 1920, estalla la Gripe española y los ejércitos de alta la propagan doquier, pero especialmente en EUA y el Commonwealth que le cedió a ese virus más vidas que la guerra. Culpan otros a la ciencia, los camaradas al neoliberalismo, Trump al chino. Hay que decir que después de 1920 hubo otro largo hiato de las epidemias conocidas a medida que progresaban las vacunas y el antibiótico.
Pero en nuestro siglo, brotó una nueva generación de epidemias tropicales (que requieren del mosquito trasmisor) el dengue, después la chinkunguya y el zika de origen africano, como también el SIDA y el Ébola que dejaron ya cientos de millones de víctimas fatales. Y, en un mundo globalizado en que, sin ser comerciante, cualquiera amanece en China y cualquier turista desayuna fideos en Pekín y cena pizza en Roma, llegan la gripe aviar 2004-2006 y la influenza porcina 2009, que se expanden por el globo, a la velocidad del jet y del tren bala y, ahora, el Covid-19. Lo demás, que no sucede aún, no lo sé.
La mortal urgencia del ahora
abril 29, 2020
Redacción
Por: Gordon Brown
LONDRES – «No se trata de un episodio aislado», advirtió el director de Wellcome Trust, Jeremy Farrar, «Esto se ha convertido en una infección humana endémica».
La COVID-19, como sugiere Farrar, no respeta fronteras geográficas, políticas ni de otro tipo. Tampoco deben hacerlo nuestros esfuerzos para derrotarla. Nadie puede estar verdaderamente a salvo a menos que combatamos la enfermedad dondequiera que se encuentre.
Para evitar lo que muchos científicos temen —una segunda oleada de la pandemia más adelante este año— debemos actuar donde la necesidad más apremia: los países más pobres del mundo. Como advirtió Abiy Ahmed, primer ministro de Etiopía y premio nobel de la Paz, si el coronavirus arrasa África, regresará para perseguirnos a todos.
Abiy no está minimizando la amenaza. Las Naciones Unidas estima que la COVID-19 podría costar entre 300 000 y tres millones de vidas en África. Además, hasta 130 millones de personas podrían quedar al borde de la inanición en el mundo por fallas en las cadenas de aprovisionamiento.
Una estrategia exitosa de salida para esta pandemia requiere análisis, tratamientos y una vacuna. Si los países en desarrollo no pueden combatir el virus eficazmente, puede sernos imposible evitar otros brotes en el mundo.
La realidad del riesgo salta a la vista. De los 45 países del África subsahariana, 34 destinan menos de 200 USD per cápita por año a la atención sanitaria. En 5 países, el gasto en salud es inferior a los 50 USD. Los países cuentan con poco equipamiento para hacer análisis, pocos respiradores (si es que tienen alguno), limitados suministros médicos y, a menudo, malos servicios cloacales e insuficiente agua corriente.
Además, los trabajadores no cuentan con redes de seguridad social que los apoyen durante la pandemia. Enfrentan así una elección mortal: ir a trabajar y arriesgarse a ser abatidos por la enfermedad, o quedarse en casa y condenarse a la inanición. Para estos países es entonces difícil usar las herramientas a disposición de economías más ricas, como el distanciamiento social, los confinamientos y el lavado frecuente de las manos.
Si queremos detener en seco a la COVID-19, la eficacia de nuestra capacidad de intervención estará dada por el eslabón más débil en la cadena mundial. Si hay un problema que deba ser resuelto por la acción mundial multilateral, debe ser nuestra respuesta a esta pandemia. La salud de cada uno de nosotros depende de la de todos. Las soluciones locales solo pueden ser tan buenas como la respuesta global.
Con esto en mente, debemos proscribir el alarmante «nacionalismo de vacunación» que parece estar instalándose. Restringir las nuevas vacunas a quienes pueden pagarlas condenará a millones a sufrir múltiples oleadas de la enfermedad. También debemos tomar medidas enérgicas contra la piratería médica, por la cual unos pocos países buscan monopolizar los kits de análisis, respiradores y equipos de protección personal como sea, en vez de unirse a un esfuerzo internacional para aumentar su disponibilidad global.
Los líderes del mundo deben entonces apoyar el financiamiento de una búsqueda internacional colaborativa de la vacuna y su fabricación masiva, y montar un esfuerzo concertado para aumentar nuestra capacidad para producir elementos médicos. Y deben apoyar a los países en desarrollo en su momento de mayor necesidad, que es ahora.
Los mayores expertos en salud del mundo nos dicen que necesitan 8 000 millones de USD tan solo esta primavera para ayudar a erradicar la COVID-19. Eso equivale a tan solo 1 dólar por cada persona en el mundo y representa una fracción de los 14 billones de USD que ya se asignaron para lidiar con las consecuencias de la pandemia. Resulta vergonzoso que, mientras vemos la generosidad personal y empresarial en respuesta a la COVID-19, los gobiernos hasta el momento no han sido capaces de financiar completamente esta iniciativa para la salud mundial, incluso con ese monto tan modesto.
De hecho, el presidente Donald Trump suspendió el financiamiento de EE. UU. para la Organización Mundial de la Salud. Y, después de la cumbre virtual del G20 el 19 de abril, el subsecretario de salud y servicios humanos de EE. UU. no pudo firmar una declaración conjunta para prometer lo que Trump ya había acordado en la cumbre de líderes del G20 el 26 de marzo: un mandato fortalecido para la OMS y financiamiento sostenible para sus programas de emergencia. En lugar de ello, se emitió un comunicado atenuado.
Afortunadamente —y muy en su favor— la Unión Europea y cinco países (el Reino Unido, Francia, Alemania, Noruega y Arabia Saudita) acordaron llenar ese vacío y anunciaron una conferencia especial para comprometerse el 4 de mayo. Esta cumbre es la manera correcta de avanzar, como lo resume una declaración de misión para la salud mundial del presidente francés Emmanuel Macron y como lo recomendaron 200 economistas, especialistas en salud y ex presidentes y primeros ministros en una carta reciente.
Y habrá mucho que decidir; a pesar de la asistencia de los mayores donantes europeos y de Arabia Saudita, la Coalición para las Innovaciones de Preparación para Epidemias (Coalition for Epidemic Preparedness Innovations, CEPI) solo ha logrado recaudar un tercio de los 3 000 millones que necesita para desarrollar, aumentar la escala y fabricar masivamente los cientos de millones de dosis de la vacuna contra la COVID-19.
En forma similar, el Wellcome Trust, la Bill & Melinda Gates Foundation y la Mastercard Foundation han proporcionado juntos hasta 125 millones de USD en financiamiento inicial para acelerar el desarrollo y acceso a tratamientos del coronavirus que pueden salvar vidas, el plan para Intervenciones Terapéuticas y Vacunas contra la COVID-19 (COVID-19 Therapeutic Interventions and Vaccines, ACTIV) requiere 2250 millones para los primeros 100 ciclos de tratamiento. Las organizaciones de expertos que monitorean, mejoran y proporcionan análisis diagnósticos en todo el mundo, como la Fundación para Nuevos Diagnósticos Innovadores (Foundation for Innovative New Diagnostics, FIND), también necesitan nuestro apoyo.
Espero que, en los próximos días, donantes desde Australia, Nueva Zelanda y Corea del Sur hasta Canadá y México se unan al evento para comprometerse, señalando así que el mundo no tolerará el nacionalismo de vacunas, la piratería médica y una despiadada carrera hacia el abismo. Estados Unidos y China, que han estado ayudando a los países en forma bilateral, debieran demostrar su liderazgo mundial uniéndose a la conferencia, en vez de quedarse fuera.
Las consecuencias de los deslices en la cooperación internacional durante los últimos meses se pueden medir en vidas perdidas. Fracasamos en detener la primera oleada de la COVID-19, no debemos cometer nuevamente el mismo error.
Las intervenciones mundiales pueden parecer muy distantes de las tareas cotidianas de las que nos ocupamos como personas, familias y comunidades para superar esta crisis, pero si los países no miran más allá de sus fronteras y coordinan una respuesta internacional, todos sufriremos.
Hoy, el mundo entero enfrenta lo que Martin Luther King, Jr. llamó «la feroz urgencia del ahora». Con la amenaza de la COVID-19 a las vidas y el sustento de millones de personas en todos los continentes, las palabras de King resultaron proféticas: «En este enigma que se nos presenta para la vida y la historia, es posible llegar demasiado tarde».
*Gordon Brown, ex primer ministro del Reino Unido, es enviado especial de las Naciones Unidas para una Educación Global y presidente de la Comisión Internacional para el Financiamiento de las Oportunidades Educativas en el Mundo (International Commission on Financing Global Education Opportunity).
Esta publicación es gracias a la alianza entre y
LONDRES – «No se trata de un episodio aislado», advirtió el director de Wellcome Trust, Jeremy Farrar, «Esto se ha convertido en una infección humana endémica».
La COVID-19, como sugiere Farrar, no respeta fronteras geográficas, políticas ni de otro tipo. Tampoco deben hacerlo nuestros esfuerzos para derrotarla. Nadie puede estar verdaderamente a salvo a menos que combatamos la enfermedad dondequiera que se encuentre.
Para evitar lo que muchos científicos temen —una segunda oleada de la pandemia más adelante este año— debemos actuar donde la necesidad más apremia: los países más pobres del mundo. Como advirtió Abiy Ahmed, primer ministro de Etiopía y premio nobel de la Paz, si el coronavirus arrasa África, regresará para perseguirnos a todos.
Abiy no está minimizando la amenaza. Las Naciones Unidas estima que la COVID-19 podría costar entre 300 000 y tres millones de vidas en África. Además, hasta 130 millones de personas podrían quedar al borde de la inanición en el mundo por fallas en las cadenas de aprovisionamiento.
Una estrategia exitosa de salida para esta pandemia requiere análisis, tratamientos y una vacuna. Si los países en desarrollo no pueden combatir el virus eficazmente, puede sernos imposible evitar otros brotes en el mundo.
La realidad del riesgo salta a la vista. De los 45 países del África subsahariana, 34 destinan menos de 200 USD per cápita por año a la atención sanitaria. En 5 países, el gasto en salud es inferior a los 50 USD. Los países cuentan con poco equipamiento para hacer análisis, pocos respiradores (si es que tienen alguno), limitados suministros médicos y, a menudo, malos servicios cloacales e insuficiente agua corriente.
Además, los trabajadores no cuentan con redes de seguridad social que los apoyen durante la pandemia. Enfrentan así una elección mortal: ir a trabajar y arriesgarse a ser abatidos por la enfermedad, o quedarse en casa y condenarse a la inanición. Para estos países es entonces difícil usar las herramientas a disposición de economías más ricas, como el distanciamiento social, los confinamientos y el lavado frecuente de las manos.
Si queremos detener en seco a la COVID-19, la eficacia de nuestra capacidad de intervención estará dada por el eslabón más débil en la cadena mundial. Si hay un problema que deba ser resuelto por la acción mundial multilateral, debe ser nuestra respuesta a esta pandemia. La salud de cada uno de nosotros depende de la de todos. Las soluciones locales solo pueden ser tan buenas como la respuesta global.
Con esto en mente, debemos proscribir el alarmante «nacionalismo de vacunación» que parece estar instalándose. Restringir las nuevas vacunas a quienes pueden pagarlas condenará a millones a sufrir múltiples oleadas de la enfermedad. También debemos tomar medidas enérgicas contra la piratería médica, por la cual unos pocos países buscan monopolizar los kits de análisis, respiradores y equipos de protección personal como sea, en vez de unirse a un esfuerzo internacional para aumentar su disponibilidad global.
Los líderes del mundo deben entonces apoyar el financiamiento de una búsqueda internacional colaborativa de la vacuna y su fabricación masiva, y montar un esfuerzo concertado para aumentar nuestra capacidad para producir elementos médicos. Y deben apoyar a los países en desarrollo en su momento de mayor necesidad, que es ahora.
Los mayores expertos en salud del mundo nos dicen que necesitan 8 000 millones de USD tan solo esta primavera para ayudar a erradicar la COVID-19. Eso equivale a tan solo 1 dólar por cada persona en el mundo y representa una fracción de los 14 billones de USD que ya se asignaron para lidiar con las consecuencias de la pandemia. Resulta vergonzoso que, mientras vemos la generosidad personal y empresarial en respuesta a la COVID-19, los gobiernos hasta el momento no han sido capaces de financiar completamente esta iniciativa para la salud mundial, incluso con ese monto tan modesto.
De hecho, el presidente Donald Trump suspendió el financiamiento de EE. UU. para la Organización Mundial de la Salud. Y, después de la cumbre virtual del G20 el 19 de abril, el subsecretario de salud y servicios humanos de EE. UU. no pudo firmar una declaración conjunta para prometer lo que Trump ya había acordado en la cumbre de líderes del G20 el 26 de marzo: un mandato fortalecido para la OMS y financiamiento sostenible para sus programas de emergencia. En lugar de ello, se emitió un comunicado atenuado.
Afortunadamente —y muy en su favor— la Unión Europea y cinco países (el Reino Unido, Francia, Alemania, Noruega y Arabia Saudita) acordaron llenar ese vacío y anunciaron una conferencia especial para comprometerse el 4 de mayo. Esta cumbre es la manera correcta de avanzar, como lo resume una declaración de misión para la salud mundial del presidente francés Emmanuel Macron y como lo recomendaron 200 economistas, especialistas en salud y ex presidentes y primeros ministros en una carta reciente.
Y habrá mucho que decidir; a pesar de la asistencia de los mayores donantes europeos y de Arabia Saudita, la Coalición para las Innovaciones de Preparación para Epidemias (Coalition for Epidemic Preparedness Innovations, CEPI) solo ha logrado recaudar un tercio de los 3 000 millones que necesita para desarrollar, aumentar la escala y fabricar masivamente los cientos de millones de dosis de la vacuna contra la COVID-19.
En forma similar, el Wellcome Trust, la Bill & Melinda Gates Foundation y la Mastercard Foundation han proporcionado juntos hasta 125 millones de USD en financiamiento inicial para acelerar el desarrollo y acceso a tratamientos del coronavirus que pueden salvar vidas, el plan para Intervenciones Terapéuticas y Vacunas contra la COVID-19 (COVID-19 Therapeutic Interventions and Vaccines, ACTIV) requiere 2250 millones para los primeros 100 ciclos de tratamiento. Las organizaciones de expertos que monitorean, mejoran y proporcionan análisis diagnósticos en todo el mundo, como la Fundación para Nuevos Diagnósticos Innovadores (Foundation for Innovative New Diagnostics, FIND), también necesitan nuestro apoyo.
Espero que, en los próximos días, donantes desde Australia, Nueva Zelanda y Corea del Sur hasta Canadá y México se unan al evento para comprometerse, señalando así que el mundo no tolerará el nacionalismo de vacunas, la piratería médica y una despiadada carrera hacia el abismo. Estados Unidos y China, que han estado ayudando a los países en forma bilateral, debieran demostrar su liderazgo mundial uniéndose a la conferencia, en vez de quedarse fuera.
Las consecuencias de los deslices en la cooperación internacional durante los últimos meses se pueden medir en vidas perdidas. Fracasamos en detener la primera oleada de la COVID-19, no debemos cometer nuevamente el mismo error.
Las intervenciones mundiales pueden parecer muy distantes de las tareas cotidianas de las que nos ocupamos como personas, familias y comunidades para superar esta crisis, pero si los países no miran más allá de sus fronteras y coordinan una respuesta internacional, todos sufriremos.
Hoy, el mundo entero enfrenta lo que Martin Luther King, Jr. llamó «la feroz urgencia del ahora». Con la amenaza de la COVID-19 a las vidas y el sustento de millones de personas en todos los continentes, las palabras de King resultaron proféticas: «En este enigma que se nos presenta para la vida y la historia, es posible llegar demasiado tarde».
*Gordon Brown, ex primer ministro del Reino Unido, es enviado especial de las Naciones Unidas para una Educación Global y presidente de la Comisión Internacional para el Financiamiento de las Oportunidades Educativas en el Mundo (International Commission on Financing Global Education Opportunity).
Esta publicación es gracias a la alianza entre y
HONDURAS/ANÁLISIS: LA REVOLUCIÓN EN NAVIDAD
Está
claro que no vamos a poder disfrutar de lo nuestro cuando hay tantos
que no tienen nada. Y que esa necesidad de justicia debe constituirse,
es decir garantizarse en una ley primaria que le asegure a todos lo
necesario para la vida digna, la gana de ser y la satisfacción de
tenerlo.
La agricultura nacional tiene que garantizar nuestra buena alimentación sin abusar de los recursos naturales, antes de canalizarse a la exportación. Millones de hondureños son todavía campesinos que necesitan tierras de cultivo y apoyos técnicos y financieros para garantizar sus alimentos.
Resuelto el problema estructural de la violencia, articulada con la internacional, la policía de la comunidad asegurará la tranquilidad publica.
No alcanzaremos todas nuestras metas por arte de magia si no con trabajo y buen gobierno, buena administración. Seguirá habiendo traiciones y corruptelas que se opondrán a nuestro progreso. Pero avanzaremos.
* Rodolfo Pastor Fasquelle
EL LIBERTADOR
Tienen miedo de una constituyente nuestros adversarios verdaderos porque saben que, si es democrática, su producto final será revolucionario. Yo no tengo miedo de la revolución, me decía Rodolfo Bueso Arias en 1964, me pondré a sus órdenes cuando triunfe. Igual. Pero entiendo y es importante entender como, por el contrario, muchos, y el burgués en particular temen a la Revolución. Y también sectores populares. Nos condicionan para temer el cambio. Hay gente cuyas imaginaciones nos alarman y otra a la que le gusta meter miedo. Objetivamente hablando, las Revoluciones tienen que efectuar cambios necesarios o renunciar al título y esa clase de cambios supone conflictos. En medio de las protestas recientes de los vendedores del sector informal en Tegucigalpa, cuyo comercio más bien perfecciona el mercado, llama la atención la consigna de que si no come el pobre, que no coma el rico…. Y hay ricos como Scrooge indiferentes ante el hambre del pobre, el niño, el enfermo, que una Revolución no tolera. Pero al fin y al cabo la mayoría de la gente no tiene mayor cosa que temer de una revolución del s. XXI, cuando el estatus quo ya no tiene nada sustancial que ofrecer a las grandes mayorías. Cada vez más gente lo entiende. Porque está claro que no vamos a poder disfrutar de lo nuestro cuando hay tantos que no tienen nada. Y que esa necesidad de justicia debe constituirse, es decir garantizarse en una ley primaria que le asegure a todos lo necesario para la vida digna, la gana de ser y la satisfacción de tenerlo.
Conozco de cerca varias grandes industrias y empresas medianas. Opero una pequeña. No hay razón para suponer que un gobierno revolucionario tendría ningún interés en expropiar esas empresas que operan en un mercado nacional inserto en regiones integradas, con fronteras abiertas. Y me queda claro que la inmensa mayoría de empresas seguirán operando como hasta hoy. Ahí está el ejemplo de la Revolución Sandinista la más inmediata que convive perfectamente con la empresa privada. Y especialmente ayuda a la micro empresa. Pero no padece del crimen y la violencia que aquí engendra la miseria estructural. Puedo elucubrar que un Estado revolucionario tendría que participar (para garantizar el interés nacional) en las industrias extractivas de recursos no renovables. En la minería, y en la gran empresa forestal que falta organizar. Y debería asegurar el funcionamiento social de industrias estratégicas como la de la comunicación.
Pero nada más. Aun si algunas de las más lucrativas tendrán que pagar un poco más de impuestos, mientras que las empresas que requieren numerosos contingentes de obreros deberán compartir más con el sector laboral, eventualmente darle una representación en la directiva. Y la mayor vigilancia oficial será garantía para sus accionistas, frente a las tretas y manipulaciones de los llamados mayores. Junto con los derechos de todos a la salud y educación de calidad, a los alimentos y al techo, de los obreros al trabajo, de los campesinos a la tierra, la nueva carta magna debe garantizar el derecho a la empresa, de la familia a la propiedad. Y la mayoría de los burgueses no tiene nada que perder.
Por eso es que los enemigos de la Revolución tienen que inventar ridiculeces. Que les vamos a quitar a los niños para adoctrinarlos como ateos, que le vamos a quitar a la gente sus casas de habitación o la vamos a obligar a hospedar inquilinos contra su voluntad. ¿Se acuerdan? Que vamos a expropiar fincas y dineros…que más bien los golpistas terminaron quitándole a sus opositores. Las cosas que predicaba la propaganda contra la cuarta urna en 2009 con la colaboración de medios irresponsables. Patrañas inventadas en talleres de guerra psicológica en Florida. Eso no significa que no hay nada que temer. Por supuesto. Mucho de lo que suceda va a depender más de la dinámica de las reacciones mutuas que de la lógica pura y del sentido común.
Estabilizar una economía en crisis (de la que no hemos salido en ningún momento) frente al susto y al chantaje de los sectores económicos poderosos y reaccionarios va a requerir de alguna drasticidad. Especialmente porque muchos de esos poderosos van a buscar ampararse en EUA, valiéndose de la paranoia, la volubilidad y la prepotencia del gringo que hoy pudiera agravarse. Y ante esa combinación de resistencias es fácil prever una turbulencia que tiene el propósito precisamente de asustar. Y que nosotros tendremos la obligación de contener y neutralizar.
Más allá del momento revolucionario, organizar un Estado responsable, capaz de impartir servicios básicos universales de calidad requerirá de recursos y esfuerzos extraordinarios. Una nueva participación técnica y profesional del Estado en sectores estratégicos nos aportará nuevos recursos pero no estoy seguro que suficientes. Nuestros impuestos van a incrementarse en un régimen revolucionario, en algún pequeño porcentaje del PIB. Si los aumentamos demasiado matamos la gallina que pone los huevos de oro. Pero a los empresarios no les agrada ningún incremento. Como tampoco les gusta pagar más salario y beneficios, que tendrán que dar a todos sus empleados.
Por supuesto que habrá reformas laborales y fiscales en una Revolución. Nadie debe trabajar más de 48 horas a la semana obligadamente, menos sin pago extra, ni tener menos que un mes de vacación al año para atender sus propias necesidades de recreo y las de sus familias. Esas van a ser promesas de LIBRE porque es prerrogativa del Estado regular el mercado laboral. Así como asegurar que el salario mínimo cubre las necesidades básicas del empleado. Y esas reformas vigiladas por sus usufructuarios darán lugar a un aumento inmediato del empleo y a más y mejor entrenamiento de un mayor número de obreros, lo que aumentará el valor del trabajo. Y conducirá a mayores estímulos por productividad que deben ser los que hagan prosperar a las empresas.
La agricultura nacional tiene que garantizar nuestra buena alimentación sin abusar de los recursos naturales, antes de canalizarse a la exportación. Millones de hondureños son todavía campesinos que necesitan tierras de cultivo y apoyos técnicos y financieros para garantizar sus alimentos. Y los nuestros también, en las ciudades. Mientras que decenas de miles de hectáreas que se extienden sobre los territorios vitales de las comunidades en los valles costeños, se cultivan principalmente por extranjeros, para la exportación. Y cientos de miles de hectáreas de tierras de cultivo permanecen incultas y no dan fruto ni empleo. Las tierras que no están siendo cultivadas por sus propietarios eventualmente deben pasar a manos de labradores sin tierras y todos los propietarios deben respetar los espacios vitales de las comunidades y las urgencias del país. Pero tampoco esas transferencias de tierras van a afectar a la mayoría de los hondureños. Ni van a amenazar a sus patrimonios familiares. A nadie se le van a arrebatar fincas productivas con esta política de reforma y ningún compatriota va a perder su heredad o el fruto de su trabajo.
Finalmente por el proceso de urbanización y modernización social cientos de miles de compatriotas necesitan hoy soluciones habitacionales nuevas. El Estado no ha cumplido con la obligación de proveerlas, ni ha colaborado con las estructuras sociales que pudieran satisfacer esa demanda, más allá de ofrecer financiamientos difíciles de conseguir… El derecho a un techo seguro también es un derecho universal. Y será necesario implementar políticas de racionalización de uso del suelo y colonización urbana para resolver el problema de la falta de vivienda con servicios adecuados. Para todos. Sin amenazar al medio ambiente. Resuelto el problema estructural de la violencia, articulada con la internacional, la policía de la comunidad asegurará la tranquilidad pública.
A nada más aspira la utopía. No alcanzaremos todas nuestras metas por arte de magia si no con trabajo y buen gobierno, buena administración. Seguirá habiendo traiciones y corruptelas que se opondrán a nuestro progreso. Pero avanzaremos. Honduras será más feliz en esa nueva era. Y nosotros con ella. La Revolución es un nuevo comienzo para la nación. La Navidad es un nuevo comienzo de la historia de salvación. Es un símbolo de esa necesidad de renovación que encarna también la Revolución. Que al fin, es una concreción de la utopía cristiana y un renacimiento histórico de la nación. Que viva la Navidad y que viva la Revolución.
* Pensador hondureño, analista político e historiador.
Por: Oscar Miguel Marroquín
Justo ahí, están ellas, en la primera línea de fuego, en la discusión de su futuro, en las asambleas informativas, en las barricadas, en las manifestaciones, en fin, en todos lados, algunas son enfermeras, otras profesoras, vendedoras de los mercados, artistas, estudiantes, doctoras, ingenieras, campesinas, obreras, y todas ellas, con decisión inquebrantable enfrentan al dictador; no se asustan, no se rinden, porque ellas, las mujeres, son justamente vida que camina por los senderos de Honduras construyendo su futuro.
Con el escaso pensamiento de todo buen gorila, los militares pretenden sembrar miedo, terror, paralizar la protesta social, baya si se equivocan, una y un millón de veces se equivocaron, y continuarán equivocándose, porque la presencia de las mujeres en el combate acabará con el maligno deseo de verlas arrodilladas, ellas creo, son fieras indomables, imposible doblegar el espíritu de las mujeres.
Mostrando la dictadura poder y fuerza, y sacan a las calles sus carritos de combate, carritos de cartón que pronto podrían arder en llamas, cuando las mujeres así lo decidan, porque ellas son fuego, son llamas inapagables, son hijas del sol, son decisión incólume; aconsejo desde ya a los militares guarden esos cacharros, pues mañana, podría demasiado tarde, y les toque recoger, si es que pueden, las cenizas de lo que quede.
Las estrategias de los gringos terminaron en cenizas.
Las mujeres no aprender a luchar, desde que nacen traen la lucha en la sangre, no por gusto las palabras, lucha y naturaleza tiene género femenino. Las mujeres en Honduras son madre y padre a la vez, eso demuestra su inclaudicable espíritu de lucha por salvar la vida de sus hijos e hijas. Pocos minutos después de haber parido en medio de la espesa montaña, enfrentaban de nuevo a su enemigo, nunca dieron tregua, a los supuestos valientes generales y coroneles.
El coronel Francisco Adolfo Castillo, quien ese entonces era viceministro de defensa de las fuerzas armadas salvadoreñas, quizá pueda contarles un poco más de la historia. Este fue mantenido en cautiverio por la guerrilla salvadoreña por un buen tiempo.
Ustedes pequeños y torpes soldaditos de plomo abandonen la miserable idea de vencer a este gigantesco ejército de mujeres catrachas, háganlo ahora mismo, mañana podría ser demasiado tarde, cuando esta insurrección queme todo lo que encuentre a su paso, incluyéndolos por supuesto a ustedes.
La agricultura nacional tiene que garantizar nuestra buena alimentación sin abusar de los recursos naturales, antes de canalizarse a la exportación. Millones de hondureños son todavía campesinos que necesitan tierras de cultivo y apoyos técnicos y financieros para garantizar sus alimentos.
Resuelto el problema estructural de la violencia, articulada con la internacional, la policía de la comunidad asegurará la tranquilidad publica.
No alcanzaremos todas nuestras metas por arte de magia si no con trabajo y buen gobierno, buena administración. Seguirá habiendo traiciones y corruptelas que se opondrán a nuestro progreso. Pero avanzaremos.
* Rodolfo Pastor Fasquelle
EL LIBERTADOR
Tienen miedo de una constituyente nuestros adversarios verdaderos porque saben que, si es democrática, su producto final será revolucionario. Yo no tengo miedo de la revolución, me decía Rodolfo Bueso Arias en 1964, me pondré a sus órdenes cuando triunfe. Igual. Pero entiendo y es importante entender como, por el contrario, muchos, y el burgués en particular temen a la Revolución. Y también sectores populares. Nos condicionan para temer el cambio. Hay gente cuyas imaginaciones nos alarman y otra a la que le gusta meter miedo. Objetivamente hablando, las Revoluciones tienen que efectuar cambios necesarios o renunciar al título y esa clase de cambios supone conflictos. En medio de las protestas recientes de los vendedores del sector informal en Tegucigalpa, cuyo comercio más bien perfecciona el mercado, llama la atención la consigna de que si no come el pobre, que no coma el rico…. Y hay ricos como Scrooge indiferentes ante el hambre del pobre, el niño, el enfermo, que una Revolución no tolera. Pero al fin y al cabo la mayoría de la gente no tiene mayor cosa que temer de una revolución del s. XXI, cuando el estatus quo ya no tiene nada sustancial que ofrecer a las grandes mayorías. Cada vez más gente lo entiende. Porque está claro que no vamos a poder disfrutar de lo nuestro cuando hay tantos que no tienen nada. Y que esa necesidad de justicia debe constituirse, es decir garantizarse en una ley primaria que le asegure a todos lo necesario para la vida digna, la gana de ser y la satisfacción de tenerlo.
Conozco de cerca varias grandes industrias y empresas medianas. Opero una pequeña. No hay razón para suponer que un gobierno revolucionario tendría ningún interés en expropiar esas empresas que operan en un mercado nacional inserto en regiones integradas, con fronteras abiertas. Y me queda claro que la inmensa mayoría de empresas seguirán operando como hasta hoy. Ahí está el ejemplo de la Revolución Sandinista la más inmediata que convive perfectamente con la empresa privada. Y especialmente ayuda a la micro empresa. Pero no padece del crimen y la violencia que aquí engendra la miseria estructural. Puedo elucubrar que un Estado revolucionario tendría que participar (para garantizar el interés nacional) en las industrias extractivas de recursos no renovables. En la minería, y en la gran empresa forestal que falta organizar. Y debería asegurar el funcionamiento social de industrias estratégicas como la de la comunicación.
Pero nada más. Aun si algunas de las más lucrativas tendrán que pagar un poco más de impuestos, mientras que las empresas que requieren numerosos contingentes de obreros deberán compartir más con el sector laboral, eventualmente darle una representación en la directiva. Y la mayor vigilancia oficial será garantía para sus accionistas, frente a las tretas y manipulaciones de los llamados mayores. Junto con los derechos de todos a la salud y educación de calidad, a los alimentos y al techo, de los obreros al trabajo, de los campesinos a la tierra, la nueva carta magna debe garantizar el derecho a la empresa, de la familia a la propiedad. Y la mayoría de los burgueses no tiene nada que perder.
Por eso es que los enemigos de la Revolución tienen que inventar ridiculeces. Que les vamos a quitar a los niños para adoctrinarlos como ateos, que le vamos a quitar a la gente sus casas de habitación o la vamos a obligar a hospedar inquilinos contra su voluntad. ¿Se acuerdan? Que vamos a expropiar fincas y dineros…que más bien los golpistas terminaron quitándole a sus opositores. Las cosas que predicaba la propaganda contra la cuarta urna en 2009 con la colaboración de medios irresponsables. Patrañas inventadas en talleres de guerra psicológica en Florida. Eso no significa que no hay nada que temer. Por supuesto. Mucho de lo que suceda va a depender más de la dinámica de las reacciones mutuas que de la lógica pura y del sentido común.
Estabilizar una economía en crisis (de la que no hemos salido en ningún momento) frente al susto y al chantaje de los sectores económicos poderosos y reaccionarios va a requerir de alguna drasticidad. Especialmente porque muchos de esos poderosos van a buscar ampararse en EUA, valiéndose de la paranoia, la volubilidad y la prepotencia del gringo que hoy pudiera agravarse. Y ante esa combinación de resistencias es fácil prever una turbulencia que tiene el propósito precisamente de asustar. Y que nosotros tendremos la obligación de contener y neutralizar.
Más allá del momento revolucionario, organizar un Estado responsable, capaz de impartir servicios básicos universales de calidad requerirá de recursos y esfuerzos extraordinarios. Una nueva participación técnica y profesional del Estado en sectores estratégicos nos aportará nuevos recursos pero no estoy seguro que suficientes. Nuestros impuestos van a incrementarse en un régimen revolucionario, en algún pequeño porcentaje del PIB. Si los aumentamos demasiado matamos la gallina que pone los huevos de oro. Pero a los empresarios no les agrada ningún incremento. Como tampoco les gusta pagar más salario y beneficios, que tendrán que dar a todos sus empleados.
Por supuesto que habrá reformas laborales y fiscales en una Revolución. Nadie debe trabajar más de 48 horas a la semana obligadamente, menos sin pago extra, ni tener menos que un mes de vacación al año para atender sus propias necesidades de recreo y las de sus familias. Esas van a ser promesas de LIBRE porque es prerrogativa del Estado regular el mercado laboral. Así como asegurar que el salario mínimo cubre las necesidades básicas del empleado. Y esas reformas vigiladas por sus usufructuarios darán lugar a un aumento inmediato del empleo y a más y mejor entrenamiento de un mayor número de obreros, lo que aumentará el valor del trabajo. Y conducirá a mayores estímulos por productividad que deben ser los que hagan prosperar a las empresas.
La agricultura nacional tiene que garantizar nuestra buena alimentación sin abusar de los recursos naturales, antes de canalizarse a la exportación. Millones de hondureños son todavía campesinos que necesitan tierras de cultivo y apoyos técnicos y financieros para garantizar sus alimentos. Y los nuestros también, en las ciudades. Mientras que decenas de miles de hectáreas que se extienden sobre los territorios vitales de las comunidades en los valles costeños, se cultivan principalmente por extranjeros, para la exportación. Y cientos de miles de hectáreas de tierras de cultivo permanecen incultas y no dan fruto ni empleo. Las tierras que no están siendo cultivadas por sus propietarios eventualmente deben pasar a manos de labradores sin tierras y todos los propietarios deben respetar los espacios vitales de las comunidades y las urgencias del país. Pero tampoco esas transferencias de tierras van a afectar a la mayoría de los hondureños. Ni van a amenazar a sus patrimonios familiares. A nadie se le van a arrebatar fincas productivas con esta política de reforma y ningún compatriota va a perder su heredad o el fruto de su trabajo.
Finalmente por el proceso de urbanización y modernización social cientos de miles de compatriotas necesitan hoy soluciones habitacionales nuevas. El Estado no ha cumplido con la obligación de proveerlas, ni ha colaborado con las estructuras sociales que pudieran satisfacer esa demanda, más allá de ofrecer financiamientos difíciles de conseguir… El derecho a un techo seguro también es un derecho universal. Y será necesario implementar políticas de racionalización de uso del suelo y colonización urbana para resolver el problema de la falta de vivienda con servicios adecuados. Para todos. Sin amenazar al medio ambiente. Resuelto el problema estructural de la violencia, articulada con la internacional, la policía de la comunidad asegurará la tranquilidad pública.
A nada más aspira la utopía. No alcanzaremos todas nuestras metas por arte de magia si no con trabajo y buen gobierno, buena administración. Seguirá habiendo traiciones y corruptelas que se opondrán a nuestro progreso. Pero avanzaremos. Honduras será más feliz en esa nueva era. Y nosotros con ella. La Revolución es un nuevo comienzo para la nación. La Navidad es un nuevo comienzo de la historia de salvación. Es un símbolo de esa necesidad de renovación que encarna también la Revolución. Que al fin, es una concreción de la utopía cristiana y un renacimiento histórico de la nación. Que viva la Navidad y que viva la Revolución.
* Pensador hondureño, analista político e historiador.
Panorámica, una de las zonas marginales de Tegucigalpa.
La insurrección nunca va hacia atrás
junio 12, 2019
Redacción
Por: Oscar Miguel Marroquín
Justo ahí, están ellas, en la primera línea de fuego, en la discusión de su futuro, en las asambleas informativas, en las barricadas, en las manifestaciones, en fin, en todos lados, algunas son enfermeras, otras profesoras, vendedoras de los mercados, artistas, estudiantes, doctoras, ingenieras, campesinas, obreras, y todas ellas, con decisión inquebrantable enfrentan al dictador; no se asustan, no se rinden, porque ellas, las mujeres, son justamente vida que camina por los senderos de Honduras construyendo su futuro.
Con el escaso pensamiento de todo buen gorila, los militares pretenden sembrar miedo, terror, paralizar la protesta social, baya si se equivocan, una y un millón de veces se equivocaron, y continuarán equivocándose, porque la presencia de las mujeres en el combate acabará con el maligno deseo de verlas arrodilladas, ellas creo, son fieras indomables, imposible doblegar el espíritu de las mujeres.
Mostrando la dictadura poder y fuerza, y sacan a las calles sus carritos de combate, carritos de cartón que pronto podrían arder en llamas, cuando las mujeres así lo decidan, porque ellas son fuego, son llamas inapagables, son hijas del sol, son decisión incólume; aconsejo desde ya a los militares guarden esos cacharros, pues mañana, podría demasiado tarde, y les toque recoger, si es que pueden, las cenizas de lo que quede.
Nota relacionada La insurrección de la sociedad decente
No menosprecien a las mujeres, ni su capacidad de estrategia, ellas en sí mismas son táctica natural, son capaces de vencer al más poderoso dictador, si mis palabras no tienen mucho sustento, lean un poco sobre la memoria colectiva salvadoreña y principalmente, lo que atañe al más reciente finalizado conflicto armado, generales y coroneles fueron derrotados una y otra vez, por la hazaña de las mujeres, muchas de ellas, según cuenta la historia, mantuvieron a raya con las armas en las manos a batallones militares enteros, entrenados y apertrechados por los Estados Unidos.Las estrategias de los gringos terminaron en cenizas.
Las mujeres no aprender a luchar, desde que nacen traen la lucha en la sangre, no por gusto las palabras, lucha y naturaleza tiene género femenino. Las mujeres en Honduras son madre y padre a la vez, eso demuestra su inclaudicable espíritu de lucha por salvar la vida de sus hijos e hijas. Pocos minutos después de haber parido en medio de la espesa montaña, enfrentaban de nuevo a su enemigo, nunca dieron tregua, a los supuestos valientes generales y coroneles.
El coronel Francisco Adolfo Castillo, quien ese entonces era viceministro de defensa de las fuerzas armadas salvadoreñas, quizá pueda contarles un poco más de la historia. Este fue mantenido en cautiverio por la guerrilla salvadoreña por un buen tiempo.
Ustedes pequeños y torpes soldaditos de plomo abandonen la miserable idea de vencer a este gigantesco ejército de mujeres catrachas, háganlo ahora mismo, mañana podría ser demasiado tarde, cuando esta insurrección queme todo lo que encuentre a su paso, incluyéndolos por supuesto a ustedes.
La “pacificadora” coyuntura hondureña de 2018, y los tropiezos de sus protagonistas
P. Ismael Moreno sj (Padre Melo)
Sacerdote Jesuita, Director ERIC – Radio Progreso
26 de Diciembre de 2018
La “pacificación” es el concepto que con
más precisión ha caracterizado al año 2018. Fue impuesta por la fuerza
militar-policial y la disuasión jurídica, y con el aval internacional
como telón de fondo, al tiempo que con la extrema fragilidad, confusión y
vacilaciones de la oposición política hondureña, más preocupada en
contar y sumar votos que en salvar el Estado de Derecho y la democracia.
Esta estrategia política-militar y jurídica se implementó a través de
un operativo que se extendió entre el 27 de noviembre de 2017, cuando
los resultados electorales entraron en el terreno de la duda y del
fraude, cruzó los ambientes navideños y de fin de año hasta culminar el
27 de enero de 2018, cuando Juan Orlando Hernández recibió por segunda
vez la banda presidencial en un ambiente atiborrado de cuerpos armados,
un repudio muy amplio hacia el fraude electoral y con la ausencia total
de los dignatarios de las naciones del mundo.
La operación sentó las bases de una bien
diseñada estrategia de “pacificación” que duró al menos todo el año, y
ha jalonado y condicionado todos los dinamismos humanos, sociales,
políticos, económicos, jurídicos, ambientales y religiosos. El cierre de
esta estrategia “pacificadora” la definió la captura de Juan Antonio
“Tony” Hernández, hermano menor de Juan Orlando y acusado por el fiscal
de la Corte de Nueva York de ser uno de los capos de la droga de más
alta categoría de Centroamérica de la última década. Su cierre no se dio
por razones externas a quienes diseñaron e implementaron la estrategia,
sino a los voraces ímpetus de enriquecimiento del mismo equipo de
gobierno.
Este escenario de “pacificación”
nacional explica el comportamiento de los distintos actores y ha
posibilitado el impulso de los dinamismos que han movido la realidad
hondureña a lo largo del año. Al finalizar los doce meses, se puede
concluir que la etapa de “pacificación” resultó exitosa para los
propósitos de instaurar e implementar el proyecto autoritario y
dictatorial que lidera el sector del partido nacional que encabeza Juan
Orlando Hernández. Logró desmovilizar a la oposición política, disuadir a
quienes buscaban respuestas confrontativas, generar miedo en la mayoría
que creyó que hubo fraude, provocar respuestas pragmáticas en la
oposición social y política moderada y la aceptación también pragmática
de la llamada comunidad internacional.
La “pacificación” fue la respuesta
militar, policial y jurídica a la protesta social y política que ocurrió
entre el día 27 de noviembre, tras celebrarse las elecciones, y culminó
el 27 de enero con la polémica toma de posesión. Esta corta etapa es la
que los diversos sectores políticos y mediáticos acuñaron como la
“crisis post electoral”. El factor decisivo de la “pacificación” fue la
respuesta militar extrema, que incluyó disparos directos de los cuerpos
armados a las manifestaciones en contra de lo que decenas de miles de
ciudadanos calificaron como fraude electoral a los resultados que
finalmente dio el Tribunal Supremo Electoral a los comicios celebrados
el 26 de noviembre del año 2017. Pero al factor militar se une la
dispersión y confusión de la oposición política cuyas respuestas fueron
palos de ciego, particularmente la descoordinación y hasta confrontación
entre el candidato Salvador Nasralla y el presidente de la entonces
Alianza Opositora y actual coordinador del Partido Libre. También se
unió el aval de los diversos organismos de la comunidad internacional,
con especial peso la OEA, la ONU y el cuerpo diplomático europeo que
hizo comparsa a la posición de la política del gobierno de los Estados
Unidos.
Pero este contexto tuvo siete actores decisivos para impulsarlo, posibilitarlo y sostenerlo a lo largo del año.
El primero y más importante actor
es el Departamento de Estado del gobierno de los Estados Unidos que ha
actuado directamente desde Washington, D.C. y cotidianamente a través de
la Embajada en Tegucigalpa. En las confusas, revueltas y dudosas
elecciones de noviembre de 2017 el Departamento de Estado decidió dar su
respaldo a la candidatura de Juan Orlando Hernández y poner todas las
sospechas sobre la candidatura de Salvador Nasralla. A Juan Orlando
Hernández, no porque fuese un candidato de confianza, sino porque era
que más garantizaba la “estabilidad” política en una sociedad con
niveles casi extremos de deterioro, a Nasralla no tanto por él mismo,
quien ya en sí mismo es confuso e imprevisto, sino por tener a Manuel
Zelaya Rosales detrás, y para quien el departamento de Estado y el
Comando Sur tienen un veto tácito, pero firme. Luis Zelaya apareció
demasiado tarde en el escenario político, y no alcanzó a capitalizar
fuerzas y reconocimientos para ser tratado como auténtica alternativa.
Segundo actor. Ante este
panorama, el único que quedaba era Juan Orlando Hernández, quien en el
orden de actores ocupa el segundo lugar. Es el más interesado y quien ha
empujado su reelección a cualquier costa, en alianza con un equipo de
adláteres, “cachurecos” de pura cepa que en estas circunstancias por las
ganancias que reditúa estar de lado de JOH, se convirtieron en sus
aduladores. Representa como sabemos el sector de políticos con más
experiencia en vivir del Estado y usarlo como su negocio y para sus
negocios. Es la llamada mafia política más célebre en la historia del
país. La relación entre el gobierno de los Estados Unidos y esta mafia
es estrictamente pragmática. Ambos se necesitan, aunque ambos se
desconfían. Más el gobierno de Estados Unidos, por tener claridad de
tratarse de un sector corrupto y mafioso.
Pero para esta mafia hondureña no existe
otro camino que cumplir con lo que manda el imperio, porque en ello se
juega su existencia. Si pueden jugar sucio, lo hacen, pero todo en el
marco del más puro servilismo, como inveterada práctica políticas hacia
el norte. Es de estas relaciones de las que se viene diciendo desde hace
muchos años de que Estados Unidos no tiene amigos ni enemigos, solo
relaciones que se establecen de acuerdo a intereses y circunstancias. El
departamento de Estado no dudará en extraditar a quienes identifique
que han violado sus leyes, y si se trata del anillo más estrecho de Juan
Orlando Hernández, lo hará con mucho más firmeza porque esto contribuye
al éxito de sus relaciones para que JOH siga siendo aliado fiel.
El tercer actor es la élite
empresarial que tiene bajo control los hilos de relación con el capital y
las inversiones de las transnacionales, y se benefician en directo con
los tratados con los Estados Unidos, a extremos que convertirse en los
empresarios que compiten en éxito de acumulación de capital con las
élites continentales. De acuerdo a la última edición de la revista
Forbes del reciente octubre, cinco hombres dentro de esta élite
representan los más ricos de Honduras, y que representan a los grupos de
poder que con más empeño respaldan a Juan Orlando Hernández porque
representa garantía para su acumulación infinita a través de concesiones
y privatizaciones de bienes y servicios públicos. Los cinco hombres más
ricos son en su orden Camilo Atala, Fredy Nasser, Jorge Canahuati
Larach, Pedro Atala y Ricardo Maduro, que juntos atesoran una fortuna de
8,610 millones de dólares que equivale al salario mínimo anual de dos
millones de hondureños que actualmente tienen empleo, siguiendo los
datos que ha divulgado la revista Forbes.
El cuarto actor son las
transnacionales que en los hechos son socios mayores del tercer actor,
es decir, de la reducida élite empresarial, y que en alianza con la
burocracia política que lidera Juan Orlando Hernández, conducen el
modelo de desarrollo basado en la inversión en la industria extractiva y
la privatización de los bienes y servicios públicos. Como dice gente
con sentido común, esta triple alianza (burocracia política, élite
empresarial, transnacionales) representan el auténtico gobierno que rige
y conduce el Estado hondureño con un modelo que deja al menos dos
permanentes subproductos: envía millones de personas al desempleo y
expulsión decenas de miles de entre la población hacia el exterior.
El quinto actor está representado
por los cuerpos armados, primordialmente por las Fuerzas Armadas, las
mismas responsables de ser garantía con la fuerza del modelo de
desarrollo y el proyecto político que lidera la alianza tripartita antes
mencionada, pero con su propia cuota de poder que la ejerce con
negociaciones con los actores anteriores, pero particularmente con el
gobierno de los Estados Unidos y con la burocracia política que tiene el
manejo directo del Estado. De acuerdo a diversas fuentes, uno de los
propósitos de los movimientos impulsados por entes del gobierno de los
Estados Unidos relacionados con investigación, captura y extradición de
jefes del narcotráfico dentro de territorio hondureño no era tanto
acabar con el tránsito de la droga por el país, cuanto lograr que ese
tránsito pasara a estar bajo control de los altos jefes oficiales de las
Fuerzas Armadas.
El sexto actor en el éxito de la “pacificación” es el llamado crimen organizado
que metido en los subterráneos de los diversos poderes públicos ha
tenido que ver e incidir en los cinco actores anteriores, se ha nutrido
de dichos actores, pero de manera especial ha estado asociado, ha
penetrado o está integrado de muy diversas maneras con la burocracia
política, la élite empresarial y los altos oficiales de las Fuerzas
Armadas.
El séptimo actor es el mediático,
configurado en torno a una estrategia elaborada por la burocracia
política y los propietarios de los medios de comunicación corporativos.
Nada que no sea parte de esta estrategia mediática se ventila en los
medios sin que esté bajo el color de los intereses de esta alianza
estratégica. Parte del éxito de esta estrategia se basa en la millonaria
inversión oficial en publicidad, de manera que varios de los medios de
mayor alcance nacional tienen hasta el 80 por ciento de sus ingresos
basados en la publicidad oficial. Pero de igual manera, muchos de los
medios regionales o locales. De igual modo, este actor mediático es el
responsable de conducir la política oficial hacia los opositores y
defensores de derechos humanos, basada en un patrón que suele cumplirse a
rajatabla: uno, ignorar lo que dicen y hacen los opositores y
defensores de ddhh; dos, cooptar su lucha y su figura a través de
reconocimientos, sobornos o cargos; tres, estigmatizar o desacreditar lo
que hacen, dicen y piensan: revoltosos, enemigos de la democracia y el
desarrollo, pagados por ongs internacionales, malos hondureños, etc;
cuatro, criminalizar sus actos, actividades y opiniones: son acusados
por calumnias, difamación, sedición o sencillamente por actos
delincuenciales; quinto, eliminación física, que es el extremo que toda
persona opositora social o defensora de ddhh pasa evitando ante una
amenaza cada vez creciente por parte de quienes conducen la política
hondureña y alimentada por el actor mediático.
La “pacificación” ha dado sostén al menos a cuatro dinamismos
que han estado presentes a lo largo del año, y que cada uno de ellos
solo puede tener una explicación desde el color de dicha “pacificación”.
El primero de los dinamismos es el llamado diálogo
que comenzó llamándose diálogo nacional y acabó como “diálogo político”
sin un solo resultado que le diera algún valor importante. Fue un
estricto dinamismo distractor. El diálogo comenzó sin ser creíble y
terminó sin frutos creíbles. Comenzó con tanteos desde el primer
trimestre del año, bajo la intermediación de un grupo de personas
llamadas los “convocantes” y que tuvo el reconocimiento inicial de la
Conferencia Episcopal de Honduras. El representante residente de las
Naciones Unidas, el ansioso de publicidad, el chileno Igor Garafulic,
asumió la responsabilidad oficial de conducir el proceso a un mes de
haber llegado al país para asumir la representación multilateral. En
agosto se instaló oficialmente como diálogo político, con la
participación de los delegados de Juan Orlando Hernández y el Partido
Nacional, el Partido Liberal y la representación del candidato perdedor
Salvador Nasralla. A finales de noviembre se dio por concluido en medio
de una nebulosa de acuerdos inconclusos, sin ton ni son.
El diálogo fue un instrumento necesario
para un régimen enclenque y sin sustento político necesario para
alcanzar consensos. Fue obvio que Juan Orlando Hernández y su más
cercano anillo de adláteres nunca creyeron en el diálogo, ni nunca cupo
en su mente la decisión de cambiar las decisiones y el rumbo que ya
habían tomado. Pero debió publicitarlo como camino para unir a la gran
familia hondureña por tres razones, todas ellas extrañas al diálogo en
sí mismo: una, porque fue una condición impuesta por el Departamento de
Estado para reconocerlo como presidente ganador y para proseguir el aval
subsiguiente; dos, porque así podía presentar a su gobierno como
abierto y tolerante con la oposición; y tres, porque avanzaba a crear un
bloque político de respaldo a su administración al tiempo que dejaba
identificados a los sectores opositores no controlados y a los que había
que responder con represión y con el patrón común de ignorarlos,
estigmatizarlos, criminalizarlos, y eventualmente eliminarlos del
escenario nacional.
Los sectores conservadores políticos,
económicos y de la alta empresa privada y religiosos así como la
oposición política vinculada al tradicionalismo político pusieron todos
los huevos en el canasto del diálogo, al menos así lo dejaron ver para
el consumo publicitario sus principales voceros. Y arrastraron a gente
de buena voluntad y a algunos sectores que honestamente creen en la
palabra de quienes dicen igualmente creer en el diálogo. El diálogo fue
el instrumento de la derecha y de los sectores conservadores
extremistas. Fue la panacea. Lograron crear un atmósfera que colocaba el
diálogo como la única salida a la crisis que surgió tras las elecciones
de noviembre de 2017, y quien no aceptara al diálogo o lo cuestionaba
quedaba fuera de las oportunidades de la democracia y acababa calificado
como intolerante, promotor de la inestabilidad y más cercano a los
sectores promotores de la violencia y de la criminalidad organizada. El
diálogo pasó de la panacea a la nada. Fue un ejercicio inservible.
El diálogo era el camino y la solución,
al igual que lo fue el año 2009 tras el aciago golpe de Estado, cuando
el Departamento de Estado convocó y administró el diálogo que habría de
conducir al reconocimiento del régimen de facto y a dar legitimidad al
proceso que se impulsaría sin Mel Zelaya y en contra de los sectores de
la resistencia que demandaban la restitución de Zelaya Rosales como
condición para el retorno al orden constitucional. Y como lo fue para
Juan Orlando Hernández cuando atajó la presión de las antorchas el año
2015 con la salida del diálogo que dio como respuesta la MACCIH. El
diálogo siempre se ha presentado como una salida de los sectores más
duros del país cuando la presión social y política amenaza con una
desestabilización que no basta con una respuesta represiva, y como ha
ocurrido en los tres episodios dialógicos de los últimos nueve años, la
mano del Departamento es la que ha movido la cuna y el corazón de los
sectores que se sentaron a dialogar.
En ninguna de las tres ocasiones el
diálogo nació como iniciativa interna de los sectores hondureños, y en
ninguna de las ocasiones los sectores que se han sentado a dialogar han
creído en el diálogo en sí mismo sino como un instrumento para sacar
ventajas. En ninguna de las tres ocasiones que se ha establecido la mesa
del diálogo se han alcanzado acuerdos que toquen siquiera en su
marginalidad los verdaderos resortes dinamizadores de la inestabilidad
económica, social y política del país. En las tres ocasiones el diálogo
ha sido instrumento que en lugar de impulsar cambios o redefinir una
nueva correlación de fuerzas políticas y sociales, ha sido un factor
decisivo para desmovilizar y alejar a la oposición de la calle y de las
demandas sociales y ha fortalecido el proyecto político y el modelo
acumulador de los sectores más conservadores de la sociedad hondureña.
Mientras los diversos sectores sociales,
gremiales, de derechos humanos, ambientales, indígenas, territoriales y
religiosos progresistas, además de rechazar el diálogo como maniobra
del oficialismo para ganar tiempo y legitimarse, ponen todos sus fuerzas
y energías en la movilización social contra el continuismo de Juan
Orlando Hernández y del modelo neoliberal en su dimensión extractivista.
Estos sectores argumentan que solo con su salida se puede despegar un
retorno al orden constitucional como condición para que el país ingrese
en un escenario propicio para un diálogo nacional que conduzca a
construir consensos en torno a la búsqueda de respuesta a la
inestabilidad acumulada particularmente a partir del golpe de Estado del
28 de junio de 2009.
Aunque el partido Libre rechazó de tajo y
en público el diálogo por valorarlo igualmente maniobra de los sectores
de derecha para dar legitimidad y gobernabilidad al régimen de Juan
Orlando Hernández, en los hechos y envuelto en un hervidero de murmullos
y comentarios públicos y privados, se dijo que su líder Manuel Zelaya
Rosales se movió a lo largo del año con negociaciones bajo mesa con
líderes del nacionalismo, particularmente el presidente del Congreso
Nacional Mauricio Oliva, para lograr acuerdos en torno a la reelección
presidencial. Aunque sus voceros, y el mismo Mel Zelaya lo desmienten,
las actividades políticas del coordinador de Libre en diversas
localidades del país han tenido todos los signos de campaña política
proselitista, en donde los más leales y aduladores seguidores de Zelaya
Rosales han abierto y cerrado todos los encuentros con al grito de “urge
Mel!”
El segundo dinamismo en esta “pacificación” ha sido la lucha contra la corrupción.
No obstante la crisis que desató el conflicto entre el equipo motor de
la MACCIH con el Secretario General de la OEA, y que acabó en el mes de
marzo con la renuncia del vocero y de sus dos principales colaboradores y
el retardado nombramiento del brasileño Luiz Antonio Guimaraes, la
presión de la Embajada porque la Unidad Fiscal Especial Contra la
Impunidad y la Corrupción, UFECIC, actuara contra políticos vinculados
contra delitos de corrupción ha sido decisiva. La “nueva” MACCIH con su
vocero ha establecido la ruta muy segura hacia su propia desaparición, y
en los hechos la Embajada la ha sustituido coordinando directamente con
la UFECIC, y especialmente con su Fiscal especial, Luis Javier Santos,
con una impecable trayectoria de honestidad y firmeza. La verdadera
MACCIH dejó de ser la institución formal dependiente de la OEA, y sus
funciones y decisiones las ocupan y se toman desde las oficinas de la
Señora Heide Fulton, encargada de negocios de la Embajada, y la vocera
de facto de la MACCIH. Por la importancia que en este año se le ha
adjudicado, para el Departamento de Estado del gobierno de los Estados
Unidos la lucha contra la corrupción se sitúa en el nivel de su política
de seguridad para Honduras. La captura a finales de año de Tony
Hernández acusado de narcotraficante de altos quilates explica la
importancia que la política de seguridad de Estados Unidos tiene en
Honduras, y la misma íntimamente unida a la lucha contra la corrupción,
puesto que en ambos corredores se encuentran los mismos personajes de la
política, empresa, y oficiales de las Fuerzas Armadas.
El tercer dinamismo ha sido el conflicto entre empresas explotadoras mineras e hidroeléctricas y decenas de comunidades
extendidas en diversas zonas del territorio nacional. En el año se
atizaron conflictos que ya estaban instalados de años anteriores y
surgieron muchos otros que se han convertido en focos de confrontación a
lo largo del país. Sin duda, el conflicto que adquirió mayor nivel de
conflictividad fue el de Guapinol, en el municipio de Tocoa, Colón, en
donde las comunidades se establecieron por más de tres meses en un
campamento de rebeldía ante la empresa “Los Pinares” del empresario
Lenir Pérez, a quien el Estado y la municipalidad de Tocoa le
concedieron el derecho para explotar incluso una zona declarada de
reserva en el macizo montañoso “La Esperanza”, colindante entre el
departamento de Colón y el departamento de Olancho. Estos conflictos no
solo se han atizado, sino que se encuentran bajo el fuego del modelo
extractivista que representa la contradicción de fondo productora de la
conflictividad mayor existente en Honduras, entre los sectores
empresariales apoyados por el Estado para explotar los bienes naturales,
particularmente las minas y el agua y los sectores territoriales y
comunitarios que se oponen frontalmente a estas explotaciones y
concesiones.
El cuarto dinamismo ha sido la migración creciente
de hondureños y que acabó con el éxodo masivo expresado en las
universalmente conocidas como caravanas de migrantes hacia los Estados
Unidos, y que se convirtió en noticia mundial a partir del 13 de octubre
cuando salió la primera gran caravana conformada por miles de migrantes
hondureños. Este fenómeno ha sido la acumulación de la desesperación de
una sociedad a la que mayoritariamente se le ha cercenado sus derechos,
ha perdido su capacidad adquisitiva, ha sido enviada a engrosar los
ejércitos de desempleados y se ha convencido que dentro del país se
perdieron sus oportunidades para resolver sus problemas y necesidades.
La caravana fue esa acumulación de malestares, de un pueblo que ya ha
estado saliendo en caravana del país. De acuerdo a datos de organismos
especializados en temas migratorios, un promedio de más de 7 mil
personas han salido mensualmente a lo largo del año, un abrumador número
que por sí mismo explica el nivel de la crisis humanitaria dentro del
país y que bastaban pequeñas chispas de entusiasmo para que el número de
migrantes se multiplicara a los niveles que ha convertido al país una
vez más en noticia mundial. A los problemas endógenos anotados, habría
que añadir las erráticas y racistas políticas migratorias acrecentadas
por la administración de Donald Trump y la frustración que en la
sociedad hondureña representó el fracasado resultado electoral de los
comicios celebrados en noviembre del año 2017.
A la pregunta sobre qué es lo que
explica el fenómeno de la caravana, retomamos los factores que
entrelazados pueden ayudar a encontrar algunas de las respuestas:
Primer factor: la dependencia extrema del exterior.
Buscar fuera del país las respuestas y solución a las necesidades y
problemas. Es una mentalidad que se ha ido acentuando a lo largo de más
de un siglo, luego de la implantación del enclave bananero a comienzos
del siglo veinte. Echar la mirada y emprender el camino hacia Estados
Unidos, es la reminiscencia dramática de una sociedad que configuró su
mente y su corazón en torno al “sueño americano”, querer ser como un
estadunidense, con sus dólares, con la esperanza de ganar dólares para
comprar cosas, para ser como se gasta dinero en Estados Unidos. Salir
hacia Estados Unidos es ese deseo profundo de buscar el amor de un
capitalismo que dentro del país no lo han experimentado.
Es un movimiento espontáneo por ir en
busca de la tierra prometida, es una defensa desesperada del país del
consumo y de “la tierra de pan llevar”, como dijo un día el poeta
hondureño Rafael Heliodoro Valle. No es un movimiento masivo
anti-sistema. Es una avalancha intrasistema de los harapientos que
siguen empecinados en buscar arriba, en el norte, el sueño que dentro de
Honduras lo han vivido como pesadilla. No saben los migrantes
hambrientos que su iniciativa está estremeciendo al sistema; ellos lo
que hacen es buscar en el centro del sistema una respuesta para sus
necesidades y problemas. Como de otras manera lo hacen los políticos y
las élites pudientes, siempre tienen puesta su mirada y su corazón hacia
arriba, hacia los Estados Unidos, en franca actitud servilista. Es la
misma actitud de los millares de migrantes, solo que desde posición de
capataces, de protectores internos de los intereses del imperio.
Segundo factor: una sociedad atrapada en la sobrevivencia.
En el rebusque del día a día, cada quien buscando por lo suyo, cada
quien e individualmente arañando migajas al sistema, sin cuestionarlo.
El éxodo masivo de hondureños, no tiene más organización que la
protección en los demás del camino del interés individual de rebuscarse
la vida en otro país, en el país del norte. Porque la decisión de salir
del país, no es el resultado organizativo de los pobres, sino la
expresión de rebuscar cada quien, individualmente, la solución a sus
problemas.
Ese rasgo de la mentalidad y
comportamiento de la sociedad hondureña, sumerge a su gente en el
encierro, en el mal político del encierro, que lleva a que cada quien se
encierre en su propia búsqueda, en vivir cada quien ocupado en resolver
sus asuntos, bajo el adagio de que “el buey solo se lame”, o lo que
dicen en los caminos y calles de nuestros barrios y aldeas: “Cada quien
librando su cacaste”. Es la lógica de la sobrevivencia, cada quien busca
resolver a su modo y estableciendo compromisos con quien sea, con tal
de salir adelante. Los demás estorban, el encuentro con otros para
reunirse y buscar juntos, estorba. Todo mundo despotrica por lo que
ocurre, por el alza del combustible, del agua, de la energía eléctrica.
Todo mundo protesta en contra del
gobierno, pero al momento de buscar soluciones conjuntas, que lo hagan
otros. La salida masiva hacia el norte revela que la gente sigue sin
poner la confianza en los demás, en la comunidad, expresa el rechazo
hacia la organización, hacia los partidos políticos y hacia toda la
institucionalidad. La salida masiva es el fracaso de todo tipo de
respuesta pública, y el triunfo rotundo del rebusque individualista. El
fenómeno de las caravanas es la expresión extrema de las salidas
individuales a un problema estructural y sistémico. En un ambiente así,
todo lo que venga de arriba y de afuera se recibe, y hasta se puede dar
un voto a quien tiene aplastada a la gente, a cambio de una “bolsa
solidaria” o de diversas regalías. En una sociedad atrapada en el
rebusque, los programas compensatorios tienen un enorme éxito, pero al
quedar intactos los problemas, y se profundizan las políticas
privatizadoras o de concesiones, la vida de la sociedad se va
deteriorando, hasta acabar con explosiones como las caravanas masivas de
migrantes.
Tercer factor: una sociedad que acentúa la relación vertical.
En detrimento de las relaciones horizontales. La gente se va para el
norte, para arriba. La mirada de los migrantes está puesta hacia afuera y
arriba, dejaron de ver a su lado, cada quien camina, avanza con sus
propios pasos hacia adelante, sin ver quienes están a su lado. Es el
síndrome de la “banana repúblic” que sembraron los norteamericanos y
dejaron esperando, embelesados, el regreso de los blancos. Son muchos,
miles que van dando los mismos pasos, pero cada quien buscando lo suyo,
lo particular, lo individual. En esas condiciones individualistas
nacieron, así lo aprendieron, así crecieron, así han sufrido. Y así
buscan su salida en el norte. Individualmente. Aunque sean caravana,
aunque sean miles. Es una caravana de individualidades.
Las relaciones hondureñas se basan en la
mirada hacia arriba, en la verticalidad, depender de los de arriba en
una relación en donde la línea vertical es la decisiva. Es el paradigma
del poder, del patriarca, del caudillo en el caso hondureño. El caudillo
que me ha de resolver mi problema personal o familiar, el caudillo que
me resuelve a cambio de lealtad. Es Estados Unidos, el máximo de los
caudillos, el padre de los caudillos. Esa línea vertical se sostiene a
costa de debilitar la línea de los lados, de los iguales. La línea
horizontal es tan tenue que casi es invisible, no existe, a lo sumo nos
vemos unos a los otros, para ver quien las puede más con quien o quienes
están arriba, para ver quién tiene más poder ante los que están en el
mando.
Esta mentalidad vertical ha permeado con
fuerza a las organizaciones sociales, las organizaciones comunitarias, a
las ongs y a sus liderazgos. En esto ha contribuido con especial fuerza
el fenómeno de la cooperación internacional. Las relaciones que se
establecen con especial acento son bilaterales entre el organismo
donante y la organización beneficiaria, la que a su vez acentúa
relaciones directas y verticales con las organizaciones de base. Y
estas, por beneficiarse de fondos de la cooperación, fortalecen las
relaciones de dependencia con la ong la que a su vez tiene una
dependencia vertical con el organismo donante.
Esta línea vertical se prioriza sobre
las líneas horizontales. Las relaciones entre las organizaciones de
base, los encuentros entre los diversos liderazgos de base, están unidos
por una tenue línea horizontal, porque la fuerza está puesta en la
línea vertical, en la dependencia hacia arriba. Finalmente, las
organizaciones sociales y las ongs se van quedando solas, con muy poca
incidencia hacia el pueblo. Cuando la gente se vuelca hacia afuera, no
solo rebasa la capacidad de las organizaciones existentes, sino que las
primeras sorprendidas son las organizaciones y liderazgos sociales y
populares. En estas hay muchas palabras y muchas formulaciones, pero con
muy escaso pueblo, y esa escases es muy similar a la relación que los
líderes de los partidos políticos han establecido con sus bases, todo se
sostiene sobre relaciones de dependencia, de verticalidades
establecidas: si me das me muevo, te doy si te mueves hacia mí, si no me
das me muevo con los que me dan, si nadie me da, nadie me mueve. Cada
ong tiene todas aquellas organizaciones a las que le paga, y no tiene a
nadie si no le da nada a cambio.
¿Qué razones explican que Juan Orlando Hernández finalmente se sostenga?- Primera y decisiva razón: el interés geopolítico de Washington
En este marco de reconocido compromiso
de Juan Orlando Hernández y sus anillos más cercanos con el negocio del
narcotráfico, qué explica que el gobierno de Estados Unidos lo siga
sosteniendo, si, además, el propio Donald Trump ha manifestado su enojo
por ser un gobierno que no ha atajado a los migrantes. Existen voces que
lanzan la hipótesis de la geopolítica internacional como la explicación
más plausible. Y se trata del tema Venezuela. De acuerdo a estas voces,
el interés mayor de la política de seguridad tanto del Pentágono como
del Departamento de Estado del gobierno de los Estados Unidos se
encuentra en la recuperación de Venezuela de las garras tanto de los
seguidores de Hugo Chávez, como de sus alianzas con Rusia, la China e
Irán.
Venezuela es petróleo, y Venezuela es
cabeza de playa de otras potencias que disputan hegemonía a los Estados
Unidos. Y el petróleo de Venezuela no puede quedar en manos de otras
potencias, porque Venezuela es a fin de cuentas parte del tradicional
“patio trasero” de Estados Unidos. Para ello, la necesidad de una
estrategia geopolítica continental es fundamental, especialmente cuando
Putin se está congraciando con el gobierno de Venezuela enviando
portaaviones, además de muchas otras “ayudas” y firmas de convenios. En
este juego geopolítico, le territorio hondureño se presenta de nuevo
como la “maldición” por su ubicación espléndida entre América del norte,
el Caribe y América del sur.
El gobierno de los Estados Unidos
tendría como su altísima prioridad garantizar el territorio hondureño
como base para una eventual intervención en Venezuela, junto a Colombia y
previsiblemente con el Brasil de Bolsonaro. Si esta es su máxima
prioridad, eso de que Juan Orlando Hernández y sus anillos sean
narcotraficantes o corruptos es como una monedita ante la salvación de
millones de billetes. Lo que importa es que en Honduras nadie da más
garantía de servilismo para una estrategia geopolítica continental que
Juan Orlando Hernández, porque para este personaje nada le da más
garantía de supervivencia, tanto en lo personal como en lo político, que
ponerse a los pies de los deseos de Washington.
- Segunda razón: fragmentación de oposición social y política, el otro factor que sostiene a JOH
Al final del año, el rasgo que más
distingue a la sociedad hondureña, y particularmente a los sectores
sociales y políticos organizados como oposición, es su fragmentación.
Los partidos políticos se encuentran internamente resquebrajados, y la
apuesta más importante del año por parte de la Embajada de los Estados
Unidos ha sido la de encontrar alternativas de entre otros sectores
políticos y sociales para que se abran paso ante la decisión de no
seguir dando respaldo alguno al Partido Nacional. El régimen de Juan
Orlando Hernández termina el año profundamente fragmentado y con una
debilidad similar o peor que como inició el año. Su mayor fortaleza no
se encuentra dentro de su estructura o capacidad interna, sino en la
fragmentación de la oposición. La amenaza –que es más real que un
fantasma—de la extradición y de aparecer en la lista imperial de
narcotraficantes, es sin duda lo que preocupa a la inmensa mayoría de
políticos y funcionarios públicos, luego de que se ha establecido de ser
Honduras el más típico Estado en el mundo con mayores niveles de
vínculos entre la política y la narco actividad.
Construcción de propuesta política.
De acuerdo a diversas voces, existe la
necesidad de construir una propuesta política orientada a enfrentar con
éxito los factores que sostienen el actual régimen. Como la condición
para avanzar hacia propuesta de gobierno que rehaga Estado de Derecho y
democracia, es la ruptura con el proyecto autoritario dictatorial, y
específicamente la salida de Juan Orlando Hernández y su estructura
criminal. Y para alcanzar esta salida, la condición debía basarse en un
amplio pacto político de oposición que presione porque se destituya a
Juan Orlando Hernández y el Congreso Nacional elija una Junta
Provisional de Gobierno cuya función primordial sea la convocatoria a
elecciones en los siguientes seis meses a su nombramiento, que supongo
por igual el nombramiento de un nuevo Tribunal Supremo Electoral con
miembros que no sean representativos de partidos políticos, se depure el
padrón electoral y se conforme una comisión internacional de
supervisión y garantía de velar porque resultados electorales sean
fiables.
Punto de partida:
Apostar por una amplia alianza opositora que pueda avanzar hacia la conformación de un sujeto conductor.
Contribuir a que las diversas iniciativas logren converger
políticamente en un único referente nacional articulador, sin que
ninguna de ellas pierda su autonomía y sus aportes específicos.
Grandes demandas- Salida de JOH y luchar por desarticular su estructura político-criminal, y avanzar hacia un nuevo gobierno que represente un retorno al orden constitucional.
- Derogación de Ley de Secretos de Estado y aprobación de Ley de Colaboración eficaz, como factores decisivos en la lucha contra la corrupción de los más altos funcionarios públicos.
- Ddhh: defensa de víctimas, presos por razones políticas/investigación y judicialización de asesinatos
- Desmilitarizar seguridad pública y territorios
- Defender comunidades amenazadas por proyectos extractivos, y articulación con organizaciones que luchan por soberanía y bienes comunes.
- Reconocer necesidad de conjuntarnos, buscarnos y articularnos en la búsqueda con otros. Es tan hondo el deterioro, tan fuertes los poderes a los que enfrentamos y tan débiles como organizaciones e instituciones, que nadie por su propia cuenta podrá contribuir a que se construyan caminos hacia el rumbo común de la liberación hondureña del neoliberalismo. Nuestro aporte solo puede ser creíble en apertura a otros sectores, y si este aporte lo hacemos desde la aceptación de nuestras fragilidades y de la necesidad de crecer con los demás.
- Situar nuestros compromisos locales desde una visión nacional, y la mirada y los compromisos por la transformación de la sociedad hondureña los situamos desde el lugar de la gente más empobrecida y violentada en sus derechos humanos y desde una mirada centroamericana y continental.
- Sostener/apoyar/acompañar luchas emblemáticas específicas: organizaciones en defensa de sus ríos, sus territorios; demanda por esclarecimiento de asesinato de Berta y Margarita Murillo.
- Fortalecer instancias articuladoras existentes: Convergencia Contra Continuismo; Coalición contra la Impunidad, y contribuir a que las diversas luchas conduzcan políticamente a una alianza amplia opositora.
- Fortalecer articulaciones con la solidaridad internacional
- Recuperar y saber situarnos desde el lugar testimonial
- Aportamos a la transformación de la sociedad desde todos aquellos rasgos que alimenten alegría y solidaridad, cercanía y confianza, cultura y fe en las transformaciones pacíficas, con profundidad en las propuestas y claridad y sencillez en la divulgación y transmisión de contenidos.
Talante personal y colectivo
Asumir que no estamos en una carrera de
velocidad. Las prisas por alcanzar pronto las metas nos cansarán y nos
dejarán sin aire. Estamos en una carrera de rebeldía y de resistencia,
con metas y objetivos a medianos plazos. Es una lucha de resistencia
prolongada, sin detenernos, pero sin las carreras que nos desgastan.
Lectura, meditación, descanso, en equipo, en fiesta que cargue energías y
en respeto a espacios personales, en corresponsabilidad humana (ninguna
de las personas del equipo es tan buena como para no equivocarse,
ninguna es tan mala como para no descubrir sus bondades).
Complementariedad entre equipos y entre áreas, aportando al liderazgo de
las coordinaciones, las coordinaciones alimentando los liderazgos
compartidos, y en búsqueda de otros, de otras, en alianzas, en
complicidades con muchos otros sectores.
Asumir que nuestro trabajo no ha de ser
solo de extensión, sino de profundidad. Tentaciones internas de equipo
en un período de emergencia social y político: una, responder a todo lo
que se demanda, porque todo es urgente y de emergencia. En un país
destartalado como Honduras y con tan reducidos liderazgos, todo es
urgente, todo es para hoy. Es como un monstruo que todo lo consume, y no
deja nada para mañana. Todo lo demás, todos los demás, queda para
después, y es casi carga. Y hacer muchas cosas con tan reducidos
recursos y con las limitadas capacidades, nos deja en una extensión que
se asemeja a la superficialidad, y nos reducimos a apagafuegos. Dos,
evadir la coyuntura por absorbente e incómoda, seguir haciendo las cosas
y actividades de siempre, todavía con más intensidad que antes con el
argumento de dar respuestas de profundidad y evitar así confrontación
con demandas de la coyuntura. Saber mirar lejos, con los pies en el
presente. La coyuntura es desfavorable. Hay que entrar en la lucha pero
sin gastar todas las fuerzas en la coyuntura. Hay que acumular para el
futuro. Nuestro talante ha de ser mantener tensión entre la extensión
con la profundidad.
Los diagnósticos y análisis coinciden y
los enemigos están plenamente identificados. Los que no coincidimos en
un mismo sitio común somos nosotros. Valoramos mucho lo que cada uno
hace y minusvaloramos lo que hacen otros. La “bastedad” es lo que
establece las relaciones y alianzas, es decir, nos bastamos a nosotros
mismos, nos basta con lo que hacemos. Protagonismos, desconfianzas,
sospechas, vanguardismos a estas alturas de los tiempos. Procesos
continuos e indetenibles de desprendernos de la realidad tal cual. Puede
ocurrir en un momento que sea más fácil que coincidamos en un
aeropuerto o en una ciudad de Estados Unidos o de Europa que en una
reunión real para impulsar propuestas históricas de alianzas. Lograr
tensión entre el quehacer al interior de nuestras organizaciones con el
quehacer por construir alianzas; tensión entre la inmersión en la
realidad tal cual y los eventos. Vivir en tensión, es el talante…
Descargar en PDFP. Ismael Moreno sj (Padre Melo)
Sacerdote Jesuita, Director ERIC – Radio Progreso